viernes, 14 de agosto de 2015

Amor en clave III.

Salí de la escuela, feliz como nunca en la vida y cuando caminaba por la calle bastante alejada de la escuela, lo vi pasar y lo corrí.

- ¡Pedro! –Dije.-

Pero él no dijo nada y caminó más rápido, suspiré y aceleré.

- ¡Pedro! ¡Pedro! –Le grité y lo corrí hasta la esquina, en donde frenó por el semáforo en verde.-
- No me sigas.
- ¿Por qué?
- Paula, no me jodas.
- No te entiendo.
- Nos pueden ver.
- ¡Estamos solo hablando!
- No importa.
- Podemos vernos en otro lado.
- No quiero.

Y cruzó, suspiré y lo seguí hasta quedar frente a él y frenarlo.

- Puedo ser muy pendejita, pero me animo a las cosas.
- ¿Qué?
- ¡Eso! No te voy a dejar escapar.
- Es cualquiera lo que hicimos hoy.
- ¡Te encantó Pedro!
- Pero está mal.
- ¿Qué importa eso?
- No va a volver a pasar nada entre nosotros.
- No digas eso.
- Es la verdad Paula. ¡Sos mi alumna!
- No me importa. ¡Me gustas!
- Paula, andate.
- ¡No me voy!

Quise besarlo, pero me esquivó.

- No seas así, te morís por besarme.
- ¡No!
- ¡No te creo!
- Nos pueden ver acá.
- ¿Es eso lo que te importa?
- No, no quiero estar cerca tuyo.
- ¿Por qué?
- Porque me muero por besarte, por tocarte.
-Sonreí.- Podes venir a mi casa.
- ¡No! ¡Estás loca!
- Dale, por favor.
- No Paula, esta conversación se terminó acá.

Y se fue.

¡La puta madre que me parió!

Volví a mi casa, llena de bronca y tiré mi mochila a la mierda. Desarmé mi cama, tratando de desquitarme y me dejé caer al suelo, llorando.

Besarme con él me había movido todo, absolutamente todo y me había hecho notar que me gustaba mucho más de lo que creía.

¡Me encantaba! Me fascinaba, me había hecho sentir increíble. Sus labios unidos a los míos me habían dado vuelta el mundo.

Pero, esa felicidad duró poco. Muy poco. ¡Ni siquiera un día!

Aún así, no me iba a dejar pasar por encima. ¡Iba a pelear por él! Lo quería cerca de mí.

Me levanté del suelo y fui hasta el baño, hice un rodete y lavé mi cara reiteradas veces.

¡No iba a llorar por él! ¡Iba a pelear por él!

Me gustas demasiado Pedro, no puedo evitarlo.

Me preparé un sándwich y volví a mi cuarto, acomodé mi cama y me senté en el escritorio. Busqué mi cuaderno de la escuela y arranqué una hoja para comenzar a escribir, sí… Suelo ser bastante antigua para algunas cosas.

“Pedro, no me importa si esto está mal. No me importa si es prohibido o mal visto. ¡No me importa porque me gustas!

Me gustas desde la primera vez que te vi y todas las noches de mi vida (desde aquel entonces) soñé con ese beso que nos dimos hoy, con estar a solas con vos y con sentirme así de bien. Esos besos y esos abrazos me hicieron dar cuenta de que me gustas mucho más de lo que creía y me di cuenta que a vos también te pasa algo conmigo, no podes negarlo porque lo sentí.

Puede ser que sea muy pendeja, muy inmadura y algo histérica… ¡Pero vos me gustas! Y es así de real, así de directo. Es así y no me voy a quedar de brazos cruzados, quiero tenerte para mí, quiero besarte y sentirte cerca… Repito: ¡No me importa si esto está mal! Porque, a pesar de eso, el amor no puede estar mal… ¡Y lo que siento por vos es amor!

Pensa lo que quieras, pero necesitaba que lo sepas.

Ojala hagas algo con todo esto y no seas tan cagón de quedarte en el molde, y si lo que te importa es tu trabajo, lo cual claro que entiendo, tenes que saber que nunca haría nada que te perjudique, nunca, porque me importas demasiado.

Atrás te dejo mi número de celular.

Te quiero Pedro y no me importa más nada.

Paula.”


Doblé el papel y armé un sobre con otra hoja para meter la carta allí dentro. Lo metí en mi mochila de la escuela y me levanté para comer el sándwich que aún estaba al lado mío.

Al día siguiente, lo busqué cuando entré y me paré frente a él.

- Tranquilo, no voy a hacer nada malo. –Le dije.- Solo quiero darte algo.
- ¿Qué?
- Toma. –Busqué el sobre y se lo di.- Espero que te molestes en leerlo y que hagas algo con eso.

Pedro agarró el sobre y lo guardé rápidamente.

- Que tengas un buen día. –Le dije y me fui.-

Pasó la primera hora de clase y en el recreo, vibró mi celular.
“Quiero verte.”

Sonreí y le respondí.
“Cuando quieras y donde quieras.”

“¿A qué hora salís hoy?”

“A las dos.”

“Te espero en la esquina donde hablamos ayer.”

“¿A dónde vamos a ir?”

“¿Confías en mí?”

“Eso creo.”

“Confía, nunca te haría nada malo.”

“Confío… Me iría hasta el fin del mundo con vos.”

“Sos muy linda.”

“Vos sos lindo, ahora voy a empezar a descontar los minutos hasta la hora de salir.”

“Me matas.”

“Vos me matas a mí.”


Okei. Eran las nueve de la mañana y faltaban 5 horas. ¿Cómo se suponía que iba a aguantar?


“Faltan dos horas…”


Le envié cuando eran las 12 del mediodía.
“Queda poquito.”

“Mmm… Más o menos, al menos ya pasó la mitad del tiempo.”

“Tengo muchos besos para darte.”

“Los voy a recibir con una sonrisa.”

“Van a ser mucho más lindos entonces.”

“Vos sos lindo… Ahora falta una hora y cincuenta y ocho minutos.”

“jajajaja”

“Quiero saber a donde me vas a llevar.”

“A donde estemos solos.”

“¿A dónde?”

“A mi casa, claro que si queres.”

“Te dije que voy con vos hasta el fin del mundo.”

“Entonces podemos ir ahí.”

“Cada vez estoy más ansiosa.”

“Tranquila, jajaja.”

“Tengo que entrar a clases, nos vemos en un ratito.”

“Dale, voy a estar ahí esperándote.”

“Te prometo que voy a ir corriendo.”


3 comentarios:

  1. Me dijiste que me ibas a alegrar la tarde y me cortas el capitulo ahi? Que mala sos che! Jajaja.
    Me encanto que Pau le de el empujon dandole la carta. Espero el proximo :)

    ResponderEliminar
  2. wooowww que cápitulo♥♥!!! espero con ansias el próximo!!!

    ResponderEliminar
  3. ahhhhhh q bueno q Pedro se animo a todo... me encanto

    ResponderEliminar