sábado, 19 de septiembre de 2015

Reencontrarse III.


- Tranquilizate. –Dijo abrazándome por la espalda.-
- No puedo amor.-Suspiró y besó mi nuca.- Va a estar todo bien.

- No sé Pau, no sé. –Me senté en una de las sillas de la sala de espera.-

- No te sirve de nada estar así. –Se agachó frente a mí y tomó mis manos.- 

- Me da miedo.

- ¿Qué te da miedo?

- Que pueda darle mi riñón y que no.
-Se sentó a mi lado, me abrazó por el costado y besó mi mejilla.- No pienses porque no sabes que va a pasar.
- ¿Vos vas a estar conmigo?
- ¿Qué pregunta es esa?
- Tengo miedo de poder darle mi riñón y no salir, y tengo miedo de no poder y de que mi viejo no salga.
- Hey, hey, hey. ¡Para un poco la máquina! –Me besó.- Para un poco.
- No puedo Pau.
- Sí que podes. 
- No amor, te juro que no. –Dije con lágrimas en los ojos.-

Pau se sentó en mis piernas y me abrazó por el cuello, mi mejilla quedó sobre su pecho y la abracé por la cintura.

- Siempre voy a estar con vos. –Besó mi cabeza..- No te hagas el duro y largate a llorar.
-Reí.- Me conoces mucho.
- Mmm… Puede ser. -Me abrazó más fuerte y me largué a llorar.-
- Tranquilo mi amor, yo me quedo con vos. 




- No pude Pau, no pude. –Dije en mi cama, llorando.-
-Estaba sentada a mi lado.- No podías hacer nada contra eso.

- No sé.

- No Pepe, no podías. –Acarició mi pelo.- ¿Qué podías hacer?

- Capaz si no estaba tan cagado por la operación, si no era tan egoísta…

-Suspiró.- No digas boludeces.

- No son boludeces.

- Sí Pepe, no eran compatibles y no podías hacer nada contra eso.


- Lamento tener que comunicacarles que no son compatibles, hacer la donación sería en vano. –Dijo el médico y mientras lo escuchaba sentía que me desvanecía.- Lo vamos a introducir en la lista de espera, pero no sabemos cuánto tiempo puede estar ahí. –Hizo una pausa.- Los dejo, permiso.

Yo me dejé caer a una de las sillas y me largué a llorar. Mi mamá no estaba. Paula se sentó a mi lado y me abrazó por el costado, apoyó su mentón en mi hombro y me habló al oído.

- Era una posibilidad. –Me dijo.- Y no es la única.
- Me siento horrible.
- ¿Por qué?
- Porque quería salvarlo.

Paula no dijo más nada y me abrazó.

- No es tu culpa mi amor… Podía pasar que no lo sean.
- Quedate conmigo. –Hice una pausa.- Tengo miedo de reaccionar mal, te juro que quiero romper todo.
-Sentí que me abrazó más fuerte.- Yo me quedo acá mi amor, yo me quedo.
- Gracias.
- Te amo. ¿Sabes?
- Te amo… -Nos dimos un beso y volvimos a abrazarnos.-



- Se murió mi viejo. ¿Lo entendes?
- Sí que lo entiendo…
- No, no lo entendes. –Me senté con bronca.- Nadie me entiende.
-Tomó mis manos.- No te enojes.
- No sé qué hacer.
- ¿Queres que me vaya?
- No, por favor no. 
- ¿Y qué queres que hagamos?
- No sé.
- ¿Queres bañarte? Te va a tranquilizar.
-  Mmm…
- Dale y después salimos, aunque sea un ratito.
- ¿Salir?
- Si queres que me quede acá, voy a tener que ir a mi casa a buscar algunas cosas. Tengo todo en la valija.
- Te puedo prestar mi ropa.
-Rio.- Dale, no seas así.
- De verdad, hoy no quiero salir.
- Bueno, está bien. ¿Y no queres bañarte?
- ¿Tengo mal olor?
-Rio.- No tonto.
- Entonces no, prefiero quedarme con vos.
- ¿Por qué no vas un rato con tu vieja?
- No quiero ponerla mal.
- Le va a hacer bien que vayas con ella.
-Suspiré.- ¿Me esperas acá?
- Dale, te espero. ¿Puedo enchufar mi celular?
- Obvio Pau. –Me sonrió.- En un rato vengo.
- Te espero. –Me paré y besó mi mano, le sonreí tímidamente y fui a buscar a mi mamá.-

- Vieja, permiso. –Dije entrando a su cuarto.-
- Hijo, pasa. ¿Pau se fue?
- No, está en mi cuarto. –Me senté a su lado.- ¿Cómo estás?
- ¿Cómo queres que esté Pepe?
-Suspiré.- Es una pregunta muy boluda.
- La tía me invitó a irme unos días para allá.
- ¿Y vas a ir?
- No quiero dejarte solo.
- Yo no estoy solo.
- ¿Volvieron con Pau?
- No, no sé… Pero sé que si la necesito, va a estar.
- Tenes que recuperar a esa chica.
-Sonreí.- Cuando pase todo esto, lo voy a hacer. –Mi vieja me sonrió.- Anda, te va a hacer bien.
- Son solo unos días.
- Los que necesites, siempre te hizo bien ir al campo.
- ¿De verdad?
- Sí ma, vas a estar mejor allá. Yo no puedo hacer mucho por vos, ni siquiera puedo hacer algo por mí.
- Por vos sí podes.
- ¿Qué?
- Paula, esa chica es para vos hijo.
-Sonreí.- Ya vas a volver a ser su suegra. -Mamá me abrazó y ambos nos largamos a llorar.-
- Te amo hijo y quiero que seas feliz.
-Suspiré y besé su mejilla.- Te amo viejita, esto va a pasar.

-

Estaba hablando con mi vieja por WhatsApp, cuando Pedro volvió a entrar en el cuarto. Quise levantarme de su cama, pero no me dejó.

- Quedate. –Me dijo.-
-Sonreí y me senté.- Veni conmigo.

Pepe se sentó frente a mí y suspiró.

- Mi vieja se va con mi tía, unos días.
- ¿Y? ¿Te pega mal?
- No, sé que le va a hacer bien.
- ¿Y a vos?
- ¿A mí qué?
- ¿Qué es lo que te hace bien?
- Que estés acá conmigo.

Sonreí y sin pensarlo demasiado, lo tomé por sus mejillas y besé suavemente sus labios.

- Pau…
- ¿Qué?
- No quiero perderte otra vez.
-Acaricié su nariz con la mía.- No pienses en eso.
- Fuimos dos idiotas.
- No pienses en eso ahora, de verdad.
- Pero…
-Suspiré.- ¿Qué? –Volví a besarlo y me abrazó por la cintura.- ¿Qué pasa?
- Te amo.
-Sonreí.- Yo también te amo.

Nos sonreímos y su cuerpo cayó sobre el mío, sin dejar de besarme.

- Me recordas que estoy vivo, que a pesar de todo, tengo que seguir adelante. –Dijo dejando caer una lágrima.-
-Sequé su lágrima.- Sos muy lindo. ¿Sabías?
-Sonrió.- Vos sos linda. –Nos besamos.-
- Veni…

Hice que apoyara su cabeza en mi pecho y él cerró sus ojos.

- Quiero hablar con vos.
- Después Pepe.
- ¿Por qué?
- Porque no quiero que tapes lo que te pasa, el dolor tenes que pasarlo.
-Suspiró.- Puede ser.
- Dale, yo me quedo acá con vos. –Besé su frente.-
- Me cansé de estar en la cama llorando.
- ¿Eso quiere decir que vas a aceptar mi invitación de salir?
- Con una condición.
- ¿Cuál?

Él se separó un poco de mí y me miró.

- ¿Qué pretensión tenes Alfonso?
- Mmm…
- Me das miedo. –Reí.-
- Que te quedes acá cuando mi vieja no esté, claro que si podes… Sino, no importa.
- Nunca tendría un mejor plan que acompañarte.
- ¿Segura?
- Muy segura.

Él sonrió y yo acaricié su nariz.

- ¿Eso quiere decir que salimos? –Pregunté.-
- Después.
-Reí.- Dale nene.
- ¿Dale qué?
- ¿Vamos o no?
- Mmm…
- Tengo una idea.
- ¿Cuál?
- Vamos a la plaza, nos quedamos un rato ahí y después vamos a mi casa así me traigo algo de ropa.
- ¿Me voy a perder de verte con mi ropa?
-Reí.- Sos tremendo eh.
- Te extraño, no te das una idea de cuánto… -Dijo besando mi cuello y yo sonreí.-
- Yo también te extraño mi amor, muchísimo.
- Entonces podemos salir después… ¿No te parece?
- Mmm… Podría ser eh. –Dije acariciando su nuca.-
-Me besó.- No sé cómo aguanté tanto tiempo lejos tuyo.
-Sonreí.- Te juro que yo tampoco mi amor. –Lo besé, nos besamos.-
- Estás cada día más hermosa.
-Reí.- Me encanta que me chamulles.
- No te chamullo. -Mordí mi labio, riendo.- Te amo bonita.
- Y yo te amo a vos… -Lo besé.- Quiero sacarte toda esa tristeza que tenes adentro, al menos por un ratito.
-Sonrió y le devolví la sonrisa.- ¿Ves que sos hermosa?
- Vos sos hermoso.

Y unimos nuestros labios para luego unir nuestros cuerpos.




4 comentarios: