lunes, 5 de octubre de 2015

Patines V.


Yo ya me había puesto mi pijama y estaba metida en la cama, él sentado a mi lado. Yo lo miré y tomé su mano.

- La pasé muy bien hoy… -Le confesé.-
-Sonrió y acarició mi cara.- Yo también. –Sonreímos y se acercó a darme un beso.- Pero dale, tenes que descansar porque mañana tenes que estar con todas las pilas.
- Lo decís y empiezo a temblar.
- Confía en que sos la mejor.
-Reí.- Vos sos un poco exagerado.
-Rio y besó mis labios.- Dale, dormí…

Me acomodé y me hice un bollito, mirando hacia dónde estaba él. Tenía frío, asique también acomodé las mantas.

Cerré mis ojos y Pedro comenzó a mimarme, yo sonreí y de a poco, empecé a relajarme.

- Soña con la copa eh.
-Reí.- Me está haciendo efecto esto eh.
-Besó mi frente.- Soy infalible. –Reímos y besó mis labios.- Descansa…
- Vos también Pepe.
- ¿Puedo quedarme acá?
- Mmm… Si queres. –Dije aún con mis ojos cerrados.-
- Me voy a ir a buscar algo para dormir.
-Sonreí.- Bueno, dale.

Hoy hacia cinco días que habíamos empezado esta “relación”, era poco… Pero me sentía tan bien.

Pedro se cambió en el baño de mi cuarto y se metió en la cama conmigo, no pude evitar abrir mis ojos y dedicarle una sonrisa.


- Nunca creí que iba a estar así con vos. –Le dije.-

-Me besó.- Yo tampoco, me costó bastante.

- Eso ya no importa, ahora lo que importa es que no se eche a perder.

- Vas a ver que no… -Volvió a besarme.- Pero dale. ¡Tenes que dormir!

- Me distraes. –Le dije riendo.-
- ¿Es culpa mía?
- Ajam… -Dije y lo besé.- 
- Entonces me voy…

Y amagó a irse, pero lo tomé del brazo para impedírselo.

- ¡Ni se te ocurra!
- Tengo que cuidar a mi patinadora.
-Reí.- Duermo, duermo… ¡Pero quedate conmigo!
-Me besó.- Dale… Dormí.

Volví a acomodarme, mirándolo y él acomodó frente a mí. Busqué su mano por debajo de las mantas y entrelacé mis dedos con los suyos, luego sentí su otra mano acariciar mi cuello y sonreí.

- Hasta mañana campeona.
-Sonreí.- Hasta mañana Pepe.

Me quedé dormida sintiendo sus suaves caricias, las cuales me tranquilizaban por completo.

Desperté a la mañana siguiente, sintiendo sus besos en toda mi cara.

- Buenos días señorita ganadora.
-Reí.- Buen día Pepe. –Dije y lo miré.- ¿Qué hora es?
- Las nueve…
- ¿Ya? –Y me senté de golpe.-
- ¡Tranquila che! Faltan un montón de horas.
- Pero…
- Llegas, tranquila. Ahora vas a desayunar.
-Reí.- Creo que me voy a morir.
- Tenes que estar tranquila.

Desayuné, aunque la verdad es que tenía un nudo en el estómago y luego me bañé. 

Fuimos en auto hasta el lugar de la competencia y estaba en mi camarín, el nivel de nervios que tenía era indescriptible.

Me peinaron y me maquillaron… Con Pedro nos aseguramos de que nadie viera entrar al médico, porque no quería que se sepa de mi esguince y me infiltraron en el camarín.

- ¿Cómo está ese pie?
-Suspiré, moviéndolo un poco.- Bien, creo.
- La vas a romper.
-Sonreí.- Eso espero… ¿Tenes la rutina?
- Sí, acá. –Dijo y me dio el papel.-

Primero pedirían algunos saltos y pruebas individualmente y luego, las participantes que habíamos llegado a la final, debíamos exponer nuestras respectivas rutinas.

- Espero que no pidan el salto con el que me esguince, creo que me paralizó.
- ¡Tranquilizate! –Dijo y me besó.- Confía en vos, confía en lo que haces, en lo que amas.
- Te juro que siento que me va a salir el corazón del cuerpo.
- Vení…

Pedro me abrazó y me llenó de besos.

- La vas a romper, porque sos la mejor. –Dijo mientras me abrazaba.-
- Gracias por estar conmigo, por entrenarme, por quererme, por todo.
- Es un placer enorme. –Se separó un poco de mí y me besó.- De verdad.
- Te quiero. –Dije muerta de vergüenza.- Hace mucho y de verdad.
-Me besó, suavemente.- Yo también te quiero hermosa. –Sonreímos y volvimos a besarnos.- Pero si te sigo besando, voy a sacarte todo el maquillaje.
-Reí.- Me lo retoco… -Lo besé.- Igual, tengo que irme a cambiar.
- ¿Te dejo sola?
- Voy al baño, quedate acá. Si te vas me desmayo de los nervios.
- ¿Tanto?
- Te juro. –Reí.- Es la primera vez que estoy en una competencia nacional, y encima en la final.
- Eso es porque sos grosa.
-Sonreí y le dí un beso.- Voy a cambiarme.
- Dale.

Me cambié, teniendo cuidado del vestuario, pero tratando de apurarme porque necesitaba sentirlo cerca.

Caminé hasta donde estaba él y me senté sobre sus piernas, sin pedirle permiso.

- Estás temblando Pau.
- ¿Cuánto falta?
- Diez minutos.
- ¿Y voy a sobrevivir?
-Rio.- Obvio que sí, porque sos la mejor. Ya te lo dije. –Me besó.-
- Vos sos el mejor, estoy acá por vos. –Lo besé y nos sonreímos.-
- ¿Te pongo los patines?
- Obviamente, no es día de romper cábalas. –Reímos.- Igual, quiero elongar un poco antes. ¿Tengo tiempo?
- Sí, tranqui.

Calenté un poco mis músculos, aunque ya lo había hecho antes también.

Luego, me senté a su lado y él se encargó de ponerme los patines, era una cábala desde siempre.

- Ahora sí… -Dijo y me dio la mano, para que me levante.-
- ¿Vas a estar ahí?
- ¡Obvio! ¿Qué pregunta es esa?
-Reí.- No sé. –Y lo abracé.- Pero te necesito cerca, tengo mucho miedo y muchos nervios.
- Vos solo pensa en lo que amas hacer esto, es lo único que tiene que importarte.
-Sonreí.- Gracias.
-Se separó un poco de mí y me besó.- ¡Rompela!

Volvimos a abrazarnos y a besarnos, para después salir al salón. Estaba por comenzar.

Nos ubicamos una al lado de la otra y entraron los jueces, junto con un conductor.

Hicimos algunos saltos y en cuarto lugar, nos pidieron el mismo con el que me había lesionado. ¡La puta madre!

Lo busqué a Pedro con la mirada y leí sus labios.

- Tranquila que sos la mejor.
-Sonreí y suspiré.- Te quiero.
- Yo a vos.

Sonreí e intenté concentrarme, era mi sueño, era lo que amaba hacer. ¡No podía ser que un simple miedo me arruine esto!

Logré hacerlo y las demás pruebas que nos habían pedido también… Luego, nos sentamos junto a nuestros entrenadores para observar las rutinas de las participantes. 

Estaba en el escenario la que venía antes que mí.

- Seguridad, confianza y conocimiento. –Dijo en mi oído.-
-Sonreí.- Lo sé.
- ¿Te duele el pie?
- No, para nada.
- Entonces olvídate de todo y disfrutalo.
- Es lo que voy a hacer.

Me llamaron y él besó sentidamente mi mejilla, luego me levanté y me acerqué al escenario.

Estaba nerviosa, como nunca en mi vida… Pero, a medida que pasaba la música y los movimientos, había podido tranquilizarme y disfrutar de cada movimiento.

Patinar era mi vida.






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