domingo, 16 de agosto de 2015

Amor en clave V.

Nos cambiamos y tener su ropa me generaba algo lindo en el cuerpo, sentir su olor me volvía loca. Colgamos mi uniforme para después poder volver a mi casa y nos sentamos en el living, nuevamente.

- Me queda como una bolsa. –Reí.-
- Te queda hermoso.
- Nunca voy a entender eso.
- ¿Qué cosa?
- Que a los tipos les guste vernos así.
-Rio.- Sos hermosa, de cualquier manera. -Sonreí y lo besé, momento en el que se cortó la luz.-
- Ay, no. –Dije colgándome de su cuello.-
- No pasa nada che. –Acarició mi espalda y reí.-
- Creo que fue un encuentro un poco fallado.
- A mí me encanta. –Besó mi hombro.-

Sin decir nada, me acomodé en el sillón acostada y él hizo que apoyará mi cabeza en sus piernas.

- Permiso eh. –Dijo quitando la colita y la vinchita de mi pelo.-
-Sonreí.- Hace lo que quieras.

Dejó las cosas a un lado y comenzó a peinar mi pelo, cerré los ojos y acarició mi cara con sus dedos, lentamente. Suspiré y aflojé mi cuerpo.

Me estaba quedando dormida, cuando un rayo me despertó.

- Sh, sh… -Dijo acariciando mi pelo y sonreí.- No te levantes.
- ¿No te aburrís?
- No. ¿Por qué?
- No sé, pregunto.
- Me gusta mucho sentir tu piel. –Dijo acariciando mi cuello y sonreí, no podía ser tan tierno.-
- A mí también…

Me quedé dormida con sus caricias y nunca me había sentido tan en paz… Nunca.

Cuando me desperté, aún estábamos a oscuras y él se había quedado dormido. Sonreí y me senté con cuidado a su lado, para no despertarlo.

Revisé mi celular y me di cuenta que había dormido casi tres horas.

Mis labios se posaron en su frente y llené su cara de besos, mientras él se despertaba.

- Arriba, arriba. –Dije acariciando su barba y él sonrió.-
- Qué lindo despertarme así.
-Sonreí con ganas.- Es tarde ya…
- ¿Sí?
- Son las seis y media. –Reí.-
- Ah bueno y seguimos sin luz.
- Así parece. –Lo besé.-
- ¿Queres que comamos algo?
- Dale.
- ¿Qué tomas?
- Mmm… ¿Qué tomas vos?
- ¿Café?
- Dale.
- Esperame acá.
- ¿No queres que te ayude?
- No, no. Ya vengo.
- Bueno, entonces mientras me pongo mi ropa.
- Está bien.

Se dio un beso y se fue. Yo busqué mi celular, mi colita y mi vincha para luego agarrar mi uniforme y acomodarme en el baño de la casa de Pedro.

- Qué rico olor a café. –Dije acercándome al living.-
- Veni, sentate.
- Dale.

Me senté frente a él y me ofreció una taza, tomé un poco.

- Te sale mucho más rico que el té. –Reímos y tomé un poco más.- Tomo esto y me vuelvo.
- Yo te llevo.
- ¿Seguro?
- Sí, llueve mucho y ya es tarde. ¿En dónde vivís?
- A diez cuadras de la escuela.
- Entonces te llevo, dale.
- Gracias.

Él acarició mi mano y le sonreí.

Merendamos juntos y busqué mi mochila.

- ¿Vamos? –Me preguntó.-
- Dale, vamos.

Sonreímos y nos dimos un beso, salimos de su casa y con un paraguas fuimos hasta su auto, en donde nos subimos.


No lo dejé entrar, porque lo besé, tomándolo por su cintura. Él sonrió.

- Gracias, la pasé muy bien. –Dije sin dejar de besarlo.-
- Yo también hermosa. –Me tomó por la cintura y volvimos a besarnos.-

Me senté sobre sus piernas, con mis piernas a los costados de ellas y mirándolo.

Sus manos recorrieron mi espalda hasta mi nuca y sus dedos se perdieron en mi pelo, mis manos lo tomaron por su cintura y nos besamos sin que nos importara la fuerte tormenta que había afuera.

- Para un poco loquito. –Dije riendo.- Hay una tormenta tremenda.
- ¿Qué importa?
-Reí.- Me da un poco de miedo.
- Yo te cuido. –Dijo acariciando mi cuello y sonreí, volvimos a besarnos.- No sé cómo voy a hacer mañana para tenerte cerca y no besarte.
-Sonreí.- Podemos volver a encontrarnos allá abajo.
- Mmm… Podría ser. –Dijo entusiasmado.-
- Ya tenemos nuestros celulares. –Le guiñé el ojo y nos dimos otro beso.-
- ¿Queres ir a tu casa?
-Reí.- No, me quiero quedar con vos.
- Quedate entonces. –Reímos y nos besamos.-
- Pero me da miedo que manejes con mucha lluvia y ahora paro un poco.
- Vamos despacito, no te preocupes.
- Me podes. –Dije y lo besé.- Te juro que no puedo creer estar así con vos, no puedo. –Y volví a besarlo.-
-Me abrazó con fuerza, sin desunir sus labios de los míos.- Yo tampoco. –Sonreímos y volvimos a besarnos.-

Me acomodé sobre él y posé mi cabeza en su pecho, él me abrazó y yo suspiré.

- Quiero que volvamos a estar así algún día.
- No te vayas. –Dijo.-
- Mañana tengo que ir a la escuela.
- Quedate a dormir, vamos juntos.
- Vos estás loco.
- No voy a hacer nada que no quieras, ya te lo dije.
-Reí.- No es por eso.
- ¿Por qué es?
- No, no sé. Porque mis viejos están de viaje, asique ni se enterarían.
- ¿Y entonces?
- Me da un poco de cosa.
- ¿Por qué?
- No sé.
- Podemos dormir separados si te molesta.
- No, no es eso tonto. –Besé su mano.-
- ¿Y qué es?
- ¿No estamos yendo demasiado rápido?
- ¿Y qué tiene que ver?
- ¿No es malo?
- ¿Quién dijo que ir rápido es malo?
-Reí.- No, no sé.
- Dale, quedate. –Dijo acariciando mi brazo.-
- Me vas a convencer.
- Es la idea. –Besó mi cabeza.-

Me levanté un poco, para poder mirarlo y me besó.

- ¿Por qué sos así conmigo?
- ¿Así cómo?
- ¡Así Pedro!
- Me importas, me gustas… Te quiero.
-Sonreí.- Me da miedo.
- ¿Por qué?
- Tengo miedo de ser solo una fantasía para vos.
- No, te juro que no.
- Mmm…
- ¡En serio! Creeme che.
- Tus ojos no mienten. –Acaricié su mejilla.-
- ¿Te quedas entonces?
-Sonreí.- Sí.
-Sonrió y me besó.- Bajemos entonces.
- Bueno, dale.

Bajamos del auto y volvimos a su casa, por suerte, había vuelto la luz.

- ¿Te jode si enchufo mi celular?
- No Pau, tranqui.
-Sonreí.- Gracias.

Busqué el cargador y lo enchufé.

- ¿Me ayudas a cocinar?
- ¿Qué cosa?
- Mmm… Tengo para hacer pastas.
- Bueno, dale. Me gustan las pastas.
- Entonces veni conmigo.

Cocinamos juntos y luego cenamos.

Me sentía flotando de la alegría que sentía, nunca jamás había imaginado sentir algo así con un hombre y mucho menos con él. Lo había deseado tantas veces que aunque quisiera, no podía caer.

- Toma. –Dijo dándome la ropa que me había puesto ese día.- Así dormís más cómoda.
-Sonreí.- Gracias. –Le di un beso.-
- ¿Dónde queres dormir?
- Con vos. –Volví a besarlo y él sonrió.-
- ¿De verdad?
- ¿Tengo cara de mentirosa? –Dije riendo y él también rio.-
- No, no. Para nada.
- Entonces es de verdad. –Le guiñé el ojo.-
- Vení conmigo entonces.

Fuimos tomados de la mano hasta su cuarto y él se metió en su cama.

- Acostate, no voy a comerte.

Reí y me acosté a su lado, me abrazó por el costado y besó mi frente. Suspiré y cerré mis ojos.

- Esto es una locura. –Dije.-
- Disfrutalo. –Dijo y me abrazó con fuerza.-
- Te juro que lo estoy haciendo.

Nos dimos un beso y nos sonreímos.

- Descansa hermosa.
- Vos también lindo.

5 comentarios: