viernes, 17 de junio de 2016

Desamor.

- ¿Tanto te cuesta hacerte un rato para tu novia?
- ¿Novia?
- ¿No soy tu novia?

Él se encogió de hombros y suspiré, llena de bronca.

- ¿Qué soy?
- No lo sé.
- Okei, al menos esta conversación me está sirviendo para darme cuenta de lo poco que soy en tu vida.
- Que no seas mi novia no quiere decir eso Paula.
- ¿No?
- No.
- Yo lo dudo.
- ¿Qué dudas?
- Si vos me amas tanto como yo te amo a vos.
- No nos vamos a poner a andar midiendo el amor.
- Somos muy distintos vos y yo.
- Puede ser.
- A mí me duele estar teniendo esta conversación y vos ni te inmutas.
- Somos distintos, vos lo dijiste.
- ¿A vos no te importa perderme?
- ¿Ves que interpretas lo que queres?
- Es lo que me estás haciendo sentir Pedro.
- No, esos son los fantasmas que están en tu cabeza.
- No, esta vez no…
- Sí Paula.
- ¡No! –Hice una pausa porque ya no podía respirar.- Si de verdad te importo, hace algo…

Y en ese momento busqué el puff que estaba en mi bolsillo, necesitaba que el aire llegara a mis pulmones.

Sentí su mano en mi espalda y suspiré.

- Tranquila. –Dijo mucho más tranquilo que antes.- Trata de respirar bien, dale.
- Me hace mal esto. –Dije con lágrimas en los ojos.-
- Veni…

Me abrazó y yo me quebré en sus brazos.

- Encima no me decís nada que me tranquilice. –Le dije a modo de reclamo.- Ya sé, ya sé que no somos novios, que no somos nada… Pero me importa no tener el rótulo, porque te amo de verdad y me duele que las cosas sean así.

Pedro se separó un poco de mí y luego de secar mis lágrimas, besó mi frente.

- Vos estás esperando de mí algo que no te puedo dar.
- ¿No podes o no queres?
- En este momento, no puedo.
- De verdad siento que no me queres, que soy solo un entretenimiento para vos y no se siente nada lindo.
- Obvio que te quiero, no digas boludeces.
- ¿Y por qué soy tan poco importante para vos?
- Eso es algo que pensas vos.
- Es lo que siento Pedro.

Y no era un fantasma mío, era la realidad.

En medio de una noche para el olvido, busqué mi celular y comencé a escribirle un mail.


Para: Pedro Alfonso

De: Paula Chaves

Asunto: No puedo más.

Fecha: 17-06-16

Vivo a base de café. ¿Sabes por qué? Porque no puedo dormir de noche, nunca puedo dormir. De día estudio y de tarde trabajo. ¿De noche? TE PIENSO.

De tanto café que tomo, creo que ya soy inmune.

Mi cuarto es mi refugio y mi taza térmica de café algo así como mi salvación. Mi otra salvación en realidad, supongo que recordarás que no puedo vivir sin un puff cerca… Mucho menos desde que te fuiste. Tengo ataques de llanto tan incontrolables que esos puffs que me duraban semanas, ahora me duran días. (muy pocos)

No, no puedo respirar. Me siento ahogada, estoy teniendo un ataque de asma como hace infinitos meses no tengo. No puedo respirar porque no estás, no te encuentro… Te fuiste, me dejaste como al papel de un caramelo, tirado en el suelo.

Paso horas eternas tratando de encontrar el motivo y no lo encuentro. ¿Encontraste una mejor que yo? ¿Qué tengo yo que el resto no? ¿Soy muy cargosa? ¿Soy muy celosa? ¿Tengo muchos mambos? ¿Soy mala amante? ¿No te alcanzo? Y sí, podría formular mil preguntas más.

Sigo sin entender por qué te fuiste. ¡Ni siquiera fuiste capaz de dar la cara! ¡Cagón!

Me duele el cuerpo, el corazón y el alma. Me duele no tenerte cerca, me duele no sentirte. Me duele no importarte. Me duele saber que solo fui una más para tu colección. Me duele estar enamorada de un tipo como vos. Me duele el hecho de haber dejado que me pisotees como lo hiciste.

Con vos entendí que las palabras no alcanzan, que todo lo que uno dice se hace humo, desaparece y nunca vuelve. Lo único que de verdad importan son los hechos, y vos con los hechos me dejaste muy en claro que tipo de persona sos.

Me siento sin fuerzas, vos me las consumiste. Funciono como un robot todos los días, simplemente por inercia.

No puedo dormir porque TE SIENTO y TE PIENSO cerca. No puedo dormir porque no puedo aceptar la idea de no tenerte más. Porque te extraño y a pesar de todo, te sigo necesitando. Porque todavía te amo en cuerpo y alma, porque te sigo sintiendo el amor de mi vida.

No puedo arrancarte de mi corazón porque sos tan hijo de puta que te adueñaste de él. Pero, de alguna manera necesito arrancarte.

No quiero más personas en mi vida que se importen menos por mí que yo por ellas.

No quiero seguir sufriendo porque no me siento correspondida. No lo soporto más.

No quiero que me sigan pisoteando ni haciéndome creer que soy menos. Valgo igual que todos.

No quiero hombres que me usen para pasar el rato, merezco que me amen de verdad.

Escuché muchas veces hablar del desamor y siempre creí que era todo exagerado… Ahora me estoy dando cuenta de que es algo que no puede explicarse ni siquiera. Es un dolor que duele y arde, un dolor que no cesa nunca, que te toma el cuerpo. Un dolor que duele como pocos y que no te deja en paz, un segundo.


El desamor te hace sentir que dar tu confianza es igual a entregarle a alguien el poder para que puedan hacernos daño, e incluso destruirnos, en cualquier momento.

El desamor nos hace dar cuenta de que así como alguien puede convertirse en la persona más importante en poco tiempo, también nos pueden dejar de importar de la misma manera.

El desamor me enseñó que es mejor quedarme con las personas que si yo desapareciera, harían lo imposible por encontrarme. A veces uno necesita que lo busquen y no ser siempre quien busca a los demás.

PD:

“Buscame cuando te apetezca, cuando notes que me echas de menos, cuando mueras de ganas de tenerme. Buscame cuando no tengas a nadie que te diga que te quiere. Buscame cuando eches en falta las risas, las caricias que erizan la piel, las conversaciones sin rumbo, los abrazos en los malos momentos y las locuras. Buscame cuando necesites que te sorprenda, cuando te des cuenta que nadie tiene esos detalles.”
Aún así… Cuando quieras podes hablarme, estoy aquí esperando importarte.





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lunes, 6 de junio de 2016

Atracciones.

Era de noche, de noche en serio, y Paula estaba caminando sola por una calle sin salida.

Para sus adentros formaba insultos en todos los idiomas posibles contra su profesor de Estadística que les había dado cuarenta minutos más de clases de lo debido.

“¿No se daba cuenta que ahora era demasiado tarde para volver a nuestras casas? ¡Los trenes ya no andan a esta hora! ¿Cómo se puede ser tan desconsiderado…?”
Caminaba con su mochila puesta hacia delante y sus brazos abrazándola, sus pies se movían lo más rápido que podía y a decir verdad, su corazón estaba acelerado.

Es que no era una calle con buena fama, y menos un miércoles cerca de la medianoche.

Sintió su celular vibrar y no era una notificación, era una llamada.

¡La puta madre! Pensó.

Era su mamá y si no atendía se preocuparía. ¿No podría haber llamado un par de minutos después?

- Hola ma, no puedo hablar ahora, estoy volviendo a casa.

Y en ese momento, sintió que alguien la agarró del cuello desde atrás y su celular cayó al suelo.

- ¡Soltame! ¡Soltame! –Gritó paralizada.-
- No pendeja, no grites, no la hagas complicada. –Dijo el hombre tapándole la boca con su mano.-

Pero, Paula no iba a quedarse quieta. Intentó zafarse de todas las maneras posibles, pero el hombre la agarraba cada vez más fuerte.

- Quedate quietita, no me obligues a lastimarte. –Dijo en el oído de Paula.-
- Llevate lo que quieras, pero dejame en paz. –Respondió temblando.-
- ¡Entra! –Dijo tomándola de la nuca.-

Y la empujó hasta ingresar en una obra de construcción, la cual a esa hora estaba completamente vacía. Con su mano en la nuca de ella, la dirigió hasta que quedó contra la pared y le quitó la mochila. Paula quiso darse vuelta, pero él se lo impidió.

- ¡Te quedas ahí! –Le gritó.-

Ella ni siquiera respondió, solo eligió quedarse quieta. Estaba temblando y llorando, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar… Solo quería salir con vida de aquella situación.

Se comenzaron a escuchar las sirenas de la policía y Paula suspiró aliviada.

- ¡No! ¡La puta madre! –Dijo él, dejando caer la mochila de Paula al piso.- ¿Cómo hiciste?
- ¡Yo no hice nada! –Respondió asustada.-
- ¿Y qué? ¿La cana vino por osmosis?
- Yo no pude haber llamado, mi celular está en el piso.
- ¡Estabas hablando por teléfono!
- ¡Con mi vieja!
- ¿Tengo que creerte?
- Revisalo si queres.

Él temblando revisó el celular de la chica y notó que tenía razón. No dijo más nada, solo caminó hasta quedar contra la pared y temblaba cada vez más.

- Van a venir a buscarme. –Dijo asustado.-
- Y, estás choreando. ¿Qué queres que vaya a pasar? –Dijo ella dándose vuelta.-

Se dejó deslizar con la espalda por la pared y quedó sentado en el piso, con sus piernas flexionadas y con la misma actitud de un nene asustado.

- Yo no quería hacer esto. –Dijo con un hilo de voz.-
- No, no me vas a dar lastima.

Pero él no dijo más nada, solo escondió su cara con sus manos. Paula quiso acercarse, pero a la vez le dio miedo.

- Deja de hacerte la víctima.
- No me entregues, por favor.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Necesito comer. –Dijo avergonzado.-
- Tampoco te excuses.
- De verdad. –Dijo cabizbajo.- No como hace tres días.
- ¿Y por eso robas?
- Es la única salida que encontré, es la primera vez que lo hago.
- No, no voy a comerme tu cuentito. –Dijo dudando.-
- Estoy sin laburo hace tres meses, ya no tengo un mango… Tuve hasta que dejar mi casa, duermo acá.
- ¿De verdad me estás diciendo?
- ¿Qué gano con mentirte?
- Que no te entregue.
- ¿No lo vas a hacer?
- No sé… Me cuesta creerte.
- Es la única verdad, ni siquiera estoy armado.
- ¿Y por qué me metiste acá?
- Porque estoy nervioso y no sé qué hacer.

Paula en ese momento se asomó disimuladamente por la ventana y vio que los policías estaban entrando.

- Están subiendo. –Dijo Paula.-
- ¡La puta madre! –Dijo él temblando.-

Ella se dejó guiar por su impulso y se acercó a él, lo hizo parar y lo besó tomándolo por la nuca.

- ¿Qué haces? –Preguntó extrañado.-
- Vos chapame, no preguntes.

Continuaron besándose hasta que ingresó una policía allí.

- Chicos… ¿Todo bien?
- Sí. ¿Por qué? –Preguntó ella.-
- Una vecina llamó porque le pareció ver un robo y como estábamos patrullando a la vuelta, vinimos.
- No, no se preocupe… Al menos acá, no pasa nada.
- Bueno, está bien. Pero váyanse, no pueden estar acá.
- Sí, sí… Ahora nos vamos. –Respondió Paula.-

Ambos esperaron a que la policía y el patrullero se vayan.

- Gracias. –Dijo él.- De verdad.

Paula no respondió nada, solo buscó en su mochila un alfajor que no había comido aquel día.

- Toma. –Dijo ofreciéndoselo.-
- Ya hiciste mucho, no hace falta.
- Comelo, dale.
- ¿Segura?
- Sí, segura.
- Bueno, gracias.
- Está bien, no pasa nada.

Él se sentó en el piso y comenzó a comer el alfajor.

- ¿Cómo te llamas?
- Pedro. ¿Y vos?
- Paula.
- Gracias Paula, en serio.
- Ya está, ya pasó.
- No quise lastimarte.
- Ya pasó, de verdad.

Pedro comió el alfajor con la mirada de Paula clavada en él.

No podía dejar de mirarlo ni de fantasear con aquel chico. Era una situación muy extraña, pero ese beso la había hecho temblar.

Pedro se puso de pie y ella lo siguió para volver a besarlo.

- ¿Qué haces?
- ¿Me vas a negar que no te movió algo ese beso?
- Sos muy linda, pero no…
- ¿Por qué? –Preguntó besándolo y tocando su espalda.-
- Porque no da.
- Sí que da. –Dijo llevando sus manos hacia delante por la cadera de Pedro.-
- No seas así. –Respondió cerrando sus ojos.-
- Quiero ser así. –Y mordió el labio inferior de él.-
- No tengo globitos.

Paula rio y buscó los que tenía en su mochila.

- Acá hay. ¿Algún otro problema?
- ¿Estás segura?
- No soy una nena.
- Pareces.
- No lo soy. ¿Queres que te lo demuestre? –Le preguntó desafiándolo y desabrochando su pantalón.-
- Me estás tentando demasiado.
- Es la idea. –Y comenzó a acariciarlo.-

Pedro tiró su cabeza hacia atrás y Paula se arrodilló delante de él. Bajó su pantalón y su bóxer para dejarlo desnudo de la cintura a los pies.

Hizo todo lo que sabía con sus manos y su boca hasta que él estalló. Pedro la tomó por el mentón y la obligó a ponerse de pie para besarla.

- ¿Viste que tenías que dejarme? –Preguntó ella pícaramente.-
- Sos una bomba.
- Y todavía no probaste lo mejor.

Paula hizo que él se acostara en el suelo y se desnudó a sí misma de manera sensual. Buscó uno de los forros que tenía y se lo puso a él, para sentarse sobre su cuerpo y hacerlo sentir aún mejor que hacia algunos minutos.

Claro, ella también lo disfrutaba.

Al rato, ambos ya estaban vestidos y bajando las escaleras para llegar a la calle.

- No robes más, podes pasarla mejor. –Dijo ella y le guiñó el ojo.-
-Rio.- Gracias, de verdad.
- ¿Por qué? ¿Por no entregarte? ¿Por el alfajor? ¿O por el garche?
- Por las tres.

Rieron y se besaron.

- ¿Siempre estás acá? –Preguntó ella.-
- No tengo donde dormir, asique sí.
- Es bueno saberlo. –Y volvió a besarlo.-
- ¿Vas a volver?
- Con una condición.
- ¿Cuál?
- No robes, de verdad… Yo puedo ayudarte, pero no lo hagas.
- No lo voy a volver a hacer.
- ¿Me lo prometes?
- No somos nenes.
- Si queres volver a verme, promételo.
- Está bien, te lo prometo.

Ambos rieron y se besaron otra vez a modo de despedida.

Paula retomó el camino de vuelta a su casa y empezó a reírse sola. Había sido todo muy bizarro y había experimentado mil sensaciones en apenas media hora.

Cada día que pasaba confirmaba aún más su teoría, hay atracciones que son inevitables.





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Cortito, pero es hasta donde me da la vida, el tiempo y la mente en estos momentos... Aún así espero que les guste y comenten ☺☺

martes, 31 de mayo de 2016

Sola V.



Tocó timbre y algo inestable, fui a abrir. Ni bien nos vimos, nos abrazamos por impulso o necesidad. Aún no lo sé.
- Hola Pau. –Dijo en mi oído y besó mi mejilla.-
-Suspiré.- Hola. –Lo abracé más fuerte.-
- ¿Cómo estás?
- No sé. –Reí.- Veni, pasa.

Nos separamos y cerré la puerta, él dejó la bolsa que había dejado en el piso sobre la mesada y comimos hablando de boludeces, riéndonos como dos nenes… Realmente, hacia mucho que no pasaba eso.

- Hacia mucho no estábamos así… Los últimos meses nos las pasamos peleando, llorando. –Dije un poco dudosa de decírselo.-
- Es verdad…
- ¿No crees que la relación está muy rota ya?
- Capaz un poco, pero también creo que si queremos, podemos arreglarla.
- No sé. –Me encogí de hombros.-
- Estos 20 días sin verte fueron demasiado negros.
- En eso coincido. –Sonreímos.-
- ¿Venís?
- ¿A dónde?
- Un poco más cerca.

Yo reí y me senté frente a él, sin la mesa ratona de por medio. Pedro me tomó por las mejillas y besó sentidamente mi frente.

- Para Pepe…
- Tranquila. –Tomó mis manos.-
- ¿Y si nunca se me pasa lo que me pasa?
- ¿Y si confías un poco en vos?
- ¿Y si no puedo?
- ¿Te puedo abrazar?

Yo no respondí y él lo tomó como un “sí”

- No quiero llorar. –Dije refugiada en él.-
- Hacelo si lo necesitas.
- No quiero lastimarte. –Le dije con un hilo de voz.- Si te pedí que nos separáramos fue por eso, porque no quiero lastimarte, no te lo mereces.
- Me lastima estar lejos tuyo.

Me separé un poco de él y quedamos muy cerca.

- No sé si puedo seguir soportando lo que me pasa.
- ¿Por qué no empezas terapia? Te lo digo de verdad.
- Me da miedo.
- ¿Qué te da miedo?
- Terminar peor.
- Necesitas tocar fondo, para poder empezar otra vez.
- ¿Puedo estar más abajo que ahora?
- No lo sé.
-Suspiré.- Tengo miedo de que te canses.
- ¿De qué me voy a cansar?
- De mí.
- ¿Qué? ¿Vos estás loca?
- Te hablo en serio.
- Yo también… -Besó mi nariz.- Jamás me cansaría de vos mi amor.
- ¿Y podes hacer algo por mí ahora?
- Lo que quieras.
- Besame, te lo suplico.

Pedro sonrió y me tomó suavemente por las mejillas, me besó muy dulce, pero apasionado a la vez.

De alguna manera podía notar en ese beso que me había extrañado de verdad.

- No puedo volver a pasar tanto tiempo sin chaparte.
-Reí.- No digas nada y seguí.
- Ay, sos tan hermosa. –Me besó.-
- Vos sos hermoso. –Dije tomándolo por la nuca con mis manos.-

Me subió al sillón tomándome por la cintura, ya que estábamos en el suelo e hizo que me acueste allí. Él quedó sobre mí.

- Ni se te ocurra volver a dejarme, otra vez no voy a dejar que pase. –Dijo mirándome a los ojos.-
- Veni… -Dije abrazándolo por el cuello.-

Pedro posó su mejilla en mi pecho y los dos suspiramos a la par.

- Yo sé que soy una boluda, te juro que lo sé… También sé que es una mierda lo que me pasa, y sé que evito a la gente que me quiere, que la alejo de mí… Sé que está mal lo que me pasa, sé que no está bien querer que el resto llene mi vida y también sé que está mal alejarlos… Encima es demasiado contradictorio. –Suspiré.- Pero, aún así, vos me haces bien y quiero estar bien con vos. Necesito estar bien con vos, necesito aprender a amarte sanamente porque sé que nunca nadie me va a amar como me amas vos.
-Besó mi pecho.- Te amo y lo único que quiero es llenarte de amor todos los días de mi vida. –Se levantó un poco para poder mirarme.- Y yo sé que si te lo propones, vas a poder amar de otra manera.
- ¿Me ayudas?
- Toda la vida mi amor.

Sonreí y volvimos a besarnos.

- Te amo con una locura hermosa que no puedo explicarte… -Me besó.-
- Te amo y quiero amarte toda mi vida.

Pedro posó sus manos a los costados de mi cintura y sonreí. Volvimos a besarnos y busqué con mis manos sus omoplatos.

Sus labios capturaban a los míos y juraba poder vivir así. Besándolo.

Mis manos quitaron su remera y sus manos quitaron mi camisa. Quedamos sentados, él en el sillón y yo frente a él, encima de él y con mis piernas a los costados de su cuerpo.

- Aunque queramos, hay algo que nos une. ¿Te das cuenta?
- ¿Me perdonas?
- Te amo demasiado como para ser tan boludo de dejarte ir.
-Sonreí.- Te amo mi amor.

Volvimos a besarnos y sus manos subieron por mi piel, quitando mi remera. Sus manos subieron por mi espalda y desabrocharon mi corpiño. Sonreí y volví a besarlo mientras él terminaba de quitar mi ropa interior.

- ¿Vos estás segura que tus papás no van a venir, no? –Me preguntó riendo.- Estamos en el living.
- Demasiado segura, no frenes…
- Bueno señorita… -Dijo recorriendo mi espalda con su mano.-

Un rato después, estábamos en mi cama, aún desnudos y frente a frente. Tapados por una manta.

Pedro buscó mi mano y entrelazamos nuestros dedos.

- ¿Estás mejor?
- Sí, me haces muy bien.

Él me sonrió y besó mi frente.

- ¿Y si ahora descansas un rato?
- ¿Por qué me decís eso?
- Te conozco y supongo que en estos días no dormiste demasiado.
-Reí.- Me conoces demasiado vos.
- Ya te dije que sí.

Yo volví a reír y cerré mis ojos.

- Descansa, dale. –Besó mi cuello.-
- Bueno, pero vos también.
- Sí amor, tranquila.
- Veni cerquita.

Lo sentí sonreír y se acercó aún más a mí. Acomodó las mantas y apretó mi mano.

- Te amo mi amor…
- Yo también te amo amor. –Le respondí.-

Nos sonreímos con los ojos cerrados… Sabíamos que nos estábamos sonriendo.

Esos 20 días de verdad habían sido demasiado… Demasiado para estar lejos de él.

Volver a sentirme su mujer, volver a sentirme como siempre. Volver a sentir el amor que nos unía.

Era real… Yo intentaba de mil maneras escapar, estar sola… Me sentía sola, pero también me buscaba eso. Era consciente de que me aislaba… Y ahora notaba como, a pesar de aislarme, la vida siempre volvía a unirme con ciertas personas.

Ahora quizás quedaba la parte más tediosa. Aprender a amar y a amarme a mí misma. Aprender que nadie puede transformarse en mi vida entera y aprender que el hecho de amar es de a dos, no de a uno.

Que si nos amamos… Nos amamos los dos, no uno solo, sino las cosas no funcionan. Y no hablo solo del amor en pareja, hablo de cualquier tipo de amor. Las cosas siempre son de a dos y muchas veces no está mal reclamar.




-

Fin... Espero que les guste y comenten ☺☺







lunes, 30 de mayo de 2016

Sola IV.


“¿Nos vemos esta noche entonces?”

Suspiré, dudaba demasiado.

“¿Estás seguro Pedro?”

“Siempre estoy seguro de querer verte.”

“¿Y si nos hacemos mal?”

“Nunca me harías mal, jamás.”

“Ojala pudiera estar segura de eso.”

“Nadie en el mundo es capaz de hacerme tan bien como vos.”

“Ojala pudiera creerte.”

“¿No confías en mí?”

“Más que en mí misma?”

“¿Entonces?”

“No sé, perdón.”

“¿Nos vemos o no?”

“Elijo creer y confiar en vos.”

“¿En tu casa?”

“Dale, te espero.”

“¿Tipo nueve está bien?”

“Sí, si queres trae cerveza o algo, porque no tengo.”

“Dale, llevo eso y helado.”

“Me conoces demasiado.”

“Mucho más de lo que crees me parece.”

“Gracias por no mandarme a cagar.”

“Te amo demasiado como para hacer eso.”

“Te espero a las nueve.”

“Ahí voy a estar.”


Dejé caer mi torso en el colchón y suspiré, miré al techo y tapé mi cara con mis manos… Llorando otra vez.

“Viene hoy a la noche, tengo miedo de estar equivocándome.”

“Si haces lo que te dice el corazón, es imposible que te equivoques.”

“No sé Meli."

“Tranqui hermosa, va a estar todo bien.”

“Gracias por bancarme.”

“Siempre amiga, siempre.”


Sonreí por un par de segundos y las lágrimas volvieron a invadirme.

Era sábado y recién eran las tres de la tarde, abracé una de mis almohadas y me hice un bollito en la cama. Necesitaba llorar y dormir. Era fin de semana largo y mis padres no estaban.

Me estaba quedando dormida cuando verdaderamente sentí las manos de Pedro tomándome por la cintura y me desarmé. Fue como sentirlo real. Lo extrañaba, lo necesitaba… Eso no había forma de negarlo.

No sabía cómo iba a reaccionar aquella noche, no sabía ni siquiera si iba a poder reaccionar.

“¿Y si mejor no venís?”

“¿Por qué?”

“Tengo miedo Pedro, no lo puedo evitar.”

“Quiero darte un abrazo que te quite el miedo.”

“Ojala pudieras abrazarme todo el día.”

“No lo hago porque no me dejas.”

“Lo sé…”

“No me niegues ese abrazo.”

“Perdón.”

“¿Por qué?”

“Por ser tan histérica.”


Dejé el celular a un lado y me fui a bañar, ya eran las seis de la tarde. Tardé demasiado tiempo debajo de la ducha, tratando de tranquilizarme, de actuar como una persona normal. (Aunque yo no sintiera que fuera precisamente “una persona normal”)

Salí de la ducha y me miré al espejo, mis ojos hinchados de tanto llorar me daban ganas de seguir llorando.

Toda mi vida había llorado demasiado, creo que esa era mi manera de desahogarme.

Lavé varias veces mi cara y fui a mi habitación envuelta en un toallón, y con una toalla en mi cabeza.

¿Qué ponerme? Otro dilema. No quería parecer provocativa porque si bien (para ser sincera) me moría porque esa noche termináramos en la cama, tampoco quería confundirlo, ni confundirme. También era real que Pedro ya conocía toda mi ropa… Y me conocía a mí, demasiado… A esta altura no podía ocultarle demasiado.

Opté por un jean bien achupinado (todos mis jeans eran así), una remera color natural con una estampa en verde y una camisa de jean. En los pies borcegos.

Me sentía como si fuese mi primera cita y era la cita número mil… Y con mi ex.

Okei Paula, okei.

Comí un sándwich improvisado de queso porque caí en la cuenta de que no comía nada desde muy temprano y luego sequé mi pelo. Me delineé un poco y me dejé caer en el sillón.

“Tiemblo como un papel, como si no lo conociera…”

“Me das ternura Pau.”

“¿Por qué?”

“Es imposible que lo ames más, deja de hacer boludeces y termina la noche con una reconciliación.”

“Una parte de mí quiere eso…”

“¿Y la otra?”

“Ya sabes…”

“Hacele caso a lo que sentís, deja tu cabeza de lado.”

“Eso intento.”

“Mucha suerte amiguita.”

“Gracias Mel."


Suspiré y dejé mi celular a un lado, pero ni bien lo apoyé en la mesita ratona, vibró.

“¿No te arrepentiste?”

“¡No me hagas dudar Pedro!”

“Está bien, perdón. Estoy yendo.”

“Te estoy esperando.”


Tiré mi cabeza hacia atrás hasta que cayó sobre el respaldo del sillón. Deseaba muy profundamente no estar equivocándome.

No nos habíamos peleado, simplemente nos habíamos tomado un tiempo (o algo así, no sé)… Pero, no estaba convencida de que ese tiempo haya sido suficiente.

Tenía miedo de que sea noche terminara todo… O empezara todo otra vez.




-


Mañana termina... Comenten por favor ☺

domingo, 29 de mayo de 2016

Sola III.


- ¿Pero por qué decidieron separarse?
- No, no decidimos. Decidí.
- ¿Por qué?
- Porque sí. –Me encogí de hombros.-
- No fue muy inteligente tu decisión.
- Es lo que pude hacer.
- No, no es lo que pudiste… Es lo que quisiste, siempre buscas quedarte sola.
- Decime algo que no sepa.
- ¿Por qué sos tan boluda? Te lo pregunto de verdad.
- No daba para más.
- Vos no das para más.
- Puede ser. –Me encogí de hombros.-
- Paula, ese chico te ama con locura.
- ¿Y qué hacemos con eso Mel?
- ¿Cómo qué hacemos? ¿Sabes lo que cuesta encontrar alguien que nos ame y nos acepte?
- Ya está, le corté.
- Pero, en el fondo no es lo que querías.
- No me enrosques.
- No, no te enrosco. ¡Trato de que abras los ojos!
- Los tengo abiertos.
- ¡Te vas a quedar sola Paula!
- Capaz es lo que quiero.
- No, no es lo que queres.
- Capaz sí.
- Sé muy bien cómo amas a ese pibe.
- Por eso.
- ¿Por es qué?
- Por eso esta conversación se queda acá.

Quise levantarme para irme, pero Melanie me frenó tomándome del hombro.

- Cagame a gritos, llora, golpeame. Hace lo que quieras. ¡Pero de alguna manera tenes que reaccionar Paula!
- ¡Dejame en paz!

Intenté abrir la puerta, pero me lo impidió.

- Deja de boicotearte todo el tiempo.
- ¿Podes dejarme en paz?
- ¡No! Porque soy tu amiga y no voy a dejar que te hagas mierda, aunque me odies. A veces el papel de las amigas es poner a la otra en un lugar incómodo, para que reaccione.
- No rompas.
- Anda a mi cuarto Paula.
- No rompas Melanie.
- No vas a ganar esta vez.
- Nunca gano nada, siempre pierdo todo eh.
- ¿Podes ir a mi cuarto?
- ¡No!
- ¡Vas a ir!

Casi me empujó hasta su habitación y me hizo sentar en la cama.

- ¿Queres tomar algo? –Me preguntó.-
- ¡Irme quiero!

Melanie suspiró, cerró la puerta y se sentó frente a mí.

- ¿De verdad crees que dejarlo estuvo bien?
-Suspiré.- No lo sé.
- ¿No lo sabes o no lo queres reconocer?
- Ay, no me hagas sentir peor.
- Necesito que reacciones.
- Ya sé que soy una boluda, no hace falta que me lo digas.
- ¿Dejarlo estuvo bien?
- No. –Dije ahogada en lágrimas.- Pero con él tampoco estaba bien.
- ¿Por qué?
- Porque no.
- ¿Podes confiar en mí?
- Me da vergüenza.
- Te conozco desde que usábamos pañales Paula. ¿Cómo vas a tener vergüenza conmigo?
- No sé. –Reí.-
- Dale, contame. –Tomó mis manos.-
- Todo el tiempo siento que lo amo más de lo que me ama a mí y no puedo seguir soportando eso. No puedo seguir con algo que no siento equitativo, me hace mierda. –Hice una pausa, tratando de tomar aire.- Y eso me pasa con él y con todos. Siempre siento que me amo más de lo que me aman, que estoy más de lo que el resto está para mí… Y no es culpa de los demás, es culpa mía, por esperar que el otro reaccione como reaccionaría yo y por estar tan vacía. Tan vacía estoy que a cualquier persona que me llena un poquito la hago sentir mi vida entera y no, tengo que aprender que las personas no son tu vida entera, sino un pedazo. –Sequé mis lágrimas.- Siempre quiero entender y asumir que todas las relaciones que tenemos son importantes, como las fichas de un rompecabezas que encajan a la perfección… Pero, la ficha más importante soy yo. Y como yo no me amo, ni me cuido, ni me acepto… Hago eso con todo el resto, de manera desmedida.
- Ay amiga, me partís el alma. –Dijo secando mis lágrimas.-

Yo no le dije nada, solo me acosté en la cama y apoyé mi cabeza en sus piernas.

- No puedo seguir así, le hago mal a él y no lo soporto.
- ¿Él sabe lo que sentís?
- Sí, pobre me insistió tanto que un día exploté.
- ¿Y no hizo nada?
- Sí, pero no es algo del resto. Es algo mío.
- ¿Y por qué no tratas de cambiar?
- No es tan fácil eh.
- ¿Lo intentaste?
- Supongo.
- ¿Supones?
- Ay, no sé. –Dije y volví a sentarme.-

Y en ese momento, sentí vibrar mi celular.

- Es él. –Dije mirando a Mel.- Nos separamos hace una semana y todos los días me pregunta cómo estoy.
- ¿De verdad vas a ser tan boluda de perder a un hombre así?
- No sé qué hacer.
- ¿Estás convencida de que vas a poder sin él?
- No.
- Entonces hace algo amiga.
- Repito: ¿Qué?
- Hablale, siendo sincera.
- No sé. –Me encogí de hombros.-

“Hola Pau. ¿Cómo estás?”

“Hola Pepe… Acá ando, con Mel. ¿Vos?”

“Bien, aunque te extraño.”

“Yo también…”


- No es que nos separamos con pelea ni portazo, fue una decisión que se supone que tomamos juntos porque creemos que estar alejados nos va a hacer bien.
- ¿De verdad lo creen?
- No sé.
- No te quedes esperando a que se vaya.

“Me gustaría que nos veamos, aunque sea a tomar mate, jaja”

“Nos va a hacer mal.”

“A mí vos me haces bien.”

“No creo que sea el momento.”

“¿Más adelante?”

“Quizás…”

“No quiero perderte, aunque no seamos más pareja.”

“Si te veo ahora, me desarmo.”

“Igualmente, no quiero perderme.”

“No me vas a perder.”

“Vos a mí tampoco.”


- No poder perderte a un hombre así Pau.
- Ya sé.

Y dejé caer mi cara contra el colchón.

- Está bien que te tomes un tiempo si lo necesitas, pero no la alargues mucho… Puede cansarse de esperarte.
- Sí, ya sé.

Mel acarició mi espalda y se tiró encima mío.

- Te amo amiga y todo lo que hago o digo es tratando de ayudarte a que estés mejor.
- Lo sé, y te lo agradezco. Yo también te amo amiga.
- ¿Salimos a dar una vuelta? No quiero que sigas llorando.
- Mmm…
- Dale, un ratito por lo menos.
- Ya sé que no te vas a cansar de insistir.
- Me conoces. –Rio.- Dale. ¿Vamos?
- Un ratito.
- Un ratito, lo prometo.


sábado, 28 de mayo de 2016

Sola II.


Nos quedamos dormidos y me despertó a besos. Terminamos haciendo el amor. Amaba sentirme su mujer.

- ¿Tus viejos no vienen hasta mañana? –Me preguntó cuando yo venía del baño, ya vestida.-
- No.
- ¿Puedo quedarme?
- Si queres…
- ¿Cómo no voy a querer?
-Reí.- No sé.
- Obvio que quiero quedarme, veni.

Me senté en sus piernas y él me besó.

- Hagamos algo… -Dijo acomodando mi pelo.-
- ¿Algo como qué?
- ¿Vamos al super y compramos para hacer una picada con cerveza?
- Mmm… Dale, compro el plan.
- Hay que ir ahora porque va a cerrar.
- Me da un poco de paja salir con esta lluvia.
- ¿Queres que vaya yo?
- No, te acompaño.
- ¿Segura?
- Mmm… Sí.
- ¿Eso es estar segura?
-Reí.- Bueno eh. –Lo besé y me levanté.- Dale, vamos.

Fuimos a comprar y cuando volvimos no nos quedó otra que cambiarnos, estábamos empapados. Habíamos comprado snakcs, salchichitas, fiambres y cerveza. Preparamos la picada y nos sentamos en el sillón, con la comida en la mesita ratona. Pedro puso música de fondo y comimos.

Cuando terminamos, lavamos todo y me acosté en el sillón. Él estaba en el baño.

- ¿Te sentís bien? –Me preguntó sentándose a mi lado.-
- Sí. ¿Por?
- Como te acostaste.
- Me duele la cabeza.
- ¿La cerveza?
-Reí.- No sé.
- A ver… -Dijo comenzando a hacerme masajes.-
- Cuántas pagarían por tener un novio así. –Le dije riendo.-
- Pero, me tenes vos.
- Y no te merezco.
- ¿Cómo vas a decir eso?
- No sé. Es lo que siento.
- No digas esas cosas, nunca podría estar con una mujer más hermosa que vos.
- Mmm…

Pedro no dijo más nada y pasó un rato haciéndome masajes, luego hizo que me sentara y me besó.

- No pienses esas cosas, no quiero estar con nadie más que con vos y no creo que nadie me merezca tanto como vos.
- Perdón. –Dije encogiéndome de hombros.-
- Te amo… -Me besó.-
- Te amo, con locura. –Lo besé.-

Y sí, me quedé esperando a que me respondiera, pero él solo me besó y prendió la tele, abrazándome.

Me sentía una nena, una idiota. Pero, no soportaba sentir que lo amaba más que él a mí. Se supone que una relación tiene que ser mutua, equilibrada… No así.

O en realidad, nunca sé como son las cosas.

Me levanté sin decirle nada y me fui a mi habitación, allí me puse el pijama y me metí en la cama.

- Pau… ¿Qué pasa?
- Quiero dormir. –Dije sin mirarlo.-
- Podrías avisarme.
- No hace falta que vengas, hace lo que quieras.
- La idea es pasar la noche juntos.
- No sé cual es la idea.
- ¿Por qué decís eso?
- Dejame sola mejor.
- ¿Vamos a empezar otra vez con lo mismo?
- Capaz.

Pedro se sentó detrás de mí y me destapó un poco.

- No te entiendo Pau.
- Deja, yo tampoco me entiendo.

Me tomó del hombro e hizo que quede acostada boca arriba, mirándolo.

- ¿Qué pasa?
- Lo que te dije hoy.
- ¿Qué?
- No quiero que te rías de mí.
- No me voy a reír.
- Es que es una cosa de nena lo que me pasa.
- Pero te pasa y quiero saberlo.
- No sé si importa.
- A mí sí, me importa.

Me senté contra la pared, con mis piernas flexionadas y abrazándolas.

- Es lo que te dije hoy.
- ¿Qué de todo?
- No me gusta amarte más de lo que vos me amas, y no es un reproche… Bah, en realidad sí, pero para conmigo.
- ¿Por qué decís eso?
- ¿No me escuchaste hoy?
- Sí, pero quiero entenderte.
- Es lo que te dije. –Suspiré.- Estoy harta de amar desmedidamente para tapar mis propias falencias y saber que amo más de lo que me aman.
- Perdón si no te doy lo que necesitas.
- ¿Ves por qué prefiero estar sola? ¿No hablar? No quiero que vos te sientas mal por mis mambos.
- Quiero poder ayudarte.
- No sé si alguien puede ayudarme.
- ¿Vos queres que nos separemos?
- No.
- Entonces, dejame que te ayude.
- Yo tengo que aceptar que tengo algo que aleja a todos de mí, vos no tenes nada que ver en eso.
- No es así.
- Sé sincero. ¿Vos no sentís que todo el tiempo me alejo de vos?
- Sí. –Suspiró.-
- Y no es lo que quiero hacer, sin embargo lo hago.
-Acarició mi mejilla.- Yo te amo, como nunca amé a nadie y como no quiero amar a nadie más, quiero todo con vos… Y eso lo sabes. –Asentí.- No quiero estar lejos tuyo, pero no sé si esto te hace bien.
- Yo no estoy bien.
- ¿Por qué no te animas a hacer terapia?
- ¿Para qué?
- Para tratar de mejorar amor.
- No sé. –Me encogí de hombros.-
- ¿Y qué queres?
- Estar sola.
- ¿Por qué te encerras?
- Porque soy así.

Pedro me besó, pero yo lo separé de mí.

- No quiero contaminarte con mi mierda.
- ¿Por qué no me dejas ayudarte?
- Nadie puede ayudarme.
- No seas así de terca.
- Supongo que con todo el tiempo que llevamos juntos ya me conociste, sabes que soy terca.
- ¿Tan poco te interesa cambiar?
- ¿Para qué queres que cambie?
- Para estar mejor.
- Yo no puedo estar mejor.
- No podes porque no queres.
- No sé. –Me encogí de hombros.-
- ¿Te puedo abrazar?

Yo volví a encogerme de hombros y él me abrazó.

- No te escapes, por favor. –Besó mi hombro.-
- Perdón. –Dije escondiendo mi cara.-
- Te amo, muchísimo.
- Yo también te amo. –Suspiré.- Y odio que nunca me retruques los te amo, me siento una nena.
-Rio.- Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo. –Dijo llenando de besos mi cuello.-
- ¿Es mucha molestia que me lo recuerdes más seguido?
- Me vas a matar de amor. –Dijo abrazándome más fuerte.-
- De verdad que lo necesito.
- Así va a ser entonces.
- Gracias y perdón por estos planteos idiotas.
- Nada de lo que te pase me parece una idiotez, nada.
-Sonreí.- Gracias.
- Sh, nada que agradecer…

Se separó un poco de mí y me besó, nos sonreímos y volvimos a besarnos.

- ¿Puedo quedarme o tengo que irme?
-Reí.- Quedate, por favor.






-


Dejo por aquí el segundo capítulo...

viernes, 27 de mayo de 2016

Sola I.



La gente que menos amor tuvo o recibe es la que más amor da, siempre. Esos que sentimos la carencia de amor, esos que sentimos que no le importamos a nadie, los que sentimos que si nos fuéramos de la vida de todos ellos estarían mejor.. Creo yo, somos los que más amor damos. Los que más pendientes estamos de todos, los que siempre queremos hacer sentir mejor al otro. ¿Por qué? Porque nos da pánico que la otra persona se sienta igual que nosotros, no queremos que el otro sienta eso que sentimos, no queremos que se sientan tan poco importantes y tan invisibles como nosotros.
Pero, llega un punto en el que te cansas. Te cansas de estar siempre atrás de alguien que no te devuelve nada. El tiempo y esa falta de amor, esa carencia de sentirse importante, te convierte en una persona fría. A veces es mejor callar, callar lo que sentimos. Simplemente aislarnos, aislarnos porque si nadie va a estar cuando lo necesitamos. ¿Para qué vamos a estar nosotros?


Ahora ya no sé si es que no se preocupan por mí o que yo intento escaparme, porque no, no quiero que sepan lo mal que me siento.

- ¿Te das cuenta que si te encerras no puedo ayudarte?
- ¡Bueno Pedro! ¡Soy así!
- ¡Vas a terminar quedándote sola!
- ¡Decime algo que no sepa por lo menos!
- Y vos hablame bien, nadie te está atacando eh.
- ¿No? ¡Me estás cagando a gritos nene! –Le dije con lágrimas en los ojos.-
- Estoy tratando de que reacciones Paula.
- Dejame mejor.
- No quiero dejarte.
- Me dijiste que voy a terminar sola.
- Yo no quiero dejarte, pero ya no sé más qué hacer.
- Dejame entonces.

Me encogí de hombros y le dí la espalda, cruzándome de brazos. Claro, comencé a llorar. Sentí sus manos en mis brazos y su mentón en mi hombro.

- No podes seguir así.
- No sé qué hacer ya.
- Dejar de encerrarte, acepta que no estás sola.
- Lo estoy.
- No lo estás.
- Así me siento. –Suspiré.-

Él me abrazó y me dio un beso en el cuello.

- Vos elegís estar sola.
- No.
- Sí Pau.
- Capaz no sirvo para establecer alguna relación.
- No digas boludeces.
- No son boludeces, es lo que siento.
- No me gusta lo que sentís.
- A mí tampoco, pero lo siento.
- ¿Te puedo dar un abrazo?
- Si queres…
- Obvio que quiero.

Hizo que me dé vuelta y me abrazó contra su pecho. No pude evitar quebrarme.

- Siempre voy a estar, no seas tonta. –Dijo acariciando mi espalda.-
- Es que nadie entiende como me siento.
- ¿Y no podemos hablar una vez de cómo te sentís en vez de pelear?
- Me da mucha vergüenza.
- Nunca me reiría de vos.
- Ya sé.
- ¿Y entonces?

Me encogí de hombros y me separé de él.

- No, no voy a dejar que te vayas. –Tomó mi mano.-
- Me voy a lavar la cara, esperame en mi cuarto.
- Está bien. –Me dio un beso.- Te espero ahí.
- Gracias, supongo.

Me dirigí al baño y lavé varias veces mi cara.

Sí, él era mi novio y en muchos puntos creía que era la persona que más me conocía… Pero, aún así, nadie me conocía por completo.

Siempre esquivaba este tipo de conversaciones (las esquivaba hacia más de un año) y ya no daba para más… O hablaba o me separaba, y en realidad no quería ninguna de las dos. Optaba por la menos dolorosa: hablar.

Me hice una colita en el pelo porque se me pegaba el pelo en la cara debido a las lágrimas. (No hay que negarlo, a todos nos pasa)

Caminé lentamente a mi habitación y Pedro estaba sentado en mi cama, con sus piernas cruzadas, esperándome, con una paz en su cara que muchas veces le envidiaba.

- Veni amor… -Dijo mirándome.-

Yo suspiré, cerré la puerta y me senté frente a él, en su misma posición. Tomó mis manos y sonreí de costado.

- No es fácil esto para mí.
- Tranquila. ¿Si?
- Eso intento. –Reí.-
- Veni más cerca.
- ¿Para?
- Vos veni.

Me acerqué aún más a él y me besó.

- Tengo todo el tiempo del mundo para escucharte.
- Es que es eso, me siento sola.
- No es solo eso…
- Es que… -Bajé mi mirada.- No importa.
- Sí, importa. –Dijo tomándome por el mentón para que lo mire.-

Yo hice una pausa manteniendo mis ojos cerrados, tratando de encontrar las fuerzas para hablar y volví a mirarlo.

- Me pasa que siempre siento que yo quiero más que el otro a mí, siento que yo soy solo una parte en la vida de gente que para mí es mi vida entera… Me pasa con vos, sí. –Suspiré.- Pero, me pasa con todos, aunque no sean muchas las personas que están en mi vida. –Me encogí de hombros.- Y no es algo que sea culpa de los demás, es algo mío… Es mío porque me pasa por no aceptarme, ni quererme ni saber cuidarme. –Hice una pausa.- Siento que por más que pasen millones de personas en mi vida voy a seguir sintiéndome sola y eso es porque me entrego por completo. ¿Y sabes por qué es eso? Porque no soy lo suficiente para mí misma, entonces necesito gente que llene mi vida… Y no, tengo que aprender y aceptar que nadie va a llenar una vida que es mía y solo mía. –Y ya estaba llorando otra vez.- Pero soy tan poca cosa que necesito gente a mi alrededor que me haga sentir mejor, que me haga olvidar de que me siento una mierda.
- No sos poca cosa, ni sos una mierda.
- Me siento así, no puedo hacer nada contra eso.
- Para mí sos la persona más importante de todas.
- Ponele. –Me encogí de hombros.-
- Hey, no… Es la verdad.
- No sé.

Pedro hizo que me acostara hecha un bollito, puso un almohadón en sus piernas y yo apoyé mi cabeza allí.

- Tenes que aprender a quererte y mimarte… -Dijo jugando con mi pelo.-
- Como si eso fuese simple.
- No es simple… Aún así, sos hermosa mi amor.
- ¿Y eso a qué viene?
- A que sos hermosa conmigo y con los demás.
- Lo dudo.
- No lo dudes. -Besó mi sien.- ¿Qué es lo que no te gusta de vos?
- Nada. –Cerré mis ojos porque moría de vergüenza.-
- ¿Nada?
- No Pedro, nada.
- Así como siempre estás para los demás, tenes que aprender a estar para vos misma.
- No sé cómo.
- ¿Si te digo algo me escuchas?
- Sí…
- Sos una persona y una mujer muy hermosa, y no hablo solo de lo que vemos todos, hablo de lo que conocemos solo los que estamos cerca tuyo.
- ¿Qué tengo de hermosa? Y no me chamulles.
-Rio.- No te chamullo.
- Hablame en serio, por favor.
- Está bien. –Dijo acariciando mi cuello.-  Creo que una de tus mayores virtudes es que sos muy trasparente, se te nota todo y aunque sea algo lindo o algo feo lo que te pasa, me encanta que seas así… No tenes la capacidad de mentir.
- Nunca te había contado esto.
- Pero cuando estás mal se te nota en los ojos… Y cuando estás bien también. –Besó mi frente.- También me gusta mucho lo tierna que sos, que le decís todo lo que sentís a la otra persona sin filtro, a veces me gustaría ser como vos y no tener vergüenza con esas cosas.
-Reí.- Vos sos muy tierno conmigo.
- Bueno, pero muchas veces me gustaría poder tener esa capacidad que tenes vos… -Hizo una pausa.- También me gustan mucho los consejos que das, consejos que por cierto deberías seguir vos misma. –Volví a reír.- Me gusta ver como sos con tus viejos, con tus amigos y como sos conmigo… Sos hermosa con todos y cumpliendo todos tus roles.
- Mmm…
- En serio… Y así como sos hermosa con todos, deberías ser hermosa con vos misma.
- Quizás eso sea lo complicado.
- También me gusta mucho tu sonrisa, siento que cuando sonreís me haces feliz a mí también.
-Mordí mi labio, muerta de amor.- Sos muy lindo.
- Vos sos linda, y tenes que aprender a verlo.
- ¿Cómo?
- Quiero ayudarte, pero cuando te encerras me dan ganas de matarte.
- Perdón. –Reí.-
- ¿Vos sabes que podes confiar en mí, no?
- Sí, lo sé… Es que no quiero molestar.
- ¿Cómo vas a molestarme?
- No sé. –Suspiré.-
- Nunca me molestas, nunca mi amor.
- ¿Venís conmigo? Necesito que me abraces.

Pedro se acostó detrás de mí y me abrazó por la espalda.

- Te amo, siempre mi amor… -Besó mi nuca.-
- Te amo mucho más de lo que puedo explicarte.




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Buenas tardes ♥ Nuevo corto de 5 capítulos, espero que les guste y comenten ☺