lunes, 7 de marzo de 2016

Infinito IV.

Luego de bañarme, comí tres sándwiches enormes porque era real que me moría de hambre y Pedro me preparó un tazón de té de tilo.

Me senté en su cama con el tazón en mis manos y él se sentó frente a mí.

- Contame porque no entiendo nada. –Le dije.-
- ¿Te acordas de algo vos?
- No… -Suspiré.- De nada.
- Era un miércoles, vos fuiste a cursar y esa mañana hablamos por WhatsApp, habíamos quedado en que ese día íbamos a almorzar y pasar la tarde juntos, después yo iba a entrar a trabajar.
- Ahora que me lo decís, me acuerdo un poco…
- Bueno, eso fue lo último que supimos de vos. Nunca volviste.
- ¿Mis viejos?
- Creo que deberías avisarles que estás viva. –Rio.-
- Primero necesito entender. –Tomé un poco de té.- ¿Qué pasó después?
- La policía nos dijo que te habían secuestrado.

Y en ese momento una serie de imágenes vino a mi cabeza.

- Sí. –Dije.- Estuve secuestrada, varios días. –Dije rascando mi sien.-
- Creíamos que iban a pedirle un rescate a tus viejos, pero nunca pasó… -Tomó su mano.- Te dieron por muerta una semana después, encontraron un cuerpo en un baldío y lo identificaron… Como el orto veo ahora. –Dijo con lágrimas en los ojos.- Yo nunca me animé a verlo, o a verte… No sé, capaz me hubiese dado cuenta de que no eras vos y nos ahorrábamos todo esto.
- No pienses en eso. –Besé su mano.- El pasado ya está.
- No puedo creer que seas vos, te juro que no caigo.
-Sonreí.- Soy yo. –Volví a besar su mano.- Igual, sigo sin entender muchas cosas. –Suspiré.- ¿Cómo terminé en ese lugar?
- ¿Era un Instituto Psiquiátrico?
- Sí, leí el cartel cuando salí.
- ¿Cómo saliste?
- Por la ventana, ya sé. Estoy loca… Pero, si dejaba que pasara el tiempo iban a volver a sedarme y no sé cuándo me iba a despertar, creo que me desperté porque nadie me cargó el suero.
- ¿De eso tenes los brazos marcados?
- Supongo. –Suspiré y dejé a un lado la taza.- Es muy horrible esto. –Dije comenzando a caer y a llorar.-
- No, no llores mi amor. –Dijo acariciando mis mejillas.-
- ¿Me abrazas? Por favor.
- Toda la vida mi amor.

Pedro me abrazó y los dos terminamos acostados, abrazando y llorando… Por horas.

- No puedo creer todo lo que pasó. –Dije temblando.-
- Yo tampoco, pero tranquila… No tiembles.
- Quedate conmigo.
- Nunca te voy a soltar.

Suponía que los secuestradores en algún momento me habían dejado libre y en ese momento, de alguna manera muy extraña, terminé en aquel asqueroso Instituto.

- ¿Por qué no intentas dormir? –Preguntó acariciando mi pelo.-
- No puedo dejar de pensar.
- Tenes que descansar y tenes que ir a ver un médico… ¡Y hablar con tu familia!
- Ahora no puedo hacer más que estar así con vos.
- Tus viejos lo tienen que saber.
- Te juro que tengo miedo de aparecerme y hacerles mal.
- ¿Por qué decís eso?
- Mamá sufre del corazón. –Dije nerviosa.-
- Lo tienen que saber.
- Necesito estar tranquila yo para contenerla a ella.
- ¿Estás segura?
- Sí, ahora me quiero quedar acá.
- Está bien, como prefieras.

Pasé un largo rato más con él y había amanecido.

- Dale amor, descansa. –Dijo y besó mi frente.-
- ¿Y vos?
- ¿Yo qué?
- ¿No dormís?
- Yo creo que con la felicidad de tenerte conmigo otra vez no duermo nunca más en mi vida.
-Reí.- Te llevaste la peor parte mi amor.
- No sé, vos también la pasaste mal.
- Hace meses estoy dormida, no sentí nada…

Sentí que él acarició mi espalda y yo me aferré aún más a él.

- Lo único que me importa en este momento es que estás acá, conmigo… Otra vez. –Besó mi cuello.-
- Te amo mi amor.
- Y yo te amo a vos, no te das una idea de cuanto. –Dijo acariciándome detrás de mi oreja y en ese momento pude ver su muñeca.-
- ¿Qué tenes ahí? –Pregunté.-
- Un tatuaje…
- ¿Te tatuaste? –Reí.-
- No te rías, ese tatuaje me lo hice por vos.
- ¿De verdad?
- ¿Te acordas de la carta que me escribiste para nuestro primer aniversario?
- Sí, con la caja y las golosinas.
- Sí… Bueno, esa carta terminaba con un “Te amo infinito” y necesitaba tenerte conmigo de alguna manera, por eso ese tatuaje… Porque, por más de que no estabas, lo nuestro seguía siendo infinito.
- No podes ser más hermoso. –Lo besé.-
- Sos vos. –Dijo tocando mi cara.-
- Sí, soy yo. –Lo besé otra vez.-
- Creo que me va a costar mucho tiempo caer.
- Pretendo pasarme toda la vida abrazada a vos, asique tenes toda la vida para caer.

Me acomodé sobre su cuerpo y apoyé mi cabeza en su pecho.

- ¿Me haces mimitos hasta que me duerma? –Le pregunté.-
-Besó mi frente.- No sabes lo que necesitaba estar así con vos. –Dijo comenzando a jugar con mi pelo.-
- Estoy acá mi amor.
- No te das una idea de la felicidad infinita que siento.
- Te amo mi amor, infinito.
- Te amo infinito mi amor.

Me costó mucho, pero logré quedarme dormida con sus mimos.

-

Paula se había dormido hacia horas y yo no podía dejar de mirarla.

Era ella. Era Paula. Era mi amor. ¡Y estaba conmigo!

Mis dedos no se cansaban de recorrer su cara ni mis ojos de mirarla.

Su respiración tan profunda me tranquilizaba, aunque aún me sentía con taquicardia.

Incontables fueron la cantidad de veces que soñé con que ella volvía… Había deseado todos los días que su muerte fuera mentira. Nunca había podido aceptar que ella no estaba… Y ahora entendía porque había algo dentro mío que me decía “No, no la sueltes.”

- Gracias a la vida no te había soltado mi amor. –Susurré en su oído y besé su mejilla.-

Quería quedarme allí para siempre, con ella sobre mi cuerpo. Sintiendo su calor, su aroma, su respiración. Tan solo mirándola.

Ella tomó mi mano y entrelazamos nuestros dedos.

- Dormí amor. –Susurró.-
- No puedo dejar de mirarte.
- Sos muy tierno, pero dale, dormí che.
- ¿Vos te das cuenta que pasé nueve meses creyendo que estabas muerta? ¿Qué creí que no iba a verte nunca más? No puedo ni siquiera entender cómo es que estás acá.

Se levantó un poco y rascó su cabeza.

- ¿Queres que te deje solo?
- No, ni se te ocurra. –Acaricié su mejilla.-
- Perdón, capaz tardé mucho en escaparme.
- No, no es tu culpa mi amor. –La besé.- No es tu culpa.
- O aparecerme así… No sé.
-Volví a besarla.- Vos no tenes la culpa de nada.
- Perdón, sufriste mucho por mi culpa. –Suspiró.-
- No tenes que pedir perdón por nada. Tranquila.
- Es que… No sé. –Se sentó en la cama.-
- ¿Qué no sabes? –Pregunté sentándome delante de ella.-
- Nada. –Suspiró.-
- ¿Sabes en qué pensaba recién?
- ¿En qué?
- En que había algo adentro mío que me decía que no tenía que soltarte. –Tomé sus manos.- Y que hice muy bien en escucharlo, aunque todos me decían que debía dejarte ir.
-Sonrió.- Parece de una película todo esto.
- Sí. ¿No? –Reímos.-
- La verdad es que sí, pero no… Es la realidad. Todavía no termino de entender.
- Yo tampoco. –La besé.- Pero vos no tenes la culpa de nada, ni tenes que pedir perdón por nada.
- No sé…
- En serio mi amor.

La abracé y acaricié su espalda.

- Te amo mi amor, te amo. –Dije en su oído.-
- Te amo para siempre mi amor.

Nos abrazamos más fuerte y nos besamos.





-

Aquí el capítulo de hoy. Quedan tres. ♥

15 comentarios:

  1. Me encantaría leer el recuento de Pau con sus papás ♡

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  2. Que hermoso e inesperado reencuentro!!

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  3. Amo infinito este corto... Es tan genial... ❤

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  4. Que lindo!!! amo como escribis!!!

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  5. Me encanta la originalidad, y la vuelta q le das a la historia de amor. Es muy interesante leerla sobre todo xq te alejas un poco de lo común y el típico amor de telenovela.

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  6. Pedro es muy tierno ❤❤ quiero uno asi ahr jaja me encanto!

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