viernes, 17 de junio de 2016

Desamor.

- ¿Tanto te cuesta hacerte un rato para tu novia?
- ¿Novia?
- ¿No soy tu novia?

Él se encogió de hombros y suspiré, llena de bronca.

- ¿Qué soy?
- No lo sé.
- Okei, al menos esta conversación me está sirviendo para darme cuenta de lo poco que soy en tu vida.
- Que no seas mi novia no quiere decir eso Paula.
- ¿No?
- No.
- Yo lo dudo.
- ¿Qué dudas?
- Si vos me amas tanto como yo te amo a vos.
- No nos vamos a poner a andar midiendo el amor.
- Somos muy distintos vos y yo.
- Puede ser.
- A mí me duele estar teniendo esta conversación y vos ni te inmutas.
- Somos distintos, vos lo dijiste.
- ¿A vos no te importa perderme?
- ¿Ves que interpretas lo que queres?
- Es lo que me estás haciendo sentir Pedro.
- No, esos son los fantasmas que están en tu cabeza.
- No, esta vez no…
- Sí Paula.
- ¡No! –Hice una pausa porque ya no podía respirar.- Si de verdad te importo, hace algo…

Y en ese momento busqué el puff que estaba en mi bolsillo, necesitaba que el aire llegara a mis pulmones.

Sentí su mano en mi espalda y suspiré.

- Tranquila. –Dijo mucho más tranquilo que antes.- Trata de respirar bien, dale.
- Me hace mal esto. –Dije con lágrimas en los ojos.-
- Veni…

Me abrazó y yo me quebré en sus brazos.

- Encima no me decís nada que me tranquilice. –Le dije a modo de reclamo.- Ya sé, ya sé que no somos novios, que no somos nada… Pero me importa no tener el rótulo, porque te amo de verdad y me duele que las cosas sean así.

Pedro se separó un poco de mí y luego de secar mis lágrimas, besó mi frente.

- Vos estás esperando de mí algo que no te puedo dar.
- ¿No podes o no queres?
- En este momento, no puedo.
- De verdad siento que no me queres, que soy solo un entretenimiento para vos y no se siente nada lindo.
- Obvio que te quiero, no digas boludeces.
- ¿Y por qué soy tan poco importante para vos?
- Eso es algo que pensas vos.
- Es lo que siento Pedro.

Y no era un fantasma mío, era la realidad.

En medio de una noche para el olvido, busqué mi celular y comencé a escribirle un mail.


Para: Pedro Alfonso

De: Paula Chaves

Asunto: No puedo más.

Fecha: 17-06-16

Vivo a base de café. ¿Sabes por qué? Porque no puedo dormir de noche, nunca puedo dormir. De día estudio y de tarde trabajo. ¿De noche? TE PIENSO.

De tanto café que tomo, creo que ya soy inmune.

Mi cuarto es mi refugio y mi taza térmica de café algo así como mi salvación. Mi otra salvación en realidad, supongo que recordarás que no puedo vivir sin un puff cerca… Mucho menos desde que te fuiste. Tengo ataques de llanto tan incontrolables que esos puffs que me duraban semanas, ahora me duran días. (muy pocos)

No, no puedo respirar. Me siento ahogada, estoy teniendo un ataque de asma como hace infinitos meses no tengo. No puedo respirar porque no estás, no te encuentro… Te fuiste, me dejaste como al papel de un caramelo, tirado en el suelo.

Paso horas eternas tratando de encontrar el motivo y no lo encuentro. ¿Encontraste una mejor que yo? ¿Qué tengo yo que el resto no? ¿Soy muy cargosa? ¿Soy muy celosa? ¿Tengo muchos mambos? ¿Soy mala amante? ¿No te alcanzo? Y sí, podría formular mil preguntas más.

Sigo sin entender por qué te fuiste. ¡Ni siquiera fuiste capaz de dar la cara! ¡Cagón!

Me duele el cuerpo, el corazón y el alma. Me duele no tenerte cerca, me duele no sentirte. Me duele no importarte. Me duele saber que solo fui una más para tu colección. Me duele estar enamorada de un tipo como vos. Me duele el hecho de haber dejado que me pisotees como lo hiciste.

Con vos entendí que las palabras no alcanzan, que todo lo que uno dice se hace humo, desaparece y nunca vuelve. Lo único que de verdad importan son los hechos, y vos con los hechos me dejaste muy en claro que tipo de persona sos.

Me siento sin fuerzas, vos me las consumiste. Funciono como un robot todos los días, simplemente por inercia.

No puedo dormir porque TE SIENTO y TE PIENSO cerca. No puedo dormir porque no puedo aceptar la idea de no tenerte más. Porque te extraño y a pesar de todo, te sigo necesitando. Porque todavía te amo en cuerpo y alma, porque te sigo sintiendo el amor de mi vida.

No puedo arrancarte de mi corazón porque sos tan hijo de puta que te adueñaste de él. Pero, de alguna manera necesito arrancarte.

No quiero más personas en mi vida que se importen menos por mí que yo por ellas.

No quiero seguir sufriendo porque no me siento correspondida. No lo soporto más.

No quiero que me sigan pisoteando ni haciéndome creer que soy menos. Valgo igual que todos.

No quiero hombres que me usen para pasar el rato, merezco que me amen de verdad.

Escuché muchas veces hablar del desamor y siempre creí que era todo exagerado… Ahora me estoy dando cuenta de que es algo que no puede explicarse ni siquiera. Es un dolor que duele y arde, un dolor que no cesa nunca, que te toma el cuerpo. Un dolor que duele como pocos y que no te deja en paz, un segundo.


El desamor te hace sentir que dar tu confianza es igual a entregarle a alguien el poder para que puedan hacernos daño, e incluso destruirnos, en cualquier momento.

El desamor nos hace dar cuenta de que así como alguien puede convertirse en la persona más importante en poco tiempo, también nos pueden dejar de importar de la misma manera.

El desamor me enseñó que es mejor quedarme con las personas que si yo desapareciera, harían lo imposible por encontrarme. A veces uno necesita que lo busquen y no ser siempre quien busca a los demás.

PD:

“Buscame cuando te apetezca, cuando notes que me echas de menos, cuando mueras de ganas de tenerme. Buscame cuando no tengas a nadie que te diga que te quiere. Buscame cuando eches en falta las risas, las caricias que erizan la piel, las conversaciones sin rumbo, los abrazos en los malos momentos y las locuras. Buscame cuando necesites que te sorprenda, cuando te des cuenta que nadie tiene esos detalles.”
Aún así… Cuando quieras podes hablarme, estoy aquí esperando importarte.





-







Otro cortito... Por favor, respondan esta encuesta 👉
 https://twitter.com/fanfictionpyp/status/743999334673448961

lunes, 6 de junio de 2016

Atracciones.

Era de noche, de noche en serio, y Paula estaba caminando sola por una calle sin salida.

Para sus adentros formaba insultos en todos los idiomas posibles contra su profesor de Estadística que les había dado cuarenta minutos más de clases de lo debido.

“¿No se daba cuenta que ahora era demasiado tarde para volver a nuestras casas? ¡Los trenes ya no andan a esta hora! ¿Cómo se puede ser tan desconsiderado…?”
Caminaba con su mochila puesta hacia delante y sus brazos abrazándola, sus pies se movían lo más rápido que podía y a decir verdad, su corazón estaba acelerado.

Es que no era una calle con buena fama, y menos un miércoles cerca de la medianoche.

Sintió su celular vibrar y no era una notificación, era una llamada.

¡La puta madre! Pensó.

Era su mamá y si no atendía se preocuparía. ¿No podría haber llamado un par de minutos después?

- Hola ma, no puedo hablar ahora, estoy volviendo a casa.

Y en ese momento, sintió que alguien la agarró del cuello desde atrás y su celular cayó al suelo.

- ¡Soltame! ¡Soltame! –Gritó paralizada.-
- No pendeja, no grites, no la hagas complicada. –Dijo el hombre tapándole la boca con su mano.-

Pero, Paula no iba a quedarse quieta. Intentó zafarse de todas las maneras posibles, pero el hombre la agarraba cada vez más fuerte.

- Quedate quietita, no me obligues a lastimarte. –Dijo en el oído de Paula.-
- Llevate lo que quieras, pero dejame en paz. –Respondió temblando.-
- ¡Entra! –Dijo tomándola de la nuca.-

Y la empujó hasta ingresar en una obra de construcción, la cual a esa hora estaba completamente vacía. Con su mano en la nuca de ella, la dirigió hasta que quedó contra la pared y le quitó la mochila. Paula quiso darse vuelta, pero él se lo impidió.

- ¡Te quedas ahí! –Le gritó.-

Ella ni siquiera respondió, solo eligió quedarse quieta. Estaba temblando y llorando, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar… Solo quería salir con vida de aquella situación.

Se comenzaron a escuchar las sirenas de la policía y Paula suspiró aliviada.

- ¡No! ¡La puta madre! –Dijo él, dejando caer la mochila de Paula al piso.- ¿Cómo hiciste?
- ¡Yo no hice nada! –Respondió asustada.-
- ¿Y qué? ¿La cana vino por osmosis?
- Yo no pude haber llamado, mi celular está en el piso.
- ¡Estabas hablando por teléfono!
- ¡Con mi vieja!
- ¿Tengo que creerte?
- Revisalo si queres.

Él temblando revisó el celular de la chica y notó que tenía razón. No dijo más nada, solo caminó hasta quedar contra la pared y temblaba cada vez más.

- Van a venir a buscarme. –Dijo asustado.-
- Y, estás choreando. ¿Qué queres que vaya a pasar? –Dijo ella dándose vuelta.-

Se dejó deslizar con la espalda por la pared y quedó sentado en el piso, con sus piernas flexionadas y con la misma actitud de un nene asustado.

- Yo no quería hacer esto. –Dijo con un hilo de voz.-
- No, no me vas a dar lastima.

Pero él no dijo más nada, solo escondió su cara con sus manos. Paula quiso acercarse, pero a la vez le dio miedo.

- Deja de hacerte la víctima.
- No me entregues, por favor.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Necesito comer. –Dijo avergonzado.-
- Tampoco te excuses.
- De verdad. –Dijo cabizbajo.- No como hace tres días.
- ¿Y por eso robas?
- Es la única salida que encontré, es la primera vez que lo hago.
- No, no voy a comerme tu cuentito. –Dijo dudando.-
- Estoy sin laburo hace tres meses, ya no tengo un mango… Tuve hasta que dejar mi casa, duermo acá.
- ¿De verdad me estás diciendo?
- ¿Qué gano con mentirte?
- Que no te entregue.
- ¿No lo vas a hacer?
- No sé… Me cuesta creerte.
- Es la única verdad, ni siquiera estoy armado.
- ¿Y por qué me metiste acá?
- Porque estoy nervioso y no sé qué hacer.

Paula en ese momento se asomó disimuladamente por la ventana y vio que los policías estaban entrando.

- Están subiendo. –Dijo Paula.-
- ¡La puta madre! –Dijo él temblando.-

Ella se dejó guiar por su impulso y se acercó a él, lo hizo parar y lo besó tomándolo por la nuca.

- ¿Qué haces? –Preguntó extrañado.-
- Vos chapame, no preguntes.

Continuaron besándose hasta que ingresó una policía allí.

- Chicos… ¿Todo bien?
- Sí. ¿Por qué? –Preguntó ella.-
- Una vecina llamó porque le pareció ver un robo y como estábamos patrullando a la vuelta, vinimos.
- No, no se preocupe… Al menos acá, no pasa nada.
- Bueno, está bien. Pero váyanse, no pueden estar acá.
- Sí, sí… Ahora nos vamos. –Respondió Paula.-

Ambos esperaron a que la policía y el patrullero se vayan.

- Gracias. –Dijo él.- De verdad.

Paula no respondió nada, solo buscó en su mochila un alfajor que no había comido aquel día.

- Toma. –Dijo ofreciéndoselo.-
- Ya hiciste mucho, no hace falta.
- Comelo, dale.
- ¿Segura?
- Sí, segura.
- Bueno, gracias.
- Está bien, no pasa nada.

Él se sentó en el piso y comenzó a comer el alfajor.

- ¿Cómo te llamas?
- Pedro. ¿Y vos?
- Paula.
- Gracias Paula, en serio.
- Ya está, ya pasó.
- No quise lastimarte.
- Ya pasó, de verdad.

Pedro comió el alfajor con la mirada de Paula clavada en él.

No podía dejar de mirarlo ni de fantasear con aquel chico. Era una situación muy extraña, pero ese beso la había hecho temblar.

Pedro se puso de pie y ella lo siguió para volver a besarlo.

- ¿Qué haces?
- ¿Me vas a negar que no te movió algo ese beso?
- Sos muy linda, pero no…
- ¿Por qué? –Preguntó besándolo y tocando su espalda.-
- Porque no da.
- Sí que da. –Dijo llevando sus manos hacia delante por la cadera de Pedro.-
- No seas así. –Respondió cerrando sus ojos.-
- Quiero ser así. –Y mordió el labio inferior de él.-
- No tengo globitos.

Paula rio y buscó los que tenía en su mochila.

- Acá hay. ¿Algún otro problema?
- ¿Estás segura?
- No soy una nena.
- Pareces.
- No lo soy. ¿Queres que te lo demuestre? –Le preguntó desafiándolo y desabrochando su pantalón.-
- Me estás tentando demasiado.
- Es la idea. –Y comenzó a acariciarlo.-

Pedro tiró su cabeza hacia atrás y Paula se arrodilló delante de él. Bajó su pantalón y su bóxer para dejarlo desnudo de la cintura a los pies.

Hizo todo lo que sabía con sus manos y su boca hasta que él estalló. Pedro la tomó por el mentón y la obligó a ponerse de pie para besarla.

- ¿Viste que tenías que dejarme? –Preguntó ella pícaramente.-
- Sos una bomba.
- Y todavía no probaste lo mejor.

Paula hizo que él se acostara en el suelo y se desnudó a sí misma de manera sensual. Buscó uno de los forros que tenía y se lo puso a él, para sentarse sobre su cuerpo y hacerlo sentir aún mejor que hacia algunos minutos.

Claro, ella también lo disfrutaba.

Al rato, ambos ya estaban vestidos y bajando las escaleras para llegar a la calle.

- No robes más, podes pasarla mejor. –Dijo ella y le guiñó el ojo.-
-Rio.- Gracias, de verdad.
- ¿Por qué? ¿Por no entregarte? ¿Por el alfajor? ¿O por el garche?
- Por las tres.

Rieron y se besaron.

- ¿Siempre estás acá? –Preguntó ella.-
- No tengo donde dormir, asique sí.
- Es bueno saberlo. –Y volvió a besarlo.-
- ¿Vas a volver?
- Con una condición.
- ¿Cuál?
- No robes, de verdad… Yo puedo ayudarte, pero no lo hagas.
- No lo voy a volver a hacer.
- ¿Me lo prometes?
- No somos nenes.
- Si queres volver a verme, promételo.
- Está bien, te lo prometo.

Ambos rieron y se besaron otra vez a modo de despedida.

Paula retomó el camino de vuelta a su casa y empezó a reírse sola. Había sido todo muy bizarro y había experimentado mil sensaciones en apenas media hora.

Cada día que pasaba confirmaba aún más su teoría, hay atracciones que son inevitables.





-


Cortito, pero es hasta donde me da la vida, el tiempo y la mente en estos momentos... Aún así espero que les guste y comenten ☺☺