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jueves, 12 de mayo de 2016

El poder del amor VII.



- Veni hija... -Le dije alcanzándola.- Quedate con mamá ahora.
- ¡Ufa!
- Hey, dale. ¿No queres ir a ver a papá cantar?
- Sí.
- Entonces tenes que venir conmigo, dale.

La alcé y ella me hizo puchero. Yo reí.

- O te quedas conmigo o vamos al camarín.
- No, con vos.
- Entonces vamos.

Caminé con ella en brazos hasta el costado del escenario y Pedro sonrió al vernos.

- Por favor. ¿Me dejan hacer algo? –Le preguntó Pedro a su público.-

Claro que todos respondieron que sí.

Pedro se acercó a nosotras, alzó a nuestra hija y tomó mi mano. Caminamos los tres hasta el centro del escenario y comenzó a hablar al micrófono.

- Hoy no es solo el primer show de este nuevo tour, sino que es muy especial como todos a los que vienen ellas. –Hizo una pausa.- Ya las conocen, ella es Paula mi mujer y ella es Nina, mi hija.

Pedro subió a Nina a sus hombros y ella lo agarró por su frente.

- Hija… -Dijo mirándola.-
- ¿Qué papi? –Preguntó en el micrófono.-
- ¿Queres que te cante tu canción?
- ¡Sí! –Dijo festejando.-
- Anda con mamá, se quedan acá y yo te la canto.

Yo alcé a Nina y ella se aferró a mi cuello, pero sin dejar de mirar a su papá. Claramente estaban enamorados.

Pedro le cantó toda su canción y terminamos los tres abrazados y emocionados.

- ¿Vamos hija? Papá tiene que seguir cantando.
- ¡No! –Dijo Nina.-
- Hija… Después te prometo que en el final voy a buscarte y saludamos juntos. ¿Queres?
- Mmm…
- Dale hija, vamos. –Dije tomándola en brazos.- Después volvemos.

-

El show terminó y tal como le había dicho a Nina, antes del final fui a buscarla, la subí a mis hombros y salí a saludar con ella.

Sin dudas desde que ella había llegado a mi vida, todo había tomado otro sentido.

Salí por el medio de las pantallas y allí estaba Pau. Me besó y me miró a los ojos.

- Sos el mejor del mundo mi amor, gracias por dejarnos estar acá.
- Las necesito cerca siempre.
- Te amo. –Me besó.-
- Te amo gorda. –Nos besamos y Nina comenzó a reclamar atención.-

Nosotros reímos y Pau la alzó. Me dí una ducha en el camarín y luego una combi nos llevó a casa.

- No sé como la vamos a dormir ahora. –Dijo Pau mirando a Nina quien saltaba sobre la cama.-
-Reí.- Misión imposible.
- Hija… ¿Vamos a bañarnos? –Le preguntó su mamá ya que con el baño solía tranquilizarse.-
- ¡Tengo hambre! –Dijo Nina.-
- Vayan a bañarse que yo después tengo helado… -Le dije.-
- ¡Sí! –Respondió festejando.-
- Vamos entonces Nina, dale.

Pau la tomó de la mano y se fueron al baño.

-

Desvestí a mi hija mientras la bañera se llenaba y la ayudé a ingresar allí. Comencé a lavar su pelo y ella suspiró.

- ¿Qué pasa hija?
- Quería más show.
-Reí.- Ahora hay que bañarnos, comer el helado y dormir.
- ¡Ufa!
- Ufa nada, es tarde hija.

Ella se cruzó de brazos y yo suspiré, terminé de lavar su pelo y luego su cuerpo. Le puse su bombacha, le puse su pijama y sequé su pelo.

La subí a la mesada del baño.

- Si no me sacas esa cara de puchero, no hay helado eh.
- No quiero dormir mamá.
- ¿Y si hoy dormís con papá y mamá?
- Mmm…
- No te hagas la enojada que te encanta dormir con nosotros.

Pedro se acercó al baño y se paró a mi lado.

- Ah no, con esa cara no hay helado eh. –Le dijo.-
- Mamá quiere que duerma.
- Después del helado. –Le dijo su papá.-
- No quiero dormir.
- Mmm… ¿Vamos a tomar el helado?
- Sí.
- Vamos entonces.

Pedro la alzó y fuimos hasta la habitación. Comimos el helado en la cama y Nina se lavó los dientes.

Nina estaba acostada en el medio de nuestra cama, boca abajo. Con Pedro nos pasamos un largo rato masajeándola, mimándola y llenándola de besos hasta que se quedó dormida.

- Costó. –Dije riendo.-
- ¿Ahora me dormís a mí? –Rio.-
- Quería invitarte un trago.
- ¿En dónde?
- Abajo. –Reí.- ¿Queres?
- Sí, dale.

Dejamos a Nina durmiendo en nuestra habitación y bajamos a la cocina, le pedimos a Clari que aún estaba despierta que nos prepara unos tragos.

Pau y yo estábamos en el sillón, ya habíamos terminado nuestros tragos y estábamos frente a frente.

- No entiendo como haces, pero cada día estoy más enamorada de vos. –Le dije mirándolo a los ojos.-
-Sonrió.- Pensé que era al único loco que le pasaba.
-Reí.- Te amo con todo mi alma Pedro. –Lo besé.-
- Te amo con locura gorda.

Sonreímos y nos besamos.

- ¿Por qué dejaste a Nina en nuestra pieza? ¡A veces te mataría! –Dijo acariciando mi espalda.-
-Reí.- Llevala a su cuarto.
- ¿Vos me esperas?
- Toda la vida. –Lo besé.-

Pedro dejó a Nina durmiendo en su habitación y yo lo esperé en la cama.

- Al fin nene, ya me estaba poniendo impaciente.
- Es que se despertó… Y preferí dormirla a que venga a interrumpir.
-Reí.- Hiciste bien.

Él se acercó a mí y me besó, tirándose sobre mí.

- Es una boludes, pero que siempre que vayamos a verte nos hagas pasar al escenario me hace dar cuenta de cuanto nos amas…
- ¿Con eso solo lo notas?
- No tonto, pero me gusta mucho que hagas eso.
-Me besó.- A mí también me gusta hacerlo… -Besó mi cuello.- Pero también me gusta hacer otras cosas con ustedes, y en este momento algo muy puntual con vos.
-Reí.- Hacelo, nunca me negaría.
- Ay, sos tan linda.
- Vos sos lindo. –Dije quitando su remera.-
- Te amo mi amor.
- Y yo te amo a vos.

Terminé de quitar su remera y subí mis manos desde su cintura hasta su nuca para que me besara.

- A veces deseo que esto sea para siempre. –Dije mientras él comenzaba a subir mi remera.-
- Va a ser para siempre.
- No podría nada sin vos.
- Ni yo sin vos.

Nos besamos y nos miramos a los ojos.

- Quiero que sigamos cambiando juntos, de la mano, toda la vida… -Le dije.-
- Te prometo que así va a ser.

Volvimos a besarnos y en medio de besos, terminamos de desnudarnos.

Sin dudas sentirme su mujer estaba entre las sensaciones más lindas de mi vida.

El amor tiene mucho poder sobre nosotros, pero por sobre todas las cosas, puede cambiarnos (y mucho más de lo que creemos).



-


Y fin... ♥ Espero que les guste ☺

Mientras más comenten, más pronto estaré subiendo el próximo corto ;)

<Y si quieren leer algo en especial, se aceptan todo tipo de ideas por aquí http://ask.fm/paulashines ☺
>

miércoles, 11 de mayo de 2016

El poder del amor VI.

Finalmente allí estábamos, el mar azul, la arena blanca y nosotros. Claramente estábamos en una zona privada, sino los malditos fotógrafos no nos dejarían en paz.

Pau estaba sentada en una reposera y yo en una lona, frente a ella.

-Suspiró profundo y estiró su espalda.- Hacia mucho necesitaba esta paz.
-Le dí un beso en su pierna.- ¿Ya me perdonaste?
- Me costó un poco, pero me doy cuenta que de verdad reaccionaste. ¿Vos me perdonaste a mí?
- Obvio, yo hubiese reaccionado igual. –Reímos.- ¿Venís conmigo?
- Estoy acá.
- Te necesito cerca.

Pau sonrió y se sentó a mi lado.

- Mira, pone la mano en la panza.
- ¿Qué pasa?
- Se está moviendo como loca.

Yo llevé mi mano su panza y sonreí.

- ¿La sentís?
- Sí. –Le dí un beso.- ¿No te duele?
- No, se siente raro, pero es lindo… Últimamente se mueve con fuerza, antes estaba mucho más tranquila.
- Empieza a crecer.
- Ya estamos a mitad de camino.
- Una locura. –Reí.-
- Necesitamos un nombre porque no puede seguir siendo anónima.
-Reí.- Tenes razón. ¿Pensaste alguno?
- Mmm… ¿Vos?
- Te pregunté primero a vos.
- Pero quiero saber si vos pensaste alguno.
- A mí me fascina Nina.
-Sonrió.- Es lindo.
- ¿A vos cuál te gusta?
- No había pensando en ninguno… Creo que Nina puede ser una opción.
- Tenemos tiempo para terminar de decidirnos.
- Sí, pasa que viste que yo creía que era nene, entonces ni pensé nombres de nena. –Rio.-
- Como te falló el instinto ahí eh.
- Me da un poco de miedo eso.
- ¿Por qué?
- Porque mira si me equivoco con ella.
- No pienses así gorda.
- Hay momentos en los que me muero de miedo.
- Tranquila, ningún padre tiene manual.
- Ya lo sé.
- Vamos a aprender los tres juntos.
- Te vamos a necesitar muy cerca.
- Voy a vivir encima de ustedes, más que ahora.
- Por favor.

Sonreímos y la besé.

- Se calmó. ¿No? –Dije aún tocando su panza.-
- Sí, se ve que quería llamar la atención y como ya hablamos de ella. –Reímos.- ¿Haces mate?
- Dale.

Preparé el mate y comenzamos a tomar.

- Siempre me dio cosa preguntarte esto porque no quiero que peleemos, pero necesito saberlo.
- ¿Qué cosa amor?
-Suspiró.- ¿Para el último mes de embarazo y al menos el primer mes, no tenes fechas de viaje, no?
- Mira, ahora el otro mes, o sea cuando vos estés de siete, terminamos la gira de este tour y después es volver al trabajo de estudio, escribir, componer, ensayar… Capaz haga algún show, pero aislado y que los voy a elegir yo, ya le dije que hasta el nuevo disco cualquier fecha la consulte conmigo.
- Me dejas mucho más tranquila, de verdad. Gracias.
-Besé su panza.- No las voy a dejar solas.
- Necesitaba preguntártelo.
- No pasa nada gorda, tranquila.

Terminamos el termo de mate y luego de que ella se cruzó al hotel para ir al baño, le propuse ir a caminar por la orilla del mar y eso hicimos.

Íbamos de la mano, besándonos cada tanto.

- A veces me gustaría estar así para siempre. –Dijo.-
- Siempre que queramos podemos estar así.
- Mmm…
- De verdad, podemos buscar la paz en cualquier lado.
- No reniego de lo que sos, pero a veces tu fama me irrita un poco.
-Reí.- A mí también. –La abracé por la espalda.- Pero, hay que aprender a convivir con eso.
- Sí, lo sé.
-Besé su mejilla.- No pensemos en eso, mejor disfrutemos.
- Sí, es cierto. 

-

Más tarde, sali de bañarme y él se había quedado dormido en la cama. Sonreí y me acerqué a él, acaricié su pelo y besé su frente.

- Amor… -Susurré.- Bajo a merendar, quedate durmiendo si queres.
- No, voy con vos.
- Solo te avisé para que no te preocupes.
- Pero voy con vos, de verdad.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Bueno, dale.

Bajamos los dos al comedor del hotel.

- Creo que necesito comer medialunas con dulce de leche. –Dije.-
- ¿Antojo?
- Algo así. –Reí.-
- Ahora pedimos. ¿Qué queres tomar?
- Mmm… Un licuado de banana.

Pedro hizo el pedido y a los minutos ya estábamos comiendo.

- Tenes una carita de dormido Pepe.
- Me había desmayado.
- Te hubieses quedado.
- Mmm… Prefiero comer con vos y que después clavemos siestita juntos.
- Eso suena tentador. –Reí.-
- ¿Tenes sueño?
- Sí, anoche no dormí mucho.
- ¿Por?
- No sé, estaba desvelada.
- Me parece que esa nena te está desvelando mucho.
- ¡Y todavía está adentro! –Reímos.-

Terminamos de merendar y subimos nuevamente a nuestra habitación. Yo fui al baño y cuando volví, Pedro ya estaba en la cama.

- Veni amor. –Dijo.-
- Ah, era muy en serio.
- ¡Obvio! ¿O tenes un plan mejor?
- Mmm… No, ninguno.
- Entonces veni, dale.

Yo reí y me acosté a su lado.

- ¿Te sentís bien?
- Sí. ¿Por?
- Tenes la carita medio pálida.
- No me siento mal.
- Bueno, mejor. –Besó mi frente.- Descansa.
- Vos también amor.

Nos quedamos dormidos y me desperté varias horas después, Pedro estaba a mi lado con su celular.

- Hola gorda. –Dijo.-
- Mmm… Hola. Dormí mucho. ¿No?
-Rio.- Bastante.
- ¿Es muy tarde?
- No, pero deberíamos ir bajando a comer.
- ¿Qué hora es?
- Las once.
- ¿Eh? ¿Tanto dormí?
-Rio.- Sí.
- Como para no estar desvelada esta noche.
- Pensaba en que salgamos después de comer.
- ¿A dónde?
- No sé, a dar una vuelta, un rato, pero si no queres.
- Si no tenemos mucha gente encima, sí.
- Sé muy bien a donde llevarte para estar tranquilos.
- Entonces confío en vos.
- Haces muy bien.
-Reí.- ¿Vamos a comer? Muero de hambre.
- Dale, vamos.
- Bancame que voy al baño.
- Dale.





-


Mañana el último capítulo, comenten por favor ♥

martes, 10 de mayo de 2016

El poder del amor V.

“¿Hoy venís, no?”

“Sí gorda. ¿No habíamos quedado en eso?”

“Pregunto por las dudas.”

“Ahí voy a estar.”

“¿Vas directamente a la clínica?”

“Sí. ¿Puede ser?”

“Sí, no pasa nada. No llegues tarde.”

“Tranquila que ahí voy a estar mi amor. Los amo.”

“Nosotros a vos, mucho.”


Un rato después, estaba en la sala de espera junto a mi pancita. Hacia tiempo que queríamos ver su sexo y no se dejaba, asique hoy rogaba poder hacerlo. No podía más de la ansiedad.

- Más vale que te dejes ver hoy eh. –Le dije tocando mi panza.-

Llamaron a la chica que estaba antes que yo y suspiré porque Pedro aún no había llegado.

“¿Dónde estás?”

“Yendo.”

“Siempre es lo mismo nene, dale porque la próxima soy yo.”

“El tránsito es un quilombo.”

“Siempre tenes una excusa y ya no me interesan.”

“¿Ya te enojaste?”

“Sí, y con razón.”

“¿Estás segura?”

“Sí.”

“Bueno, como prefieras.”


Pasé al consultorio (claro que sola) y la médica me revisó.

- ¿El papá no viene para la ecografía?
- No. –Dije con bronca.-
- ¿Queres que la grabemos así después la ve?
- Mmm… Bueno.
- Dale, acostate así empezamos.

Yo estaba en corpiño y pantalón, asique me acosté en la camilla, desabroché mi pantalón y la médica comenzó a llenar con ese gel frío mi panza.

Yo cerré mis ojos e hice fuerza para no largarme a llorar. Ya no sabía qué hacer con Pedro.

¿En dónde carajo estaba?

- Mira, ahí está… -Dijo la doctora.-

Yo abrí mis ojos y miré a la pantalla, no pude evitar sonreír… Aunque seguía deseando que él estuviese ahí, tomando mi mano.

- Está muy bien de tamaño y de peso… -Dijo observando los valores de la pantalla.- 17 semanas de gestación, ya por llegar a la mitad.
- ¿Y se deja ver el sexo? –Le pregunté.-
- ¿No lo sabes?
- No, nunca se dejó.
- Se ve clarito, mira… -Dijo señalando.- Es una nena. -Sonreí emocionada.- Una princesita.

La doctora terminó con la ecografía, yo me cambié, me dio una orden para hacerme un estudio junto con la copia de la ecografía y luego me fui.

“¿En dónde mierda estás Pedro?”

“En casa.”

“¿Me estás jodiendo?”

“No hubiese llegado.”

“Veo cuánto te importamos…”


Caminé hasta la remisería y pedí un auto para volver a mi casa.

Ingresé en mi habitación sin cruzarme con Pedro, dejé todas mis cosas a un lado y me dejé caer en la cama. Se me partía la cabeza.

Cerré mis ojos y llevé mis manos a mi panza.

- Hola mi amor… -Suspiré.- Hola princesita hermosa. –Y se me cayó una lágrima.- Me emocionó mucho verte. ¿Sabes? Y saber que sos una nena es hermoso, es hermoso saber que siempre vas a ser mi mejor amiga. Te amo con todo mi alma hija y siempre vamos a estar juntas, te lo prometo.
- ¿Es una nena? –Preguntó Pedro emocionado.-
- Sí, si hubieses venido te enterabas de otra manera.

Pero, no me respondió. Solo se acercó a mi panza y la besó.

- Hola hija, yo soy papá. –Susurró.- ¿Me va a tocar ser cuida y celoso? –Rio.- Te amo mi amor. –Volvió a besar mi panza y se sentó a mi lado.-

Me senté también y me quité mi saquito.

- ¿En dónde estabas Pedro?
- No tengo ganas de discutir.
- No me banco más esto.
- Sabes donde está la puerta.
- ¿Me estás jodiendo?
- Ni siquiera me das la chance de que te explique.
- ¿Qué queres explicarme? Ya usaste todas las excusas.
- ¿Vos elegís enojarte, no?
- Sí.
- Bueno, entonces después no te arrepientas.

Y se fue, dejándome otra vez sola. Yo me largué a llorar como una nena y tapé mi cara con mi almohada.

¿Por qué mierda era todo tan complicado con él?

Se ve que me quedé dormida, porque me desperté sintiendo movimientos en mi panza. Nunca los había sentido tan fuerte.

- ¿Desde cuándo te moves tanto vos? –Reí.- Hola mi amor… -Toqué mi panza y ella comenzó a tranquilizarse.- Que lindo sentirte así mi amor. –Suspiré.- No veo la hora de tenerte conmigo.

Me quedé sintiéndola hasta que se tranquilizó y luego me fui a dar una ducha, cuando salí del baño lo hice en bata y con un rodete en el pelo ya que no me lo había lavado.

Me acerqué a la comoda a buscar mi ropa y pude ver sobre la misma, dos pasajes de ida y dos de vuelta al Caribe, 10 días… También estaba la reserva del hotel y de un auto.

- Por eso no llegué, tenía que ir a retirarlo… Pero vos y tus impulsos de mierda te llevan a enojarte sin pensar. –Suspiró.-

Yo me dí vuelta y lo miré, con mis ojos llenos de lágrimas.

- No podes ser así gorda. –Se acercó a mí.- Menos estando embarazada.

No dije nada, solo caminé hacia atrás y me senté en la cama, largándome a llorar. Pedro se arrodilló frente a mí y tomó mi mano.

- ¿Esa excusa no valía? –Hizo una pausa.- A mí también me hubiese gustado estar ahí, que nos enteremos juntos que es una nena, pero… No pude, me retrasé en la agencia. No podía estar en los dos lados a la vez.
- Soy una pelotuda.
- No, una pelotuda no… Una impulsiva, actúas antes de pensar.
- Ya lo sé. –Dije secando mis lágrimas.-
- Así como yo estoy cambiando el hecho de estar más con ustedes, porque esa vez que me dijiste que te sentías un trofeo me partiste el corazón… ¿No crees que vos también deberías cambiar un poco tu manera de reaccionar? –Me tomó del mentón e hizo que por primera vez nos miremos a los ojos.- Yo sé que estás embarazada y que tenes muchos cambios hormonales, pero pensar un poco antes de decirme cosas feas lo podes hacer.
- Perdón, no sé qué decirte.
- No llores más. –Dijo secando mis lágrimas.-
- De verdad que me siento una pelotuda.
- Las amo gorda y no hay nada más importante que no sean ustedes… Mi laburo es mi laburo y siempre va a ser así, pero eso no quita que mi vida no sean ustedes.
- ¿Me perdonas? Por favor.
- Si me prometes que vas a cambiar, al menos un poco.
- Sí, te lo prometo.

Pedro se sentó a mi lado y me abrazó.

- No llores más mi amor. –Besó mi mejilla.-
- Ay, quedate conmigo.
- Acá estoy gorda, siempre voy a estar.





-


Quedan dos... ♥

lunes, 9 de mayo de 2016

El poder del amor IV.

Mi embarazo transitaba la semana 16 cuando tuve un pico de presión debido a un acoso de malditos periodistas en la puerta de mi casa y me indicaron reposo, al menos por algunas semanas.

Me desperté y sonreí al ver a Pedro durmiendo a mi lado con su mano en mi panza. Acaricié su pelo y me acurruqué en él.

- Amor. ¿Necesitas algo? –Preguntó.-
- No, no te preocupes… No quería despertarte.
- ¿Qué hora es?
- Las ocho.
- Dormí un rato más. –Dijo riendo.-
- Voy al baño y vuelvo.
- ¿Te sentís bien?
- Solo quiero hacer pis. ¿Puedo? –Reí.-
-Rio.- Anda dale.
- Esperame despierto.
- Como me conoces. –Rio.-

Yo reí y fui al baño, volví y me acurruqué en él.

- ¿Dormimos un rato más gorda?
- Sí, por favor.
-Besó mi frente.- Veni para acá.
- ¿Dónde?
- Más cerca.

Sonreí y me acerqué aún más a él. Su mano acarició mi panza y yo suspiré.

- ¿Se porta bien?
- Sí, es solo que estoy desvelada.
- ¿Y con unos mimos te relajas y dormís?
- Capaz.

Pedro con su mano libre, comenzó a jugar con mi pelo y al rato volví a quedarme dormida.

- Buen día mi amor. –Dijo llenando de besos mi cuello.-
- Buen día. –Dije abriendo mis ojos.-
- ¿Dormiste?
-Reí.- Sí, bastante. ¿Qué hora es?
- Las doce.
- Dormí de verdad. –Reí.-
- Te dejé porque estabas muy relajada.
- Gracias.
- ¿Te sentís bien?
- Sí amor.
- ¿Queres comer algo?
- Mmm… Sí, muero de hambre.
- ¿Almorzamos en la cama?
- Sí, por favor.
- Ahora pido que nos preparen algo. ¿Algún pedido en especial?
- Helado de postre.
-Rio.- Dale.

Luego de comer.

- ¿Qué estás haciendo? –Pregunté al verlo armar una pila de ropa cuando salí del baño.-
- Hoy viajo gorda.
- ¿Qué? ¿A dónde?
- Por la gira.
- ¿Ahora? –Pregunté dejándome caer en la cama.-
- Sí amor, el show de mañana, viajamos hoy a la noche y volvemos el jueves.
- ¿Vos me estás jodiendo?
- No gorda.
- Está bien, hace lo que se te canté.

Me levanté y quise salir del cuarto, pero él me lo impidió.

- ¿Me podes explicar qué carajo te pasa?
- Me dijiste que ibas a estar con nosotros y que nos ibas a cuidar.
- ¡Es mi laburo Paula!
- ¿Tanto tiempo tenes qué irte?
- Sabes como es esto.
- Sí, lo sé. ¡Nos dejas solos todo el tiempo! Dejame ir.
- No, tenes que estar en reposo.
- ¿Ahora te acordas?
- En lo único que pienso es en ustedes.
- ¿Y por eso te vas?
- Me voy porque es mi laburo.
- Ya conozco ese verso Pedro.
- ¿Qué queres? ¿Qué suspenda el show?
- ¿Por qué tenes que volver el jueves?
- Porque los productores decidieron las cosas así.
- ¿Entonces me dejas sola cinco días?
- ¿Te podes tranquilizar un poco?
- ¡Vos me pones nerviosa!
- Para un poco gorda, te estás enojando por una boludes.
- No es una boludes, nos estás dejando solos.
- ¿Queres que trate de volver antes?
- Quiero que pienses antes en estas cosas.
- No es algo que decida yo gorda.
- ¿Me dejas sola?
- No, no quiero que vuelva a subirte la presión.
- Me pone nerviosa que estés cerca de mí y tan tranquilo.

Pedro suspiró y me abrazó por los hombros.

- Veni conmigo.

Me llevó a la cama y me senté allí. Se sentó detrás de mí y llevó nuestras manos a su panza.

- Trata de respirar tranquila gorda.
- No puedo creer que nunca entiendas nada.
- Ahora llamo a Willy y le pregunto a ver qué podemos hacer.
- No te vayas tantos días, te necesito cerca.
-Besó mi cuello.- ¿Podes tranquilizarte?
- Tengo miedo.
- ¿De qué?
- De estar sola y que vuelva a pasarme.
- Ahora estás conmigo y estás nerviosa.
- Ya sé.
- Dale gorda, tenes la panza dura.
- No me lo digas que me pongo peor.
- Cerra los ojos y respira profundo, dale.

Pasamos un rato más allí, hasta que estuve más tranquila y me largué a llorar.

- No llores mi amor.
- A veces odio tu laburo. –Hice una pausa.- Preferiría que tengas una verdulería, vivamos con dos mangos, pero que estemos juntos.
- Esta es nuestra realidad.
- Lo sé. –Suspiré.-
- Yo te prometo que después de estos shows, voy a pensar mucho más los viajes de gira y cuando ir, cuando volver… Sobre todo cuando haya nacido, pero tenes que saber que esto va a ser así siempre, siempre voy a tener que viajar.
- Sí, ya sé.
- Siempre fue así.

Yo asentí y sequé mis lágrimas.

- Es que entre el embarazo y lo que pasó no sé ni como reacciono. –Dije.-
-Besó mi nuca.- ¿Te tranquilizas un poquito? –Preguntó abrazándome por el cuello.-
- ¿A qué hora te vas?
- A las seis.
- ¿Podemos hacer algo?
- ¿Qué?
- ¿Nos podemos poner la malla y nos metemos en el jacuzzi?
-Sonrió.- Dale. Vos anda que yo llamo a Willy y voy.
- Bueno.

Me cambié mientras el jacuzzi comenzaba a llenarse y me metí allí. Pedro se acercó a mí ya cambiado y se sentó frente a mí.

- Si no te relajas con esto. –Dijo acariciando mi panza.-
-Reí.- Perdón.
- No pasa nada. –Me dio un beso.-
- A veces no me aguanto ni yo.
- Te hubiese gritado un poco más si no estuvieras embarazada.
-Reí.- No sé cómo me estás soportando.
- Porque te amo, y los amo. –Me besó.-
- ¿De verdad tenes que irte tantos días?
- Arreglé con Willy para volver después del show, me banco yo el pasaje pero no pasa nada.
- ¿En serio? –Pregunté con una sonrisa.-
- En serio.
- Ay, gracias.
- Nada que agradecer.

Nos besamos y nos sonreímos.

- Ahora termina de relajarte, dale.
- ¿Soy muy molesta si te pido unos masajes?
-Rio.- No, date vuelta-

Yo sonreí y me senté de espaldas a él, sentí sus manos masajeando mi espalda y sonreí.

Esa panza lo estaba cambiando mucho, antes nunca hubiese cedido.





-

Sinceramente lo escribí hace tanto que me sorprendo cuando lo re-leo, jaja! Espero que les guste♥

domingo, 8 de mayo de 2016

El poder del amor III.

Esa tarde, vino la mujer del médico de Pedro, quien era obstetra. Me hizo una ecografía y nos dijo que tenía un embarazo de ocho semanas, que estaba todo bien y me dio varias indicaciones de estudios, remedios y demás.

- ¿Vamos un rato al parque o tenes que irte?
- No, me quedan un par de horas. ¿Hoy venís conmigo?
- Sí, dale. Pero, ahora venís al parque conmigo.
- Trato hecho. –Reímos.- ¿Queres que le pida a Clari unos licuados?
- Mmm… Sí, dale.

Al ratito, nos dirigimos al parque con nuestros licuados y nos sentamos en unas sillas, al sol.

- Es todo muy raro. ¿No? –Pregunté riendo.-
- Sí, pero es lindo.
- Muy. –Sonreí.- Igual, no caigo… Y me da miedo.
-Tomó mi mano.- Estamos iguales con lo de no caer.
- ¿A vos no te da miedo?
- Un poco, pero supongo que es normal y que podremos atravesarlo.
- Sí, puede que tengas razón.
- No te hagas la cabeza.
- Me da miedo el tema de la prensa también.
- Lo vamos a decir cuando vos quieras.
-Suspiré.- No sé…
- ¿Qué no sabes?
- Si no lo van a saber antes.
- Que lo sepan, nosotros no lo decimos y listo.
-Me encogí de hombros.- No sé qué hago pensando en eso.
-Rio.- Yo tampoco, disfrutemos de la tarde.
- Permiso eh.

Estábamos frente a frente y yo subí mis pies descalzos a sus piernas.

- ¿Estás cómoda? –Preguntó riendo.-
- Mmm… Sí. ¿Te jode?
- No tonta.
- ¿Seguro?
- Seguro.

Pedro dejó el vaso vacío sobre la mesa y yo hice lo mismo. Tiré mi cabeza hacia atrás y cerré mis ojos.

Sentí las manos de Pedro masajear mis pies y sonreí.

-

Después de un ratito, bajé los pies de Pau de mis piernas y me acerqué con mi silla a ella.

- Gorda… ¿Te enojas si me voy a dar una ducha?
- No, anda tranquilo.
- ¿Segura?
- Sí, yo me quedo un ratito más acá.
- Me baño y vengo con la merienda.
- Dale, y después vamos al estadio.
-Sonreí.- Me gusta mucho que vengas.
- Perdón que no fui ayer, pero si iba era para matarte.
- ¿Te quedó algo por decirme?
- No.
- ¿De verdad? No voy a enojarme.
- De verdad.
- Estuve pensando mucho anoche en lo que me dijiste, tenes razón en todo… -Tomé sus manos.- Muchas veces te descuidé.
- Que te des cuenta me hace sentir menos loca. –Rio.-
- No, vos no estás loca.
- No sé…
- En serio. –La besé.- Te prometo que voy a tener muy presente lo que me dijiste, más ahora que tengo que cuidarte por dos. –Dije llevando mi mano a su panza.-
-Sonrió.- Anda a bañarte, dale.
- ¿Me esperas acá?
- Sí, está lindo como para irme.
- Los amo. –Dije y la besé volviendo a tocar su panza.-
- Y nosotros te amamos a vos.

Sonreímos y nos dimos un beso muy tierno.

- Estoy muy feliz gorda, de verdad.
-Sonrió.- Yo también estoy muy feliz.

Nos dimos otro beso y nos sonreímos.

- Anda que no quiero que llegues tarde. –Le dije.-
- Es un día especial, si me retan no pasa nada.
-Sonreí.- Anda dale, te esperamos acá con ganas de una rica merienda.
-Sonrió.- Dale amor.

Le dí un último beso y me fui a bañar.

Me bañé y tal como le había prometido, merendamos juntos en el parque. Luego, ella se cambió y no subimos a la combi que pasaba a buscarme para ir al estadio.

Saludamos a todos y nos sentamos juntos. Unimos nuestras manos sobre el posa brazos y ella dejó caer su cabeza en mi hombro.

- ¿Te sentís bien?
- Sí.
- ¿Segura? –Besé su frente.-
-Rio.- Sí, tranquilo.
- Cualquier cosa me decís.
- No te preocupes que te voy a contar todo.
- Más te vale eh. –Dije abrazándola por la cintura, de costado.-
- Va a ser así. –Cerró sus ojos.-
- ¿No tuviste nauseas ni nada?
- La semana pasada estuve medio así. ¿Te acordas?
- Sí.
- Pero bueno, yo pensaba que era todo de los nervios y el mal humor.
- Menos mal que te diste cuenta. –Reímos.-
- No seas boludo.
- Era un chiste gorda.
- Ya sé.

Levantó un poco su cabeza y me besó.

Después de un rato, llegamos al estadio y ella estaba junto a mí en el camarín. Me llamaron para hacer la prueba de sonido, la hice con Paula sentada en el público y no había dudas de que ella era mi fan preferida.

Volvimos al camarín y aún me quedaba un rato libre. Paula estaba parada contra la mesada de maquillaje y peinado.

- Va a ser un show especial. –Dije acercándome a ella y a su pancita.- Te lo voy a dedicar a vos, pero es un secreto eh. –Pau rio.- Te prometo que cuando pueda gritarlo a los cuatro vientos, lo voy a hacer.
- Me está diciendo que te ama y que no pasa nada si no lo podes decir, porque con que nosotros lo sepamos basta.
- ¿Todo eso te dice? –Pregunté riendo y mirándola.-
- Sí. –Rio.-
-La besé.- Sos tan linda.
- Vos sos lindo.

Nos besamos y nos abrazamos.

- ¿Te vas a quedar acá?
- No sé. ¿Por?
- Porque cuando cante tu canción quiero que estés cerca.
- ¿Me puedo quedar en la bambalina?
- Sí, obvio. Pido que te lleven algo para sentarte.
- Dale, gracias.
- No agradezcas tonta.

La besé y en ese momento tocaron la puerta, me cambié y me produjeron para el show.

- ¡Anda y rompe todo amor! –Me dijo.-
- Me hace muy bien que estén acá conmigo, de verdad.
- Te amamos. –Me besó.-
- Y yo a ustedes. –Le dije emocionado.-
- No llores ahora che. –Reímos y nos dimos otro beso.- Dale, voy a estar al costado mirándote.
- Te voy a buscar todo el tiempo.
-Sonrió.- Dale. –Me besó.- ¡Mierda amor, dale!

Nos dimos un último beso y yo salí corriendo hacia el escenario, antes de entrar hicimos la cábala con los músicos y el show se dio por iniciado.

Pasaron las primeras canciones del show y llegó el momento de la canción que le había escrito a ella. Luego de hacerle una seña a los músicos, tomé el micrófono y comencé a hablar.

- Bueno, ahora como muchos saben, viene una de las canciones más lindas e importantes que hice en toda mi vida. –Busqué a Paula con la mirada y ella me sonrió.- Es la canción que le escribí al amor de mi vida, a la mujer más hermosa del mundo… Sin ella no sería nada, sin ella no estaría parado acá hoy. Ella me baja a tierra, me cachetea cuando es necesario. –Reímos los dos, claro que recordando la charla de la noche anterior.- Ella me ama y yo la amo. Ella es lo más real que tengo y es por eso y mucho más que te dedico esta canción mi amor, hoy más que nunca.

Canté la canción entera y cuando terminó, ella entró corriendo a besarme. La abracé por la cintura y la alcé, haciéndola girar por el aire, sin dejar de besarla.

- Te amo con locura. –Dijo en medio de lágrimas.-
- Te amo mi amor, no llores. –La bajé y sequé sus lágrimas.-

Volvimos a besarnos y nos abrazamos, de fondo el público nos gritaba y aplaudía.

- Cacheteame todas las veces que sea necesario.
-Rio.- Te lo prometo. –Reímos y nos besamos.- Te dejo seguir. –Rio y se fue nuevamente al costado del escenario.





-


♥♥

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sábado, 7 de mayo de 2016

El poder del amor II.

Pau se quedó dormida luego de un largo rato y yo seguía allí, con ella en mis brazos, mirándola y tratando de entender un poco algo.

Era conciente de que muchas veces me cegaba con mi carrera y solamente ponía mis energías en eso, pero nunca creí que ella se sentía así. Muchas veces me lo había dicho, pero siempre creí que eran celos y nada más.

Acababa de caerme la ficha y sentía bronca e impotencia contra mí mismo.

Esa mujer era lo más importante que tenía… Y saber que había una probabilidad de embarazo me ponía la piel de gallina, también claro que me llenaba de miedo…

Pau giró y me miró.

- ¿Qué pasa gorda? –Pregunté acariciando su cara.-
- ¿No dormís?
- Estoy desvelado.
- Veni, acostate conmigo.

Paula se acomodó boca abajo y yo me acosté a su lado, en la misma posición y posé mi mano en su espalda.

- No quería despertarte, perdón.
- No pasa nada, tampoco estaba durmiendo tan profundo.
- Relajate un poco. –Le dije acariciando su espalda.-
- Complicado en este momento.

Me erguí un poco para llenar de besos su cuello y ella sonrió.

- Dale amor, descansa.
- No te olvides.
- No gorda, te prometo que no.
- No aguanto más con la duda.
- Yo mañana le digo a Clarita, que es la más confiable, que vaya a la farmacia y te lo haces.
- ¿Vos vas a estar conmigo?
- Obvio que sí mi amor.
-Suspiró.- Ay, no sé… No quiero pensar.
- Cerra los ojos y trata de dormir, dale.

Besé desde su cintura hasta su nuca e hice ese recorrido varias veces.

- Te amo. ¿Sabes? –Susurré en su oído.-
-Sonrió.- Te amo.
- Descansa, dale. –Acaricié su mejilla.-
- Vos también.

Besé su frente y al rato, se quedó dormida.

Yo también logré dormir un rato y ni bien me desperté, le pedí a Clarita si por favor podía ir a comprar un test. Confiaba en ella y en su confidencialidad… Si la prensa se enteraba Paula me mataría y con justa razón.

Me lo dio en la mano y yo lo dejé en mi mesita de luz, volví a acostarme al lado de mi mujer y ella abrió sus ojos.

- Buen día gorda. –Le dije.-
- Mmm… Hola. ¿Qué hora es?
- Las once.
- ¿Ya?
-Reí.- Sí.
- Creo que dormí mucho.
- ¿Descansaste?
- Sí, me hizo bien hablar con vos.
-Besé su frente.- ¿Queres desayunar?
- ¿Ya lo compró?
- Sí, acá lo tengo.
- ¿Leíste las instrucciones?
- No.
- ¿Las lees?

Yo asentí y las leí.

- Te lo podes hacer en cualquier momento. –Le dije.-
- ¿Me lo hago ahora?
- Me parece lo mejor.
-Suspiró.- Me muero de miedo.
- Tranquila, yo estoy acá con vos.

Pau se sentó en su cama y se hizo una colita con su pelo.

- ¿Me esperas acá?
- Sí gorda, anda tranquila.

Le dí la cajita y ella la agarró.

- ¿Queres que te acompañe?
- No, prefiero ir sola.
- ¿Segura?
- Sí, esperame acá.
- Bueno, dale.

Le dí un beso en la frente y ella se fue.

-

Entré en el baño y cuando miré el test en mis manos noté que estaba temblando.

Hice lo que indicaban las instrucciones y luego, lavé mis manos, mi cara y mis dientes. Salí y Pedro estaba parado en la puerta.

Sin decir nada, me abrazó por los hombros haciendo que yo quedé contra su pecho y yo lo abracé por la cintura.

No dijimos nada durante los minutos que había que esperar y cuando pasaron, me separé un poco de él y lo miré.

- Tiene que estar. –Dije nerviosa.-
-Me besó.- Veni.

Me tomó de la mano e ingresamos juntos al baño, sinceramente no quería mirar, me moría de miedo sin saber por qué.

- Gorda… -Susurró en mi oído.-
- ¿Qué? No des vueltas.
-Rio.- Vamos a ser papás mi amor, estás embarazada.

Y cuando Pedro dijo eso, mis piernas se aflojaron por completo. Me sentí caer en un vacío extraño, no era feo… Pero sí extraño.

Pedro me abrazó por la cintura y yo me largué a llorar.

- Quedate con nosotros Pedro, te lo suplico.
- Toda la vida mi amor, te lo prometo.

Nos abrazamos con fuerza y él besó mi cuello.

- ¿Estás feliz? –Pregunté.-
- Muy feliz, ya te dije que con vos quiero todo.
-Sonreí.- A veces lo dudaba.
- No lo dudes nunca. ¿Vos estás feliz?
- Sí, es lo que quise toda la vida.

Se separó un poco de mí y me besó.

- Entonces deja de temblar y sonreí.
- Ay, perdón. –Dije secando mis lágrimas.-
- No tenes que pedir perdón. –Volvió a besarme.- Veni conmigo.

Me llevó de las manos a la habitación y nos sentamos frente a frente.

- Tenes que estar tranquila. –Me dijo.- Tenes que cuidar a nuestro bebito.
- Si vos estás cerca, yo voy a estar tranquila.
- Muy cerca voy a estar.
- Te lo suplico.
-Me besó.- No dudes.
- Me siento una nena indefensa que no sabe qué hacer.
- Por lo pronto, deja de llorar. –Dijo acomodando mi pelo y yo reí.- Segundo, vamos a desayunar y tercero voy a llamar a mi médico para que me recomiende alguien de su confianza para que venga y te revise. ¿Te parece?
- Mmm… Sí.
- Tranquila mi amor. Voy a pedir el desayuno y vengo. ¿Dale?
- Está bien.

Pedro besó mi frente y se fue, yo me acosté en la cama y acaricié mi vientre suavemente.

Era algo raro, nuevo… Y lindo.

Cuando volvió a ingresar en la habitación, se acercó a mí, se arrodilló en el suelo y levantó la remera de mi pijama. Unimos nuestras manos allí y nos sonreímos.

- Vamos a estar siempre los tres juntos, te lo prometo mi amor. –Dijo él.-
- Ojala este bebé termine de unirnos.
- Estoy seguro de que así va a ser.

Besó dulcemente mi panza y yo volví a emocionarme.




-

Hola a todos! Aquí la segunda parte de la historia. Me alegra que les haya gustado el primer capítulo.

No se olviden de comentar ☺☺

viernes, 6 de mayo de 2016

El poder del amor I.

- ¿Te das cuenta que es siempre lo mismo Pedro? –Le pregunté a los gritos.- 
- ¿Qué te pasa ahora nena?
- ¿No nos íbamos a ir de vacaciones esa semana?
- Sí…
- ¿Y no podías decirle que no a ese show?
- No Paula.
- Sí que podías y un día me voy a cansar de que siempre pongas tu carrera sobre mí.

Busqué mi celular, los auriculares y pegué un portazo. Caminé hasta el fondo de nuestro enorme parque y me dejé caer sobre el pasto, debajo del sol. Puse música y allí me quedé, haciendo fuerza para no llorar, tratando de evadir la bronca y las ganas de tirar todo a la mierda.

Lo amaba con locura y a veces odiaba que así sea, en realidad, si no fuera así lo hubiese dejado hace ya mucho tiempo.

Igualmente lo que más me dolía era que hacia días intentaba encontrar el momento para decirle algo importante y nunca existía ese momento de intimidad.

Me dí cuenta que el tiempo pasó cuando recibí un wap de su parte:

“Gorda ya estoy en el estadio, me hubiese gustado que estés acá.”

“Perdón, pero esta vez no puedo. Te voy a esperar porque necesito hablar con vos. ¿Puede ser?”

“Obvio que puede ser.”

“Bueno, espero que así sea entonces. Éxitos para el show. (Seguro te esté mirando por la tele).”

“¿Mañana venís? Me hace bien que estés acá.”

“No lo sé, ahora anda y rompela.”

“Gracias, te amo gordita.”

“Yo también te amo.”


Ingresé en la casona y suspiré, estaba lleno de mucamas pero me sentía sola.

- Señorita. ¿Necesita algo?
- ¿Puede llevarme un té a la habitación?
- Sí, por supuesto.
- Gracias.

Me dirigí a mi habitación, me dí una ducha rápida y me puse un camisón, me metí en la cama y mientras comenzaba a tomar el té, busqué el canal en el que transmitirían el show de Pedro.

Le saqué una foto a la tele y se la envié junto a una frase:

“A pesar de todo, estoy con vos.”

“Gracias mi amor.”

“Me agradeces si hoy podemos hablar.”

“Te prometo que sí.”

“Gracias, no molesto más. Rompe todo amor.”

“Nunca molestas.”

“Ojala lo sintiera así.”

“No digas boludeces, sabes que no es así.”

“Prefiero que hablemos después, ahora concentrate en el show.”


Vi todo su show llorando, no sabía por qué lo hacía, pero no podía evitarlo. Odiaba que todo el tiempo esa excesiva cantidad de gente estuviera sobre mí. ¡Yo era su mujer! Pero no, su carrera y su música siempre estaban primero.

Muchas veces me sentía como un premio que tenía para mostrar en las revistas o que usaba cuando necesitaba garchar.

Y no, no era lindo sentirse así. Más bien era odioso.

Su show terminó y supongo que me quedé dormida, porque me desperté cuando sentí sus besos en mi espalda.

- Hola gorda. –Susurró en mi oído.-
- Hola. ¿Qué hora es?
- Las dos. ¿Queres que hablemos ahora o mañana?
- No, ahora. Perdón que me quedé dormida.
- No pasa nada. ¿Te sentís bien?
- Me duele la cabeza.
- ¿Queres una aspirina?
- Sí.
- Ahora voy a buscarte gorda.

Me dio un beso en la frente y se fue, yo fui a lavarme los dientes y volví a la cama. Me tomé la aspirina que me había traído y nos sentamos frente a frente.

- ¿De qué queres hablar gorda?
- De que no aguanto más esto, no pretendo que dejes tu carrera por mí y nunca te lo pediría, pero me siento muy descuidada y sola. A veces siento que me tenes como a un trofeo para mostrar en las revistas o para garchar y es horrible Pedro. –Le dije con lágrimas en los ojos.-
- No mi amor, no es así. –Dijo y me besó.-
- Es como lo siento.
-Suspiró y tomó mis manos.- Yo sé que muchas veces me comporto como un boludo, pero te amo y sos mi mujer, no mi trofeo.
- ¿Y no podes cuidarme un poco? Quiero sentirme como tu mujer, todos los días intento que así sea, pero vos no me dejas… Y que hayas aceptado ese show fue la gota que rebalsó el vaso Pedro. ¡Deja de postergarme todo le tiempo!
- ¿Queres que diga que no hago ese show?
- ¡Quiero que me cuides!

Y en ese momento noté como sus ojos se llenaron de lágrimas.

- Perdón, te juro que sos lo más importante que tengo.
- ¿Podes tratarme como a tu mujer entonces?

Pedro me abrazó y los dos nos largamos a llorar, al unísono.

- Te amo. –Susurró en mi oído.-
- Necesito que me lo demuestres.

Besó dulcemente mi cuello y se separó un poco de mí para besarme, luego secó mis lágrimas.

- ¿Es muy difícil lo que te pido?
- No, perdoname.
- Si no te mando a la mierda es porque te amo con locura.
- No estoy dispuesto a perderte.
- Y yo tampoco, pero siento que te estoy perdiendo.
- No mi amor, no. –Me besó.-
- Necesitaba decírtelo.
-Besó mi frente.- Te prometo que cuando termine con esta seguidilla de shows, nos vamos unos días juntos a donde quieras.
- Por favor, necesito que seas solo mío unos días.
- Te amo gorda.
- Y yo te amo a vos.

Nos sonreímos y nos besamos, quiso tirarme sobre la cama y lo frené.

- Para amor. –Le dije.-
- ¿Qué pasa?
- Que hace días intento decirte algo y nunca encuentro el momento. –Hice una pausa.- Si no te lo digo ahora voy a explotar.
- ¿Qué pasa amor?
- Tengo un atraso de ya varios días. –Dije sin pensarlo.- No sé, capaz no sea nada pero… Me muero de miedo.

Pedro me abrazó y acarició mi espalda.

- ¿De qué tenes miedo gorda?
- Se que si es, sigas así de distante y alejado. No voy a poder sola.
-Besó mi mejilla.- Nunca vas a estar sola. Tranquila.
- ¿A vos te gustaría?
- Con vos quiero todo mi amor.
- ¿De verdad?
- Obvio que sí.
- Me tranquiliza un poco saber eso.
- Yo estoy acá. Mañana a primera hora le digo a alguna de las chicas que vaya a comprar un test. ¿Te parece?
- Sí, por favor.
- Pero ahora tranquilizate gorda, estás temblando.
- Es que… -Suspiré.-
- ¿Hace cuánto queres decírmelo?
- Un par de días, no sé.
- Veni…

Hizo que me acurruqué en su pecho y acarició mi pelo.

- Va a estar todo bien y vamos a estar juntos mi amor, te lo prometo.
- Creo en vos.
- Haces muy bien, haría cualquier cosa con tal de no perderte.
- Te amo, a pesar de todo.
- Te amo con locura gorda. No lo dudes. –Hizo una pausa.- Y si vamos a tener un bebito, va a ser hermoso. -Sonreí.- Dale, ahora tranquilizate y trata de descansar, te va a hacer bien.
- Quedate conmigo, por favor.
- Acá estoy mi amor, no me voy a ir… Nunca.





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¡Hola! Acá el corto que les dije la semana pasada, esta vez es larguito y tiene 7 capítulos. Espero que les guste y comenten. ☺