viernes, 13 de noviembre de 2015

Sonreírnos VII.


“¿Está mal si quiero verte?”


Le mandé sin pensar, sentada en el sillón de mi casa.

“No, no está mal. ¿Queres que cenemos?”

“Me encantaría, te extraño.”

“Sos muy linda, yo también te extraño.”

“¿Dónde nos vemos?”

“Podes venir a mi casa si queres… O, en donde quieras.”

“Prefiero que vengas vos. ¿Puede ser?”

“Sí, obvio que puede ser.”


Sonreí y le pasé la dirección.

De vernos todos los días y todo el tiempo a no vernos por más de 15 días, la realidad era que necesitaba sentirlo cerca de mí.

Sentí que tocó el timbre y sonreí, me miré al espejo antes de dirigirme a la puerta y le abrí.

- Hola. –Dije con una sonrisa.-
- Hola Pau. –Me tomó por las mejillas y me besó.- ¿Cómo estás?
-Acaricié su nariz con la mía.- Bien, quería verte. Pasa. –Dije corriéndome para dejarlo entrar.-
- Permiso eh.
-Reí.- Pasa tranquilo.

Entré detrás de él y cerré la puerta.

- ¿Comiste? –Le pregunté.-
- Sí. ¿Vos?
-Reí.- También, dudé mucho si hablarte o no.
- Hey. ¿Por qué?
- No sé. –Reímos.-

Me senté en el sillón y tomé su mano.

- Veni conmigo.

Pedro se sentó a mi lado y yo, sin soltar su mano, apoyé mi cabeza en su hombro.

- ¿Estás bien Pau?


- Sí. ¿Por qué?
-Besó mi frente.- No sé, pregunto.

Me abrazó por el costado y yo sonreí.

- Necesitaba que me abraces.
- ¿Segura estás bien?
-Reí.- Sí, pero necesitaba estar con alguien… Más precisamente, con vos.

Pedro me besó y corrió el pelo de mi cara.

- ¿Qué te parece si pedimos helado y hacemos algo?
- ¿Algo como qué? –Reí.-
- No sé, lo que quieras.

Yo me senté en sus piernas y lo abracé por el cuello.

- A vos te quiero. –Lo besé.-

Él me abrazó por la cintura y chocamos nuestras frentes.

- Ay, qué linda que sos. –Me besó.-
- Vos sos lindo. –Lo besé y lo abracé, escondiendo mi cara en su hombro.-
-Me abrazó fuerte y besó mi cuello.- Vos queres decirme algo. ¿No?
- ¿Tan obvia soy?
-Rio.- Me parece que sí. –Dijo acariciando mi espalda.-
- Bueno, pero no me sueltes.
- No lo tenía en mis planes. –Dijo abrazándome con fuerza y ternura a la vez.-
-Sonreí.- Es que… -Suspiré.- Me dí cuenta que me gustas de verdad. –Confesé.- Me haces sentir demasiado bien cuando estamos así. –Besé su cuello.- Y me gustaría que esto, si se puede, crezca. –Me aferré a su cuello.- No sé. ¿Está mal?
-Sonrió.- No, está perfecto… Sobre todo porque me pasa lo mismo.
- Cuando estábamos allá, como estábamos todo el día juntos, capaz era una excusa… Pero, ahora que no nos vimos me estoy dando cuenta de que te extrañé.
- Sos tan, tan linda.
- Es que… -Me separé un poco de él para poder mirarlo.- Cuando nos conocimos yo estaba mal, y si bien no siento que ahora esté del todo bien, estoy mejor y… Te quiero.
-Me besó.- Yo también te quiero Pau.

Sonreímos y nos besamos, volvimos a abrazarnos y reímos.

- ¿Te quedas esta noche conmigo?
- Mmm… Me gustó mucha esa propuesta.
- ¿Sí? –Pregunté separándome un poco de él.-
- Sí. –Sonreímos y nos dimos un beso.-
- ¿Queres café? ¿Algo?
- Dale. ¿Te ayudo?
- No es difícil hacer café eh.
-Rio.- Bueno, pero así te sigo teniendo cerquita.
-Sonreí y lo besé.- Sos un tierno.

Preparamos el café y después de un rato, estábamos en mi habitación.

No quería solo dormir con él y no encontraba la manera de decírselo. Sí, me sentía una estúpida.

Interrumpí la charla que estábamos teniendo y lo tomé por la nuca, para besarlo.

- Apa. ¿Qué fue eso? –Rio.-
- ¿No puedo besarte?
- Sí, obvio que podes. –Dijo tomándome por la cintura.-

Volvimos a unirnos en un beso y yo jugaba con su pelo.

- ¿Solo besarte? –Pregunté con un poco de vergüenza.-
-Me dio un beso y acarició mi espalda.- ¿Qué otra cosa queres hacer?
- Mmm… -Mordí mi labio y metí mi mano por el cuello de su remera.-
- ¿Mmm qué?
-Reí y me acerqué a su oído.- Se me ocurren muchas cosas para hacer.
- ¿Por ejemplo?
- Desnudarte. –Susurré.-
- ¿Y yo puedo hacer lo mismo con vos? –Preguntó en mi oído.-
- ¿Te gustaría?
- Me encantaría. –Dijo y besó mi cuello.-

Nos separamos un poco y nos sonreímos. Nuestros labios volvieron a unirse y él hizo que yo caiga suavemente sobre la cama y él sobre mí.

- No quiero parecer una histérica. –Le dije.-
- ¿Por qué crees que pareces histérica?
- No sé, capaz doy muchas vueltas.
- Recién no diste ninguna vuelta.
-Reí.- Bueno, pero en serio… Si soy muy insoportable, decime.
- No sos insoportable. –Me besó.- Sos hermosa.
- Mmm…
- En serio che. –Me besó.- Creo que estábamos en otra cosa.
-Reí.- ¿En qué cosa?
- ¿Tengo que recordártelo?
- Si puede ser…

Pedro se sumergió en mi cuello y me llenó de besos. Mis manos estaban en su espalda.

Sentí sus manos subir por debajo de mi remera y sonreí.

No sabía qué tenía, pero me encantaba y cuando estaba con él me olvidaba del mundo. Y todo eso, estando juntos en la cama, se había intensificado algún más.

Yo estaba completamente enroscada en las mantas porque tenía frío, acostada de costado y mirándolo. Pedro estaba semi-acostado a mi lado y hacia rato que no decíamos nada.

Busqué su mano y le dí un beso allí.

- ¿Qué pasa? –Preguntó y besó mi mano.-

Yo sonreí y me acerqué a él. Apoyé mi cabeza en su brazo.

- ¿Estás bien? –Me preguntó.-
- ¿Por qué tantas preguntas?
-Rio.- Respondeme.
- Sí, estoy bien. ¿Vos?
- También.

Sonreímos y él besó mi cabeza.

- Solo tengo un poco de frío. –Reí.-
- Veni.

Hizo que las mantas nos cubrieran por completo y reímos.

- No te vayas. –Tomé su mano.-
- No pienso irme che.
- Perdón.
- ¿Por qué?
- Capaz soy un poco molesta.
- No, no sos molesta. –Me besó.- Todo lo contrario.
- Es que… Me haces bien y no quiero perderte.
-Besó mis manos.- No vas a perderme. –Yo sonreí.- En serio… -Me besó.-
- No sé por qué, pero te creo. –Reí.-
- Entonces… Creeme. –Reímos y nos dimos un beso.-
- Te creo. –Sonreímos y nos dimos otro beso.- Te quiero Pedro –Susurré.-
-Me besó.- Te quiero hermosa.





 


jueves, 12 de noviembre de 2015

Sonreírnos VI.


Los días pasaban y sin ser nada, se estaba portando demasiado bien conmigo. La realidad era que aún no había podido recomponerme por lo del pelotudo de mi ex y si bien, Pedro me encantaba, no éramos más que dos personas que habían chapado un rato.

En fin, acabábamos de terminar el rodaje y cenamos todos juntos a modo de festejo.

Era la última noche allí y la realidad era que no quería volver.

Pedro y yo estábamos en el cuarto en donde estaba yo, sentados frente a frente en la cama.

- No quiero volver. –Suspiré.-
- ¿Por qué?
- Porque volver significa justamente eso, volver a los problemas.
- ¿Eso quiere decir que la pasaste bien acá?
- Sí, muy bien y gracias a vos.
- ¿Y vos pensas dejar de verme cuando volvamos?
- No, pero vivimos lejos.
- No es tan lejos che.
-Reí.- Igual, acá te tenía al lado.

Acarició mi mejilla y yo sonreí.

- No te hagas tanto problema, si queremos vernos… Vamos a poder.
- Eso espero. –Suspiré.-
- Sí le pones esa onda.
-Reí.- Bueno, perdón.

Él hizo cosquillas a los costados de mi cuerpo y me obligó a seguir riendo.

- ¡Positividad! –Dijo y me besó.-
-Reí.- Sos un tarado.
- Apa, cuánta ternura.
- Bueno, vos estás agrediendo.
- ¿Agrediendo? –Preguntó volviendo a las cosquillas.-
- ¡Sí! ¡Agrediendo! –Dije riendo y comencé a hacerle cosquillas a él.-

Terminamos como dos nenes, tirados en la cama y llorando de risa.

Estábamos uno al lado del otro, mirando al techo y en silencio. Pedro buscó mi mano y entrelazamos nuestros dedos.

- No quiero que esto se termine. –Besó mi mano.-
-Sonreí.- Yo tampoco, sigo sin saber qué es, pero me hace bien.

Giré para quedar mirándolo y posé mi mentón en su hombro.

- Me gustaría dormir con vos esta noche. –Dije y cerré mis ojos.-

Sentí que besó mi nariz y sonreí.

- Es muy linda esa invitación.
-Lo miré.- ¿Sí?
- Sí. –Me besó.-
- Entonces, quedate. –Y posé mi mano en su pecho.-

Él me abrazó por la cintura y suspiramos a la par.

- Creo que ya te lo dije, pero cuando te siento cerca me siento en calma.
- ¿Sigue doliéndote lo que pasó con tu ex, no?
- Sí, pero no por él… Es por mí.
- ¿Por vos?
- Sí, no siento que sea culpa de los tipos… Capaz sea yo que no puedo mostrarme como soy.
- ¿Conmigo tampoco?
- Creo que vos me conoces más que mi ex.
- ¿Y eso es bueno o malo?
- Me da miedo que capaz estemos yendo un poco rápido.
- ¿Quién dijo que ir lento es mejor?
-Reí.- Nadie.
- ¿Entonces?
- Tenes razón. –Le dí un beso en el cuello.-
- A mí me parece que esa cabecita piensa demasiado.
- Puede ser. –Reímos y me separé un poco de él, para poder besarlo.-

Mi cuerpo quedó sobre el suyo y nuestros labios no se separaban.

- ¿Por qué no vas a buscarte algo para dormir? –Le pregunté.-
- Porque estás encima mío.
-Reí y lo besé.- Es verdad.
- ¿Y te vas a quedar ahí?
- ¿Te molesto?
- Mmm… No, todo lo contrario.

Reímos y nos besamos.

Un rato más tarde, estábamos los metidos en la cama y tapados por las mantas. Hacía frío.

Estábamos acostados, frente a frente.

- ¿De verdad nos vamos a seguir viendo? –Pregunté.-
- A mí me encantaría. –Sonreímos.- ¿A vos?
- También.
- Entonces, podemos seguir viéndonos.
- Por favor.

Pedro me besó y yo sonreí.

- ¿Qué te parece si dormimos? –Susurró.-
- No.
- ¿Por qué?
- No quiero que se termine esto.
- ¡No se va a terminar!
-Reí.- Pero, esto de estar acá, así… Por primera vez, no va a pasas otra vez.
- Capaz, pueden pasar cosas más lindas. –Besó mi hombro.-
- ¿Vos siempre sos así?
- ¿Así cómo? –Rio.-
- Así de lindo.
- ¿Yo soy lindo?
-Reí.- Muy. –Lo besé.- Sos muy lindo conmigo.
- Vos me inspiras a ser así.
-Largué una carcajada.- No es necesario que me endulces los oídos tampoco.
- ¿No fue lindo lo que dije?
-Reí.- Un poco exagerado.
- Bueno, perdón. –Me dio un beso en el brazo.- Perdón. –Besó mi hombro.- Perdón. –Besó mi mejilla.- Perdón. –Besó mi mejilla.- Perdón. –Y besó mis labios.-
- ¿Ves que sos lindo? –Lo besé.-
- Vos también sos linda. –Nos besamos y sonreímos.-
- Pero, si no dormimos… Mañana no nos vamos a levantar más.
- En eso tenes razón.
-Sonreí y lo besé.- Descansa.
- Vos también.

Nos dimos un último beso y nos acomodamos para dormir.

Sentir su respiración tranquilizarse a la par y sentirlo a mi lado, definitivamente me hacía demasiado bien.

A la mañana siguiente, sentí besos suyos en mi cuello y me desperté.

- Buen día señorita.
- Mmm… -Dije tratando de abrir mis ojos.- Hola. –Y me acurruqué en las mantas.-
- No, no. ¡Es tarde!
- Tengo frío.
- Puedo abrazarte todo el viaje si queres.
-Sonreí.- ¿De verdad ya hay que levantarse?
- Sí. ¿Traigo café para los dos?
- Mmm… Estaría buenísimo.
- Voy a buscar, cambiate mientras.
- ¡Eso implica salir de la cama!

Pedro rio y me alcanzó la ropa que me había dejado preparada sobre el bolso ya cerrado.

- Dale, cambiate.
-Sonreí.- Gracias.
- No es nada, voy a buscar café.
- ¿Y algo para comer?
-Rio.- Dale.

Pedro besó mi frente y se fue. Yo me cambié y luego desayunamos juntos.

Abandonamos la habitación y nos dirigimos al micro. Era muy temprano y hacía mucho frío, me puse mi campera y subí mis piernas al asiento.

- ¿Dormimos? –Pregunté.-
- Tenes una carita.
-Reí.- No doy más.
- Dormí…
- ¿Y vos?
- No sé.
- No quiero dejarte solo.
-Rio.- Te tengo al lado mío.
-Sonreí.- Despertame cuando frenemos.
- Dale.

Me acomodé como pude para dormir y me acurruqué. Pedro acomodó su campera sobre mi espalda y yo sonreí.

- ¿No la queres?
- No Pau.
- ¿Seguro?
-Rio.- No.
- Bueno, gracias.
- De nada. –Me besó y acarició mi nariz con su dedo.-

Se hizo un silencio entre nosotros, yo cerré mis ojos y suspiré profundo.

- Esto no se termina acá. –Dijo y besó mi cabeza.-
-Sonreí.- Lo sé.
-Besó mis labios.- Dale, dormí que yo me quedo con vos.
-Sonreí.- Me haces sonreír mucho vos.
- Es un placer.



miércoles, 11 de noviembre de 2015

Sonreírnos V.


Me encerré en mi cuarto y me dejé caer en la cama. ¡Estaba harta de que me buscaran solo por estar buena!

Juro que prefería ser fea. Nadie se preocupa por conocerme de verdad y es horrible.

- ¿Me abrís Pau? –Lo escuché del otro lado de la puerta.-

Suspiré y me levanté de la cama, para acercarme a la puerta.

- No, dejame sola Pedro.
- Por favor.
- Por favor vos.
- No te enojes.
- Ya estoy enojada.
- Solo quiero decirte algo.
- Yo no quiero escucharlo.
- Te lo digo y me voy.

Revoleé mis ojos y le abrí.

- ¿Qué queres? –Le pregunté enojada.-
- ¿Puedo entrar así no hablamos en el pasillo?

Yo entré a la habitación sin responderle y él entró detrás de mí. Cerró la puerta y quedamos frente a frente.

- Decime qué queres. –Le dije.-
- ¿Podes aflojar un poco con el enojo?

Me senté en la cama, nerviosa y tratando de evadir las lágrimas.

- Te juro que no sé cómo manejarlo. ¡Estoy hasta de que los tipos se me acerquen por estar buena!
- Yo no me acerqué a eso por vos.
- ¡Pedro, dale!
- ¿Qué? –Me preguntó acercándose a mí.-
- Me re miraste.

Pedro se arrodilló delante de mí, tomó mi mano e hizo que lo mire, tomándome por el mentón con su otra mano.

- Porque sos muy linda.
- ¿Eso es lo único que puedo dar?
- Mira Pau, yo no te conozco demasiado… -Corrió el pelo de mi cara.- Pero, por lo que te estoy conociendo me doy cuenta de que no. Me hace bien estar cerca tuyo y eso no tiene que ver con que tengas un lindo cuerpo.
- Es horrible que solo me quieran por eso. –Dije ya sin poder evitar la bronca que no era contra él, era contra mí, por no poder mostrarme de otra manera.-
- No llores. –Dijo acariciando mi mejilla.-
- Es que… -Suspiré.- Nada, deja.
- No, ahora decime.
- Recién nos conocemos, no tenes por qué bancarte todo esto. Prefiero que me dejes sola.
- Pero yo no quiero irme.
- No seas así.
- ¿Así cómo?
- No quiero cargarte con cosas que nada que ver.
- Quiero que me cuentes.
- ¿Estás seguro?
- Sí.

Pedro se sentó al lado mío y besó tiernamente mi mejilla.

- No sé si es la gran cosa igual.
- Pero contame, dale.
- Es eso… -Me encogí de hombros.- Que es una mierda que los tipos se me acerquen solo porque les parezco linda y nadie se preocupe por conocerme. –Hice una pausa.- Todos creen que la onda de que los tipos se te queden mirando como pelotudos está bueno y no, es una mierda. –Suspiré.- Puede que me sirva un poco para poder laburar de lo que hago, pero para mi vida personal es una mierda.

Y no podía evitar las lágrimas. Odiaba esa situación.

- Pero, de verdad que prefiero que me dejes sola… -Suspiré.- Es cualquiera esto.
- ¿Qué es cualquiera?
- Esto, no da.

Él no dijo más nada, tan solo se tiró sobre mí besándome.

- ¿Qué haces? –Le pregunté riendo.-
- No voy a dejar que me alejes.
- ¡No somos nada Pedro!
-Me besó.- ¿No te pasa nada cuando nos besamos?
- ¿Eso qué tiene que ver?
- Respondeme. ¿Te pasa o no?
-Sonreí.- Sí.
- ¿Entonces? –Volvió a besarme.- Dejemos que pase.
- Pero…
- Pero, ahora quiero quedarme acá con vos. ¿Está mal?
- No, no está mal.
- ¿Y puedo quedarme?
- Mmm…
- ¿Mmm qué?
- Quedate. –Y tapé mi cara con mis manos.-
- No te tapes.
-Reí.- No entiendo demasiado esta situación.
- Yo tampoco. –Reímos y nos besamos.- Pero, nosotros tenemos una cena pendiente.
- Creo que comer si quiero.
- ¿Qué te bese no queres?
-Sonreí.- Sí, también.

Volvimos a besarnos y nos abrazamos.

- Perdón, no quería hacerte sentir mal. –Dijo y me dio un beso en el cuello.-
- Perdón te tengo que pedir yo, soy cualquiera. No quiero enroscarte con mis problemas.
- No me enroscas. –Se separó un poco de mí.- ¿Qué te parece si pedimos comida?
- Dale.

Pedro se levantó y me dio la mano para ayudarme.

Cenamos juntos con una charla que nos hizo reír demasiado.

Yo volví del baño y él estaba sentado en la cama. Yo me quedé apoyada contra una columna, mirándolo.

- ¿Qué pasa? ¿Tengo que irme?
-Reí.- No, no quiero que te vayas.
- Entonces vení, no voy a hacerte nada che.
-Volví a reír.- Lo sé.
- ¿Entonces venís?

Yo asentí y me acerqué a él, me senté frente a él y estiré mi espalda.

- Es raro esto igual. –Dije suspirando.-
- ¿Qué es normal en la vida?
-Reí.- Es verdad, nada. –Hice una pausa.- Igual no sé si raro es lo opuesto de normal.
-Me besó.- Yo tampoco sé, pero la paso bien cuando estoy con vos.
-Sonreí.- ¿Pedimos café?
- Dale.
- Tengo frío.
- Puedo darte un abrazo, en vez de café.
-Reí.- Pueden ser las dos cosas.
- Es verdad, pero primero el café.
- Bueno, dale.

Nos dimos un beso y Pedro bajó a comprar el café, volvió y lo tomamos con algunos bombones que había traído.

Yo me cambié para dormir y me metí en la cama. Él estaba arrodillado en el suelo, a mi lado.

- ¿Te vas a quedar? –Le pregunté con una sonrisa.-
- ¿Puedo?
- Mmm… Sí.
- Entonces sí, me quedo.
-Sonreí.- Sos un amor.
-Besó mi frente.- Trata de dormir que mañana no vamos a coordinar.
-Reí.- ¿Y vos?
- Me voy a dormir cuando te quedes dormida.
-Mordí mi labio, muerta de amor.- Gracias.
- ¿Por qué?

Cerré mis ojos y suspiré.

- Por hacerme sentir bien.
- Es un placer.

Yo sonreí. Él acomodó las mantas sobre mí y pasó varios minutos jugando con mi pelo.

- Es horrible que me pase lo que me pasa, te juro que si dieran a elegir, elegiría no tener este físico. –Suspiré.- Pero, sé que lo tengo y no puedo hacer nada contra eso. Por eso, me gustaría que alguna vez algún hombre se anime a conocerme de verdad… Con esto no quiero decir que vos tengas que serlo, porque quizás no tengas ganas y está todo bien. –Hice una pausa.- Pero es eso lo que me pasa, como un fantasma de que nadie puede quererme por como soy.
- A mí me encantaría seguir conociéndote. –Dijo jugando con sus dedos en mi cuello.-
- Capaz te aburra.
- No creo, esta semana la pasé muy bien con vos.
- Fue una semana Pedro.
- Dejemos que pase che… No te preocupes por el futuro.
- En eso tenes razón.
- Disfruta de mis mimos ahora. ¿O no te gustan?
-Sonreí.- Me encantan.
- Entonces… -Besó mi mejilla.- No pienses más y trata de dormir, dale.

martes, 10 de noviembre de 2015

Sonreírnos IV.


Terminamos el viaje hablando de boludeces y tratando de evadir lo que había pasado… Que en realidad, no había sido nada.

Estaba en la habitación del nuevo hotel y me tiré a dormir la siesta, no daba más.

El rodaje comenzaría mañana.

No salí de la habitación en el resto del día. Tampoco de la cama.

Me sentía rara: seguía con la angustia en el cuerpo, pero esa angustia se calmaba cuando Pedro estaba cerca mío.

Era todo raro. Muy raro.

Escuché que tocaron la puerta y me acerqué, ya era de noche.

- Hola Pau. ¿Estás bien? ¿Pasó algo que no bajaste a comer?

Abrí la puerta y reí.

- Estoy muy cansada, es solo eso.
- ¿Segura?
- Sí.
- Mmm…
- Bueno. –Me encogí de hombros.- Sigo mal, pero bueno.
- ¿Puedo ayudarte en algo?
-Sonreí.- No, de verdad. Quiero dormir.
- Bueno, entonces te dejo. –Hizo una pausa.- Mañana arrancamos temprano.
- Temprano y con una escena que me tiene demasiado nerviosa. –Suspiré.-
- ¿Por qué?
- Es la escena del baño. Pero, bueno…
- ¿Te da nervios?
- Sí. –Me encogí de hombros.-
- No va a pasar nada.
-Reí.- No, ya sé que no va a pasar nada… Pero me da pudor, igual.
- Tranqui. –Acarició mi mejilla.- Podes pedir que no haya gente.
- La directora y vos van a estar.
- Si queres que yo no esté…
- No, no es eso. –Hice una pausa.- Es solo que me incomoda un poco.
- ¿Segura?
- Sí, segura. –Refregué mis ojos.- ¿Te enojas si me quiero ir a dormir?
- No, anda.
- Nos vemos mañana.
- Nos vemos.

Me dio un beso en la mejilla y se fue.

Yo cerré la puerta y mordí mi labio mientras cerraba mis ojos.

¡La puta madre!

No era momento de engancharse con alguien.

Me desvestí para meterme en la cama y allí me quedé, tratando de encontrar la calma que me permitiera dormir.

Al día siguiente, desayuné en mi habitación y luego me dirigí al subsuelo donde grabaríamos. El hotel estaba cerrado para nosotros o algo así. En fin.

Hablé con la directora y le pedí si durante el rodaje de la primer escena, la cual era en una ducha y yo debía estar sin corpiño, podía estar ella y Pedro.

¿Por qué Pedro?

No se veía nada en cámara, la escena era siempre de espaldas, al menos los planos largos… Luego, cuando hicieran planos más cortos a mi cara claramente iba a tener una malla.

Pero, no dejaba de ponerme incómoda.

Por suerte, la directora aceptó.

Se suponía que era una escena crucial del corto, porque en aquella escena mi personaje debía auto flagelarse en la ducha.

El equipo técnico armó el set y yo estaba con una bata. Pedro se acercó a mí.

- ¿Estás bien?
-Sonreí.- Sí.
- Estás nerviosa. ¿O no?
- Un poco.
- Tranquila, nadie va a desubicarse.
- ¿Cómo sabes que es eso lo que me incomoda?
- Mmm… Lo interpreto por lo que me dijiste. –Hizo una pausa.- Tranquila, de verdad.
- Le pedí a Dani que estén solo ella y vos.
- ¿Yo?
- Sí, no sé. –Me encogí de hombros.- ¿Te incomoda?
- No, para nada.
- Vos tampoco te desubiques. –Le dije seria.-
- Estamos laburando Pau.
- Confío en vos.
- Gracias.

Yo reí y comenzamos a rodar.

Al final, la escena no fue tan grave ni me sentí tan incómoda como creía.

Continuó el rodaje durante el resto del día y cuando estaba bajando a cenar, Pedro me tomó de la mano, impidiendo que continúe mi camino.



- ¿Qué pasa?

- ¿Venís? –Me preguntó.-

- ¿A dónde?

- ¿Vos venís?

Yo reí y asentí. Ingresamos en su cuarto y él cerró la puerta.

- ¿Qué pasa?
- Tengo muchas ganas de hacer algo. –Me dijo.-
- ¿Qué cosa?
- Tengo miedo de que te enojes también.
- Decime qué queres hacer y yo te digo.

Pedro tomó mis manos y yo me sentía bastante nerviosa.

- ¿Me dejas?
- ¿Qué cosa? –Pregunté riendo.-
- ¿De verdad no te das cuenta?

Yo reí otra vez y a pesar de estar nerviosa, me sentía bien. Era raro.

- Sí, me voy cuenta. –Sonreí.-
- ¿Y me dejas?
- Mmm…

Asentí con mi cabeza y nos sonreímos. Nos acercamos lentamente y sucedió lo inevitable, nuestros labios estaban unidos en un beso sumamente hermoso.
Mis brazos lo tomaban por el cuello y los suyos por mi cintura.

- Sos hermosa. –Susurró sin dejar de besarme.-

Sonreí y me separé de él, para abrazarlo. Yo cerré mis ojos y dejé que eso tan lindo que sentía en el cuerpo me invada.

Él besó mi mejilla y me aflojé aún más.

- Hermosa. –Repitió en mi oído.-
-Sonreí.- Me siento muy bien con vos cerca.

Nos abrazamos más fuerte y allí nos quedamos durante algunos segundos.

Me separé de él y ahora fui yo quien lo besó.

- No entiendo que es esto, pero toda la angustia que siento se calma solo cuando te tengo cerca. –Le dije a modo de confesión.-

Pedro me tomó por las mejillas y sonrió.

- No pensemos, disfrutemos de este momento. –Me susurró.-
- Me gusta eso que decís.
- ¿Algo te impide hacerlo?
- Mmm… No. –Reí.-
- Entonces. –Volvió a besarme.- ¿Qué te parece si pedimos la cena y comemos juntos acá?
-Sonreí.- Dale, acepto.

Me senté en la cama y Pedro se sentó detrás de mí, abrazándome por la espalda.

- Sos muy, muy hermosa.

Yo reí y abracé mis piernas, por delante de mí.

- ¿Vos estás seguro que hoy no miraste de más?
-Rio.- No lo pude evitar.
- ¡Pedro!
- No, no te enojes. –Me abrazó más fuerte y me dio un beso en el cuello.-
- Es que…
- Ya te dije que me gustas.
- Mi cuerpo te gusta. –Dije soltándome de él y me paré.-

Él inmediatamente se acercó a mí y quiso besarme otra vez.

- Sabía que esto iba a pasarme otra vez. –Dije con bronca.-
- No Pau, no.

Abrí la puerta y lo miré por encima de mi hombro.

- Esto fue cualquiera.

Y salí del cuarto.



lunes, 9 de noviembre de 2015

Sonreírnos III.


Pasaron algunos días más y ahora debíamos viajar para dirigirnos a la nueva locación. La última del corto, pasaríamos alrededor de una semana allí.


Pedro me invitó a viajar con él y acepté. 



Era muy temprano y yo me moría de sueño. 

- ¿Dormiste algo? –Me preguntó riendo.-
-Reí.- Un poco.
- ¿Te quedaste llorando?
-Suspiré.- Sí, un poco. –Hice una pausa.- Y ahora se me parte la cabeza.
- ¿Queres una aspirina?
- ¿Tenes?
- Sí, tengo acá. –Dijo agarrando su mochila.-
-Sonreí.- Si puede ser, el viaje me va a matar sino.
- Sí, es largo.

Buscó una aspirina y me la dio.

- Gracias. –Dije y busqué la botella de agua que tenía en mi mochila.-

Tomé la pastilla y acomodé mi pelo con un rodete. Apoyé mi cabeza en el posa-cabezas del asiento y suspiré profundo.

- ¿Por qué no intentas dormir?
- No, me va a hacer peor. –Lo miré.- 
- ¿Sí?
- Sí, cuando me despierte me voy a querer matar del dolor de cabeza.
- Entonces voy pensando temas de charla. –Reí.- Salvo que no quieras…
- Yo no dije eso che.
- Bueno, mejor. –Reímos.-

Metí las manos dentro del bolsillo de mi buzo y cerré mis ojos.

- Quiero saber de vos. –Le dije.-
- ¿Qué queres saber?
- ¿Por qué estás tan cerca mío?
- Me caes bien.
- Pedro, dale.
- ¿Qué?

Yo suspiré y lo miré.

- No soy boluda. 
- Lo sé, no te estoy subestimando.

Tragué saliva, un poco nerviosa.

- Todos los pibes que se me acercan es porque quieren algo más.
- ¿Y por qué crees que yo soy así?
- Los hombres son de manual y lo terminé de confirmar con mi ex.
- Mmm… No estoy tan seguro.
- Quiero que seas sincero.

Pedro suspiró y tomó mi mano, quitándola del bolsillo.

- Sí, me pareces hermosa. –Dio un beso en mi mano.- Pero, si no queres que estemos cerca…
- Yo no dije eso.
- ¿A qué queres llegar con esta charla?
- No sé. –Suspiré.- A que no quiero que me usen.

Subí mis piernas al asiento y las abracé, apoyé mi mejilla en mis rodillas y mirándolo.

- No lo soporto otra vez.
- ¿De verdad sentís eso conmigo?
- Con vos no sé, lo pienso con todas mis relaciones.
- Yo no quiero que te sientas usada por mí.
-Cerré mis ojos.- Me haces sentir bien cuando estás cerca mío.

Sentí que acarició mi mejilla suavemente y yo lo miré.

- Si lo que queres saber es si solo te quiero para llevarte a la cama… No es así. –Hizo una pausa.- Ya lo habría hecho.

Yo escondí mi cara en mis rodillas, incómoda. Sentí su mano en mi espalda y suspiré.

- En serio Pau.
- Perdón.
- ¿Por qué pedís perdón?
- Porque capaz te salgo con cualquiera.
- No es cualquiera.
- Vos también me gustas a mí. –Confesé, sin mirarlo.- Pero también sé que no nos conocemos demasiado y además, yo estoy hecha mierda.

Me quise cambiar de asiento, pero Pedro me lo impidió tomando mi mano.

- Quedate. –Me dijo.-

Yo suspiré. Nos conocíamos hace menos de una semana y no entendía nada.

- ¿Para qué?
- ¿La pasamos mal cuando estamos juntos?
- No.
- ¿Entonces?

Me senté de nuevo a su lado y esquivé su mirada. Pedro me hizo cosquillas en el brazo y yo reí.

- Creo que prefiero dormir.
- ¿No es que te hace mal?
- Sí.
- No te escapes.
- No me escapo.
- No, claro… -Rio y me contagió la risa.- 

Pedro buscó algo dentro de su mochila y sacó una bolsa llena de gomitas.

- ¿Queres?
-Sonreí.- Dale.
- Si cambias la cara.
-Reí.- Perdón, no quiero incomodarte.
- No me incomodas.
- ¿Seguro?
- Seguro.

Comimos algunas gomitas y él volvió a hablarme.

- Dejemos de lado la charla de recién.
- Eso voy a intentar.
- Dale che.
-Reí.- Hagamos algo para distraernos.
- Tengo cartas. ¿Queres?
- ¿Truco?
- Dale.

Reímos e hicimos un partido de truco.

- ¡Gané! –Le dije festejando.-
- Me cagaste eh.
-Reí.- Soy buena. –Dije levantando una de mis cejas.-
- ¿Revancha?
- Tengo hambre.
- ¿Arrugas?
- ¡No!
- Entonces hacemos la revancha antes de la parada para comer.
- Okei, okei. Pero, apostamos lo que comamos. ¿Te va?
- Dale, dale. Me va.

Reímos e hicimos otro partido. Volví a ganar.

Paramos en una estación de servicio y nos pedimos dos café con leche con facturas. 

Invitó él, o fue obligado por la apuesta. No sé.

Cuando terminamos.

- Falta media hora para que volvamos a salir. –Me dijo.-
- ¿Y?
- ¿Salimos?
- Mmm… Dale.

Salimos del bar y caminamos hasta la banquina, nos sentamos allí frente a algunas sierras que había enfrente. Me puse la capucha.

- Hace frío. –Dije abrazando mis piernas.-

Sentí la mano de Pedro en mi espalda y sonreí.

- ¿Te puedo abrazar?

Yo asentí tímidamente con una sonrisa y Pedro me abrazó contra su pecho. Yo cerré mis ojos y suspiré, sintiendo su perfume.

- Nos conocemos hace muy poco… Lo sé, pero aún así no quisiera que nos alejemos. –Sentí que apoyó su mentón en mi cabeza.- Me gusta estar con vos.
- Creo que yo tampoco quiero que pase eso.
- Pero… Tampoco quiero que te sientas usada por mí.
-Suspiré.- A veces me maquino mucho, soy mina.
- Sos muy linda. ¿Sabías?
-Sonreí.- Vos también sos muy lindo.

Lo abracé por la cintura y sentí que besó mi frente.




domingo, 8 de noviembre de 2015

Sonreírnos II.


Me desperté con un dolor de cabeza infernal y claro… Si había pasado toda la noche llorando.


Me senté en la cama y me mareé, suspiré y prendí mi celular, necesitaba responderle.



“Está bien si lo preferís así, supongo. Me estás haciendo mierda, pero tampoco voy a condenarte a que sigas conmigo si no me queres.”

Me levanté de la cama y caminé hasta la ventana de la habitación, el sol me cegaba y la realidad era que no tenía demasiadas ganas de salir de allí.

Me vestí y pedí que me trajeran algo de comer a la habitación. Comí en la cama y necesitaba salir de allí, porque sino rodar esa noche sería totalmente imposible.

Me puse el traje de baño y me dirigí a la pileta del hotel, estaba climatizada porque era invierno. Nadé varias veces de punta a punta hasta que, me paré en la parte más baja de la pileta y apoyé mis brazos en el borde.

- Veo que estás mejor. –Dijo Pedro acercándose a mí.-
- Mmm… Un poco. –Dije escurriendo mi pelo.-

Pedro se sentó en el borde de la pileta, metiendo sus pies en el agua.

- ¿Vos? ¿Cómo estás? –Le pregunté.-
- Bien, recién me levanté.
-Reí.- Yo también me levanté hace un rato.
- Nos dormimos tarde.
- Sí, es verdad. –Hice una pausa.- Gracias otra vez.
- No tenes que agradecerlo.
-Sonreí.- ¿Venís a nadar?

Pedro no respondió, pero se metió en la pileta.

- ¿Carrera? –Me preguntó.-
- ¿Ida y vuelta?
-Reí.- Dale.
- Listos, preparados… ¡Ya!

Nos metimos debajo del agua e hicimos la carrera.

- ¡Gané! –Dije saliendo del agua y riendo.-
- Sos rápida eh.
-Reí.- Nadé mucho tiempo.
- ¿Posta?
- Sí, de chica.

Posé mis manos en el borde de la pileta para sentarme allí.

- ¿Tenes muchos secretos? –Me preguntó dentro de la pileta.-
- ¿Secretos? –Reí.-
- Sí… No sé.
- ¿Qué queres saber? –Pregunté moviendo mis pies.-
- No sé… 

Él también salió de la pileta y camino hasta una de las sillas que había allí.

- ¿Venís? –Me preguntó.-
-Sonreí.- Dale.

Me levanté, busqué mi toalla y me senté frente a él.

- Contame algo de vos. –Le dije.- Ya te conté mucho yo.
- ¿Y qué queres saber?
- No sé, lo que vos quieras que sepa.
- Mmm… No hay mucho.
- Siempre hay algo que contar. ¿No tenes familia? ¿Novia?
- No, vivo solo.
- Estamos iguales. –Suspiré.- ¿Te gusta vivir solo?
- Más o menos. ¿A vos? ¿Tu ex?
- Mi ex nunca vivió conmigo, no sé si vivir sola es lo mejor.
- Al principio está bueno… -Me dijo.-
- Sí, pero después se hace más tedioso. ¿O no?
- Sí, puede ser.
- Cuando es de noche y no tenes a nadie. –Suspiré.- Es feo.
- ¿Te sentís sola?
- Sí, mi familia es del interior. Yo me vine acá por el laburo y la verdad es que estoy bastante sola.
-Rascó su nuca.- No tenes pinta de mina que está sola.
- ¿Eso que quiere decir? –Pregunté un poco molesta.-
- No, no. No te lo tomes a mal. –Dijo.- Te lo digo porque pareces una mina muy dada, buena onda… 
- No sé si todos ven eso. –Hice una pausa.- Vos también sos muy buena onda.
- Estoy bastante solo también eh.

Suspiramos y reímos.

- Bueno, en este momento al menos no estamos solos. ¿O no? –Reí.-
- Es verdad.

Me enrosqué en el toallón y sequé mi cara.

- ¿Tenes frío?
-Reí.- Sí.
- ¿Nos bañamos y merendamos juntos?
- Dale, compro el plan. –Reímos.- 

Merendamos juntos y la realidad es que me hacía reír bastante. Me caía bien.

Esa tarde me peinaron y maquillaron para grabar y me dirigí al set.

- ¿Estás para grabar? –Susurró Pedro.-
-Sonreí.- Sí, pero si es muy desastroso lo que estoy haciendo… Avisame.
- No creo que puedas hacer algo desastroso vos.
-Reí.- Bueno, gracias… -Reímos.-

Era la primera vez que me tocaba grabar con el chico protagonista del corto, asique eran escenas un poco más dinámicas y la jornada de grabación se me pasó bastante rápido.

Me cambié y salí rumbo a la combi. Pedro estaba sentado solo.

- ¿Te sentas conmigo? –Preguntó.-
- Dale.

Me senté a su lado y acomodé mi pelo con un rodete. 

- ¿Soy muy desubicado si te invito a cenar?
-Reí.- No, dale. Acepto.
-Sonrió.- ¿En el hotel?
- Dale. 

Bajé mi mirada y sonreí tratando de que no lo notara.

No sabía por qué, pero me hacía bien sentirlo cerca… 

Llegamos al hotel y fuimos directamente al restaurant. Comimos juntos en medio de una charla bastante pelotuda para ser sincera y luego pedimos café.

Subimos juntos y en la puerta de la habitación de mi cuarto me dijo:

- La pasé muy bien con vos. 
-Sonreí.- Yo también la pasé muy bien.

Reímos, cual boludos.

- No te quedes llorando eh.
-Reí.- Lo voy a intentar.
- Mira que puedo venir a controlar eh.
-Reí.- Ah, bueno… Jugado.
- ¿Jugado qué?
- Que te quieras meter en mi cuarto.
- ¿Está mal que no quiera que llores?
-Sonreí.- Sos un tierno.
- De verdad, pareces buena mina y no te mereces sufrir.
- A veces uno no puede evitar estar mal.
- Eso es verdad…
- ¿Alguna vez la pasaste mal?
- Varias.
- ¿Mal de amores?

Reímos.

- A veces el amor es una mierda. –Dije apoyándome de costado contra la pared.-
- Pero también es lindo.
- Cuando lo sienta de verdad, te digo.
- ¿Nunca amaste de verdad?
- No, no sé si es eso… Es que cuando amas más de lo que te aman, te sentís una pelotuda. O cuando te usan porque sos linda. –Suspiré y mis ojos se llenaron de lágrimas otra vez.-
- No, no llores. –Me dijo.-
- Perdón.
- No tenes que pedir perdón.

Yo sequé mis lágrimas y Pedro me abrazó.

- No llores, en serio. Nadie merece tus lágrimas.

Suspiré y dejé que me abrazara.

- Gracias. –Le dije.-
- ¿Por qué?
- Necesitaba mucho que alguien me abrace.
-Besó mi mejilla.- Me lo hubieses pedido antes.
-Reí.- Sos un amor.

Me abrazó más fuerte y acarició mi espalda.

- Tranquila. –Dijo en mi oído.-
- Gracias.
- Sh…


Sonreírnos I.


Estaba en mi camarín del motorhome, tratando de evadir las lágrimas que querían salir sin permiso de mis ojos. 

Esas lágrimas reflejaban mi estado interior.

- Pau… ¿Estás? ¡Ya está todo listo! –Me dijeron del otro lado de la puerta.-

Suspiré, sequé mis lágrimas mirándome al espejo y acomodé mi maquillaje con un pañuelo.

- Ya estoy. –Abrí la puerta.-
- Dale, que ya está el set listo.
-Suspiré.- Perdón.
- No pasa nada, pero dale porque nos matan.
-Reí.- Ya voy.

Fui detrás del productor hasta el set de filmación, intentando que mi angustia no se reflejara.

Lo malo (o lo bueno) era que tocaba la escena más angustiante de la historia.

Claro que llorar no me costó. Creo que nunca me había visto tan real frente a una cámara.

Sentí que el rodaje fue eterno, la directora me daba mil indicaciones que no podía terminar de procesar y el camarógrafo se acercó a mí.

- ¿Estás bien? ¿Podes seguir?
-Sonreí de costado.- Sí, no te preocupes.
- ¿Vos estás llorando de verdad?
-Suspiré.- Sí, pero no digas nada.
- ¿Pero estás bien?
- No sé, no sé como estoy. Prefiero que terminemos con esta escena, mañana seguro ya esté mejor.
- Podes pedir que frenen.
- No, no puedo.
- Sí que podes… Puedo hacerlo yo también.
- Nos vamos a quedar los dos sin laburo, de verdad.
- ¿Segura?
- Sí, igual gracias Pedro.
- No es nada.

Y en ese momento, se acercó la directora.

- ¿Pasa algo? –Preguntó.-
- No, solo le estaba indicando algo. –Respondió Pedro y volvió detrás de la cámara.-

Eran las tres de la mañana y por fin habíamos terminado. Era un exterior y hacia demasiado frío.

Volvimos al hotel en donde estábamos parando en una combi y sin saludar a nadie, me dirigí a mi habitación.

Me puse un jogging, zapatillas y una remera. Quité mi maquillaje y acomodé mi pelo con un rodete.

Posé mis manos en el lavatorio del baño y suspiré profundamente, mirándome al espejo.

- Otra vez sola. –Me dije a mí misma.-

Salí del baño solo para no ver mis lágrimas rodar por mis mejillas y salí de la habitación.

Pasé por el bar del hotel a comprarme un alfajor porque moría de hambre y luego me dirigí al lobby, allí comí mi alfajor y tomé mi celular.

Leí varias veces el mensaje sin saber muy bien por qué, siempre decía lo mismo.

- Paula… -Dijo Pedro sentándose a mi lado.-
- Hola. –Dije tratando de sonar tranquila.-
- Hola. –Sonrió.- ¿Estás mejor?
- Mmm… Más o menos.
- ¿Puedo ayudarte en algo?
-Sonreí.- Sos un amor, pero no.
- ¿Segura?
- Sí.
- Bueno, está bien… Entiendo que no me quieras contar, nos conocemos hace dos días nada más.
- No, no es eso. –Hice una pausa.- Me dejó mi novio y… -Me encogí de hombros.- Siento que se me cayó el mundo encima.
- ¿De verdad alguien puede dejarte a vos?
-Reí.- ¿Por qué decís eso?
- No sé, sos muy linda.
- A veces eso no alcanza. –Suspiré.-
- ¿Por qué?
- Porque todos se “enamoran” de mí porque soy linda y después… Se aburren. –Bajé mi mirada.- Capaz lo único bueno que tengo es que soy linda.
- No, no digas eso.
- No me conoces como para negarlo.
- Tus ojos dicen que sos mucho más que eso. –Dijo tomándome del mentón para que lo mire.-
- Ojala… Pero, a veces no estoy tan segura.
- Mmm… Te invito un trago. ¿Queres?
- ¿Para?
- Para levantarte un poco el ánimo, mira como estás.
-Reí.- ¿Tan mal estoy?
- Tenes la carita triste.
- Estoy triste.
- ¿Lo amas?
- Creo que sí. –Suspiré y no pude evitar las lágrimas otra vez en mis ojos.-
- No, no llores. –Se paró delante de mí.- ¿Daikiri?
-Sonreí.- Bueno, dale.

Pedro se acercó a pedir dos tragos y volvió a mi lado.

- ¿Los tomamos acá o vamos a otro lado? –Me preguntó.-
- No, vení acá.
- Bueno, dale.

Se sentó a mi lado y me dio mi trago.

- Gracias.
- No es nada.

Chocamos nuestros vasos y tomamos un sorbo cada uno.

- ¿Hace mucho sos camarógrafo? –Pregunté.-
- Que soy bastante, que trabajo en algo serio… Una de las primeras veces. –Reímos.- ¿Vos?
- Sí, también. Hice algunas publicidades, varios bolos, pero esta es la primera vez que tengo un papel principal. –Suspiré.- Me gustaría disfrutarlo un poco más, pero bueno…
- Cuando veas el corto en el festival, vas a darte cuenta que vale la pena.
- ¿Qué vale la pena?
- Tragarte las lágrimas y seguir tu sueño.
- No me estoy pudiendo tragar las lágrimas. –Y tomé un poco más de mi trago.-
- Yo no hubiese podido hacer lo que hiciste hoy.
- Debe haber quedado un desastre.
- Posta que no.
- Mmm… No me mientas.
- No te miento, yo te estaba grabando che.
-Reí.- Bueno, gracias.
- No tenes que agradecerlo, no es un cumplido. Es la verdad.

Yo sonreí y tomé un poco más de mi trago. Él hizo lo mismo.

Al rato, los vasos vacíos estaban sobre una mesita y nosotros sentados frente a frente.

- Son las cinco de la mañana. –Dije bostezando.- Creo que deberíamos ir a dormir.
- ¿Mañana no grabamos de noche otra vez?
-Reí.- Sí, pero igual… Tengo sueño. –Dije y me paré.-  Gracias por la charla y por el trago.

Pedro se paró delante de mí.

- No es nada, pero no te despidas que estamos en el mismo piso.
-Reí.- ¿Subimos?
- Dale.

Subimos por el ascensor al quinto piso y  en la puerta de mi habitación:

- Gracias. –Le dije.- De verdad… Me hizo bien hablar con alguien.
- No es nada y cualquier cosa, sabes cual es mi habitación.
-Sonreí.- Sos un amor.
- Me caes bien, pareces buena mina.
- Vos también me caes súper bien.

Reímos y abrí la puerta de mi habitación.

- Nos vemos mañana. –Le dije.-
- Dale, nos vemos mañana Pau. –Hizo una pausa.- ¿Puedo decirte así, no?
- Sí. ¿A vos cómo te dicen?
- Pepe.
- Entonces, gracias Pepe. –Y besé su mejilla.-
-Sonrió.- A vos, me gustó la charla.
- Nos vemos.
- Dale. Que descanses.
- Vos también.

Y cerré la puerta, suspiré y me dirigí al baño. Allí me lavé los dientes, me quité la ropa y me metí en la cama.
“Es claro que esto no da para más Paula, hay que dejar de mentirnos. Vos no sos para mí, ni yo soy para vos. No funcionamos y la estamos pasando mal los dos.

Es mejor que nos quedemos con los buenos momentos y terminemos antes de hacernos mierda de verdad.”

Lo leí una vez más y apagué mi celular.

No podía dejar de llorar.