miércoles, 11 de noviembre de 2015

Sonreírnos V.


Me encerré en mi cuarto y me dejé caer en la cama. ¡Estaba harta de que me buscaran solo por estar buena!

Juro que prefería ser fea. Nadie se preocupa por conocerme de verdad y es horrible.

- ¿Me abrís Pau? –Lo escuché del otro lado de la puerta.-

Suspiré y me levanté de la cama, para acercarme a la puerta.

- No, dejame sola Pedro.
- Por favor.
- Por favor vos.
- No te enojes.
- Ya estoy enojada.
- Solo quiero decirte algo.
- Yo no quiero escucharlo.
- Te lo digo y me voy.

Revoleé mis ojos y le abrí.

- ¿Qué queres? –Le pregunté enojada.-
- ¿Puedo entrar así no hablamos en el pasillo?

Yo entré a la habitación sin responderle y él entró detrás de mí. Cerró la puerta y quedamos frente a frente.

- Decime qué queres. –Le dije.-
- ¿Podes aflojar un poco con el enojo?

Me senté en la cama, nerviosa y tratando de evadir las lágrimas.

- Te juro que no sé cómo manejarlo. ¡Estoy hasta de que los tipos se me acerquen por estar buena!
- Yo no me acerqué a eso por vos.
- ¡Pedro, dale!
- ¿Qué? –Me preguntó acercándose a mí.-
- Me re miraste.

Pedro se arrodilló delante de mí, tomó mi mano e hizo que lo mire, tomándome por el mentón con su otra mano.

- Porque sos muy linda.
- ¿Eso es lo único que puedo dar?
- Mira Pau, yo no te conozco demasiado… -Corrió el pelo de mi cara.- Pero, por lo que te estoy conociendo me doy cuenta de que no. Me hace bien estar cerca tuyo y eso no tiene que ver con que tengas un lindo cuerpo.
- Es horrible que solo me quieran por eso. –Dije ya sin poder evitar la bronca que no era contra él, era contra mí, por no poder mostrarme de otra manera.-
- No llores. –Dijo acariciando mi mejilla.-
- Es que… -Suspiré.- Nada, deja.
- No, ahora decime.
- Recién nos conocemos, no tenes por qué bancarte todo esto. Prefiero que me dejes sola.
- Pero yo no quiero irme.
- No seas así.
- ¿Así cómo?
- No quiero cargarte con cosas que nada que ver.
- Quiero que me cuentes.
- ¿Estás seguro?
- Sí.

Pedro se sentó al lado mío y besó tiernamente mi mejilla.

- No sé si es la gran cosa igual.
- Pero contame, dale.
- Es eso… -Me encogí de hombros.- Que es una mierda que los tipos se me acerquen solo porque les parezco linda y nadie se preocupe por conocerme. –Hice una pausa.- Todos creen que la onda de que los tipos se te queden mirando como pelotudos está bueno y no, es una mierda. –Suspiré.- Puede que me sirva un poco para poder laburar de lo que hago, pero para mi vida personal es una mierda.

Y no podía evitar las lágrimas. Odiaba esa situación.

- Pero, de verdad que prefiero que me dejes sola… -Suspiré.- Es cualquiera esto.
- ¿Qué es cualquiera?
- Esto, no da.

Él no dijo más nada, tan solo se tiró sobre mí besándome.

- ¿Qué haces? –Le pregunté riendo.-
- No voy a dejar que me alejes.
- ¡No somos nada Pedro!
-Me besó.- ¿No te pasa nada cuando nos besamos?
- ¿Eso qué tiene que ver?
- Respondeme. ¿Te pasa o no?
-Sonreí.- Sí.
- ¿Entonces? –Volvió a besarme.- Dejemos que pase.
- Pero…
- Pero, ahora quiero quedarme acá con vos. ¿Está mal?
- No, no está mal.
- ¿Y puedo quedarme?
- Mmm…
- ¿Mmm qué?
- Quedate. –Y tapé mi cara con mis manos.-
- No te tapes.
-Reí.- No entiendo demasiado esta situación.
- Yo tampoco. –Reímos y nos besamos.- Pero, nosotros tenemos una cena pendiente.
- Creo que comer si quiero.
- ¿Qué te bese no queres?
-Sonreí.- Sí, también.

Volvimos a besarnos y nos abrazamos.

- Perdón, no quería hacerte sentir mal. –Dijo y me dio un beso en el cuello.-
- Perdón te tengo que pedir yo, soy cualquiera. No quiero enroscarte con mis problemas.
- No me enroscas. –Se separó un poco de mí.- ¿Qué te parece si pedimos comida?
- Dale.

Pedro se levantó y me dio la mano para ayudarme.

Cenamos juntos con una charla que nos hizo reír demasiado.

Yo volví del baño y él estaba sentado en la cama. Yo me quedé apoyada contra una columna, mirándolo.

- ¿Qué pasa? ¿Tengo que irme?
-Reí.- No, no quiero que te vayas.
- Entonces vení, no voy a hacerte nada che.
-Volví a reír.- Lo sé.
- ¿Entonces venís?

Yo asentí y me acerqué a él, me senté frente a él y estiré mi espalda.

- Es raro esto igual. –Dije suspirando.-
- ¿Qué es normal en la vida?
-Reí.- Es verdad, nada. –Hice una pausa.- Igual no sé si raro es lo opuesto de normal.
-Me besó.- Yo tampoco sé, pero la paso bien cuando estoy con vos.
-Sonreí.- ¿Pedimos café?
- Dale.
- Tengo frío.
- Puedo darte un abrazo, en vez de café.
-Reí.- Pueden ser las dos cosas.
- Es verdad, pero primero el café.
- Bueno, dale.

Nos dimos un beso y Pedro bajó a comprar el café, volvió y lo tomamos con algunos bombones que había traído.

Yo me cambié para dormir y me metí en la cama. Él estaba arrodillado en el suelo, a mi lado.

- ¿Te vas a quedar? –Le pregunté con una sonrisa.-
- ¿Puedo?
- Mmm… Sí.
- Entonces sí, me quedo.
-Sonreí.- Sos un amor.
-Besó mi frente.- Trata de dormir que mañana no vamos a coordinar.
-Reí.- ¿Y vos?
- Me voy a dormir cuando te quedes dormida.
-Mordí mi labio, muerta de amor.- Gracias.
- ¿Por qué?

Cerré mis ojos y suspiré.

- Por hacerme sentir bien.
- Es un placer.

Yo sonreí. Él acomodó las mantas sobre mí y pasó varios minutos jugando con mi pelo.

- Es horrible que me pase lo que me pasa, te juro que si dieran a elegir, elegiría no tener este físico. –Suspiré.- Pero, sé que lo tengo y no puedo hacer nada contra eso. Por eso, me gustaría que alguna vez algún hombre se anime a conocerme de verdad… Con esto no quiero decir que vos tengas que serlo, porque quizás no tengas ganas y está todo bien. –Hice una pausa.- Pero es eso lo que me pasa, como un fantasma de que nadie puede quererme por como soy.
- A mí me encantaría seguir conociéndote. –Dijo jugando con sus dedos en mi cuello.-
- Capaz te aburra.
- No creo, esta semana la pasé muy bien con vos.
- Fue una semana Pedro.
- Dejemos que pase che… No te preocupes por el futuro.
- En eso tenes razón.
- Disfruta de mis mimos ahora. ¿O no te gustan?
-Sonreí.- Me encantan.
- Entonces… -Besó mi mejilla.- No pienses más y trata de dormir, dale.

2 comentarios: