domingo, 8 de noviembre de 2015

Sonreírnos I.


Estaba en mi camarín del motorhome, tratando de evadir las lágrimas que querían salir sin permiso de mis ojos. 

Esas lágrimas reflejaban mi estado interior.

- Pau… ¿Estás? ¡Ya está todo listo! –Me dijeron del otro lado de la puerta.-

Suspiré, sequé mis lágrimas mirándome al espejo y acomodé mi maquillaje con un pañuelo.

- Ya estoy. –Abrí la puerta.-
- Dale, que ya está el set listo.
-Suspiré.- Perdón.
- No pasa nada, pero dale porque nos matan.
-Reí.- Ya voy.

Fui detrás del productor hasta el set de filmación, intentando que mi angustia no se reflejara.

Lo malo (o lo bueno) era que tocaba la escena más angustiante de la historia.

Claro que llorar no me costó. Creo que nunca me había visto tan real frente a una cámara.

Sentí que el rodaje fue eterno, la directora me daba mil indicaciones que no podía terminar de procesar y el camarógrafo se acercó a mí.

- ¿Estás bien? ¿Podes seguir?
-Sonreí de costado.- Sí, no te preocupes.
- ¿Vos estás llorando de verdad?
-Suspiré.- Sí, pero no digas nada.
- ¿Pero estás bien?
- No sé, no sé como estoy. Prefiero que terminemos con esta escena, mañana seguro ya esté mejor.
- Podes pedir que frenen.
- No, no puedo.
- Sí que podes… Puedo hacerlo yo también.
- Nos vamos a quedar los dos sin laburo, de verdad.
- ¿Segura?
- Sí, igual gracias Pedro.
- No es nada.

Y en ese momento, se acercó la directora.

- ¿Pasa algo? –Preguntó.-
- No, solo le estaba indicando algo. –Respondió Pedro y volvió detrás de la cámara.-

Eran las tres de la mañana y por fin habíamos terminado. Era un exterior y hacia demasiado frío.

Volvimos al hotel en donde estábamos parando en una combi y sin saludar a nadie, me dirigí a mi habitación.

Me puse un jogging, zapatillas y una remera. Quité mi maquillaje y acomodé mi pelo con un rodete.

Posé mis manos en el lavatorio del baño y suspiré profundamente, mirándome al espejo.

- Otra vez sola. –Me dije a mí misma.-

Salí del baño solo para no ver mis lágrimas rodar por mis mejillas y salí de la habitación.

Pasé por el bar del hotel a comprarme un alfajor porque moría de hambre y luego me dirigí al lobby, allí comí mi alfajor y tomé mi celular.

Leí varias veces el mensaje sin saber muy bien por qué, siempre decía lo mismo.

- Paula… -Dijo Pedro sentándose a mi lado.-
- Hola. –Dije tratando de sonar tranquila.-
- Hola. –Sonrió.- ¿Estás mejor?
- Mmm… Más o menos.
- ¿Puedo ayudarte en algo?
-Sonreí.- Sos un amor, pero no.
- ¿Segura?
- Sí.
- Bueno, está bien… Entiendo que no me quieras contar, nos conocemos hace dos días nada más.
- No, no es eso. –Hice una pausa.- Me dejó mi novio y… -Me encogí de hombros.- Siento que se me cayó el mundo encima.
- ¿De verdad alguien puede dejarte a vos?
-Reí.- ¿Por qué decís eso?
- No sé, sos muy linda.
- A veces eso no alcanza. –Suspiré.-
- ¿Por qué?
- Porque todos se “enamoran” de mí porque soy linda y después… Se aburren. –Bajé mi mirada.- Capaz lo único bueno que tengo es que soy linda.
- No, no digas eso.
- No me conoces como para negarlo.
- Tus ojos dicen que sos mucho más que eso. –Dijo tomándome del mentón para que lo mire.-
- Ojala… Pero, a veces no estoy tan segura.
- Mmm… Te invito un trago. ¿Queres?
- ¿Para?
- Para levantarte un poco el ánimo, mira como estás.
-Reí.- ¿Tan mal estoy?
- Tenes la carita triste.
- Estoy triste.
- ¿Lo amas?
- Creo que sí. –Suspiré y no pude evitar las lágrimas otra vez en mis ojos.-
- No, no llores. –Se paró delante de mí.- ¿Daikiri?
-Sonreí.- Bueno, dale.

Pedro se acercó a pedir dos tragos y volvió a mi lado.

- ¿Los tomamos acá o vamos a otro lado? –Me preguntó.-
- No, vení acá.
- Bueno, dale.

Se sentó a mi lado y me dio mi trago.

- Gracias.
- No es nada.

Chocamos nuestros vasos y tomamos un sorbo cada uno.

- ¿Hace mucho sos camarógrafo? –Pregunté.-
- Que soy bastante, que trabajo en algo serio… Una de las primeras veces. –Reímos.- ¿Vos?
- Sí, también. Hice algunas publicidades, varios bolos, pero esta es la primera vez que tengo un papel principal. –Suspiré.- Me gustaría disfrutarlo un poco más, pero bueno…
- Cuando veas el corto en el festival, vas a darte cuenta que vale la pena.
- ¿Qué vale la pena?
- Tragarte las lágrimas y seguir tu sueño.
- No me estoy pudiendo tragar las lágrimas. –Y tomé un poco más de mi trago.-
- Yo no hubiese podido hacer lo que hiciste hoy.
- Debe haber quedado un desastre.
- Posta que no.
- Mmm… No me mientas.
- No te miento, yo te estaba grabando che.
-Reí.- Bueno, gracias.
- No tenes que agradecerlo, no es un cumplido. Es la verdad.

Yo sonreí y tomé un poco más de mi trago. Él hizo lo mismo.

Al rato, los vasos vacíos estaban sobre una mesita y nosotros sentados frente a frente.

- Son las cinco de la mañana. –Dije bostezando.- Creo que deberíamos ir a dormir.
- ¿Mañana no grabamos de noche otra vez?
-Reí.- Sí, pero igual… Tengo sueño. –Dije y me paré.-  Gracias por la charla y por el trago.

Pedro se paró delante de mí.

- No es nada, pero no te despidas que estamos en el mismo piso.
-Reí.- ¿Subimos?
- Dale.

Subimos por el ascensor al quinto piso y  en la puerta de mi habitación:

- Gracias. –Le dije.- De verdad… Me hizo bien hablar con alguien.
- No es nada y cualquier cosa, sabes cual es mi habitación.
-Sonreí.- Sos un amor.
- Me caes bien, pareces buena mina.
- Vos también me caes súper bien.

Reímos y abrí la puerta de mi habitación.

- Nos vemos mañana. –Le dije.-
- Dale, nos vemos mañana Pau. –Hizo una pausa.- ¿Puedo decirte así, no?
- Sí. ¿A vos cómo te dicen?
- Pepe.
- Entonces, gracias Pepe. –Y besé su mejilla.-
-Sonrió.- A vos, me gustó la charla.
- Nos vemos.
- Dale. Que descanses.
- Vos también.

Y cerré la puerta, suspiré y me dirigí al baño. Allí me lavé los dientes, me quité la ropa y me metí en la cama.
“Es claro que esto no da para más Paula, hay que dejar de mentirnos. Vos no sos para mí, ni yo soy para vos. No funcionamos y la estamos pasando mal los dos.

Es mejor que nos quedemos con los buenos momentos y terminemos antes de hacernos mierda de verdad.”

Lo leí una vez más y apagué mi celular.

No podía dejar de llorar.


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