jueves, 31 de marzo de 2016

¿Solo amigos?

Como todos y cada uno de los sábados de estos últimos casi 9 meses, cuando sonó el timbre fui a abrirle. Ella estaba para allí, con la caja de la pizza en su mano y su uniforme de trabajo. Luego de saludarla, la ayudé a entrar su bicicleta y entramos a mi casa.

Dejó la pizza sobre la mesa y se quitó su gorra y su delantal.

- Cada día odio más este uniforme. -Dijo dejándolo sobre la silla.-
- A mí me gusta mucho.
- ¿Sí? -Preguntó con cara de asco.-
-Reí.- Sí, gracias a ese uniforme te conocí.

Ella rio y yo saqué una cerveza de la heladera. Ese era el trato, ella traía una pizza del local donde trabajaba cuando terminaba su turno y yo ponía la cerveza. Serví dos vasos de trago largo mientras ella abrió la caja de la pizza y cortó las porciones. Llevé servilletas a la mesa y nos sentamos frente a frente,

- ¿Qué onda tu semana? -Le pregunté dejando una porción sobre su servilleta.-
- Mmm... Aburrida, como siempre.
- Siempre con tanta onda vos.
- Bueno, es la verdad, mi vida es un embole. -Y comió un poco de pizza.-
- Gracias por la parte que me toca.
- Los sábados a la noche son lo único divertido de mi vida. -Me guiñó el ojo y yo reí.-

Un rato más tarde, ya habíamos terminado la pizza y seguíamos tomando cerveza. Ella se quitó sus zapatillas y subió sus pies a mis piernas.

- ¿Estás cómoda? -Reí.-
- ¿Te jode?
- Para nada polvorita. -Dije acariciando sus piernas y ella rio.-
- Sabes como soy.
- Polvorita. -Reímos.-

Se hizo un silencio en el que tomé su mano sobre la mesa.

- Contame como estás.
- Bien. ¿Por qué?
- Tenes la mirada triste, te conozco.
- Vos estás igual Pedro.
- Bueno, pero primero me contas vos.
-Suspiró.- Mi viejo está cada vez peor, ya no se puede hacer nada y bueno... -Suspiró.- Duele, pero hay que aceptarlo.
-Besé su mano.- ¿Eso les dijeron?
- Sí, en cierto punto creo que es lo mejor, porque verlo así, inconsciente, en una cama no tiene sentido, sé que está sufriendo... Pero, a su vez no lo soltaría nunca. -Hizo una pausa.- Pero, no quiero hablar porque no quiero llorar.
- Cualquier cosa, podes contar conmigo.
- Gracias, de verdad.
- Nada que agradecer.
-Sonrió.- Ahora te toca a vos.
- ¿Qué?
- ¿Qué son esos ojos tristes?
- Nada, no importa.
- A mí sí me importa.
- No es algo para hablar ahora.
- ¿Me involucra?

Y me quedé en silencio.

- No Pedro, esto siempre se basó en confianza absoluta, asique me decís.
- No, porque no estoy dispuesto a perderte.
- ¿Perderme?
- Prefiero que las cosas sigan como siempre.
- No entiendo a donde queres ir.
- ¿Ahora? A vos. -Dije corriendo sus piernas y acercándome a ella.-
- Dale nene.
- ¿Qué?
- Esta charla no va a quedar acá.
- Pero, la podemos dejar para después. ¿No te parece?
- Mmm...
- Los dos esperamos este momento toda la maldita semana.
-Rio.- ¿Vos decís?
- ¿No tengo razón?

Ella mordió su labio sonriendo, posé mis manos en su cintura e hice que que se sentará sobre mis piernas, con cada una de sus piernas a los costados de mi cuerpo. Posé mis manos en su espalda y nos besamos con el mismo desenfreno que lo hacíamos siempre.

- Necesito no pensar, por favor. -Suplicó en mis labios.-
-Besé su cuello mientras la apretaba contra mi cuerpo.- No llores Pau.
- Ay, perdón. -Dijo aferrándose a mí.-
- No tenes que pedir perdón.
- Soy una tarada, vos queres garcharme y yo lloro.

Yo reí y me separé un poco de ella, corrí el pelo de su cara y besé sus labios.

- ¿Y vos que queres hacer?
- Que me hagas olvidar de todo.

Agarré la botella de cerveza y tomé un poco del pico, luego se la ofrecí. Ella tomó lo que quedaba y sin decir más, volvimos a besarnos.

Noté que de verdad esa vez solo queríamos sentirnos, nos habíamos desnudado demasiado rápido para lo que solía ser.

Estábamos abrazados, ella aún sobre mí y yo sentada en la silla, tratando de recuperar nuestra respiración.

- Gracias. -Dijo en mi oído.-
- ¿Por qué?
- Solo gracias.

Se levantó y se cambió. Yo hice lo mismo y me senté a su lado, en el sofa.

Siempre era así, éramos amigos, charlábamos un rato, garchábamos y continuábamos charlando... Como si nada.

- ¿Ahora sí me vas a decir lo que tenías para decirme? -Preguntó.-
- No sé si quiero.
- Pedro, dale. -Dijo enojada.-
- Es que... -Suspiré.-
- ¿Qué?
- No sé si puedo seguir con esto.
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Porque me gustas de verdad Paula. -Dije sin pensarlo.- Bah, no es que me gustas, es que me enamoré.

Y cuando la miré, tenía lágrimas en los ojos.

- ¿Estás seguro de eso?
- Muy seguro Pau.

Ella suspiró y tiró su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo.

- Estas no eran las reglas.
- Lo sé, pero no pude evitarlo.
- Yo no sirvo para enamorarme.
- ¿Cómo podes estar tan segura de eso Paula?
- Porque lo estoy.
- No sé por qué te negas a algo tan lindo y simple como dar y recibir amor.
- No puedo meterme en eso yo.
- ¿Por qué?

Paula se puso de pie y caminó hasta la mesa, en donde se sentó.

- ¿Por qué? -Repetí.-
- Porque hace meses me pasa lo mismo con vos y me llena de miedo. -Dijo.-

Y eso si que me sorprendió. Me puse de pie y me acerqué a ella.

- ¿Me estás hablando en serio?
- No me hagas repetir las cosas Pedro.
- Es que me sorprende.
- No sé ni como fue que te lo dije.
-La besé.- Una vez dejate llevar por lo que sentís.
- No. -Sentenció.-
- Te lo suplico.
- Ya se cagó todo.
- No, me niego.
- Es la última vez, fue la última...

No la dejé seguir, porque la besé con todo el amor que me contuve este tiempo. La besé de manera especial, con dulzura... Tratando de transmitirle todo lo que me pasaba con ella en ese beso.

- No Pedro. -Dijo llorando.-
- Sí Paula. -Y volví a besarla.-

¡Y en ese momento sonó su celular! ¡La puta madre!

- ¿Qué? -Dijo temblando y se dejó caer en el sillón.- No, no puede ser. -Respondió temblando como una nena.-

Me acerqué a ella y me agaché frente suyo.

- Pau... ¿Qué pasa?
- Mi papá.-Dijo con un hilo de voz y dejó su celular.-

Me senté a su lado y ella se acostó, apoyó su cabeza en mis piernas y allí se quedó, llorando por horas mientras yo acariciaba su pelo.

- Dejame estar cerca tuyo. -Susurré en su oído.-
- ¿Me abrazas? -Preguntó con un hilo de voz.-

Me acosté detrás de ella y la abracé por la espalda.

- Ay, por favor, no me dejes sola.
- Siempre voy a estar. -La abracé más fuerte.-
- Perdón.
- ¿Por qué?
- Estábamos hablando...
- Lo único que me importa es estar cerca tuyo, no me importa como.
- Gracias.
- Sh... -Besé su nuca.- ¿Queres que vayamos a la cama?
- ¿Para?
- Así estamos más cómodos.
- No voy a poder dormir.
- Mmm... ¿Un té? ¿Agua?
- No, solo quedate conmigo. -Cerró sus ojos.- Quedate para siempre. -Susurró.-





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Espero que les guste... La semana que viene subo una historia más larga ☺


14 comentarios:

  1. Me gustó mucho!!! mimiroxb

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  2. Me encanta como escribis, creo que siempre te lo digo... Que corto llenó de distintos sentimientos!❤ me encanto posta!!

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  3. Me encantó los dos cortos que subiste ♡♡

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  4. Que lindo y triste!! No pude evitar llorar! Muy sentido...😢

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  5. Me gustaría q sea un poco más largo pero la historia es hermosa y esta tan bien contada q es un placer leerla!

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    1. Gracias!♥ Dentro de poquito subo una historia más larga ☺

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