miércoles, 11 de mayo de 2016

El poder del amor VI.

Finalmente allí estábamos, el mar azul, la arena blanca y nosotros. Claramente estábamos en una zona privada, sino los malditos fotógrafos no nos dejarían en paz.

Pau estaba sentada en una reposera y yo en una lona, frente a ella.

-Suspiró profundo y estiró su espalda.- Hacia mucho necesitaba esta paz.
-Le dí un beso en su pierna.- ¿Ya me perdonaste?
- Me costó un poco, pero me doy cuenta que de verdad reaccionaste. ¿Vos me perdonaste a mí?
- Obvio, yo hubiese reaccionado igual. –Reímos.- ¿Venís conmigo?
- Estoy acá.
- Te necesito cerca.

Pau sonrió y se sentó a mi lado.

- Mira, pone la mano en la panza.
- ¿Qué pasa?
- Se está moviendo como loca.

Yo llevé mi mano su panza y sonreí.

- ¿La sentís?
- Sí. –Le dí un beso.- ¿No te duele?
- No, se siente raro, pero es lindo… Últimamente se mueve con fuerza, antes estaba mucho más tranquila.
- Empieza a crecer.
- Ya estamos a mitad de camino.
- Una locura. –Reí.-
- Necesitamos un nombre porque no puede seguir siendo anónima.
-Reí.- Tenes razón. ¿Pensaste alguno?
- Mmm… ¿Vos?
- Te pregunté primero a vos.
- Pero quiero saber si vos pensaste alguno.
- A mí me fascina Nina.
-Sonrió.- Es lindo.
- ¿A vos cuál te gusta?
- No había pensando en ninguno… Creo que Nina puede ser una opción.
- Tenemos tiempo para terminar de decidirnos.
- Sí, pasa que viste que yo creía que era nene, entonces ni pensé nombres de nena. –Rio.-
- Como te falló el instinto ahí eh.
- Me da un poco de miedo eso.
- ¿Por qué?
- Porque mira si me equivoco con ella.
- No pienses así gorda.
- Hay momentos en los que me muero de miedo.
- Tranquila, ningún padre tiene manual.
- Ya lo sé.
- Vamos a aprender los tres juntos.
- Te vamos a necesitar muy cerca.
- Voy a vivir encima de ustedes, más que ahora.
- Por favor.

Sonreímos y la besé.

- Se calmó. ¿No? –Dije aún tocando su panza.-
- Sí, se ve que quería llamar la atención y como ya hablamos de ella. –Reímos.- ¿Haces mate?
- Dale.

Preparé el mate y comenzamos a tomar.

- Siempre me dio cosa preguntarte esto porque no quiero que peleemos, pero necesito saberlo.
- ¿Qué cosa amor?
-Suspiró.- ¿Para el último mes de embarazo y al menos el primer mes, no tenes fechas de viaje, no?
- Mira, ahora el otro mes, o sea cuando vos estés de siete, terminamos la gira de este tour y después es volver al trabajo de estudio, escribir, componer, ensayar… Capaz haga algún show, pero aislado y que los voy a elegir yo, ya le dije que hasta el nuevo disco cualquier fecha la consulte conmigo.
- Me dejas mucho más tranquila, de verdad. Gracias.
-Besé su panza.- No las voy a dejar solas.
- Necesitaba preguntártelo.
- No pasa nada gorda, tranquila.

Terminamos el termo de mate y luego de que ella se cruzó al hotel para ir al baño, le propuse ir a caminar por la orilla del mar y eso hicimos.

Íbamos de la mano, besándonos cada tanto.

- A veces me gustaría estar así para siempre. –Dijo.-
- Siempre que queramos podemos estar así.
- Mmm…
- De verdad, podemos buscar la paz en cualquier lado.
- No reniego de lo que sos, pero a veces tu fama me irrita un poco.
-Reí.- A mí también. –La abracé por la espalda.- Pero, hay que aprender a convivir con eso.
- Sí, lo sé.
-Besé su mejilla.- No pensemos en eso, mejor disfrutemos.
- Sí, es cierto. 

-

Más tarde, sali de bañarme y él se había quedado dormido en la cama. Sonreí y me acerqué a él, acaricié su pelo y besé su frente.

- Amor… -Susurré.- Bajo a merendar, quedate durmiendo si queres.
- No, voy con vos.
- Solo te avisé para que no te preocupes.
- Pero voy con vos, de verdad.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Bueno, dale.

Bajamos los dos al comedor del hotel.

- Creo que necesito comer medialunas con dulce de leche. –Dije.-
- ¿Antojo?
- Algo así. –Reí.-
- Ahora pedimos. ¿Qué queres tomar?
- Mmm… Un licuado de banana.

Pedro hizo el pedido y a los minutos ya estábamos comiendo.

- Tenes una carita de dormido Pepe.
- Me había desmayado.
- Te hubieses quedado.
- Mmm… Prefiero comer con vos y que después clavemos siestita juntos.
- Eso suena tentador. –Reí.-
- ¿Tenes sueño?
- Sí, anoche no dormí mucho.
- ¿Por?
- No sé, estaba desvelada.
- Me parece que esa nena te está desvelando mucho.
- ¡Y todavía está adentro! –Reímos.-

Terminamos de merendar y subimos nuevamente a nuestra habitación. Yo fui al baño y cuando volví, Pedro ya estaba en la cama.

- Veni amor. –Dijo.-
- Ah, era muy en serio.
- ¡Obvio! ¿O tenes un plan mejor?
- Mmm… No, ninguno.
- Entonces veni, dale.

Yo reí y me acosté a su lado.

- ¿Te sentís bien?
- Sí. ¿Por?
- Tenes la carita medio pálida.
- No me siento mal.
- Bueno, mejor. –Besó mi frente.- Descansa.
- Vos también amor.

Nos quedamos dormidos y me desperté varias horas después, Pedro estaba a mi lado con su celular.

- Hola gorda. –Dijo.-
- Mmm… Hola. Dormí mucho. ¿No?
-Rio.- Bastante.
- ¿Es muy tarde?
- No, pero deberíamos ir bajando a comer.
- ¿Qué hora es?
- Las once.
- ¿Eh? ¿Tanto dormí?
-Rio.- Sí.
- Como para no estar desvelada esta noche.
- Pensaba en que salgamos después de comer.
- ¿A dónde?
- No sé, a dar una vuelta, un rato, pero si no queres.
- Si no tenemos mucha gente encima, sí.
- Sé muy bien a donde llevarte para estar tranquilos.
- Entonces confío en vos.
- Haces muy bien.
-Reí.- ¿Vamos a comer? Muero de hambre.
- Dale, vamos.
- Bancame que voy al baño.
- Dale.





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