martes, 23 de febrero de 2016

Excesos I.


- Dale Pedro, anda a bañarte. –Dije tratando de empujarlo por los hombros.-
- ¡No me rompas Paula!
- ¡Dale Pedro! ¡Mirate como estás! –Le dije y me sentía dolida por verlo así, siempre era igual.-
- ¿Cómo estoy? ¿Qué tengo?
- Se te huele el olor a escabio en cinco cuadras a la redonda nene.

Abrí las canillas de la ducha y le quité la remera.

- Dale, no me la hagas más complicada. –Dije tratando de quitarle las zapatillas.-

Quité sus zapatillas y desabroché su pantalón de jean, cuando él quiso besarme.

- No Pedro, así como estás no me vas a tocar un pelo. –Le dije molesta.-
- ¡Dale mi amor!
- ¡Dale vos! ¡Te metes en la ducha!

Él terminó de quitarse el pantalón y se metió en la ducha, casi se resbala y no lo hizo porque lo sostuve.

- No podes ni mantenerte en pie, te quedas ahí un rato. –Dije haciendo que se siente.-
- No sos mi mamá.

Yo revoleé mis ojos para no responderle mal y me alejé un poco de él.

- Cuando te sientas un poco mejor, venís a la cocina que te voy a hacer un café bien negro… ¡A ver si por lo menos te acordas de tu nombre!

Le dejé un boxer y una remera limpia sin siquiera mirarlo y me fui.

Dí un portazo en el baño y no pude evitar que algunas lágrimas cayeran por mis mejillas. Odiaba verlo así, odiaba no poder hacer nada para ayudarlo y odiaba aún más que él se quisiera tan poco como para destruirse así.

Porque eso estaba haciendo… Destruirse rodeado de excesos.

Preparé un café bien negro y lo dejé en el microondas, cuando lo escuché venir sequé mis lágrimas y puse a calentar la taza.

Pedro estaba con la remera y en boxer, se sentó en la silla desganado y yo le dejé la taza de café delante de él.

Me senté en la silla que estaba frente a él y subí mis piernas a la misma. Él tomó un poco de café y recién en ese momento, me miró a los ojos.

- Perdón. –Dijo con sus manos rodeando la taza.-
- Pedite perdón a vos mismo antes que a mí.

Él suspiró y pude ver como sus ojos se llenaron de lágrimas.

- No puedo controlarme. –Dijo temblando.-
- No entiendo por qué mierda no aceptas que necesitas hacer un tratamiento.
- No sé. –Dijo y tomó un poco de café, pero estaba temblando demasiado.-
- Para que te vas a quemar. –Dije quitándole la taza de las manos.- Para un poco. –Y me agaché frente a él.-
- No puedo más Pau.
-Acaricié su mejilla.- Ya no sé cómo ayudarte, no sé si puedo sola.
- Ahora me haría muy bien que me abraces.

Yo suspiré y me senté en sus piernas, rodeé su cuello con mis brazos y suspiré.

- No sé cuánto tiempo más pueda aguantar esto Pedro. –Le dije con lágrimas en los ojos.-
- No te lo mereces tampoco.
- ¿Por qué te odias tanto? ¿Por qué te haces tanto mal?
- No tengo nada para responderte.
- Necesito que te dejes ayudar, sino te vas a terminar de destruir.
- No creo que alguien pueda ayudarme más que vos.
- Pedro, no nos podemos hacer los boludos ya. Necesitas ayuda profesional, esto se te está yendo de las manos, se está poniendo muy turbio… ¿Te das cuenta que todos los días volves igual? ¡Todos! –Remarqué.-
- Ya sé. –Dijo rascando su sien.-
- Estás llegando a tu límite… Y al mío también.
- ¿Me abrazas? –Suplicó.-

Yo suspiré y lo abracé por el cuello, acomodé mi mejilla en su hombro y sentí sus brazos débiles rodear mi cintura.

- No sé cómo Pau.
- ¿Qué no sabes?
- Como salir de acá.
- Dejándote ayudar…
-Suspiró.- No puedo.
- Sí que podes.
- ¿Cómo?
- Permitiéndotelo.

Él se separó un poco de mí y me dio un beso.

- Solo no podes…. Y yo sola tampoco ya… Tenes que dejarte ayudar mi amor, por favor.
- Perdón, yo sé que te hago pasar situaciones de mierda.
- No importa eso ahora, lo que me importa es que estés bien.
- No sé si algún día pueda estar bien.
- Tenes que confiar en vos.
- Ese es el problema.
- ¿Cuál?
- No confío en mí.
- ¿Por qué?
- Porque de verdad… No puedo, no sé confiar en mí.
- Entonces tenes que aprender a hacerlo.
- Ya es tarde.
- Estás hablando como si tuvieras 80 años y solo tenes 25.
- Y estoy hecho mierda como alguien de 80.

Yo suspiré y acomodé un poco de su pelo, a modo de mimo.

- ¿Me dejas?
- ¿Qué?
- Ayudarte y ayudarte a buscar ayuda.
- ¿Vale la pena?
- Obvio que vale la pena, haría cualquier cosa por vos.
- No te mereces esto.
- Te amo. –Dije y lo besé.- Y quiero que estés bien… Dale, por vos y también por mí… Pero, antes que nada tenes que hacerlo por vos.
- Te amo. –Dijo y volvió a abrazarme.-

Yo lo abracé también y lo sentí llorar con una angustia que de verdad le sentía desde muy adentro.

- ¿Nos vamos a dormir un ratito? –Le pregunté.-
- No creo que pueda dormir.
- Así te tranquilizas.
- Anda vos si queres.
- Lo que yo quiero es que te tranquilices.
- Estar con vos me tranquiliza.
- Por eso, dale… Vamos a la cama. –Me separé un poco de él.- ¿Queres terminar el café? –Le pregunté mientras secaba sus lágrimas.-
- Mmm… Bueno.

Le alcancé la taza y él terminó de tomar el café.

- ¿Está rico por lo menos?

Pedro rio sin ganas y yo sonreí.

- Veni, dale.

Me puse de pie y tomé sus manos. Lo abracé por los hombros y caminamos juntos hasta la habitación. Él quitó su remera y se acostó hecho un bollito.

- ¿Tenes calor? –Le pregunté cerrado la puerta.-
- Un poco.

Bajé un par de grados el aire y me acosté a su lado, frente a él.

- Trata de tranquilizarte, dormir te va a hacer bien. –Dije y llené de besos su cara.-
- Quedate conmigo.
-Besé su frente.- Acá estoy mi amor.

Él buscó mi mano y la besó.

- No entiendo como te bancas todo esto, sos una reina.
-Suspiré.- Te amo, esa es la explicación de todo. –Besé su sien.-
- Te amo mi amor.
- Veni…

Hice que apoyará su cabeza en mi pecho y comencé a jugar con su pelo.

- Relajate, dale… -Y comencé a masajear su nuca.-
- Perdón.
- Sh… -Hice una pausa.- Pero prometeme que te vas a dejar ayudar.
- Pero vos quedate cerca.
- Siempre voy a estar cerca mi amor.
- No sé como agradecerte.
- Dejándote ayudar.

Él asintió y yo besé su frente.

- Ahora descansa, dale…
- Te amo. –Dijo abrazándome por la cintura.-
- Te amo mi amor.




-

Nuevo corto de 7 capítulos... Espero que les guste y que si leen, comenten!


11 comentarios: