martes, 1 de septiembre de 2015

Ser uno mismo IV.

Quería frenar el tiempo en ese momento, en sus labios, en esa sensación tan linda que me había tomado el cuerpo… Pero, no podía.

Me separé de él, muerta de vergüenza.

- Perdón, hice cualquiera. –Dije nerviosa.-

Me dí vuelta y quise irme, él estaba sin reacción. Cuando tuve la mano sobre el picaporte de la puerta, él puso su mano sobre la mía y me miró.

- No, no te vayas.
-Suspiré y no podía mirarlo.- Quiero irme.
- ¿Por qué?
- Porque acabo de hacer cualquier cosa.
- No te escapes de lo que te pasa.
- ¡Quiero irme!
- Mirame.
- No, no quiero. –Dije con lágrimas en los ojos.-
- No seas así.
- Me quiero ir Pedro.

Él no dijo nada más, pero me abrazó. Cerré mis ojos y dejé que algunas lágrimas cayeran de mis ojos. Sus manos acariciaron mi espalda y yo apoyé mi frente en su hombro.

- Esto es cualquier cosa. –Le dije.-
- No llores.
-Reí.- Perdón.
- No pasa nada.
- Quiero irme.
- No te escapes, no voy a hacerte nada malo. –Reí.- Trata de tranquilizarte.
- No puedo.
- No digas más nada.

Reí y dejé que me abrazara, durante un rato que sé que fue largo.

Me separé de él, ya sin llorar y sequé mis lágrimas.

- Quiero irme, de verdad.
- Bueno, está bien… Anda.
- Perdón, no sé porque lo hice.
- No tenes que pedir perdón.
- Pero…

Rasqué mi sien, confundida.

- Me voy.
- Está bien… -Besó mi mejilla sentidamente y yo cerré mis ojos.-

No pude decirle más nada, tan solo salí corriendo.

No podía creer que lo había hecho, que me había animado. No me reconocía.

Llegué a mi casa y me senté en el sillón, subí mis piernas al sillón y las abracé. Escondí mi cara en mis rodillas y suspiré.

Me daba cuenta que el abrazo de él era el que tanto estaba deseando.

Mi cabeza era un cortocircuito, no entendía nada. Solo sabía que ese beso me había vuelto loca. Ese beso me había hecho sentir algo que no recordaba haber sentido antes.
“Me muero de vergüenza. Perdón.”

Le envié por WhatsApp.

“No tenes que tener vergüenza ni que pedir perdón. Fue solo un beso.”

“¿Fue solo un beso?”

“¿Para vos fue más que eso?”

“No sé, no entiendo nada. Quiero desaparecer.”

“Desaparecer no va a solucionar nada.”

“Este cortocircuito en mi cabeza tampoco. No sé por qué te hablé.”

“Podemos dejar de hablar si es lo que preferís.”

“Ahora sí…”


Y no le dije más nada.

Suspiré y me dejé caer a un costado, quedando acostada y en posición fetal. Volví a abrazar mis piernas y cerré mis ojos, tratando de encontrar un poco de tranquilidad en mi mente. Fue imposible.

Me quedé dormida allí y me desperté cuando el sol del me daba en los ojos. Me senté en el sillón y refregué mis ojos reiteradas veces, se me partía la cabeza.

Me levanté para dirigirme al baño y miré la hora en mi celular, ya no llegaba a ir a trabajar e iba a faltar. Poco me importaba.

Me dí una ducha tibia, para terminar de tranquilizarme y me puse un short de jean y una remera negra bastante suelta. Ojotas con un poco de taco y un collar con un corazón. Me miré al espejo e intenté acomodar mi pelo, también me delineé.

No pensé demasiado en lo que estaba por hacer y salí de mi casa.

Rogaba que no estuviera con algún paciente, porque esperarlo me mataría. Toqué el timbre y lo esperé. Me temblaba el cuerpo, de pies a cabeza.

Abrió la puerta y levanté mi mirada.

- Hola. –Dije tratando de que la voz me salga.-
- Paula, hola. –Sonrió.- No sabía que venías.
- Yo tampoco sabía que venía… ¿Puedo pasar o estás con alguien?
- No, pasa.
- ¿Seguro?
- Sí Paula, dale.

Reí e ingresé al consultorio. Estaba nerviosa, no sabía muy bien qué hacer. Me senté en el diván, pero mirándolo. Él se sentó frente a mí y me sentía encerrada. Por mí y por él. Bajé mi mirada y froté mis manos.

- No sé muy bien por qué vine. –Dije riendo.-
- Mmm… ¿Queres decirme algo?
- Eso creo. –Respondí confundida.-
- Trata de salir del lugar de paciente, hablame como una persona a otra.
-Reí y lo miré.- Es muy raro esto.
- Deja que pase, no tengas miedo.
-Suspiré y mordí mi labio, cada vez más nerviosa.- No sé qué decirte. –Reí.- Cuando me abrazaste, me descolocaste.
- ¿Hice mal?
- No, no es eso. –Hice una pausa.- Me hizo sentir bien ese abrazo.
-Sonrió.- ¿Y entonces?
- Y entonces te besé. –Reí.- Me siento una nena de secundaria.

Hice una pausa bastante larga, tratando de poder formular alguna frase.

- Me das mucha confianza, me haces sentir bien. –Me encogí de hombros.- Te besé porque me atraes. –Dije con mis mejillas coloradas.- Y ya sé que después de esto no nos vamos a ver nunca más, pero no pude ocultarlo más tiempo y creo que poder decirlo es un avance muy grande para mí.
- ¿Por qué crees que no vamos a volver a vernos?
- Porque no podes tener vínculo sentimental con tus pacientes.
- A veces esa regla se rompe.
- ¿Por qué?
- Porque vos también me gustas Paula, creí que era muy obvio. ¿Nunca te diste cuenta?
-Reí.- No…
- Me gustó muchísimo abrazarte y que me beses.
-Sonreí.- A mí también.

Sonreímos, cual boludos y él tomó mi mano.

- Yo no quiero que dejemos de vernos.
- ¿Y en carácter de qué vamos a vernos? –Le pregunté extrañada.-
- En carácter de dos personas que se interesan.
- Hace mucho que no vivo estas situaciones.
- Animate… -Y corrió un mechón de pelo que caía sobre mi cara.- No tengas miedo, nunca te haría mal.
- Me doy miedo yo.
- ¿Por qué?
- Porque lo que sentí con ese beso fue demasiado fuerte.
- ¿Y eso es malo?
-Reí.- No, no sé…
- ¿Y entonces? No pienses en esas cosas.

Y no me dejó decir nada, porque me abrazó y yo sonreí. También lo abracé.

- ¿No te parece que cuando pasa algo así hay que disfrutarlo?
- ¿Y qué sería “algo así”?
- Con el tiempo nos vamos a dar cuenta.
- ¿Y si no dura mucho tiempo?
- Va a durar lo que tenga que durar.
-Suspiré.- Me siento una tarada.
- No, no digas eso. ¡Sos hermosa!
-Sonreí.- Gracias.

Se separó un poco de mí y rozó su nariz con la mía.

- Hermosa… -Susurró y ahora rozó nuestros labios.-

Cerré mis ojos con una sonrisa y dejé que esta vez sea él quien buscara mis labios con los suyos.


8 comentarios: