domingo, 8 de mayo de 2016

El poder del amor III.

Esa tarde, vino la mujer del médico de Pedro, quien era obstetra. Me hizo una ecografía y nos dijo que tenía un embarazo de ocho semanas, que estaba todo bien y me dio varias indicaciones de estudios, remedios y demás.

- ¿Vamos un rato al parque o tenes que irte?
- No, me quedan un par de horas. ¿Hoy venís conmigo?
- Sí, dale. Pero, ahora venís al parque conmigo.
- Trato hecho. –Reímos.- ¿Queres que le pida a Clari unos licuados?
- Mmm… Sí, dale.

Al ratito, nos dirigimos al parque con nuestros licuados y nos sentamos en unas sillas, al sol.

- Es todo muy raro. ¿No? –Pregunté riendo.-
- Sí, pero es lindo.
- Muy. –Sonreí.- Igual, no caigo… Y me da miedo.
-Tomó mi mano.- Estamos iguales con lo de no caer.
- ¿A vos no te da miedo?
- Un poco, pero supongo que es normal y que podremos atravesarlo.
- Sí, puede que tengas razón.
- No te hagas la cabeza.
- Me da miedo el tema de la prensa también.
- Lo vamos a decir cuando vos quieras.
-Suspiré.- No sé…
- ¿Qué no sabes?
- Si no lo van a saber antes.
- Que lo sepan, nosotros no lo decimos y listo.
-Me encogí de hombros.- No sé qué hago pensando en eso.
-Rio.- Yo tampoco, disfrutemos de la tarde.
- Permiso eh.

Estábamos frente a frente y yo subí mis pies descalzos a sus piernas.

- ¿Estás cómoda? –Preguntó riendo.-
- Mmm… Sí. ¿Te jode?
- No tonta.
- ¿Seguro?
- Seguro.

Pedro dejó el vaso vacío sobre la mesa y yo hice lo mismo. Tiré mi cabeza hacia atrás y cerré mis ojos.

Sentí las manos de Pedro masajear mis pies y sonreí.

-

Después de un ratito, bajé los pies de Pau de mis piernas y me acerqué con mi silla a ella.

- Gorda… ¿Te enojas si me voy a dar una ducha?
- No, anda tranquilo.
- ¿Segura?
- Sí, yo me quedo un ratito más acá.
- Me baño y vengo con la merienda.
- Dale, y después vamos al estadio.
-Sonreí.- Me gusta mucho que vengas.
- Perdón que no fui ayer, pero si iba era para matarte.
- ¿Te quedó algo por decirme?
- No.
- ¿De verdad? No voy a enojarme.
- De verdad.
- Estuve pensando mucho anoche en lo que me dijiste, tenes razón en todo… -Tomé sus manos.- Muchas veces te descuidé.
- Que te des cuenta me hace sentir menos loca. –Rio.-
- No, vos no estás loca.
- No sé…
- En serio. –La besé.- Te prometo que voy a tener muy presente lo que me dijiste, más ahora que tengo que cuidarte por dos. –Dije llevando mi mano a su panza.-
-Sonrió.- Anda a bañarte, dale.
- ¿Me esperas acá?
- Sí, está lindo como para irme.
- Los amo. –Dije y la besé volviendo a tocar su panza.-
- Y nosotros te amamos a vos.

Sonreímos y nos dimos un beso muy tierno.

- Estoy muy feliz gorda, de verdad.
-Sonrió.- Yo también estoy muy feliz.

Nos dimos otro beso y nos sonreímos.

- Anda que no quiero que llegues tarde. –Le dije.-
- Es un día especial, si me retan no pasa nada.
-Sonreí.- Anda dale, te esperamos acá con ganas de una rica merienda.
-Sonrió.- Dale amor.

Le dí un último beso y me fui a bañar.

Me bañé y tal como le había prometido, merendamos juntos en el parque. Luego, ella se cambió y no subimos a la combi que pasaba a buscarme para ir al estadio.

Saludamos a todos y nos sentamos juntos. Unimos nuestras manos sobre el posa brazos y ella dejó caer su cabeza en mi hombro.

- ¿Te sentís bien?
- Sí.
- ¿Segura? –Besé su frente.-
-Rio.- Sí, tranquilo.
- Cualquier cosa me decís.
- No te preocupes que te voy a contar todo.
- Más te vale eh. –Dije abrazándola por la cintura, de costado.-
- Va a ser así. –Cerró sus ojos.-
- ¿No tuviste nauseas ni nada?
- La semana pasada estuve medio así. ¿Te acordas?
- Sí.
- Pero bueno, yo pensaba que era todo de los nervios y el mal humor.
- Menos mal que te diste cuenta. –Reímos.-
- No seas boludo.
- Era un chiste gorda.
- Ya sé.

Levantó un poco su cabeza y me besó.

Después de un rato, llegamos al estadio y ella estaba junto a mí en el camarín. Me llamaron para hacer la prueba de sonido, la hice con Paula sentada en el público y no había dudas de que ella era mi fan preferida.

Volvimos al camarín y aún me quedaba un rato libre. Paula estaba parada contra la mesada de maquillaje y peinado.

- Va a ser un show especial. –Dije acercándome a ella y a su pancita.- Te lo voy a dedicar a vos, pero es un secreto eh. –Pau rio.- Te prometo que cuando pueda gritarlo a los cuatro vientos, lo voy a hacer.
- Me está diciendo que te ama y que no pasa nada si no lo podes decir, porque con que nosotros lo sepamos basta.
- ¿Todo eso te dice? –Pregunté riendo y mirándola.-
- Sí. –Rio.-
-La besé.- Sos tan linda.
- Vos sos lindo.

Nos besamos y nos abrazamos.

- ¿Te vas a quedar acá?
- No sé. ¿Por?
- Porque cuando cante tu canción quiero que estés cerca.
- ¿Me puedo quedar en la bambalina?
- Sí, obvio. Pido que te lleven algo para sentarte.
- Dale, gracias.
- No agradezcas tonta.

La besé y en ese momento tocaron la puerta, me cambié y me produjeron para el show.

- ¡Anda y rompe todo amor! –Me dijo.-
- Me hace muy bien que estén acá conmigo, de verdad.
- Te amamos. –Me besó.-
- Y yo a ustedes. –Le dije emocionado.-
- No llores ahora che. –Reímos y nos dimos otro beso.- Dale, voy a estar al costado mirándote.
- Te voy a buscar todo el tiempo.
-Sonrió.- Dale. –Me besó.- ¡Mierda amor, dale!

Nos dimos un último beso y yo salí corriendo hacia el escenario, antes de entrar hicimos la cábala con los músicos y el show se dio por iniciado.

Pasaron las primeras canciones del show y llegó el momento de la canción que le había escrito a ella. Luego de hacerle una seña a los músicos, tomé el micrófono y comencé a hablar.

- Bueno, ahora como muchos saben, viene una de las canciones más lindas e importantes que hice en toda mi vida. –Busqué a Paula con la mirada y ella me sonrió.- Es la canción que le escribí al amor de mi vida, a la mujer más hermosa del mundo… Sin ella no sería nada, sin ella no estaría parado acá hoy. Ella me baja a tierra, me cachetea cuando es necesario. –Reímos los dos, claro que recordando la charla de la noche anterior.- Ella me ama y yo la amo. Ella es lo más real que tengo y es por eso y mucho más que te dedico esta canción mi amor, hoy más que nunca.

Canté la canción entera y cuando terminó, ella entró corriendo a besarme. La abracé por la cintura y la alcé, haciéndola girar por el aire, sin dejar de besarla.

- Te amo con locura. –Dijo en medio de lágrimas.-
- Te amo mi amor, no llores. –La bajé y sequé sus lágrimas.-

Volvimos a besarnos y nos abrazamos, de fondo el público nos gritaba y aplaudía.

- Cacheteame todas las veces que sea necesario.
-Rio.- Te lo prometo. –Reímos y nos besamos.- Te dejo seguir. –Rio y se fue nuevamente al costado del escenario.





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