miércoles, 2 de septiembre de 2015

Ser uno mismo V.


Sus manos rodearon suavemente mi cintura mientras nuestros labios se saboreaban, sonreía internamente. Me sentía bien. Lo acerqué a mí tomándolo por el cuello y chocamos nuestras frentes, nos miramos y sonreímos.

- Sos muy linda, en serio te lo digo.
-Sonreí aún más.- Vos también sos muy lindo.

Y nuestras bocas volvieron a unirse, también nuestros cuerpos. Terminamos abrazados. Sentí que sus labios besaron mi cuello y cerré mis ojos, volvió a hacerlo y me sentí temblar.

- No tiembles. –Susurró.-
-Reí.- Es muy lindo lo que siento en este momento.
-Volvió a besar mi cuello.- Quedate acá entonces.
- Mmm… No pensaba irme.
- ¿No? –Preguntó y besó hasta mi hombro.-
- No.

Lo tomé por el mentón y lo obligué a volver a mis labios.

- Salvo que vos quieras que me vaya…
-Me abrazó con fuerza.- No, quedate por favor.
- ¿No tenes pacientes?
- Puedo cancelarlos… ¿Vos no trabajas?
- Falté y no avisé. –Me encogí de hombros.-
- Puedo hacerte algún certificado un poco trucho.
-Reí.- ¿Y la ética?
- Puedo romperla por vos.
-Sonreí.- Me parece que compro el plan eh.
- Entonces no se habla más. –Y me besó.- Voy a cancelar los pacientes ahora.
- ¿Seguro?
- Muy seguro.
-Sonreí.- Bueno, está bien.

Él me dio un beso y se dirigió a su escritorio. Yo apoyé mi espalda contra la pared, suspirando y tratando de caer en la realidad. Hice un rodete improvisado con mi pelo y lo miré sonriendo. Me devolvió la sonrisa y mordí mi labio, muerta de amor.

Porque así me tenía… Muerta, capaz que decirle amor es muy apresurado. Pero ante él no tenía reacción.

Cuando terminó, se sentó a mi lado y buscó mi mano.

- ¿Te animas a hablarme sin que seas mi paciente?
- ¿Y cómo tendría que hablarte?
- Como amigos.
- Yo no chapo con mis amigos. –Le dije riendo.-
-Rio.- Yo tampoco chapo con mis amigas. –Reímos y nos besamos.- Pero, podes hablarme como a un… ¿Hombre?
-Me encogí de hombros.- Sabes que me cuesta hablar.
- Me dijiste que yo te inspiro confianza.
- Pero sentado atrás mío.
- Me gusta mirarte a los ojos.
-Sonreí.- ¿De qué queres que te hable?
- De lo que te pasa.
- ¿Con?
- ¿En serio me preguntas eso?
- No, no vale. –Dije haciéndome la enojada.- Vos sos el hombre, tenes que empezar.
- Yo empiezo y vos seguís…
- Sí, dale.

Pedro se acomodó delante de mí y tomó mis manos. Lo miré un poco nerviosa, pero ya estaba allí. No iba a escapar.

- La verdad es que es raro, porque para nosotros es como una ley no involucrarnos sentimentalmente con los pacientes… Pero, te juro que con vos no lo pude evitar. –Sonreí.- Sos tan linda… -Acarició mis manos con sus dedos.- Y no hablo solo de tu físico, hablo de cómo sos. Me das mucha ternura, siento que te conozco más de lo que vos crees y sé que vos te conoces más de lo que crees también. –Hizo una pausa.- Me mata tu manera de ser, me gusta ver como de repente podes dejar de lado toda esa pantalla que te creaste para el afuera y ser vos misma, porque te aseguro que ser vos misma es la mejor versión que podes elegir. –Sonreí.- Me gustas, no puedo evitarlo. Y tampoco
quiero.

Hice una pausa, en la que no sabía muy bien qué decir.

- No sé qué responderte. –Dije riendo.-
- No es necesaria una respuesta, pero tenes que hablar.
-Suspiré.- Me gustas, me gustas mucho. –Dije sin anestesia.- Yo también intenté evitarlo, porque no me siento en condiciones de estar con alguien, no importa en carácter de qué, pero siento que todavía me faltan procesar varias cosas. –Me encogí de hombros.- Aún así, no pude evitarlo. Me inspiras confianza, protección… Me haces sentir bien. Me ayudaste mucho y eso sé que lo sabes. –Asintió.- Y no sé, pero sentirte cerca me hace bien.

Presioné sus manos e inhalé profundo, sin saber como seguir.

- ¿Podemos pasar el día juntos? –Preguntó.-
- Mmm… Si queres.
- ¿Vos no queres?
- Sí. –Sonreí.-
- Entonces… -Se levantó y me dio la mano.- Venga conmigo señorita.

Reí y me levanté, tomando su mano.

- Nos vamos.
- ¿A dónde? –Pregunté.-
- Mmm… A donde pinte.
-Reí.- Bueno, dale.

Buscamos nuestras cosas y salimos del lugar.

- ¿Caminamos o vamos en auto?
- Caminamos. –Respondí.- ¿Te va?
- Dale, me va.

Comenzamos a caminar, uno al lado del otro, sin decir nada y mirándonos cada tanto.

Cuando frenamos en una esquina para poder cruzar, me sorprendió y me tomó por la cintura para darme un beso. Sonreí y lo besé.

Cruzamos y paramos en una panadería, compramos facturas y café en un kiosko, para luego ir a una plaza y sentarnos en un banco. Desayunamos juntos y al sol, tiré todo en un tacho y volví a su lado.

- Me siento rara. –Le dije sentada en el banco, con mis piernas cruzadas y mirándolo.- ¿Está mal?
-Giró y también me miró.- No, no está mal. –Acarició mi mejilla.- Yo también me siento un poco raro, nos conocemos hace mucho y de otra manera.
- Por eso… -Suspiré.-
- Puedo darte muchos besos si eso te hace sentir mejor.
- A ver… Proba si queres.

Sonreímos y nos besamos, tratando de que aquel beso durara todo el tiempo del mundo.

Me separé un poco de él, porque necesitaba respirar y posé mis manos en su pecho.

- ¿Funciona? –Preguntó acariciando mis brazos.-
- Mmm… Sí y muy bien.

Reímos y volvimos a besarnos, había un poco de viento y mi pelo se volaba. Pedro se separó un poco de mí y acomodó mi pelo, yo besé su mano.

- ¿Queres que volvamos? –Me preguntó.-
- No, me quiero quedar acá y con vos. –Y lo abracé, rodeando su cuello con mis brazos. Sentí sus manos recorrer mi espalda hasta llegar a mi cintura, para también abrazarme.- ¿Se puede?
-Lo sentí sonreí.- Obvio que se puede.
- Es raro, pero cuando me abrazas me siento en paz.
- Es muy lindo lo que decís.
- Yo me siento bastante pelotuda. –Dije riendo.-
- No che… Es lindo sentir eso.
-Me separé un poco de él.- A veces ni sé que es lo que siento.
- Tenes que darte tiempo, a todo hay que darle tiempo.
- Eso dicen…
- Eso digo yo, te lo digo siempre. –Reímos.-
- Tenes razón.
- No apures las cosas, deja que pasen.
- Me cuesta, no puedo no pensar en el futuro.
- Pensa solo en el ahora…

Y me besó, presionando mi cuerpo con el suyo.

- ¿No crees que vale la pena?
-Sonreí.- Sí.

Hizo que me siente sobre sus piernas, sin dejar de besarme y terminamos abrazados otra vez.

Cerré mis ojos y me dejé empapar por lo que sentía, dejé que mi cuerpo y mi mente sintieran lo que quisieran. Quería quedarme así, durante un largo rato.

Sé que pasaron varios minutos…

-Besó mi mejilla.- No es que quiera separarme de vos, pero el viento se está poniendo fuerte y creo que se viene una tormenta.
- Mmm… -Lo abracé más fuerte.- Dijiste que íbamos a pasar el día juntos.
- Pensaba irme con vos eh.
-Me separé un poco de él.- Entonces puede ser.
-Sonrió.- Dale, vamos que encima vinimos caminando.
-Reí.- Es verdad.

Le dí un beso y me levanté. Él también lo hizo y volvimos juntos a su departamento, ya que él atendía en donde vivía. El consultorio estaba antes de su departamento.

- ¿Te animas a ir a otro lado que no sea el consultorio?
-Sonreí.- Sí…
- Entonces pasa…



10 comentarios: