lunes, 7 de diciembre de 2015

Mangas largas V.


Me desperté, después de muchísimas horas y sonreí al ver que seguía en sus brazos. Él no dijo nada y besó mi cuello.


- Seguís acá. –Sonreí.-

- Te dije que no iba a irme. –Besó mi frente.-

- ¿No te asusta?
- Sí, pero confío en vos.
- ¿Y eso que tiene que ver?
- Sé que vas a poder, porque ya no estás sola.
-Sonreí y lo besé.- Te amo. ¿Sabes?
- Yo también te amo. –Nos dimos otro beso y nos abrazamos.-
- ¿Sabes cuál es el problema?
- ¿Cuál?
- Que no sé por dónde empezar. –Suspiré y cerré mis ojos.-
- Necesitas ayuda profesional.
- Lo sé. 
- Pero eso no quiere decir que no puedas contar conmigo. –Me abrazó más fuerte.-
- Me da miedo.
- Lo sé, pero tenes que empezar por algo.
-Me separé un poco de él, para poder mirarlo.- Poder hablar ya fue demasiado.
-Corrió el pelo de mi cara, ya que mi rodete estaba hecho un desastre de dormir.- Está bien, empezaste por algo.
- ¿Y cómo sigo?
- ¿Vos de verdad queres cambiar?
- Sí, no soporto más esto. 
- Entonces está bien, empezaste un buen camino.

Yo no dije más nada y volví a abrazarlo.

- Necesito que me abraces.
- Yo te abrazo hasta la eternidad hermosa.
- Gracias. –Besé su cuello.-
- Sh…

Acarició mi espalda y me quedé un largo rato en sus brazos.

- ¿Queres comer algo? –Preguntó separándose de mí.-
- No tengo mucha hambre.
- Dale, así salimos a algún lado.
- Así como estoy no puedo ni asomar la nariz por la ventana.
-Rio.- Dale che.
- No tengo ganas de verdad. –Suspiré.- Mañana tengo que volver a cursar a parte, no quiero moverme de la cama.
- ¿Puedo quedarme con vos?
- Si queres…
- Obvio que quiero tonta. 
-Sonreí.- Voy al baño y vengo.
- ¿Queres que te acompañe?
- Solo tengo ganas de ir al baño.
- Está bien.
- Gracias igual.

Le sonreí y me fui, pero esa sonrisa se desarmó en el camino. Eso era lo que no quería, que tuviese que estar pendiente de mí.

En el baño lavé mi cara y mis dientes, luego acomodé mi rodete y me aseguré de que el cajón estuviera bien cerrado. 

Volví al cuarto y me senté a su lado. Él me abrazó por el costado y yo sonreí.

- Ese rodete loco.
-Reí.- ¿Tenes hambre?
- Mmm… Sí. –Rio.-
- ¿Queres que pidamos algo?
- Bueno, dale. ¿Qué queres?
- No sé, me da igual.
- Decime, dale.
-Reí.- Acá a la vuelta hay una rotisería que hace unas pastas buenísimas.
- ¿Pastas entonces?
- Sí, dale.
- ¿Vamos a comprar?
- Mmm…
- Dale che, es una manzana.
-Reí.- No tengo ganas.
- ¿Me vas a dejar solo?
- Sos muy manipulador cuando queres.
-Rio.- Quiero pasar todo, todo el día con vos.
-Sonreí.- Dejame que me pongo un jean.
- Dale.

Me cambié y salimos del edificio caminando, tomados de la mano y así caminamos hasta la rotisería. Hicimos el encargue y esperamos afuera, había un solcito que calentaba el frío invierno.

Pedro me abrazó por la cintura, acercándome a él y sonreí. Lo abracé por el cuello y apoyé mi mejilla en su pecho. 

Así, sin decir nada, esperamos el pedido… Siempre había sabido que en sus brazos me sentía en paz, pero ahora lo sentía distinto. Ahora él sabía lo que me pasaba y sentía que sabía como protegerme. Estar cerca suyo, sintiendo su cuerpo rozando el mío me llenaba de paz, de ganas de sanar. 

Cuando tuvimos la comida, volvimos rápido a mi casa para que no se enfriaran y almorzamos.

Estábamos sentados en el sillón, mis piernas sobre las suyas.

- Hoy no nos vamos a pasar el día durmiendo. –Dijo Pedro.-
-Reí.- Okei, okei. ¿Qué queres hacer?
- Por lo menos una película.
- ¿Esos son todos tus planes?
- A ver señorita planes magníficos. ¿Qué propone?
-Pensé unos segundos.- Nada, solo estar cerquita, juntos.
-Rio y me dio un beso.- Sos muy tierna. –Dijo tomándome de las piernas, hasta que quedé sentada sobre él.- 
- Es que me hace muy bien tenerte cerca. –Suspiré y lo besé.- De verdad.
- Entonces podes estar todo el día encima mío.
-Sonreí y lo besé.- Igual me estoy dando cuenta de algo.
- ¿De qué?
- Mañana vuelvo a cursar y no tengo ni una hoja de cuaderno. –Reí.-
- ¿Me estás invitando a comprar cuadernos?
-Reí.- ¿Me queres acompañar?
- Obvio.
- Entonces sí. –Suspiré.- Espero que este cuatrimestre me vaya mejor.
- Vas a ver que sí.
- Yo ya no sé.
- Vas a ser la mejor Licenciada en Turismo de todas.
- Me tenes demasiada fe.
- O vos te tenes muy poca.
- Puede ser. –Me encogí de hombros.-
- Dale… ¿Vamos ahora?
- Sí, después me va a dar más fiaca.
-Me besó.- Vamos entonces.

Más tarde, habíamos preparado café y estábamos en mi cama. Hacía demasiado frío.

- Estás congelada Pau.
-Reí.- Ya lo sé.

Pedro trajo la manta que estaba a los pies sobre nosotros y se acostó.

- Veni.
- ¿No era que no querías dormir?
- No quiero dormir, pero veni que hace frío.

Me acomodé y quedamos frente a frente. Él acarició mi mejilla.

- Mientras dormías estuve leyendo en Internet.
- ¿Sobre?
- Lo que te pasa. 
-Suspiré.- ¿Y?
- ¿No queres empezar alguna terapia o algo así?
- Ahora no.
- ¿Y más adelante?
- Puede ser, no sé.
- ¿Por qué?
- Porque es horrible, difícil y cuesta muchísimo.
- Un profesional va a poder ayudarte mucho más que yo.
- No estoy tan segura de eso.
- ¿Por qué?
- Porque no me van a amar como vos.
-Sonrió y besó mi mano.- Pero saben mucho más.
- Puede ser. –Cerré mis ojos.- Tampoco quiero que todos mis problemas solo recaigan en vos.
- No te hagas problema por eso.
- Sos muy tierno, pero no quiero que nuestra relación cambie por esto. –Lo miré.-
- Quiero ayudarte.
- Lo sé, lo siento, lo valoro… Eso me enamora más de vos. –Él sonrió.- Pero no quiero que dejes de ser mi novio para ser mi psicólogo.
- Para eso vas a tener que empezar a ir a uno de verdad.
- Dame un poco de tiempo, por favor.
- Está bien… 
- Gracias. –Lo besé.- Pero no quiero hablar de eso ahora.
-Asintió y acarició mi mejilla.- Te entiendo.
- No quiero que nuestra relación se vuelva monotemática, no quiero perderte.
- Ya te dije que no…
-Lo interrumpí.- Lo sé, lo sé. Pero no quiero que perdamos lo que teníamos.
-Me besó.- Sos muy linda. ¿Sabes?
-Sonreí.- Vos sos lindo. –Nos dimos otro beso y quedamos mucho más cerca.-
- Me gustaría mucho poder demostrarte cuando te amo.
- A mí también. –Suspiré.- Pero mi cuerpo…
- Sh… -Dijo interrumpiéndome y luego me besó.- Vos sos hermosa. 
- Pepe…
- ¿Me amas?
- Muchísimo.
- ¿Queres hacerlo?
- Sí.
- Entonces no digas nada.

Y volvió a besarme, su cuerpo quedó sobre el mío y me miró fijo a los ojos.

- Sos la mujer más hermosa de todas.

Sonreí y lo besé, dejando que suceda.



2 comentarios:

  1. Cuanto amor! Pau necesita ayuda profesional, no solo de Pedro.
    Que lindo que avancen en la relación! ;)

    ResponderEliminar
  2. Son muy tiernooos ♡ Amo a este Pepe. Amo como la trata y como la cuida ♡ A el no le importa nada mas que no sea que ella se sienta bien ♡

    Sisisi muchos corazones en mi comentario ajaja

    ResponderEliminar