miércoles, 9 de marzo de 2016

Infinito VI.

Me miré frente al espejo y sonreí, ya estaba lista.

El vestido era como siempre lo había soñado, sencillo y de color blanco. Con algunos detalles bordados y una cola mediana.

Tenía el pelo acomodado con un medio recogido y un maquillaje muy natural. No quería parecer una muñequita de torta, quería ser yo más que nunca.

Me puse una cadenita que me habían regalado mis papás y una pulsera que me había regalado Pedro.

Ya estaba lista y no podía dejar de temblar… Era una mezcla de emoción, felicidad, ansiedad y amor, sobre todo mucho amor.

- ¿Ya estás hija? –Preguntó tocando la puerta.-
- Sí papi, pasa.

Papá pasó y sonrió al verme.

- Estás muy hermosa. –Dijo con lágrimas en los ojos.-
- ¿Sí?
- Sí hija.
- Bueno, gracias. –Sonreí y lo abracé.- No llores eh.
-Rio.- Perdón, es que me emociona mucho.
- Lo sé y a mí también. –Reí y me separé un poco de él.- Y no quiero hacerlo esperar.
- ¿Vamos?
- Por favor.
- Vamos entonces. –Besó mi mejilla y sonreí.-

Nos subimos al auto que nos llevaría a la iglesia y fue el viaje más eterno de toda mi vida…

Por fin llegamos, mi papá me ayudó a bajar y la realidad era que no podía dejar de temblar, me sentía a flor de piel.

- ¿Estás lista? –Me preguntó tomándome del brazo.-
- Eso creo. –Reí.-
- ¿Por qué?
- Estoy muy nerviosa.
- No hija, tenes que estar tranquila y disfrutar.
- Lo sé. –Sonreí.-
- Que sean muy felices, se lo merecen de verdad.
- Ya lo somos pa.
- Bueno, entonces mucho más. –Sonreí.-

Las puertas se abrieron y yo comencé a caminar del brazo de mi papá, lento y pausado… Tratando de que los nervios no me traicionaran.

La sonrisa de Pedro en ese momento era una de las cosas más lindas que había visto en mi vida. Nunca pude quitar mis ojos de él, en todo el trayecto.

Papá soltó mi brazo y tomé la mano de mi futuro marido.

- Estás muy hermosa. –Me dijo con lágrimas en los ojos.-
-Sonreí.- Vos también mi amor, pero no empecemos llorando ahora, por favor.

Los dos reímos y sonreí al ver que las manos que teníamos unidas eran las dos que estaban tatuadas… Yo me había tatuado el mismo infinito que él en mi muñeca.

La ceremonia comenzó y ambos estábamos con lágrimas en los ojos, presionando nuestras manos y cruzando las miradas todo el tiempo.

- Yo Pedro te tomo como esposa a vos Paula… -Dijo presionando mi mano.- Porque te amo con todo mi alma, como nunca voy a poder amar a alguien más. –Y noté que estaba comenzando a llorar asique presioné su mano.- Porque todavía no puedo entender como sobreviví esos nueve meses pensando que ya no estabas más, porque nunca pude soltarte y nunca voy a poder hacerlo. Agradezco infinitamente no haberlo hecho, haberte esperado a pesar de creer que ya no estabas viva. –Y ahora estaba llorando yo también.- Es imposible poner en palabras lo que siento por vos mi amor, quiero que seas mi mujer para siempre porque te amo infinito. –Los dos sonreímos.- Te prometo serte fiel siempre, estar al lado tuyo pase lo que pase, en las buenas y en las malas… Siempre. –Besó mi mano.- Siempre mi amor. –Y ahora secó mis lágrimas con cuidado.- Porque sé que lo que tenemos es más fuerte que todo, incluso que la muerte. –Suspiró.- Te amo mi amor, infinito. –Tomó el anillo y me lo puso, besó mi dedo anular y yo le sonreí.-

Ahora fui yo quien tomé su mano y suspiré para poder hablar, realmente estaba muy emocionada.

- Yo Paula te tomo a vos Pedro como mi marido… -Y suspiré porque me estaba quedando sin voz.-
- Tranquila. –Dijo riendo.-
- Perdón. –Reí, él besó mi mano y yo continué.- Sé que nunca voy a encontrar un amor así como este, tan real, puro, genuino e infinito. Te elijo como mi marido porque vos me seguiste eligiendo aún cuando creíste que estaba muerta. –Suspiré.- Te elijo a vos porque sos el mejor hombre que puede existir para mí, porque siempre estás, me cuidas, me contenes y sobre todo… Me amas con locura, así como yo también te amo a vos, de una manera loca y hermosa. –Los dos sonreímos.- Te amo y te elijo porque me devolviste la sonrisa cuando más lo necesitaba. –Suspiré.- Te amo porque supiste escuchar esa voz interna y esperarme, aunque todos te pidieran que me soltaras… Gracias por no hacerlo. –Él sonrió.- Gracias por ser tan hermoso conmigo todos los días, gracias por ser mi lugar, mi refugio y mi amor… Gracias por ser mi infinito. –Tomé el anillo y se lo puse, besé su mano y nos sonreímos ambos llorando.-
- Creo que después de estas hermosas palabras no hay mucho más que agregar… -Dijo el cura.- Con el poder que me concede la iglesia, los declaro marido y mujer… -Hizo una pausa.- Y sí, pueden besarse.

Nosotros nos miramos riendo, él me tomó por la cintura y yo lo tomé por el cuello. Chocamos nuestras frentes sin dejar de sonreír.

- Te amo esposa, infinito.
- Te amo esposo, infinito.

Volvimos a sonreír y nos unimos en el beso más hermoso de toda mi vida.

- No llores más. –Me dijo riendo.-
- Entonces vos tampoco amor.

Reímos otra vez y nos besamos. Nos abrazamos y nos quedamos allí, varios segundos, hasta que debimos salir de la iglesia, tomados del brazo y mirando a toda la gente que estaba allí con nosotros, acompañándonos.

Una vez fuera de la iglesia el fotógrafo nos sacó algunas fotos y luego de saludar a nuestras familias, fuimos hasta un parque fotográfico en el que estuvimos un rato, lógicamente sacándonos fotos.

Ya estábamos en el salón, comiendo… Habíamos decidido sentarnos solos. Estábamos en una especie de living, sentados en un sillón.

Pedro agarró una papa noisette y me la dio en la boca, yo sonreí y me la comí.

- Estoy muy feliz, muy. –Dije mirándolo.-
-Me sonrió.- Yo también mi amor, es mucho más de lo que soñé esto.

Nos besamos y nos sonreímos.

- Veni… -Dijo haciendo que me siente en sus piernas.-
- ¿Qué pasa?
- Quiero aprovechar de este ratito.
-Sonreí.- ¿Para?
- Mmm… Besarte. –Y me besó.-
- Podría besarte toda la noche. –Sonreímos y volvimos a besarnos.-

Pasamos un rato allí, hasta que nos llamaron para hacer las fotos con las mesas… Luego, bailamos el vals y la primera tanda de baile.

Comimos el plato principal y así la fiesta fue pasando… Sin dudas, fue la mejor noche de mi vida.

Cerca de las ocho de la mañana, llegamos al hotel en donde pasaríamos aquella noche.

- Al fin, sos toda mía. –Dijo besando mi cuello.-
-Reí.- ¿Por qué sos tan hermoso? –Pregunté abrazándolo por los hombros.-
- Mmm… ¿Será que vos me pones así?

Los dos reímos y sentí las manos de Pedro bajar por mi espalda, pasamos un rato besándonos mientras yo quité su corbata y desabroché su camisa.

Pedro caminó hasta quedar detrás de mí y muy lentamente bajó el cierre del corset de mi vestido, se arrodilló en el suelo y pasó varios minutos llenando de besos la piel de mi espalda… Cuando lo tuve de nuevo delante de mí, quité su camisa y él terminó de quitar mi vestido.

Caminó empujándome hasta la cama y allí caímos, besándonos.

- Te amo mi amor… -Dijo en mis labios.-
- Te amo, te amo.

Volvimos a besarnos y terminamos de desnudarnos, recorriendo la piel del otro con nuestros labios.

Caí rendida sobre su cuerpo y él me abrazó por la espalda.

- Sos tan hermosa. –Besó mi frente.-
- Mmm… Si me ves hermosa así de cansada.
-Rio.- Sos hermosa, siempre.
- Vos sos hermoso. –Besé su pecho.- ¿Me puedo quedar acá?
- Toda la vida si queres.
- Sí, quiero.




-

Y... Mañana el final.♥

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