jueves, 31 de marzo de 2016

¿Solo amigos?

Como todos y cada uno de los sábados de estos últimos casi 9 meses, cuando sonó el timbre fui a abrirle. Ella estaba para allí, con la caja de la pizza en su mano y su uniforme de trabajo. Luego de saludarla, la ayudé a entrar su bicicleta y entramos a mi casa.

Dejó la pizza sobre la mesa y se quitó su gorra y su delantal.

- Cada día odio más este uniforme. -Dijo dejándolo sobre la silla.-
- A mí me gusta mucho.
- ¿Sí? -Preguntó con cara de asco.-
-Reí.- Sí, gracias a ese uniforme te conocí.

Ella rio y yo saqué una cerveza de la heladera. Ese era el trato, ella traía una pizza del local donde trabajaba cuando terminaba su turno y yo ponía la cerveza. Serví dos vasos de trago largo mientras ella abrió la caja de la pizza y cortó las porciones. Llevé servilletas a la mesa y nos sentamos frente a frente,

- ¿Qué onda tu semana? -Le pregunté dejando una porción sobre su servilleta.-
- Mmm... Aburrida, como siempre.
- Siempre con tanta onda vos.
- Bueno, es la verdad, mi vida es un embole. -Y comió un poco de pizza.-
- Gracias por la parte que me toca.
- Los sábados a la noche son lo único divertido de mi vida. -Me guiñó el ojo y yo reí.-

Un rato más tarde, ya habíamos terminado la pizza y seguíamos tomando cerveza. Ella se quitó sus zapatillas y subió sus pies a mis piernas.

- ¿Estás cómoda? -Reí.-
- ¿Te jode?
- Para nada polvorita. -Dije acariciando sus piernas y ella rio.-
- Sabes como soy.
- Polvorita. -Reímos.-

Se hizo un silencio en el que tomé su mano sobre la mesa.

- Contame como estás.
- Bien. ¿Por qué?
- Tenes la mirada triste, te conozco.
- Vos estás igual Pedro.
- Bueno, pero primero me contas vos.
-Suspiró.- Mi viejo está cada vez peor, ya no se puede hacer nada y bueno... -Suspiró.- Duele, pero hay que aceptarlo.
-Besé su mano.- ¿Eso les dijeron?
- Sí, en cierto punto creo que es lo mejor, porque verlo así, inconsciente, en una cama no tiene sentido, sé que está sufriendo... Pero, a su vez no lo soltaría nunca. -Hizo una pausa.- Pero, no quiero hablar porque no quiero llorar.
- Cualquier cosa, podes contar conmigo.
- Gracias, de verdad.
- Nada que agradecer.
-Sonrió.- Ahora te toca a vos.
- ¿Qué?
- ¿Qué son esos ojos tristes?
- Nada, no importa.
- A mí sí me importa.
- No es algo para hablar ahora.
- ¿Me involucra?

Y me quedé en silencio.

- No Pedro, esto siempre se basó en confianza absoluta, asique me decís.
- No, porque no estoy dispuesto a perderte.
- ¿Perderme?
- Prefiero que las cosas sigan como siempre.
- No entiendo a donde queres ir.
- ¿Ahora? A vos. -Dije corriendo sus piernas y acercándome a ella.-
- Dale nene.
- ¿Qué?
- Esta charla no va a quedar acá.
- Pero, la podemos dejar para después. ¿No te parece?
- Mmm...
- Los dos esperamos este momento toda la maldita semana.
-Rio.- ¿Vos decís?
- ¿No tengo razón?

Ella mordió su labio sonriendo, posé mis manos en su cintura e hice que que se sentará sobre mis piernas, con cada una de sus piernas a los costados de mi cuerpo. Posé mis manos en su espalda y nos besamos con el mismo desenfreno que lo hacíamos siempre.

- Necesito no pensar, por favor. -Suplicó en mis labios.-
-Besé su cuello mientras la apretaba contra mi cuerpo.- No llores Pau.
- Ay, perdón. -Dijo aferrándose a mí.-
- No tenes que pedir perdón.
- Soy una tarada, vos queres garcharme y yo lloro.

Yo reí y me separé un poco de ella, corrí el pelo de su cara y besé sus labios.

- ¿Y vos que queres hacer?
- Que me hagas olvidar de todo.

Agarré la botella de cerveza y tomé un poco del pico, luego se la ofrecí. Ella tomó lo que quedaba y sin decir más, volvimos a besarnos.

Noté que de verdad esa vez solo queríamos sentirnos, nos habíamos desnudado demasiado rápido para lo que solía ser.

Estábamos abrazados, ella aún sobre mí y yo sentada en la silla, tratando de recuperar nuestra respiración.

- Gracias. -Dijo en mi oído.-
- ¿Por qué?
- Solo gracias.

Se levantó y se cambió. Yo hice lo mismo y me senté a su lado, en el sofa.

Siempre era así, éramos amigos, charlábamos un rato, garchábamos y continuábamos charlando... Como si nada.

- ¿Ahora sí me vas a decir lo que tenías para decirme? -Preguntó.-
- No sé si quiero.
- Pedro, dale. -Dijo enojada.-
- Es que... -Suspiré.-
- ¿Qué?
- No sé si puedo seguir con esto.
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Porque me gustas de verdad Paula. -Dije sin pensarlo.- Bah, no es que me gustas, es que me enamoré.

Y cuando la miré, tenía lágrimas en los ojos.

- ¿Estás seguro de eso?
- Muy seguro Pau.

Ella suspiró y tiró su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo.

- Estas no eran las reglas.
- Lo sé, pero no pude evitarlo.
- Yo no sirvo para enamorarme.
- ¿Cómo podes estar tan segura de eso Paula?
- Porque lo estoy.
- No sé por qué te negas a algo tan lindo y simple como dar y recibir amor.
- No puedo meterme en eso yo.
- ¿Por qué?

Paula se puso de pie y caminó hasta la mesa, en donde se sentó.

- ¿Por qué? -Repetí.-
- Porque hace meses me pasa lo mismo con vos y me llena de miedo. -Dijo.-

Y eso si que me sorprendió. Me puse de pie y me acerqué a ella.

- ¿Me estás hablando en serio?
- No me hagas repetir las cosas Pedro.
- Es que me sorprende.
- No sé ni como fue que te lo dije.
-La besé.- Una vez dejate llevar por lo que sentís.
- No. -Sentenció.-
- Te lo suplico.
- Ya se cagó todo.
- No, me niego.
- Es la última vez, fue la última...

No la dejé seguir, porque la besé con todo el amor que me contuve este tiempo. La besé de manera especial, con dulzura... Tratando de transmitirle todo lo que me pasaba con ella en ese beso.

- No Pedro. -Dijo llorando.-
- Sí Paula. -Y volví a besarla.-

¡Y en ese momento sonó su celular! ¡La puta madre!

- ¿Qué? -Dijo temblando y se dejó caer en el sillón.- No, no puede ser. -Respondió temblando como una nena.-

Me acerqué a ella y me agaché frente suyo.

- Pau... ¿Qué pasa?
- Mi papá.-Dijo con un hilo de voz y dejó su celular.-

Me senté a su lado y ella se acostó, apoyó su cabeza en mis piernas y allí se quedó, llorando por horas mientras yo acariciaba su pelo.

- Dejame estar cerca tuyo. -Susurré en su oído.-
- ¿Me abrazas? -Preguntó con un hilo de voz.-

Me acosté detrás de ella y la abracé por la espalda.

- Ay, por favor, no me dejes sola.
- Siempre voy a estar. -La abracé más fuerte.-
- Perdón.
- ¿Por qué?
- Estábamos hablando...
- Lo único que me importa es estar cerca tuyo, no me importa como.
- Gracias.
- Sh... -Besé su nuca.- ¿Queres que vayamos a la cama?
- ¿Para?
- Así estamos más cómodos.
- No voy a poder dormir.
- Mmm... ¿Un té? ¿Agua?
- No, solo quedate conmigo. -Cerró sus ojos.- Quedate para siempre. -Susurró.-





-


Espero que les guste... La semana que viene subo una historia más larga ☺


domingo, 27 de marzo de 2016

Olvidar.

- ¿Y qué es lo que necesitas?
- Olvidar.
- ¿Olvidar qué?
- Olvidar que estoy sola.
- ¿De verdad te sentís sola?
- ¿Vos ves a alguien a mi alrededor?
- ¿Yo? ¿Qué soy?
- Alguien que casualmente está pasando por mi vida y pronto se va a ir otra vez.
- ¿De verdad crees eso?
- Sí, es lo que pasa siempre.
- ¿Y por qué crees que va a pasar otra vez?
- Porque me pasó demasiadas cosas, es un deja vu constante en mi vida.
- No te hace bien pensar así.
- Lo sé.
- ¿Y entonces?
- ¿Entonces qué?
- ¿Entonces por qué pensas así?
- Por lo que te estoy diciendo, porque siempre pasa lo mismo. Siempre. Entonces, no veo por qué ahora va a ser distinto.
- Si pensas eso, vas a atraer eso.
- Probablemente. –Dije encendiendo un cigarillo.-
- Te vas a quedar sola porque vos así lo queres.
- Puede ser. –Dije encogiéndome de hombros y dándole la primera pitada al cigarillo.- ¿Queres uno?
- No, gracias.

Se levantó y se fue. Suspiré y apoyé mi espalda en la pared, estaba sentada en una especie de cantero. Miré mi celular y aún me quedaban 10 minutos de paz, digo de recreo. Me puse los auriculares y allí me quedé hasta que no me quedo otra que volver al aula.

Ingresé en el aula y Pedro había sacado las cosas del asiento en donde estaba al lado mío.

No era tan difícil darse cuenta que la que tenía razón era yo. ¿No?

Pasó lo que quedaba de la clase y cuando el profesor dio por finalizada su exposición sobre el capitalismo (aburridísima, por cierto) guardé mis cosas en la mochila, me puse mi buzo y la mochila. Tenía en mi bolsillo la credencial de la universidad y la del transporte público. Puse mis manos en el bolsillo que era tipo canguro y comencé a caminar hasta las escaleras, bajé los cinco pisos que tenía y cuando estaba en el hall, sentí que alguien me tomó por el brazo. Giré extrañada y era Pedro.

- ¿Qué pasa? –Le pregunté.-
- ¿Te das cuenta, no?
- ¿De qué tengo que darme cuenta?
- ¡De que estás sola porque vos queres!
- No, no es así. –Dije con lágrimas en los ojos.-
- ¿Y cómo es?
- Estoy harta de que todos me tengan como última opción, es por eso que prefiero estar sola.

Y en ese momento salí corriendo. No quería hablar. Quería estar sola.

Salí por los molinetes del edificio y comencé a caminar lo más rápido que podía hasta la estación de colectivo… Aunque, en algún momento el camino de escape se me iba a acabar. Claramente no iba a tener tanta suerte de que el colectivo viniera rápido.

Y no, no la tuve.

- ¡Deja de escaparte Paula!
- ¿De qué mierda me escapo Pedro?
- ¡De hablar!
- No tengo nada que decir. –Dije nerviosa.-
- ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Vas a volver a tu casa a encerrarte en tu cuarto hasta mañana?
- Sí. ¿Algún problema?
- No, yo no tengo ningún problema. ¡El problema lo tenes vos!
- Bueno, justamente… El problema es mío, vos no deberías por qué preocuparte.
- Me preocupo porque me importas, porque te quiero.
- No hace falta que me mientas Pedro.
- ¿De verdad crees que te estoy mintiendo?
- Sí, por eso. Dejame sola.
- No quiero dejarte sola.
- Pero yo sí quiero estar sola.
- ¿Entonces son conciente de que la soledad la generas vos y no los demás, no?
- Sí. –Revoleé mis ojos.- Andate, dale.
- Está bien, como prefieras.

Pedro se fue y yo busqué los lentes de sol en mi mochila para ponérmelos, no me había visto al espejo pero sabía que tenía los ojos hinchados. Estaba llorando.

Viajé hasta mi casa y tal como lo había dicho, me encerré en mi pieza. Antes me busqué un sándwich en la heladera y un vaso de jugo. Al llegar a mi refugio, dejé mi comida sobre el escritorio, la mochila en el puff y mi buzo la silla del escritorio. Me quité mi calzado para ponerme mis pantuflas y me acomodé el pelo con un rodete.

Encendí la televisión y almorcé mirando el noticiero. Cualquier cosa era aceptable si lograba acallar todos los pensamientos oscuros que vagaban por mi cabeza.

Tenía 23 años e intentos fallidos de todo tipo de vínculo. Amigas, amigos, primos, familiares y novios. Nada funcionaba conmigo, o en realidad, yo no podía funcionar con nada.

Ni siquiera me llevaba bien conmigo misma.

Terminé de comer y me quedé un rato más mirando la tele, hasta que no me quedó otra que apagar aquel aparato y acomodarme en mi escritorio.

Resaltador rosa y naranja, birome azul, post its y apuntes de sistemas económicos.

Así pasaron varias horas, en medio me tomé un café y cuando terminé me dí una ducha. Por suerte en mi casa aún no había nadie.

Volví a mi habitación y me puse con trabajo que tenía atrasado, hacía tarjetas artesanales y tenía que hacer 35 invitaciones a un bautismo.

Estuve allí hasta la noche, casi sin parar. Cené con mis viejos y mi hermano, aunque poco hablamos.

Regresé a mi habitación con una taza de mate cocido y tomé el celular. Estuve un rato dando vueltas por mis redes sociales, leí un capítulo de un libro que estaba leyendo en Wattpad y cuando estaba a punto de apagarlo y ponerlo a cargar para irme a dormir, me llegó un WhatsApp.

No mentía en que era el primero que me llegaba en días.

“Sola en tu habitación. ¿No?”


Y para que me llegue eso, prefería que no me llegara nada.

“No me rompas Pedro.”

“Mañana después de la clase salimos a comer, no se acepta un no como respuesta.”

“¿Y si no voy a clase?”

“Te voy a buscar a tu casa. Vas a dejar de escaparte.”


Revoleé mis ojos y apagué mi celular, poco me importaba que hayan quedado los tildes azules.

Apagué el celular y lo puse a cargar.

-

Durante toda la mañana ni siquiera cruzamos mirada, yo llegué antes que ella y cuando ingresó al aula, se sentó lo más lejos que pudo de mí. En el recreo se escapó y la perdí de vista.

Ni siquiera nos habíamos saludado.

Cuando la clase terminó, la seguí y logré que coincidamos en el ascensor.

- Hola. ¿No? –Dije y besé su mejilla.-
- Hola. –Respondió de mala gana.-
- Te ibas a escapar otra vez.
- Sí, tengo que irme.
- ¿A dónde?
- Mi mamá tiene que ir al médico y quede en acompañarla…
- No te creo.
- No es mi problema.
- Vas a dejar de escaparte Paula, en serio.

Bajamos del ascensor y salimos del edifico de la universidad.

En la vereda, ella quiso caminar hacia la parada de colectivos.

- ¿A qué hora tenes que irte?
- Ahora.
- ¿A dónde?
- A una clínica Pedro.
- ¿Médico de qué tiene?

Y dudó tanto que quedó en evidencia.

- ¿Ves que me estás mintiendo? Tengo razón en no creerte.
- ¡No quiero salir Pedro!
- ¿Por qué?
- Porque nunca ninguna relación prospera en mi vida.
- Te estoy pidiendo que pasemos un rato juntos, nada más. Nos conocemos hace años, empezamos juntos acá. ¿No podes compartir un almuerzo conmigo?

Y ella se quedó en silencio. Yo suspiré y acaricié su mejilla.

- Dale, comemos lo que vos quieras.
-Se encogió de hombros.- ¿Por qué me haces esto?
- Porque quiero mostrarte que hay otra manera de vivir.
- Ya intenté otra manera de vivir y salí lastimada, muy lastimada.
- ¿Te va a lastimar que comamos juntos y charlemos un rato?
- No.
- ¿Y entonces? Es lo único que te estoy pidiendo. –Ella suspiró.- Dale. ¿Vamos?

Pau asintió tímidamente y yo sonreí. Dejamos nuestras mochilas en mi auto y caminamos algunas cuadras hasta que ingresamos en un bar y cada uno hizo su pedido.

Almorzamos juntos, sin hablar de nada puntual y riéndonos bastante.

Me gustaba hacerla reír, desde que nos conocíamos.

Invité yo aunque ella se negó y luego salimos del bar. Caminamos inconcientemente hacia una plaza y cuando estuvimos en la esquina, ella se frenó y se colgó mirando los juegos. La realidad es que la plaza estaba vacía, era un horario en el que no había mucha gente en la calle.

- ¿Qué pasa Pau? –Pregunté.-
- Que acá venía mucho de chica, vivía acá cerca… -Suspiró.- A veces creo que como jugué tanto en la calle de chica, ahora por eso me la paso encerrada.
- Es una relación medio incoherente Pau.
- Puede ser.
-Acaricié su espalda.- ¿Y no queres ir a jugar a algún lado?
- ¿Ahora Pedro? ¡Voy a quedar como una boluda!
- ¿Y qué te importa lo que pienses los demás? Estamos solos a parte.
- Prefiero volverme.
- Dale, un rato en la hamaca por lo menos.
- Mmm…
- Dale Pau…

Y comencé a correr y a empujarla, ella rio y logré que se subiera a la hamaca. La empujé varias veces hasta que tomó impulso y luego me senté a su lado, para hamacarme también.

La escuchaba reír como pocas veces desde que la conocía.

- ¿No es lindo reírse así? –Le pregunté mientras seguíamos hamacándonos.-
- Sí. –Dijo un poco temerosa.-

Luego de algunos minutos más, ella frenó y estaba secando sus lágrimas de la risa. Yo también frené y le sonreí.

- Sos muy linda cuando te reís.
- Gracias. –Y volvió a sonreír.-

Me levanté de la hamaca y le dí las manos, hice que comenzáramos a correr y los dos terminamos tirados en el suelo, llorando de risa.

Sinceramente estaba muy nervioso. Estaba decidido a hacer algo que quería hacer hacia años. Lentamente me acerqué a ella y apoyé mi cabeza en su hombro, pasé mi mano por su abdomen y noté que ella rio.

- ¿Qué pasa Pedro?
- ¡Esto!

Y comencé a hacerle cosquillas hasta hacerla llorar de risa otra vez.

- ¡Basta nene! –Dijo queriendo separarme de ella.-
- Freno con las cosquillas si puedo hacer otra cosa.
- ¿Qué queres hacer? –Preguntó algo nerviosa.-

Y no le dije nada, tan solo la besé y ella también me besó. Yo sobre su cuerpo, ella sobre el pasto. El calor del sol de tarde de invierno sobre nosotros y el sonido de la ciudad de fondo.

- ¿Sabes qué quiero? –Le pregunté.-
- ¿Qué? –Preguntó.-
- Demostrarte que hay otras maneras de olvidar… -Volví a besarla.- Que para olvidarse de lo feo no hay que encerrarse, que para olvidarse y poder seguir hay que ir por otras alternativas, como puede ser la risa… -Y le hice cosquillas en el cuello para que se ria.- O el amor. –Y volví a besarla.- Estoy enamorado de vos Paula, hace años y no te das una idea de la impotencia y la bronca que me da que te lastimes tanto, que no te dejes querer, y no me importa si vos no estás enamorada de mí, lo que me importa es que me dejes demostrarte que alguien puede quererte de verdad y que podes volver a enamorarte sin salir lastimada.

Ella se quedó en silencio, con lágrimas en sus ojos.

- ¿Dije algo malo? –Le pregunté.-
- No, no. –Respondió rápidamente ella.-
- ¿Y entonces?
- ¿Volves a besarme? Por favor.

Yo sonreí asintiendo y volvimos a besarnos.

- Es verdad que con un beso también puedo olvidarme de todo. –Susurró en mis labios y no pude evitar sonreír.-




-

Acá termina. Espero que les guste el corto y el nuevo diseño del blog... ☺

Recuerden que si quieren recibir todos los links de este blog por twitter solo tienen que avisarme acá dejándome su user o arrobándome en @fanfictionpyp y decirme que quieren sumarse a la lista de lectores!

Y felices pascuas ♥

jueves, 10 de marzo de 2016

Infinito VII.


Ingresé en el cuarto y allí había un sobre, supuse que era para mí, asique me senté en la cama y comencé a leerlo.

“Hola mi amor, si soy yo… Esta vez elijo escribirte porque necesito ser claro y no olvidarme de nada, asique leeme y cuando termines anda a buscarme, estoy en la playa.

Después de todo lo que pasó somos marido y mujer… Cada vez que miro nuestros anillos una sonrisa enorme no solo se dibuja en mi cara, sino también en mi corazón.

Esos nueve meses fueron el calvario más oscuro de todos. Cada noche soñaba que volvías y cada mañana me despertaba esperando un mensaje tuyo, el cual me indicara que seguías ahí, que nunca te habías ido… Fue lo peor del mundo, tan horrible que aún no puedo creer que haya pasado.

Ese día que volviste fue como si el alma me volviera al cuerpo. Ese día sentí que nuestro infinito cobró un sentido completamente distinto y mucho más profundo. Comprendí que ese infinito era realmente infinito. Entendí que el hecho de no haberte podido olvidar había tenido mucho más sentido del que yo creía. Supe que esperarte fue lo mejor que hice en mi vida, a pesar de haber ido contra la corriente… ¿Qué me importaba? Ya sé que nunca voy a poder dejar de amarte. Sos una parte de mí, sos mi infinito.

Cada vez que me detengo a pensar en todo lo que nos pasó se me eriza la piel, se me hiela la sangre e incluso siento que se me para el corazón. Aún no puedo creerlo.

Pero, intento sacar algo positivo de todo eso y me doy cuenta que aprendí a vivir el presente con una intensidad que de otra manera no hubiese podido lograr.

Es real que agradezco y disfruto con el corazón cada momento que pasamos juntos, cada beso que nos damos, cada abrazo y cada caricia… Cada “Te amo” y cada “Infinito”… Cada vez que te miro sonreír, cada vez que escucho hablar, que te veo caminar y dormir… Cada vez que hacemos el amor, cada vez que nos reímos juntos o que lloramos.

Agradezco incluso, cada gesto.

Cada vez que sonrío es real y cada vez que lloro… También.

Todo es mucho más real y más intenso desde que volviste.

Haberte perdido durante tanto tiempo me hizo ver la vida desde otra manera.

Hay que disfrutar, disfrutar de todo, de cada momento… Tenemos que sonreír y amar todo lo que se pueda. ¿Sabes por qué? Porque nadie tiene la vida comprada, nadie sabe cuántos días le quedan… ¿Y si hoy es el último y no lo disfrutamos como merecíamos?

Comprendí que lo único que tenemos es el HOY y que ese HOY hay que vivirlo con toda la intensidad que se pueda.

HOY te tengo y ese HOY es nuestro infinito.

Te amo infinito mi amor…

Y veni, dale que ya te extraño y me muero por besarte.”

Reí al leer aquel final y sequé mis lágrimas, porque si, estaba llorando.

Dejé la carta sobre mi mesita de luz y salí hacia la playa, él estaba en la orilla, mirando el mar que estaba demasiado calmo para ser de noche.

Caminé lento hacia él y lo abracé por la espalda, posando mis manos en su pecho y llenando de besos su cuello.

- Te amo infinito. –Dije y besé su nuca.-

Pedro tomó mis manos y las besó. Yo posé mi mentón en su hombro y pasamos algunos segundos mirando el mar, hasta que él giró y quedamos frente a frente.

- Es tan real lo que escribiste… -Dije suspirando.-
- Es simplemente lo que siento.
- ¿Sabes qué siento yo?
- ¿Qué?

Llevé mis manos a su cuello y lo rodeé con mis brazos.

- A mí lo que pasó también me cambió mucho la manera de vivir… Si bien no estuve muerta, fue como estarlo… Son nueve meses que no recuerdo, que no sé que pasó, que me drogaron y me tuvieron dormida… Como si estuviera muerta. –Y cada vez que lo recordaba comenzaba a temblar.- Esa noche que me escapé tuve miedo como nunca en mi vida, no terminaba de entender en donde estaba ni sabía cuanto tiempo había pasado… Tenía miedo de nunca llegar, de caerme en la calle y de nunca más encontrarte. –Suspiré.- Me sentía muerta, de verdad. Tenía miedo de llegar y que no estés ahí, o peor… De llegar y que ya no estuvieras para mí. –Y sentí que algunas lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.- El miedo que tuve esa noche no se lo deseo a nadie, a nadie… -Suspiré.-
- No llores. –Dijo secando mis lágrimas.-
- ¿Me dejas terminar?
-Rio.- Sí. –Y volvió a abrazarme por la cintura.-
- Fue como revivir, renacer… No sé, pero lo siento así. Lo que pasó a mí también me enseñó mucho, sobre todo a disfrutar, a disfrutar de todo, de cada momento… A disfrutar, disfrutarte y disfrutarnos. –Sonreímos y nos besamos.- Vos hoy sos mi infinito.

Nos besamos y nos abrazamos, el viento que había en la playa pegaba con fuerza en nuestros cuerpos pero no nos importaba.

Solo nos importaba sentirnos y disfrutarnos.

Comenzamos a caminar abrazados por la orilla del mar y luego de un rato, nos sentamos contra un tamarisco, mirando el mar y el cielo.

Busqué su pecho con mi mano y apoyé mi cabeza en su hombro.

- ¿Estás bien? –Me preguntó y besó mi cabeza.-
- Sí, solo me siento un poco mareada.
- ¿Mareada?
- Sí, no sé. –Suspiré y me acomodé sobre él.-
- Amor, hace días te sentís así.
- Sí… ¿Y?
- Nada, no me des bola.
- Dale. ¿Qué queres decirme?
- ¿Vos no estarás embarazada, no?

Y me quedé algunos segundos en silencio…

- Amor, hey…
- Para que ahora no sé. –Reí y lo miré.-
- ¿Por qué?
- Tengo un atraso de un par de días, pero no sé… -Y volví a reír.-
- Capaz flasheé mal… O serán las ganas.
- O capaz no flasheas.
- Sería hermoso.
-Sonreí.- Muy lindo.

Pedro me besó y acarició mis mejillas.

- Ahora me pusiste nerviosa. –Dije riendo.-
- ¿Nerviosa?
- Sí, no sé. –Volví a reír.-
- Tranquila…
- El atraso es de pocos días, capaz de verdad sea cualquiera.
- Capaz no debería haberte dicho nada…
- Mejor volvamos.
- ¿Por?
- De alguna manera vamos a conseguir un test y me lo voy a hacer.
-Rio.- Dale…

“Qué lindo que era verlos caminando un alma sola dividida en dos, la orilla de ese mar los encantaba quedaba todo quieto alrededor.”

Y ahora nuestro infinito era incluso más grande…

Esas dos rayitas en el test habían re-significado aún más nuestro infinito…

Todavía no lo podía creer, nos mirábamos los dos y reíamos llorando. Parecíamos dos nenes.

Mis manos estaban sobre mi panza y Pedro dormía. No entendía como se había dormido, yo estaba que caminaba por las paredes de la felicidad.

Más que nunca entendía el por qué de nuestra unión tan fuerte, para darle vida a alguien… Lo pensaba y me largaba a llorar otra vez.

Mi presente era lo más hermoso del mundo… No podía pedir más.

- Amor, veni… Dormí.
-Reí.- No puedo.
- Tenes que descansar.
- ¿Vas a estar muy sobreprotector? –Pregunté riendo.-
- Más que nunca, veni, dale…

Yo me acosté a su lado y él besó mi frente.

- Los amo infinito… -Dijo sonriendo.-
- Nosotros te amamos a vos infinito.

Nos besamos y nos sonreímos, nos acomodamos para dormir y me quedé dormida sintiendo sus mimos.

Más que nunca nuestro HOY era INFINITO.





-

Y fin.... Gracias por todos los comentarios sobre este corto, espero que el final esté a la altura de las circunstancias, jaja! Comenten por favor ♥

miércoles, 9 de marzo de 2016

Infinito VI.

Me miré frente al espejo y sonreí, ya estaba lista.

El vestido era como siempre lo había soñado, sencillo y de color blanco. Con algunos detalles bordados y una cola mediana.

Tenía el pelo acomodado con un medio recogido y un maquillaje muy natural. No quería parecer una muñequita de torta, quería ser yo más que nunca.

Me puse una cadenita que me habían regalado mis papás y una pulsera que me había regalado Pedro.

Ya estaba lista y no podía dejar de temblar… Era una mezcla de emoción, felicidad, ansiedad y amor, sobre todo mucho amor.

- ¿Ya estás hija? –Preguntó tocando la puerta.-
- Sí papi, pasa.

Papá pasó y sonrió al verme.

- Estás muy hermosa. –Dijo con lágrimas en los ojos.-
- ¿Sí?
- Sí hija.
- Bueno, gracias. –Sonreí y lo abracé.- No llores eh.
-Rio.- Perdón, es que me emociona mucho.
- Lo sé y a mí también. –Reí y me separé un poco de él.- Y no quiero hacerlo esperar.
- ¿Vamos?
- Por favor.
- Vamos entonces. –Besó mi mejilla y sonreí.-

Nos subimos al auto que nos llevaría a la iglesia y fue el viaje más eterno de toda mi vida…

Por fin llegamos, mi papá me ayudó a bajar y la realidad era que no podía dejar de temblar, me sentía a flor de piel.

- ¿Estás lista? –Me preguntó tomándome del brazo.-
- Eso creo. –Reí.-
- ¿Por qué?
- Estoy muy nerviosa.
- No hija, tenes que estar tranquila y disfrutar.
- Lo sé. –Sonreí.-
- Que sean muy felices, se lo merecen de verdad.
- Ya lo somos pa.
- Bueno, entonces mucho más. –Sonreí.-

Las puertas se abrieron y yo comencé a caminar del brazo de mi papá, lento y pausado… Tratando de que los nervios no me traicionaran.

La sonrisa de Pedro en ese momento era una de las cosas más lindas que había visto en mi vida. Nunca pude quitar mis ojos de él, en todo el trayecto.

Papá soltó mi brazo y tomé la mano de mi futuro marido.

- Estás muy hermosa. –Me dijo con lágrimas en los ojos.-
-Sonreí.- Vos también mi amor, pero no empecemos llorando ahora, por favor.

Los dos reímos y sonreí al ver que las manos que teníamos unidas eran las dos que estaban tatuadas… Yo me había tatuado el mismo infinito que él en mi muñeca.

La ceremonia comenzó y ambos estábamos con lágrimas en los ojos, presionando nuestras manos y cruzando las miradas todo el tiempo.

- Yo Pedro te tomo como esposa a vos Paula… -Dijo presionando mi mano.- Porque te amo con todo mi alma, como nunca voy a poder amar a alguien más. –Y noté que estaba comenzando a llorar asique presioné su mano.- Porque todavía no puedo entender como sobreviví esos nueve meses pensando que ya no estabas más, porque nunca pude soltarte y nunca voy a poder hacerlo. Agradezco infinitamente no haberlo hecho, haberte esperado a pesar de creer que ya no estabas viva. –Y ahora estaba llorando yo también.- Es imposible poner en palabras lo que siento por vos mi amor, quiero que seas mi mujer para siempre porque te amo infinito. –Los dos sonreímos.- Te prometo serte fiel siempre, estar al lado tuyo pase lo que pase, en las buenas y en las malas… Siempre. –Besó mi mano.- Siempre mi amor. –Y ahora secó mis lágrimas con cuidado.- Porque sé que lo que tenemos es más fuerte que todo, incluso que la muerte. –Suspiró.- Te amo mi amor, infinito. –Tomó el anillo y me lo puso, besó mi dedo anular y yo le sonreí.-

Ahora fui yo quien tomé su mano y suspiré para poder hablar, realmente estaba muy emocionada.

- Yo Paula te tomo a vos Pedro como mi marido… -Y suspiré porque me estaba quedando sin voz.-
- Tranquila. –Dijo riendo.-
- Perdón. –Reí, él besó mi mano y yo continué.- Sé que nunca voy a encontrar un amor así como este, tan real, puro, genuino e infinito. Te elijo como mi marido porque vos me seguiste eligiendo aún cuando creíste que estaba muerta. –Suspiré.- Te elijo a vos porque sos el mejor hombre que puede existir para mí, porque siempre estás, me cuidas, me contenes y sobre todo… Me amas con locura, así como yo también te amo a vos, de una manera loca y hermosa. –Los dos sonreímos.- Te amo y te elijo porque me devolviste la sonrisa cuando más lo necesitaba. –Suspiré.- Te amo porque supiste escuchar esa voz interna y esperarme, aunque todos te pidieran que me soltaras… Gracias por no hacerlo. –Él sonrió.- Gracias por ser tan hermoso conmigo todos los días, gracias por ser mi lugar, mi refugio y mi amor… Gracias por ser mi infinito. –Tomé el anillo y se lo puse, besé su mano y nos sonreímos ambos llorando.-
- Creo que después de estas hermosas palabras no hay mucho más que agregar… -Dijo el cura.- Con el poder que me concede la iglesia, los declaro marido y mujer… -Hizo una pausa.- Y sí, pueden besarse.

Nosotros nos miramos riendo, él me tomó por la cintura y yo lo tomé por el cuello. Chocamos nuestras frentes sin dejar de sonreír.

- Te amo esposa, infinito.
- Te amo esposo, infinito.

Volvimos a sonreír y nos unimos en el beso más hermoso de toda mi vida.

- No llores más. –Me dijo riendo.-
- Entonces vos tampoco amor.

Reímos otra vez y nos besamos. Nos abrazamos y nos quedamos allí, varios segundos, hasta que debimos salir de la iglesia, tomados del brazo y mirando a toda la gente que estaba allí con nosotros, acompañándonos.

Una vez fuera de la iglesia el fotógrafo nos sacó algunas fotos y luego de saludar a nuestras familias, fuimos hasta un parque fotográfico en el que estuvimos un rato, lógicamente sacándonos fotos.

Ya estábamos en el salón, comiendo… Habíamos decidido sentarnos solos. Estábamos en una especie de living, sentados en un sillón.

Pedro agarró una papa noisette y me la dio en la boca, yo sonreí y me la comí.

- Estoy muy feliz, muy. –Dije mirándolo.-
-Me sonrió.- Yo también mi amor, es mucho más de lo que soñé esto.

Nos besamos y nos sonreímos.

- Veni… -Dijo haciendo que me siente en sus piernas.-
- ¿Qué pasa?
- Quiero aprovechar de este ratito.
-Sonreí.- ¿Para?
- Mmm… Besarte. –Y me besó.-
- Podría besarte toda la noche. –Sonreímos y volvimos a besarnos.-

Pasamos un rato allí, hasta que nos llamaron para hacer las fotos con las mesas… Luego, bailamos el vals y la primera tanda de baile.

Comimos el plato principal y así la fiesta fue pasando… Sin dudas, fue la mejor noche de mi vida.

Cerca de las ocho de la mañana, llegamos al hotel en donde pasaríamos aquella noche.

- Al fin, sos toda mía. –Dijo besando mi cuello.-
-Reí.- ¿Por qué sos tan hermoso? –Pregunté abrazándolo por los hombros.-
- Mmm… ¿Será que vos me pones así?

Los dos reímos y sentí las manos de Pedro bajar por mi espalda, pasamos un rato besándonos mientras yo quité su corbata y desabroché su camisa.

Pedro caminó hasta quedar detrás de mí y muy lentamente bajó el cierre del corset de mi vestido, se arrodilló en el suelo y pasó varios minutos llenando de besos la piel de mi espalda… Cuando lo tuve de nuevo delante de mí, quité su camisa y él terminó de quitar mi vestido.

Caminó empujándome hasta la cama y allí caímos, besándonos.

- Te amo mi amor… -Dijo en mis labios.-
- Te amo, te amo.

Volvimos a besarnos y terminamos de desnudarnos, recorriendo la piel del otro con nuestros labios.

Caí rendida sobre su cuerpo y él me abrazó por la espalda.

- Sos tan hermosa. –Besó mi frente.-
- Mmm… Si me ves hermosa así de cansada.
-Rio.- Sos hermosa, siempre.
- Vos sos hermoso. –Besé su pecho.- ¿Me puedo quedar acá?
- Toda la vida si queres.
- Sí, quiero.




-

Y... Mañana el final.♥

martes, 8 de marzo de 2016

Infinito V.

Ingresé en mi casa luego de un día muy complicado en el laburo, se me partía la cabeza. Me dí una ducha rápida, tomé una aspirina y me tiré en la cama. Me sentía demasiado mal.

Sin quererlo ni buscarlo, me puse a llorar con una angustia que hacia mucho tiempo no sentía.

La escuché llegar (hacia más o menos un mes que se había venido a vivir conmigo) y no me moví de allí, realmente no podía ni quería.

- Hola mi amor. –Dijo dejando su cartera en el perchero.-
- Hola. –Le respondí dándole la espalda.-
- ¿Estás bien? ¿Qué pasa? –Preguntó acercándose a mí.-
- Nada, no pasa nada.

Pau se arrodilló en el suelo, frente a mí y comenzó a masajear mi cabeza con su mano.

- ¿No pasa nada y estás llorando así?
- Es que… -Y no podía hablar.-
- ¿Qué mi amor? ¿Pasó algo?
- Es que a veces no termino de procesar lo que pasó.
- Mmm… Yo tampoco. –Suspiró.- Pero, no llores, a mí siempre que me dan ganas de llorar pienso en que estamos juntos otra vez y se me pasa.
-Sonreí.- Sos tan linda. –Tomé su mano y la besé.- Es que… -Me senté y ella secó mis lágrimas, se sentó a mi lado y pasó su brazo por mis hombros.-
- ¿Es que qué? –Besó mi mejilla.-
- A veces me da miedo que no sea verdad.
- ¿Qué cosa?
- Que estás conmigo.
-Mordió su labio inferior y me miró.- Pero estoy acá, con vos y para siempre.
- Muchas veces me despierto de noche sobresaltado y hasta que no veo que estás al lado mío no puedo respirar.

Ella se sentó sobre mis piernas y me besó.

- Puedo pasarme la vida encima tuyo para que no te pasen esas cosas.
- No te das una idea de lo mucho que te amo. –La besé.- Desde que volviste me siento vivo otra vez.
-Sonrió.- Te amo mi amor. –Me besó.- No llores más, hey… -Secó mis lágrimas.-
- No puedo encontrar las palabras para definirte lo feo que fue todo eso.
- Pero ya pasó mi amor, disfrutemos del presente.
- Desde que volviste es lo único que hago… Lo que pasó me hizo valorar todo mucho más, cada momento que pasamos juntos lo agradezco.
-Sonrió.- Te quiero al lado mío para siempre.
- Vamos a estar juntos para siempre.

Me besó haciendo que caigamos en la cama y reímos.

- No llores más, dale. –Dijo llenando de besos mi cara.-
- ¿Alguna vez te diste cuenta de algo?
- ¿De qué? –Preguntó extrañada.-
- Tu canción preferida…
- Clara de No te va gustar. –Dijo y se quedó callada unos segundos.- Ay, parece joda.
- El disco ese que me regalaste lo gasté en esos meses. –Dije abrazándola contra mi pecho.-
- Encima eran todas canciones re tristes.
- Ese disco y el osito con tu perfume me hacían sentirme un poco más cerca.
- Me vas a matar de amor.
- No, ni se te ocurra.
-Rio.- Perdón, fue un mal comentario.
-Besé su frente.- Quedate conmigo para siempre, acá.
- Siempre. –Besó mi cuello.-

Nos quedamos un ratito en silencio.

- Un alma sola dividida en dos… -Dijo ella.-
- Estoy seguro de que eso somos.

Pau se levantó un poco para poder besarme y nos sonreímos.

- Te amo infinito. –Le dije.-
- Te amo mi amor, infinito. –Respondió ella y nos besamos.-
- ¿Queres que salgamos?
- ¿A dónde?
- A comer.
- Mmm… Si queres.
- Hoy hace dos meses que volviste. –Dije acariciando su cintura.-
- Es verdad. –Suspiró.-
- Por eso, dale…
- Dale, vamos a donde quieras.
- Dejalo en mis manos.
- Entonces me voy a bañar.
- Dale, ponete más linda de lo que sos. –La besé.-
- Vos sos lindo.

Nos dimos un último beso y ella se levantó para irse a bañar.

Llamé para reservar una mesa en nuestro restaurant preferido y luego me cambié.

- Ya estoy. –Dijo acercándose a mí.-
- Hermosa estás. –Le dije haciendo que dé una vueltita.-
-Sonrió.- Gracias. –Me besó.- ¿A dónde vamos?
- Al restaurant de la costanera.
- Ay, sí. –Sonrió.-
- ¿Vamos? Reservé para dentro de media hora.
- Dale.

Salimos y caminamos hasta el auto que estaba a la vuelta. Nos subimos allí y Pau prendió la radio.

Tardamos más o menos veinte minutos en llegar y luego de dar una vuelta por allí, ingresamos en el restaurant.

Pedimos ambos nuestros platos preferidos y estábamos esperando que nos trajeran la comida.

Tomé su mano sobre la mesa y ella me sonrió.

- ¿Qué pasa?
- Nada, me gusta mimarte. –Dije acariciando su mano.-
-Sonrió.- No podes ser tan lindo.
- Vos sos linda. –Besé su mano y ella sonrió.-

El mozo nos trajo el vino que habíamos pedido y nos sirvió ambas copas. Cuando nos quedamos solos tomé mi copa y la levanté.

- ¿Brindamos? –Propuse.-
- Dale. –Dijo y agarró su copa.-
- Brindemos porque esto que tenemos sea infinito.
- Es el mejor brindis de todos.

Sonreímos, chocamos nuestras copas y cada uno tomó un sorbo. Dejé la copa y volví a tomar su mano entre las mías.

- Sabes que hay algo que nunca me animo a decirte y…
- ¿Qué cosa?
- Antes de que pasara todo lo que pasó, nosotros íbamos a casarnos.
- Sí. –Sonrió.-
- Bueno… Creo que es un plan que podríamos retomar. ¿O no?
- Me encantaría ser tu esposa.
- Entonces mañana mismo nos ponemos a organizarlo.
- Por favor. –Dijo con una sonrisa que me contagió.-
- Y la luna de miel a la playa…
- Ay, sí. –Se acercó a besarme.-
- Te amo.
- Te amo.

Sonreímos y volvimos a besarnos.

El mozo nos trajo la comida y comenzamos a comer.

- En el mismo salón, por favor. –Suplicó ella.-
- Era muy lindo.
- Quiero que sea ahí.
- Va a ser ahí entonces.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por esperarme, por hacerle caso a eso que te decía tu corazón.
- No te voy a soltar nunca, pase lo que pase. –Presioné su mano.-
- Yo tampoco mi amor. –Nos sonreímos.-

Terminamos de cenar y luego de pagar, salimos del lugar.

Comenzamos a caminar por la costanera abrazados…

- Siempre pensé en que nos había quedado esa cuenta pendiente.
- ¿Qué cosa?
- Casarnos… No sé, no hubiese cambiado nada, pero…
- ¡Deja de pensar en eso Pedro!
- Bueno che.
- Es que de verdad… -Acarició mi espalda.- Solo pensa en el presente.
- Siento que lo que pasó fue por algo.
- ¿Por qué?
- Para enseñarnos algo…
- Puede ser. –Se encogió de hombros.-
-Besé su sien y acaricié su brazo.- ¿Caminamos un rato o volvemos?
- Como vos quieras.
- Yo tengo ganas de hacer cosas que precisan de que estemos solos…
-Rio.- Volvemos entonces. –Nos besamos.-




-

Gracias por todos los comentarios taaan lindos sobre este corto, en serio. ♥

lunes, 7 de marzo de 2016

Infinito IV.

Luego de bañarme, comí tres sándwiches enormes porque era real que me moría de hambre y Pedro me preparó un tazón de té de tilo.

Me senté en su cama con el tazón en mis manos y él se sentó frente a mí.

- Contame porque no entiendo nada. –Le dije.-
- ¿Te acordas de algo vos?
- No… -Suspiré.- De nada.
- Era un miércoles, vos fuiste a cursar y esa mañana hablamos por WhatsApp, habíamos quedado en que ese día íbamos a almorzar y pasar la tarde juntos, después yo iba a entrar a trabajar.
- Ahora que me lo decís, me acuerdo un poco…
- Bueno, eso fue lo último que supimos de vos. Nunca volviste.
- ¿Mis viejos?
- Creo que deberías avisarles que estás viva. –Rio.-
- Primero necesito entender. –Tomé un poco de té.- ¿Qué pasó después?
- La policía nos dijo que te habían secuestrado.

Y en ese momento una serie de imágenes vino a mi cabeza.

- Sí. –Dije.- Estuve secuestrada, varios días. –Dije rascando mi sien.-
- Creíamos que iban a pedirle un rescate a tus viejos, pero nunca pasó… -Tomó su mano.- Te dieron por muerta una semana después, encontraron un cuerpo en un baldío y lo identificaron… Como el orto veo ahora. –Dijo con lágrimas en los ojos.- Yo nunca me animé a verlo, o a verte… No sé, capaz me hubiese dado cuenta de que no eras vos y nos ahorrábamos todo esto.
- No pienses en eso. –Besé su mano.- El pasado ya está.
- No puedo creer que seas vos, te juro que no caigo.
-Sonreí.- Soy yo. –Volví a besar su mano.- Igual, sigo sin entender muchas cosas. –Suspiré.- ¿Cómo terminé en ese lugar?
- ¿Era un Instituto Psiquiátrico?
- Sí, leí el cartel cuando salí.
- ¿Cómo saliste?
- Por la ventana, ya sé. Estoy loca… Pero, si dejaba que pasara el tiempo iban a volver a sedarme y no sé cuándo me iba a despertar, creo que me desperté porque nadie me cargó el suero.
- ¿De eso tenes los brazos marcados?
- Supongo. –Suspiré y dejé a un lado la taza.- Es muy horrible esto. –Dije comenzando a caer y a llorar.-
- No, no llores mi amor. –Dijo acariciando mis mejillas.-
- ¿Me abrazas? Por favor.
- Toda la vida mi amor.

Pedro me abrazó y los dos terminamos acostados, abrazando y llorando… Por horas.

- No puedo creer todo lo que pasó. –Dije temblando.-
- Yo tampoco, pero tranquila… No tiembles.
- Quedate conmigo.
- Nunca te voy a soltar.

Suponía que los secuestradores en algún momento me habían dejado libre y en ese momento, de alguna manera muy extraña, terminé en aquel asqueroso Instituto.

- ¿Por qué no intentas dormir? –Preguntó acariciando mi pelo.-
- No puedo dejar de pensar.
- Tenes que descansar y tenes que ir a ver un médico… ¡Y hablar con tu familia!
- Ahora no puedo hacer más que estar así con vos.
- Tus viejos lo tienen que saber.
- Te juro que tengo miedo de aparecerme y hacerles mal.
- ¿Por qué decís eso?
- Mamá sufre del corazón. –Dije nerviosa.-
- Lo tienen que saber.
- Necesito estar tranquila yo para contenerla a ella.
- ¿Estás segura?
- Sí, ahora me quiero quedar acá.
- Está bien, como prefieras.

Pasé un largo rato más con él y había amanecido.

- Dale amor, descansa. –Dijo y besó mi frente.-
- ¿Y vos?
- ¿Yo qué?
- ¿No dormís?
- Yo creo que con la felicidad de tenerte conmigo otra vez no duermo nunca más en mi vida.
-Reí.- Te llevaste la peor parte mi amor.
- No sé, vos también la pasaste mal.
- Hace meses estoy dormida, no sentí nada…

Sentí que él acarició mi espalda y yo me aferré aún más a él.

- Lo único que me importa en este momento es que estás acá, conmigo… Otra vez. –Besó mi cuello.-
- Te amo mi amor.
- Y yo te amo a vos, no te das una idea de cuanto. –Dijo acariciándome detrás de mi oreja y en ese momento pude ver su muñeca.-
- ¿Qué tenes ahí? –Pregunté.-
- Un tatuaje…
- ¿Te tatuaste? –Reí.-
- No te rías, ese tatuaje me lo hice por vos.
- ¿De verdad?
- ¿Te acordas de la carta que me escribiste para nuestro primer aniversario?
- Sí, con la caja y las golosinas.
- Sí… Bueno, esa carta terminaba con un “Te amo infinito” y necesitaba tenerte conmigo de alguna manera, por eso ese tatuaje… Porque, por más de que no estabas, lo nuestro seguía siendo infinito.
- No podes ser más hermoso. –Lo besé.-
- Sos vos. –Dijo tocando mi cara.-
- Sí, soy yo. –Lo besé otra vez.-
- Creo que me va a costar mucho tiempo caer.
- Pretendo pasarme toda la vida abrazada a vos, asique tenes toda la vida para caer.

Me acomodé sobre su cuerpo y apoyé mi cabeza en su pecho.

- ¿Me haces mimitos hasta que me duerma? –Le pregunté.-
-Besó mi frente.- No sabes lo que necesitaba estar así con vos. –Dijo comenzando a jugar con mi pelo.-
- Estoy acá mi amor.
- No te das una idea de la felicidad infinita que siento.
- Te amo mi amor, infinito.
- Te amo infinito mi amor.

Me costó mucho, pero logré quedarme dormida con sus mimos.

-

Paula se había dormido hacia horas y yo no podía dejar de mirarla.

Era ella. Era Paula. Era mi amor. ¡Y estaba conmigo!

Mis dedos no se cansaban de recorrer su cara ni mis ojos de mirarla.

Su respiración tan profunda me tranquilizaba, aunque aún me sentía con taquicardia.

Incontables fueron la cantidad de veces que soñé con que ella volvía… Había deseado todos los días que su muerte fuera mentira. Nunca había podido aceptar que ella no estaba… Y ahora entendía porque había algo dentro mío que me decía “No, no la sueltes.”

- Gracias a la vida no te había soltado mi amor. –Susurré en su oído y besé su mejilla.-

Quería quedarme allí para siempre, con ella sobre mi cuerpo. Sintiendo su calor, su aroma, su respiración. Tan solo mirándola.

Ella tomó mi mano y entrelazamos nuestros dedos.

- Dormí amor. –Susurró.-
- No puedo dejar de mirarte.
- Sos muy tierno, pero dale, dormí che.
- ¿Vos te das cuenta que pasé nueve meses creyendo que estabas muerta? ¿Qué creí que no iba a verte nunca más? No puedo ni siquiera entender cómo es que estás acá.

Se levantó un poco y rascó su cabeza.

- ¿Queres que te deje solo?
- No, ni se te ocurra. –Acaricié su mejilla.-
- Perdón, capaz tardé mucho en escaparme.
- No, no es tu culpa mi amor. –La besé.- No es tu culpa.
- O aparecerme así… No sé.
-Volví a besarla.- Vos no tenes la culpa de nada.
- Perdón, sufriste mucho por mi culpa. –Suspiró.-
- No tenes que pedir perdón por nada. Tranquila.
- Es que… No sé. –Se sentó en la cama.-
- ¿Qué no sabes? –Pregunté sentándome delante de ella.-
- Nada. –Suspiró.-
- ¿Sabes en qué pensaba recién?
- ¿En qué?
- En que había algo adentro mío que me decía que no tenía que soltarte. –Tomé sus manos.- Y que hice muy bien en escucharlo, aunque todos me decían que debía dejarte ir.
-Sonrió.- Parece de una película todo esto.
- Sí. ¿No? –Reímos.-
- La verdad es que sí, pero no… Es la realidad. Todavía no termino de entender.
- Yo tampoco. –La besé.- Pero vos no tenes la culpa de nada, ni tenes que pedir perdón por nada.
- No sé…
- En serio mi amor.

La abracé y acaricié su espalda.

- Te amo mi amor, te amo. –Dije en su oído.-
- Te amo para siempre mi amor.

Nos abrazamos más fuerte y nos besamos.





-

Aquí el capítulo de hoy. Quedan tres. ♥

domingo, 6 de marzo de 2016

Infinito III.

Sentía todo extraño a mi alrededor… Como si yo no fuera yo.

Intenté abrir mis ojos, pero no podía. No lograba entender nada, solo una cosa: estaba en un lugar que no era el mío.

Escuchaba a personas que iban y venían de un lado al otro, diálogos que no llegaba a comprender y mucho viento del otro lado de la ventana. Suponía que iba a llover.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que mínimamente pude abrir los ojos y realmente no podía ni siquiera identificar el lugar en el que me encontraba. Todo era muy blanco, muy pulcro.

Por la ventana se podían ver los relámpagos y yo estaba en una cama. Quería levantarme pero el cuerpo me pesaba demasiado.

¿Dónde mierda estaba?

Levanté un poco mi mirada y pude ver que había un suero conectado en mi cuerpo. Genial. ¿Qué me estaban haciendo? Posiblemente eso fuera un sedante, pero demasiado fuerte.

Comencé a pestañear más fuerte para poder ver un poco más nítido y suspiré, no sabía muy bien de donde sacar fuerzas para abandonar aquella cama.

Podía ver que la hora pasaba en un reloj que había en la pared. Eran las cinco de la tarde y la primera vez que lo había visto fue a las tres.

Dos horas ahí, sin poder moverme.

Las horas continuaron pasando y ya era de noche. De a poco, muy de a poco sentía como las fuerzas volvían a mi cuerpo. Cuando pude levantar mi brazo, me quité el suero del otro brazo y después de eso, comencé a sentirme mucho mejor.

¿Qué tenía ese suero?

Pude sentarme en la cama y noté que estaba en pijama. Seguía sin saber dónde me encontraba.

Miré nuevamente a todo mi alrededor y más que tener un indicio de que fuera una clínica o algo por el estilo, no había.

Me miré los brazos y estaban llenos de pinchazos y moretones. Genial, cada vez entendía menos.

Dejé colgando mis piernas por un rato, sentía que si me ponía de pie iba a caerme.

Si bien estaba a oscuras, los relámpagos iluminaban aquella habitación.

Me animé a pararme y aunque me tambaleaba, podía mantenerme de pie. Agarrándome de la pared, pude caminar hasta la ventana y respirar un poco de aire fresco. Eso me hacia bien.

Me senté en el marco de la ventana (sin importar que me mojara bastante) e intenté mantener la calma.

No entendía ni sabía nada. En mi mente solo tenía una cara, no sabía de quién.

Pasó más de una hora en la que yo me mantuve allí, respirando profundo, tratando de recordar algo.

El agua de la lluvia mojaba mi cara y me ayudaba a no dormirme. Aún me sentía débil.

Cerré mis ojos tratando de tener alguna otra imagen que no fuera esa persona, necesitaba saber al menos mi nombre.

No enloquecer ya se estaba complicando.

De un momento al otro fue como si todo se aclarara, recordé mi nombre y recordé quien era esa persona que tenía todo el tiempo en mi mente. Sonreí, al menos un poco.

Aún no terminaba de entender en donde me encontraba, pero eso no me importaba demasiado. Lo único que sabía era que quería salir de allí.

La ventana no tenía rejas y eso era una ayuda, por lo visto daba a la calle.

Mi atuendo no era el indicado, pero poco importaba.

Ya sentía mi cuerpo mucho más fuerte, asique me animé a salir por la ventana y comencé a caminar lo más rápido que podía. Me costó ubicarme, pero por suerte estaba cerca de la casa de aquella persona.

No sabía cuánto tiempo había pasado, esperaba que siguiera allí.

Corrí lo más rápido que pude porque no sabía cuánto tiempo más iba a poder soportar en ese estado.

Corrí, corrí y corrí. Corrí muchas cuadras. (Demasiadas)

Sin nada en mis pies y en pijama. Divino para enfermarme, pero mucho más me habían enfermado en aquel lugar.

Tenía miedo de estar allí, pero aún así toqué timbre. Era muy tarde.

-

Tocaron timbre a las cuatro y media de la mañana y sinceramente eso me pareció demasiado extraño.

- ¿Quién es? –Pregunté desde adentro.-
- Yo mi amor.

Y no, no podía ser verdad.

- No, esto es un sueño. –Dije en medo de una confusión.-
- No mi amor, soy yo. –Repitió.-
- Me da miedo abrir la puerta.
- Abrila porque estoy a punto de desmayarme, por favor.

Abrí la puerta temblando y el que se iba a desmayar en ese momento, iba a ser yo.

- Hola mi amor. –Dijo con una sonrisa.-

Me quedé tildado, llorando como un nene.

- Amor, hola. ¡Soy yo! –Dijo también en medio de una emoción.-

Yo la abracé lo más fuerte que pude y volver a sentirla era todo lo que necesitaba.

- No, no podes ser vos mi amor. –Dije aún abrumado.-
- Soy yo, mirame, sentime, tocame. Soy yo.
- Pero… -Suspiré.- Te dieron por muerta, hace nueve meses.
- ¿Qué? –Preguntó separándose un poco de mí.-
- Pero, sos vos.

Y no dije más nada, tan solo la besé como nunca antes. Como la había necesitado todo ese tiempo.

- No entiendo nada. –Dijo.-
- Yo tampoco, pero sos vos y eso es todo lo que me importa. –Volví a besarla.- Te amo mi amor, te amo, te amo, te amo. –Le dije entre besos.-
-Sonrió.- Te amo mi amor. –Me besó.- Pero, explicame esto porque no lo entiendo… Además, me siento mal, tengo frío y estoy empapada.
-Reí.- Veni mi amor, pasa.

Entramos en mi casa y todavía no entendía nada.

- No puedo creerlo. –Dije temblando.-
- No tiembles mi amor. –Tomó mis manos.-
- Pasé nueve meses creyendo que estabas muerta.
- Creo que estaba en un Instituto psiquiátrico o algo así. –Dijo confundida.- Me tenían super sedada.
- ¿Me estás hablando en serio?
- Sí.

Y yo aún no podía dejar de llorar.

- No llores que soy yo, estoy viva y estoy acá, con vos. –Me besó.-
- No sabes lo horrible que fue.
- No puedo ni imaginarlo. –Secó mis lágrimas.- Pero estoy acá mi amor.

Yo volví a abrazarla y ella casi se desvanece.

- Me siento muy mal. –Dijo.-
- No sé qué hacer. ¿Llamo a un médico?
- No, solo quiero estar con vos.
- ¿Y qué hago? –Me separé un poco de ella y la besé.-
- Quiero darme una ducha pero tengo miedo de caerme, me siento muy débil. Tengo mucho frío y muchísima hambre.
- Date una ducha rápida y calentita, todas tus cosas acá están intactas, asique tengo ropa tuya.
- ¿Todo?
- Nunca pude soltarte. –Suspiré.-
- Menos mal que no lo hiciste, mira si venía y estabas con otra. –Rio.-
-Reí.- Ay, no puedo creer que seas vos.
- Soy yo, ya te lo dije.
- Fueron los peores nueve meses de mi vida.
- ¿Sabes qué era de lo único que me acordaba cuando me desperté?
- ¿De qué?
- De tu cara.

Yo sonreí y no pude evitar besarla otra vez.

Era Paula… Y estaba conmigo, otra vez.




-

Creo que no se lo esperaban... ¿No? POR FAVOR si comentan, no spoileen nada, quiero que sea sorpresa para todos. ;)

sábado, 5 de marzo de 2016

Infinito II.

Nueve meses de ese día, el peor día de mi vida.

Estaba sentado en mi cama, escuchando el disco que ella me había regalado. (porque no, no había día en el que no lo escuchara) y busqué debajo de mi cama una caja que tenía.

Esa caja me la había regalado ella cuando cumplimos un año de novios repleta de golosinas y con la carta más linda que recibí en mi vida, una vez que las golosinas se terminaron comencé a utilizarla para guardar todos sus regalos. Aquella caja estaba pintada por ella a mano, en la tapa decía “te amo” y había una foto nuestra.

La abrí luego de colgarme mirando aquella foto y suspiré, abrir esa caja era igual a llorar por horas. Lo sabía muy bien.

Busqué aquella carta y comencé a leerla, otra vez.

“Mi amor, hola… Debo admitir que me cuesta un poco esto, porque a pesar de ser muy demostrativa, cuando tengo que meterme adentro mío me da un poco de vergüenza. Aún así, quiero hacerlo porque te mereces recibir esto de parte mía.

Hoy hace un año de esa noche tan linda y especial. Todavía recuerdo como te brillaban los ojitos cuando me preguntaste si quería ser tu novia y claro que también recuerdo la felicidad que sentí en aquel momento. Esa noche fue la más linda de todas, haber aceptado esa propuesta y haber estado juntos por primera vez sin duda fue la mejor decisión de mi vida.

Aunque parezca medio raro, ese día mi vida empezó a cambiar. Me regalas tantas cosas todos los días que a veces creo no merecerte. Sos el novio que toda mujer quisiera tener, o al menos el que yo necesito para mí. No entiendo cómo fue que hiciste, pero diste un giro de 360° en mi vida, para bien.

Hacia años no me despertaba con una sonrisa todas las mañanas. ¿Y sabes quién es el dueño de esa sonrisa? Vos mi amor.

La muerte de mi abuela me había destruido y vos me enseñaste que vale la pena seguir… Y si sigo, es por vos. Porque vos sos mi motivo, mi razón. Sin dudas creo que ella nos cruzó.

Me cuesta poner en palabras todo lo que siento por vos, porque es mucho más de lo que sentí por cualquier persona en toda mi vida. Te amo con todo mi alma, te amo con el corazón en la mano. Te amo con lo mucho o poco que soy… Quizás más poco que mucho, pero esto que soy te pertenece. Quiero ser tu mujer para siempre mi amor.

Deseo desde lo más profundo que este primer año sea el primero de muchos, de todos los de nuestras vidas. Quiero morir al lado tuyo Pedro.

Gracias por ser así, gracias por enseñarme a amar y a sentirme amada. Gracias por dejarme ser tu amor y dejarme que vos seas el mío, te juro que es lo más lindo del mundo sentirme así.

Ya sé que me pongo muy cursi, perdón, jajaja. Es que… Te amo y necesitaría muchas más palabras para poder expresártelo como de verdad lo siento.

Feliz primer año mi amor, ojala los que sigan sean igual de felices y hermosos. Quiero todo con vos, para siempre.

Te amo infinito.

Paula.”


Infinito… El símbolo del infinito me lo había tatuado hacia algunos meses en la muñeca. Era mi manera de tenerla conmigo, infinitamente.

Dejé la carta a un lado luego de secar mis lágrimas y continué mirando lo que tenía allí. Fotos, cartitas y demás.

Tomé en mis manos la última foto que nos habíamos sacado juntos, la última noche que se había quedado a dormir en mi casa. Ambos estábamos desnudos, ella envuelta en las sábanas.

Paula acomodada sobre mi pecho, con su mano sobre mi corazón. Yo la abrazaba por los hombros y ambos sonreíamos.

Daba cualquier cosa por volver a estar así con ella.


- Amo tenerte así, toda para mí y desnuda en mi cama. –Dije y besé su hombro.-
-Rio.- Pero que posesivo resultaste eh.
- ¿Ah qué? ¿No sos mía?
- Toda tuya. –Me besó.- ¿Y vos sos todo mío?
- Todo, todo. –Respondí besándola y quedando sobre su cuerpo.-

Me abrazó contra su pecho y comenzó a jugar con mi pelo.

- ¿Qué pasa amor? –Pregunté acariciando su brazo.-
- Nada. ¿Por?
- No sé, pregunto…
-Rio.- Solo quiero mimarte un poco. ¿Está mal? –Besó mi frente.-
- No, me encanta.
- Entonces relajate un poco… -Dijo masajeando mi nuca.-
- Mmm… No podes ser tan linda.
-Rio.- Te amo mi amor.
- Y yo te amo a vos. –Besé su cuello.-
- Quedate ahí che.
-Reí.- Me quedo, me quedo.

Y me quedé dormido con sus mimos.




Allí dentro también tenía el perfume que ella usaba, amaba llenar el osito con aquel perfume y dormirme abrazándolo… Era como sentirla acá.

Me acosté en mi cama, hecho un bollito y abrazando el osito. Cerré mis ojos y suspiré profundo, inundándome de aquel olor… Su olor.

Después de un rato, en el que al menos dejé de llorar, busqué mi celular y armé un collage con mis fotos preferidas de nosotros dos, lo subí a Facebook y comencé a escribir.


“Todavía no quiero ni puedo aceptar que no estás acá mi amor. No puedo entender cómo fue que pasó todo esto. ¿Cómo puede ser que de un momento al otro ya no estás más acá?

Te extraño y te necesito todos los días, te amo incluso más que el primer día. Te amo infinito, para siempre.

No puedo ni quiero soltarte. No puedo permitirme ni pensar en la idea de olvidarme de vos, porque vos sos el amor y la mujer de mi vida.

Todos los días espero tu mensaje de “Buenos días” y nunca llega… Ahí es cuando me doy cuenta que mi vida nunca va a ser más feliz. No puedo serlo sin vos a mi lado. No quiero serlo sin vos.

Me mantengo sobreviviendo solo porque te recuerdo… Pero, no sé cuánto más pueda así.”



Dejé el celular a un lado y continué mirando lo que había dentro de la caja. Las fotos de aquel viaje que habíamos hecho juntos.

- Amor… -Dijo entrando al cuarto.-
- ¿Qué pasa?
- Nada, que te extrañaba. –Me abrazó por la espalda y besó mi nuca.-
- Sos tan linda. –Tomé sus manos y le dí un beso en cada una.-
- ¿Por qué no salimos un rato?
- Yo tenía otros planes.
- ¿Cómo por ejemplo?

- Mmm… Podemos hacer muchas cosas entretenidas acá adentro.
-Rio.- Tenes la idea fija eh.
- Es que… -Hice que quede frente a mí.-
- ¿Es que qué?
-Reí.- Es que te amo. –La besé.-
- Yo también te amo mi amor. –Nos besamos y nos sonreímos.-

Fuimos besándonos hasta el cuarto y la hice caer en la cama. Ella me miró sonriendo y yo me tiré sobre ella pero, a hacerle cosquillas.

- ¡Basta Pedro! –Dijo llorando de risa.-
- ¿Sabes que es lo que más amo en el mundo?
- ¿Qué?
- Escucharte reír. –Dije intensificando las coquillas.-
- No podes ser más tierno, pero odio las cosquillas. –Dijo devolviéndomelas.-
-Reí.- ¿Segura?
- ¡Segura!

Continuamos haciéndonos cosquillas hasta que los dos no podíamos más y terminamos los dos boca arriba en la cama, sin poder dejar de reír.

- Ay, me duele la panza de la risa. –Dijo tocando su abdomen.-
- Reírse hace bien.
- Vos me haces bien mi amor.

Yo sonreí y me acerqué a besarla.

- Igualmente, creí que veníamos a otra cosa. –Dijo sonriendo pícaramente.-
- Amo que tengamos las mismas ideas.
-Rio.- Sos muy predecible igual.
- ¿Y eso es bueno o malo?
- Simplemente es.
-Reí.- Vos sos… Hermosa. –La besé.-
- Y vos hermoso.


Nos sonreímos y nos besamos para hacer el amor una vez más.


Era imposible seguir sin ella. No podía ni siquiera respirar tranquilo.
“Un alma sola dividida en dos.”



-


¡Muchísimas gracias por todos los comentarios! Ya sé que es triste, pero bueno... Y me olvidé de decir ayer, tiene siete capítulos.




viernes, 4 de marzo de 2016

Infinito I.

“Qué lindo que era verlos caminando un alma sola dividida en dos, la orilla de ese mar los encantaba quedaba todo quieto alrededor.
Hermosa fue la vida que llevaron, la suerte no les quiso dar un sol… Curioso es que su risa iluminaba hasta el día que ese mal se la llevó.
Se queda con su foto en un rincón y sueña encontrarla arriba, escucha susurrar un disco viejo que su clara una vez le regaló.
Él sigue con su vida recortada, sin clara fue una vida sin color. La imagen de sus ratos más felices hasta ahora siguen siendo su motor.
La siente, la escucha, la espera y sueña… La lleva bien pegada al corazón, se alegra de nunca despedirla… Pero no va más por la orilla caminando porque sabe que era hermoso entre los dos.”


Una vez más estaba escuchando ese disco… Ese disco que me había regalado ella cuando cumplimos 2 años de novios, estaban todas sus canciones preferidas. Ella siempre decía que no había nada que la identificara más que la música y por eso me lo había regalado. En el disco decía:

“Me costó mucho pensar qué regalarte, pero en cierto punto siento que este es el mejor regalo, como sabes la música es lo que más me identifica en el mundo y cada vez que escuches este disco va a ser como si yo estuviera ahí, con vos.”

Y esa canción, Clara de NTVG era su canción preferida por sobre todas y parecía mentira que así sea…

Cerré mis ojos en medio de un suspiro y recordé ese último viaje juntos.

Los dos íbamos caminando de la mano por la orilla del mar, su cabeza se apoyaba en mi hombro y nuestros pies iban en contacto con el agua.

Era Octubre y éramos casi los únicos en la playa.

Frenamos en un lugar cualquiera, en donde la abracé por la cintura y la besé, acercándola a mi cuerpo.

- No te das una idea de lo mucho que te amo mi amor.
-Sonrió y me abrazó por el cuello.- Creo que sí, me doy una idea…
- ¿Y cómo podes estar tan segura?
- Porque te amo de la misma manera mi amor.

Los dos sonreímos y nos besamos, terminamos abrazados y le dí un beso en el cuello.

- Me haces muy feliz. –Dije en su oído.-
- Y vos a mí amor. Estar acá con vos es lo más lindo del mundo.

Y la realidad era que esa mujer, tan pura y tierna me podía.

Me separé un poco de ella para poder besarla otra vez y noté lágrimas en sus ojos.

- ¿Qué pasa mi amor?
- ¿A veces no te da miedo?
- ¿Qué cosa?
- Que pase algo que nos separe.
- Hey… No. ¿Qué va a pasar?
- No sé, pero yo me muero sin vos. –Dijo aferrándose a mí por el cuello.-
- No va a pasar nada mi amor, vamos a estar juntos para siempre. Te lo prometo.
- Por favor.
- Va a ser así.



Y ahora yo me muero sin ella.

Abracé el osito que me había regalado ella y me largué a llorar, otra vez.

- Te extraño mi amor, te necesito todos los días. –Dije en medio de sollozos.-

Sabía muy bien que nunca más iba a volver a enamorarme. Me había muerto con ella.

Todas las noches soñaba con ella, todas las noches deseaba desde lo más profundo de mi corazón que ese día no existía. Que no había pasado nada.


Ese día me desperté y sonreí al ver que tenía un mensaje de ella en mi celular.

“Buen día mi amor, ya estoy yendo a la facultad. ¿Podemos vernos esta tarde? Te extraño y necesito que me llenes de besos. Te amo.”

“Buen día mi amor, sería un placer. Avisame cuando salgas de la facu.”

“¿Hasta qué hora trabajas hoy?”

“Entro a trabajar a las seis hasta la madrugada, asique podemos almorzar y después pasamos la tarde juntos.”

“Ay, sí. ¡Por favor!”

“¿Estás bien mi amor?”

“Sí. ¿Por qué?”

“Tengo miedo de que esa necesidad de verme esconda alguna angustia.”

“¿Está mal que quiera ver a mi novio?”

“No mi amor, sabes que no. Amo estar con vos.”

“Entonces te aviso cuando salgo de la facu mi amor.”

“Dale, espero tu mensaje.”

“Nunca te olvides de que te amo con todo mi alma.”

“Nunca mi amor. Te amo, para siempre.”

Luego de hablar con mi novia, me levanté para poder bañarme y desayunar algo.




Y esa fue la última vez que hablamos. Nunca recibí ese mensaje en donde me dijera que estaba saliendo para encontrarnos.

Ese había sido el último “te amo”

Un TE AMO eterno.

No lograba acostumbrarme a su ausencia. Ni siquiera la podía aceptar.

Ese día pasó varias horas desaparecida… En realidad, varios días. Creíamos que la habían secuestrado y estábamos esperando que llamaran a pedir el rescate, ya que su familia tenía mucho dinero.

Pero… No fue así. Sí, la secuestraron pero nunca pidieron un rescate.

Simplemente la mataron a sangre fría, en medio de un baldío.

Yo nunca me animé a ver su cuerpo, no quería tener esa imagen de ella… Quería recordarla como era, con una sonrisa. Según me habían dicho, su cuerpo estaba destruido debido a que estuvo varias horas allí y había muchos perros.

En fin, no podía ni imaginarlo.

Como dije, prefería recordarla como era… Y por eso tenía mi casa llena de fotos de ella. Muchos me decían que debía soltarla y no, yo quería vivir aferrado a ella.

Paula fue la única persona capaz de hacerme feliz y como le había dicho, la iba a amar siempre. La muerte no iba a hacer que la olvide.

Pasé varias semanas en estado de shock, sin caer… Sin querer caer. Esas semanas fueron tres, en las que seguí mi vida como siempre, le escribía y le contaba cada cosa que me pasaba e incluso cocinaba para ambos.

NO PODÍA ACEPTAR QUE EL AMOR DE MI VIDA NO ESTABA MÁS.

Igualmente, lo peor fue la noche en la que pude caer en la realidad. Nunca en mi vida había llorado tanto, jamás. Era (y es) un dolor en el alma que no va a aliviarse nunca.

Esa noche terminé internado de urgencia, me debieron sedar porque era imposible tranquilizarme.

Incluso hoy, seis meses después, seguía tomando anti depresivos.

Teníamos planes de casamiento para el año siguiente luego de que ella se recibiera de licenciada en administración de empresas. (Claro, iba a trabajar en la empresa de su familia)

Debí cancelar la reserva del salón, las weddings planners y todo lo que estábamos armando.

Debí aceptar que nunca va a ser mi esposa y eso dolía. Demasiado.

No era mi esposa, pero si mi mujer. El amor de mi vida. Sabía muy bien que nunca más iba a existir alguien como ella, aceptaba que no me iba a volver a enamorar, que iba a vivir atravesado por su ausencia y por las ganas de un día despertarme y encontrarla a mi lado.

Todas las noches antes de dormir escuchaba los audios que tenía en el celular, tenía miedo de olvidarme de su voz.

Todas las noches antes de dormir leía las capturas que tenía en mi celular de todo lo lindo que me decía por WhatsApp.

Todas las noches antes de dormir miraba todas las fotos y videos que tenía con ella.

Todos los días me despierto con la ilusión de tener un mensaje de ella deseándome que tenga un buen día… Pero no, desde que ella se había ido nunca más iba a tener un buen día.




-


Un corto que escribí hace años, lo perdí cuando se rompió mi compu anterior y después no pude volver a escribir, hasta que Anto me dio una idea para volver a hacerlo. (Aunque la gila no se acuerde) Igual la amo mucho.♥

Ya sé que es triste, pero a pesar de eso, ojala los enganche y les guste. :)

https://www.youtube.com/watch?v=-O_Ctd20RTs Clara - No te va gustar