sábado, 5 de diciembre de 2015

Mangas largas II.


Me desperté y suspiré. No quería acarrearlo a mi angustia, estábamos juntos hacia 4 meses y sinceramente había aprendido a amarlo y era por eso que me dolía no poder tener una relación “normal” con él, lo que me preocupaba era que no sabía cuánto tiempo más iba a poder evitar el encuentro íntimo y eso me dejaría al desnudo. Metafóricamente y literalmente.


Me levanté y caminé hasta la cocina, preparé mate y me acerqué al cuarto. Lo dejé en el escritorio y suspiré profundamente, acaricié el pelo de mi novio y besé su frente.



- Amor, despertate.
- Mmm… ¿Qué pasa?
-Reí.- Traje mate. ¿No queres?
- ¿Qué hora es?
- Las cinco.
- Mmm… Bueno, dale.
-Reí.- Sentate.
- Dame un beso.
-Sonreí y lo besé.- Dale.

Pepe se sentó y yo me acomodé a su lado, con la bandeja sobre mis piernas.

- ¿Estás mejor? –Me preguntó.-
- Sí, bastante. –Suspiré y acomodé mi rodete.- Me hace bien dormir con vos.
-Sonrió y me besó.- Bueno, mejor. Pero no podes seguir escapándote.
- No, no empieces. Quiero pasar un lindo rato con vos.
- ¿Puedo quedarme con vos hasta mañana?
- ¿Por qué salís con eso ahora?
- Quiero que hablemos.
- Yo no.

Cebé un mate, molesta y me lo tomé.

- No te entiendo Pau.
- Por favor, no me jodas.

Pedro sacó la bandeja de mis piernas y me abrazó por el costado.

- No podemos seguir así.
- Ya te dije que si no queres seguir así…
- No, no quiero dejarte. –Me abrazó más fuerte.- Te amo.
-Suspiré.- Yo también te amo. –Cerré mis ojos.- Pero te juro que no puedo.
- Tenes que confiar en mí.

Escondí mi cara en su hombro y dejé que me abrazara.

- Perdón.
- ¿Por qué?
- Por engancharte conmigo.
-Rio.- Me encanta estar enamorado de vos.
- ¿De verdad estás enamorado de mí? –Le pregunté mirándolo.-
- ¿Qué pregunta es esa? Obvio que sí, me volves loco. –Me besó y yo sonreí.- 
- Es que no entiendo como alguien puede quererme.
- ¿Por qué?
- No, por nada. Deja.
- Pau…
-Suspiré.- ¿Podemos pasar una linda tarde?
- ¿Pero me puedo quedar hasta mañana?
- Sí mi amor. –Lo besé.- 
-Acarició mi mejilla.- ¿Tomamos el mate?
- Sí. 

Busqué la bandeja y continué con el mate.

- Pau…
- ¿Qué? –Le pregunté mirándolo, luego de dejar la bandeja a un lado porque no había más agua.-
-Corrió el pelo de mi cara, ya que un mechón caía allí.- ¿Por qué nunca te sacas ese rodete?
-Reí.- No sé, me queda cómodo.
- ¿Puedo? –Preguntó comenzando a desarmarlo.-
-Reí.- Sí.

Pedro quitó mi rodete y acomodó mi pelo.

- Sos muy linda.
-Sonreí.- Me cuesta creerte.
- ¿Por qué?
- Porque no me veo linda.
- Mmm… -Dijo y besó mi cuello.- Sos hermosa.
- Gracias.
- No me lo tenes que agradecer, es la verdad.

Lo abracé por el cuello, ya que él seguía besándome y cerré mis ojos.

- No te creo que estás bien.
-Reí.- Seguí besándome que eso me hace bien.

Continuó con sus besos y acarició mi cintura. Me acosté y él quedó sobre mí, apoyó su cabeza en mi pecho y desacomodé su pelo.

Al rato, se quedó dormido y me levanté con cuidado. Volví a hacer mi rodete y llevé las cosas a la cocina, en donde me quedé pensando, en nada puntual y en todo a la vez.

Sin darme cuenta, terminé en el baño y mirándome al espejo. Dándome cuenta de por qué me odiaba tanto.

Me odiaba por no poder lograr que mis viejos me quieran. Me odiaba por no poder lograr aprobar todas las materias que debía en la universidad. Me odiaba por vivir mantenida por mis viejos, que lo hacían como una simple obligación. Me odiaba por ser tan vulnerable y asquerosamente débil. Odiaba mi cuerpo y mi manera de ser. Odiaba cada cosa de mí.

¿Cómo comenzó? Por la escuela, la maldita escuela. ¡Por todos esos asquerosos seres que se encargaron de hacerme mierda! 

Ir a la escuela fue el calvario más enorme de mi miserable vida. Sus gritos, sus bardeadas, sus falsedades, sus jodas. ¡Todo! Absolutamente todo había hecho que yo terminara así.

La primera vez que lo hice fue solo para desquitarme, pero con el tiempo se convirtió en una costumbre, incluso en un modo de vida. Un modo de vida que me ayudó a odiarme más, pero a la vez, a desquitar aquel odio contra mí.

Quité mi buzo y lo dejé a un lado.

Abrí el cajón del lavatorio y allí estaba, mi mejor amiga. La tomé entre mis dedos y suspiré con un dejo de placer. Me dejé caer al suelo y cerré mis ojos suspirando. Lo iba a hacer otra vez, otra vez me estaba por enfrentar nuevamente a esa sensación ambivalente de placer y odio a la vez.

Posé aquel elemento cortante suavemente sobre mi piel y tan solo la acaricié, una lágrima cayó y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

Abrí mis ojos y volví a hacerlo, esta vez con un poco más de fuerza y observando como mi piel se ponía roja. Sequé mis lágrimas con mi muñeca lastimada y volví a hacerlo, esta vez generando un corte más profundo… Una, dos, tres y cuatro veces hasta que por fin sangraba como lo necesitaba.

Era como si esa sangre me desagotara, al menos un poco, de ese odio infinito que sentía hacia mí.

Me quedé un rato allí, no sabía cuánto, nunca lo sabía… Hasta que ya no soportaba el ardor ni las lágrimas. Tomé una venda y me rodeé la herida, especialmente porque estaba con Pedro.

Me puse nuevamente el buzo y reacomodé mi rodete otra vez, lavé mi cara y salí del baño como si nada hubiera pasado.

Pedro seguía durmiendo y lo único que quería era estar cerca de él, asique me acosté detrás de su cuerpo y lo abracé por la panza.

- Pau…
- Shh… -Besé su nuca.- Seguí durmiendo.
- ¿De dónde venís?
- Fui al baño.
- ¿Queres dormir?
- Sí…

Y sí, siempre dormía. Era la única manera de evadir todos esos pensamientos repugnantes hacia mí.

Cerré mis ojos y respiré profundo, sintiendo su olor, el único que me gustaba en este mundo.

Sentí que se dio vuelta y abrí mis ojos.

- ¿Qué pasa Pepe?
- Estás muy inquieta.
- Perdón, no quería molestarte.
- No es porque me molestes…
- ¿Y por qué es?
- Me parece que no tenes sueño.
- No, sueño no tengo… Pero tengo ganas de dormir.
- ¿Por qué?
- Ya te dije, para no pensar.
-Suspiró y besó mi frente.- Yo tengo otros planes.
- ¿Por ejemplo?
- Mmm…

Pedro besó mi cara por completo y terminó en mi boca.

- Tus besos son lo más lindo de este mundo. –Susurré.-
- Vos sos lo más lindo de este mundo.

Volvió a besarme y sonreí.

- Quedate.
- Ya te dije que me quedo.
-Sonreí.- Gracias. –Lo besé.-


2 comentarios:

  1. Espero q el pueda ayudarla a salir de esto... Para eso ella va a tener q confiar en el... mimiroxb

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  2. Ojalá que le cuente lo que lo pasa!!

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