viernes, 18 de septiembre de 2015

Reencontrarse II.


Me estaba quedando dormida, cuando sentí que él se dio vuelta y acarició suavemente mi mejilla, sonreí, sin mirarlo.


- Ya sé que no dormís. –Dijo acariciando mi pelo.- Te conozco.

-Reí y abrí mis ojos.- ¿Qué pasa?


Y no dijo nada, tan solo se acercó a mí y me besó por un largo rato y con muchísima suavidad. 

- Pau… -Susurró.-
-Posé mis dedos en su boca.- A veces las palabras no hacen falta.

Ninguno de los dos dijo más nada, tan solo nos abrazamos y escondí mi cara en su hombro. 

Me estaba por explotar el corazón, lo amaba con una locura difícil de explicar y ese beso me había movido todo lo que tenía dentro, tanto a nivel psíquico como físico.

Sentirlo respirar en mi cuello me tranquilizaba, quería quedarme ahí para siempre.

- Pau… -Susurró otra vez.-
- ¿Qué? –Susurré también.-
- Yo sí quiero decirte algo. –Dijo separándose un poco de mí.-
- Decime. 

Pedro prendió la luz.

- Quiero verte a los ojos mientras te lo digo. 
-Sonreí, muerta de amor.- Te escucho… 
-Volvió a besarme y sonreí. Su mano acarició suavemente mi mejilla y yo no dejaba de mirar sus ojos color café.- Es que… -Hizo una pausa.-
- ¿Qué Pepe?
-Suspiró.- Es que me estoy dando cuenta de todo lo que te amo en este momento.
- ¿Por qué? 
- Porque es la primera vez que estoy tan tranquilo desde que pasó lo que pasó. –Suspiró.- Me siento un pelotudo por haberte dejado ir.
- Eso es viejo y fue culpa mía además… –Le dije.-
- Me arrepentí todos los días de no haberte frenado.
- Pero no fue tu culpa Pepe. –Suspiré.- Y eso no es lo que importa ahora, vine porque sabía que te iba a hacer bien… No sé si lo que pasó entre nosotros ahora no es lo que importa.
- Sí que importa.
- Pepe… -Suspiré.- No es momento de hablar.
- Pero nos besamos.
- ¿Está mal? –Le pregunté.-
- No. ¿No?
- No, obvio que no. –Lo besé yo ahora.- ¿Por qué no dormimos?
- Pero…
- ¿Qué?
- No, nada.
-Reí.- No hace falta hablar con vos.
- Quedate conmigo.
- Sí, me voy a quedar con vos. –Besé su nariz y él sonrió.- Dale, dormí que estás pasado de rosca.

Él volvió a abrazarme y yo también lo abracé, acaricié su nuca y cerré mis ojos.

- Necesitas dormir.
- Te necesito a vos.
-Sonreí y le di un beso en su cuello.- Pero yo duermo con vos.
-Se separó un poco de mí y chocó su frente con la mía.- Quedate cerquita.
-Sonreí.- Te digo que pienso dormir acá. –Sonrió y apagué la luz y nos acomodamos, abrazados.-
- ¿Estás cómoda?
- Sí, tranquilo. ¿Vos?
- Sí… -Besó mi cabeza.-
- Dale, descansa Pepe.

-

Dormí como hacía mucho tiempo no dormía, no podía hacer demasiado ya, las cosas no tenían vuelta atrás… Dolían, sí, dolían mucho más de lo que hubiese podido imaginar, pero, haber dormido con ella me había generado una paz interna que me hacía bien.

- Pepe… -Susurró dormida.- 
- Perdón, no quería despertarte.
- ¿Qué hora es?
- Las ocho.
- Mmm… Seguí durmiendo. –Rio.-
-Reí.- Si queres seguí durmiendo, no me pienso mover de acá.
-Abrió sus ojos y me miró.- Es muy temprano.
-Acaricié su mejilla.- Dale, dormí.
- ¿Y vos?
- No sé…
- Mmm… -Despeinó mi pelo.- Veni.

Y nos quedamos dormidos otra vez.

-

Me desperté cerca del mediodía y fui al baño, cuando volví me crucé a Ali en el pasillo.

- Pau… No sabía que estabas.
-Reí.- Dormí acá.
- Por eso, no sabía.
- ¿Molesto?
- No Pau, nunca molestas vos.
-Sonreí.- ¿Vos no dormiste nada, no?
- No, no puedo dormir… No puedo dejar de pensar.
-Suspiré.- Te va a hacer bien descansar.
- Con Pepe no dormimos desde lo que pasó.
- Lo sé, pero anoche logré que duerma, es más, creo que sigue.
-Tomó mis manos.- Vos le haces muy bien a mi hijo. –Sonreí.- Que estés ahora con él me alivia muchísimo.
- No podía no estar.
- Mira, no me quiero meter en lo que pasó entre ustedes, pero nunca va a haber una mejor chica para mi hijo… -Sonreí.- De verdad Pau.
- Bueno, gracias.
- Ojala puedan arreglar las cosas.
-Suspiré.- La verdad es que no hablamos de eso.
- Es solo un deseo.
- ¿Te cuento un secreto? Yo deseo lo mismo. –Le sonreí y la abracé.- Te quiero Ali.
- Yo también te quiero Pau. –Me abrazó con fuerza.-
- Pronto todo va a pasar, vas a ver.
-Suspiró.- Es todo muy difícil.
- Lo sé, pero con el tiempo todo pasa.

-

Caí en la cuenta de que ya era de día cuando sentí que Pau acariciaba mi pelo.

- Buen día. –Susurró y besó mi frente.- O buenas tardes.
- Mmm… ¿Qué hora es?
- La una y media.
- ¿Todo eso dormí?
-Reí.- Sí, ahora te toca comer.
- Pau…
- No, no hay posibilidad de que te niegues.
- No tengo hambre.
- No comes nada hace un día o más.
- Pau, de verdad.
- Tengo un plan.
- ¿Cuál?
- Ir a la plaza de la vuelta de la uni y comprarnos los churros rellenos y bañados en chocolate.
- Me encantó, pero no tengo ganas de salir.
- Dale, te va a hacer bien respirar un poco de aire puro, estar al sol.
- No quiero, de verdad.
- ¿Por qué?
- ¿De verdad preguntas?
- Un ratito, chiquitito.
- No Paula.
-Suspiró.- Por favor, te va a hacer bien.

Me levanté, molesto.

- Anda vos si queres. –Dije caminando por el pasillo.-
- Hey, Pepe… -Me siguió.-
- Quiero estar solo Paula. –Dije conteniendo las lágrimas.-
-Suspiró y posó sus manos en mis hombros.- No voy a dejarte solo.
- ¿Ni aunque te lo pida?
- No, me dijiste que te hacia bien estar conmigo.
-Suspiré y choqué mi frente contra la pared.- No puedo estar bien. –Dije ya llorando.-
- No te estoy pidiendo que estés bien. –Me abrazó por la espalda.-
- ¿Y entonces?
- Solo te estoy proponiendo algo para que te distraigas un poco, nada más.

Me solté de ella y volví a mi cuarto, me senté en la cama y me largué a llorar como un nene otra vez. Ella entró a la habitación, cerró la puerta y se sentó en el suelo, frente a mí. Tomó mis manos.

- Hey… -Besó mi mano.-
- No pude hacer nada Pau y eso me mata.
- Pero lo intentaste…
- ¡Pero no pude!
- No te sirve de nada llenarte de culpa.
- Es lo que me sale.

Paula se sentó a mi lado y me abrazó por el costado.

- La culpa no te va a llevar a nada bueno.
- Esto que pasa no me llevar a nada bueno.
- Que sientas dolor claro que es normal, pero la culpa no. No es tu culpa.
- Sí, porque no pude hacer nada.
- Uno es demasiado débil ante esas situaciones.
- Pero capaz hubiese podido.
- ¡Pero lo intentaste! ¿O no?
- Sí…
- Entonces no te sientas culpable. –Me abrazó con fuerza.- No es tu culpa.
- No puedo no sentirme así.
- Perdón, no quería que te pongas así.
- Ya sé, no me la quería agarrar con vos.
- ¿Qué queres que hagamos?
- Ahora nada.
- ¿Nada?
- No, solo que te quedes conmigo.
- Me quedo con vos entonces.

Volvimos a acostarnos, quedando frente a frente. Ella secó mis lágrimas y yo besé su mano.

- Nunca creí que iba a volver a tenerte así de cerca. –Le dije.-
- Yo tampoco… -Besó mi frente.- Pero no es momento de pensar en eso.
-Suspiré.- Gracias.
- No me lo tenes que agradecer.
- Sí, sí que tengo. –Ella negó con su cabeza y yo la abracé.- 
- Siempre voy a estar para vos, pase lo que pase. –Hizo una pausa.- No sé como pedirte perdón.
-La abracé más fuerte.- No tenes que hacerlo.
- Pero…
-La interrumpí.- No digas nada, solo quedate cerca mío.




6 comentarios: