lunes, 6 de junio de 2016

Atracciones.

Era de noche, de noche en serio, y Paula estaba caminando sola por una calle sin salida.

Para sus adentros formaba insultos en todos los idiomas posibles contra su profesor de Estadística que les había dado cuarenta minutos más de clases de lo debido.

“¿No se daba cuenta que ahora era demasiado tarde para volver a nuestras casas? ¡Los trenes ya no andan a esta hora! ¿Cómo se puede ser tan desconsiderado…?”
Caminaba con su mochila puesta hacia delante y sus brazos abrazándola, sus pies se movían lo más rápido que podía y a decir verdad, su corazón estaba acelerado.

Es que no era una calle con buena fama, y menos un miércoles cerca de la medianoche.

Sintió su celular vibrar y no era una notificación, era una llamada.

¡La puta madre! Pensó.

Era su mamá y si no atendía se preocuparía. ¿No podría haber llamado un par de minutos después?

- Hola ma, no puedo hablar ahora, estoy volviendo a casa.

Y en ese momento, sintió que alguien la agarró del cuello desde atrás y su celular cayó al suelo.

- ¡Soltame! ¡Soltame! –Gritó paralizada.-
- No pendeja, no grites, no la hagas complicada. –Dijo el hombre tapándole la boca con su mano.-

Pero, Paula no iba a quedarse quieta. Intentó zafarse de todas las maneras posibles, pero el hombre la agarraba cada vez más fuerte.

- Quedate quietita, no me obligues a lastimarte. –Dijo en el oído de Paula.-
- Llevate lo que quieras, pero dejame en paz. –Respondió temblando.-
- ¡Entra! –Dijo tomándola de la nuca.-

Y la empujó hasta ingresar en una obra de construcción, la cual a esa hora estaba completamente vacía. Con su mano en la nuca de ella, la dirigió hasta que quedó contra la pared y le quitó la mochila. Paula quiso darse vuelta, pero él se lo impidió.

- ¡Te quedas ahí! –Le gritó.-

Ella ni siquiera respondió, solo eligió quedarse quieta. Estaba temblando y llorando, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar… Solo quería salir con vida de aquella situación.

Se comenzaron a escuchar las sirenas de la policía y Paula suspiró aliviada.

- ¡No! ¡La puta madre! –Dijo él, dejando caer la mochila de Paula al piso.- ¿Cómo hiciste?
- ¡Yo no hice nada! –Respondió asustada.-
- ¿Y qué? ¿La cana vino por osmosis?
- Yo no pude haber llamado, mi celular está en el piso.
- ¡Estabas hablando por teléfono!
- ¡Con mi vieja!
- ¿Tengo que creerte?
- Revisalo si queres.

Él temblando revisó el celular de la chica y notó que tenía razón. No dijo más nada, solo caminó hasta quedar contra la pared y temblaba cada vez más.

- Van a venir a buscarme. –Dijo asustado.-
- Y, estás choreando. ¿Qué queres que vaya a pasar? –Dijo ella dándose vuelta.-

Se dejó deslizar con la espalda por la pared y quedó sentado en el piso, con sus piernas flexionadas y con la misma actitud de un nene asustado.

- Yo no quería hacer esto. –Dijo con un hilo de voz.-
- No, no me vas a dar lastima.

Pero él no dijo más nada, solo escondió su cara con sus manos. Paula quiso acercarse, pero a la vez le dio miedo.

- Deja de hacerte la víctima.
- No me entregues, por favor.
- ¿Por qué debería hacerlo?
- Necesito comer. –Dijo avergonzado.-
- Tampoco te excuses.
- De verdad. –Dijo cabizbajo.- No como hace tres días.
- ¿Y por eso robas?
- Es la única salida que encontré, es la primera vez que lo hago.
- No, no voy a comerme tu cuentito. –Dijo dudando.-
- Estoy sin laburo hace tres meses, ya no tengo un mango… Tuve hasta que dejar mi casa, duermo acá.
- ¿De verdad me estás diciendo?
- ¿Qué gano con mentirte?
- Que no te entregue.
- ¿No lo vas a hacer?
- No sé… Me cuesta creerte.
- Es la única verdad, ni siquiera estoy armado.
- ¿Y por qué me metiste acá?
- Porque estoy nervioso y no sé qué hacer.

Paula en ese momento se asomó disimuladamente por la ventana y vio que los policías estaban entrando.

- Están subiendo. –Dijo Paula.-
- ¡La puta madre! –Dijo él temblando.-

Ella se dejó guiar por su impulso y se acercó a él, lo hizo parar y lo besó tomándolo por la nuca.

- ¿Qué haces? –Preguntó extrañado.-
- Vos chapame, no preguntes.

Continuaron besándose hasta que ingresó una policía allí.

- Chicos… ¿Todo bien?
- Sí. ¿Por qué? –Preguntó ella.-
- Una vecina llamó porque le pareció ver un robo y como estábamos patrullando a la vuelta, vinimos.
- No, no se preocupe… Al menos acá, no pasa nada.
- Bueno, está bien. Pero váyanse, no pueden estar acá.
- Sí, sí… Ahora nos vamos. –Respondió Paula.-

Ambos esperaron a que la policía y el patrullero se vayan.

- Gracias. –Dijo él.- De verdad.

Paula no respondió nada, solo buscó en su mochila un alfajor que no había comido aquel día.

- Toma. –Dijo ofreciéndoselo.-
- Ya hiciste mucho, no hace falta.
- Comelo, dale.
- ¿Segura?
- Sí, segura.
- Bueno, gracias.
- Está bien, no pasa nada.

Él se sentó en el piso y comenzó a comer el alfajor.

- ¿Cómo te llamas?
- Pedro. ¿Y vos?
- Paula.
- Gracias Paula, en serio.
- Ya está, ya pasó.
- No quise lastimarte.
- Ya pasó, de verdad.

Pedro comió el alfajor con la mirada de Paula clavada en él.

No podía dejar de mirarlo ni de fantasear con aquel chico. Era una situación muy extraña, pero ese beso la había hecho temblar.

Pedro se puso de pie y ella lo siguió para volver a besarlo.

- ¿Qué haces?
- ¿Me vas a negar que no te movió algo ese beso?
- Sos muy linda, pero no…
- ¿Por qué? –Preguntó besándolo y tocando su espalda.-
- Porque no da.
- Sí que da. –Dijo llevando sus manos hacia delante por la cadera de Pedro.-
- No seas así. –Respondió cerrando sus ojos.-
- Quiero ser así. –Y mordió el labio inferior de él.-
- No tengo globitos.

Paula rio y buscó los que tenía en su mochila.

- Acá hay. ¿Algún otro problema?
- ¿Estás segura?
- No soy una nena.
- Pareces.
- No lo soy. ¿Queres que te lo demuestre? –Le preguntó desafiándolo y desabrochando su pantalón.-
- Me estás tentando demasiado.
- Es la idea. –Y comenzó a acariciarlo.-

Pedro tiró su cabeza hacia atrás y Paula se arrodilló delante de él. Bajó su pantalón y su bóxer para dejarlo desnudo de la cintura a los pies.

Hizo todo lo que sabía con sus manos y su boca hasta que él estalló. Pedro la tomó por el mentón y la obligó a ponerse de pie para besarla.

- ¿Viste que tenías que dejarme? –Preguntó ella pícaramente.-
- Sos una bomba.
- Y todavía no probaste lo mejor.

Paula hizo que él se acostara en el suelo y se desnudó a sí misma de manera sensual. Buscó uno de los forros que tenía y se lo puso a él, para sentarse sobre su cuerpo y hacerlo sentir aún mejor que hacia algunos minutos.

Claro, ella también lo disfrutaba.

Al rato, ambos ya estaban vestidos y bajando las escaleras para llegar a la calle.

- No robes más, podes pasarla mejor. –Dijo ella y le guiñó el ojo.-
-Rio.- Gracias, de verdad.
- ¿Por qué? ¿Por no entregarte? ¿Por el alfajor? ¿O por el garche?
- Por las tres.

Rieron y se besaron.

- ¿Siempre estás acá? –Preguntó ella.-
- No tengo donde dormir, asique sí.
- Es bueno saberlo. –Y volvió a besarlo.-
- ¿Vas a volver?
- Con una condición.
- ¿Cuál?
- No robes, de verdad… Yo puedo ayudarte, pero no lo hagas.
- No lo voy a volver a hacer.
- ¿Me lo prometes?
- No somos nenes.
- Si queres volver a verme, promételo.
- Está bien, te lo prometo.

Ambos rieron y se besaron otra vez a modo de despedida.

Paula retomó el camino de vuelta a su casa y empezó a reírse sola. Había sido todo muy bizarro y había experimentado mil sensaciones en apenas media hora.

Cada día que pasaba confirmaba aún más su teoría, hay atracciones que son inevitables.





-


Cortito, pero es hasta donde me da la vida, el tiempo y la mente en estos momentos... Aún así espero que les guste y comenten ☺☺

8 comentarios: