sábado, 6 de febrero de 2016

Un poco rotos II.

Pau se despertó y yo no había logrado pegar un ojo en toda la noche.

- Buen día mi amor. –Dije acariciando su espalda.-
- Mmm… Buen día. –Dijo refregando sus ojos.- ¿Qué hora es? Qué raro que no te hayas ido.
- Son las diez de la mañana y te dije que hoy me quedaba con vos.
- ¿Justo hoy?
- ¿Por qué decís eso?
- Sigo con ganas de mandarte a la mierda.
- ¿Por eso dormimos juntos?
-Rio.- No sé por qué dormimos juntos.
- Yo sí lo sé.
- ¿Por qué?
- Porque nos amamos.
- Ponele. –Dijo levantándose.- ¿Queres desayunar?
- Si vos queres.
- Ahora preparo café y traigo unas galletitas.

Paula se levantó y como se fue al baño, yo me encaminé hacia la cocina y comencé a preparar el desayuno.

- No hacia falta. –Dijo acercándose.-

La abracé por la cintura y le dí un beso.

- No me gustó ni un poco lo que me dijiste anoche.
- A mí tampoco, pero es lo que siento.
- Bueno, por eso… -Dije acomodando su pelo.- Quiero poder revertirlo.
- Sabes muy bien que tenes que hacer para revertirlo.
- Y vos sabes muy bien que ella está enferma.
- ¿Yo no?
- No es lo mismo gorda.
- Siempre la pones a ella encima, que lo mío sea psicológico y lo de ella físico no nos hace estar en distintos niveles eh.
- Se está muriendo Paula.
- Y yo también, solo que vos no lo notas.

Se separó bruscamente de mí y se puso a batir café.

- No, para un poco. –Dije parándome detrás de ella y sacándole la taza de su mano.-
- ¿Qué pare que?
- Con esto gorda, para. –Dejé la taza en la mesada e hice que ella se diera vuelta.-
- Vos no lo notas, pero yo todos los días me apago un poco. –Suspiró.- Lo que tengo no es joda y lo sabes muy bien.

Yo suspiré, asintiendo.

- No es un capricho, vivo a base de pastillas que dentro de poco me alivianan un poco todo, pero sabes muy bien lo que me pasa… Sabes muy bien que me enamoré de vos y si no hubiese sido correspondido, está bien, me la bancaba… ¡Pero vos también hiciste que me enamore de vos! Y para colmo, me haces creer que vos estás enamorado de mí cuando no es así.

Y no la dejé seguir hablando, porque la besé.

- Estoy perdidamente enamorado de vos.
- Yo no siento que sea así.
- Me siento entre la espada y la pared, todo el tiempo.
- Perdón, pero no soporto más esto y si no te presiono no se va a terminar nunca.
- ¿Qué queres que haga?
- ¡Que la dejes Pedro!
- No puedo.
- ¿Entonces me haces mierda a mí? ¿Ves lo que te digo? Si estuvieses enamorado de mí, me cuidarías un poco más.

Paula se dio vuelta y comenzó a buscar cosas en su alacena.

- ¿Qué haces?
- Tranquilo que solo estoy buscando mis pastillas, no vas a tener que bancarte ningún ataque si es lo que te preocupa.

Se tomó sus pastillas y se fue a la habitación.

Caminé algunos pasos hacia atrás y dejé que mi cuerpo se apoyara contra la pared cuando comencé a escuchar ruidos en la habitación, suspiré y corrí hacia allá.

Paula estaba desarmando la cama desesperada, acabo por sacar el colchón de la cama y casi rompe una lámpara. Me acerqué a ella con cuidado y la atajé en mis brazos antes de que cayera al suelo.

- Tranquila gorda, tranquila. –Dije abrazándola y acariciando su pelo.-
- ¡Andate Pedro! ¡Andate!
- Sabes muy bien que no te voy a dejar sola estando así. –Besé su frente.-
- Me haces mierda.
- Si cuando te tranquilizas queres que me vaya, me voy… Pero así no te voy a dejar porque te podes lastimar, no seas terca. Dale.

Ella no dijo más nada, yo acomodé el colchón en la cama con una de mis manos e hice que nos acostáramos allí, estando abrazados.

Paula pasó horas (en sentido literal) llorando y temblando.

- Perdón. –Dijo sentándose.-
- No, no tenes que pedir perdón. –Dije sentándome también y sequé sus lágrimas.-
- No sé cómo seguís aguantándome.
- Porque te amo con locura gorda.
-Suspiró.- Voy a lavarme la cara y vengo.
- ¿Vas sola?
- Sí, tranquilo.

Se levantó y se fue, yo acomodé un poco y la esperé allí.

- ¿Queres comer algo? –Le pregunté.-
- Sí, y seguro vos morís de hambre.
- ¿Te quedas acá que preparo algo?
- Si queres te ayudo.
- No, dale… Quedate acá, ya vengo.
- Está bien, gracias.
-Besé su frente.- Nada que agradecer.

Preparé unos sándwiches con unos vasos de gaseosa y fui hasta la habitación, comimos casi en silencio y luego ella se acostó.

- Perdón, no te mereces esto tampoco. –Me dijo.-

Hice que apoyara su cabeza en mis piernas y comencé a jugar con su pelo.

- Yo te prometo que voy a hacer todo lo que sea necesario para que dejes de sentirte así.
- Mientras siga siendo la segunda.
- Voy a hablar con María.
- Me dijiste eso muchas veces…
-Suspiré y acaricié su frente.- Pero, no quiero que sigas sufriendo así.
- ¿No te da miedo?
- ¿Qué?
- Que alguna de las dos termine peor…
- Ella está contenida por su familia.
- Pero, vos sos su novio.
- Un novio que no la ama y está con ella por… Lástima.
-Suspiró.- Es muy horrible esto Pedro.
- ¿Me das un tiempo? Yo te prometo que voy a solucionar todo.
- Repito: escuché esto muchas veces.
- Pero nunca me dijiste todo lo que a vos te pasa.
- Creí que lo habías notado solo.
- Seré muy poco perceptivo, porque de verdad que no.
- No confío mucho en que haber hablado cambie las cosas.
- ¿En mí no confías?
- Eso intento, te juro.
- Intentalo una vez más, esta vez no voy a defraudarte.
- Eso espero.
-Besé su frente.- Te amo gorda, con todo mi alma. –Besé su nariz.- Así, tal cual sos.
- ¿Estás segura de que amas a una enferma como yo?
- A una mujer como vos.
- Soy más nena que mujer.
- No mi amor, no.
- Yo me siento así, no puedo controlar lo que me pasa y eso le pasa a uno cuando es chico.
- Mmm… No me parece que sea así, somos humanos y todos tenemos un momento en donde no podemos controlar nuestras emociones.
- No como yo.
- Vos tenes un problema.
- Una enfermedad.
- Como quieras llamarlo, pero que tarde o temprano vas aprender a controlar.
- Llevo interminables años así.
- ¿Me contestas con sinceridad algo?
- Sí.
- Vos crees que si de verdad yo arreglo las cosas y ponele que vivimos juntos… ¿Mejorarías?
- Mi psicóloga dice que sí… Y en cierto punto yo también lo creo. –Hizo una pausa y suspiro.- Igual, no es novedad que no me hace bien esta situación.
- A mí tampoco me hace bien.
- Aún así. ¿Estás seguro?
- ¿De qué?
- De dejarla a ella y quedarte conmigo.
- Muy seguro.
- Conmigo nunca vas a poder ser papá… -Dijo angustiada.-




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Aquí el segundo capítulo de este corto, espero que les guste y comenten ☺

Recuerden que si quieren que les pase los cortos por twitter, solo tienen que avisarme!

9 comentarios:

  1. Me gusta mucho el corto xq es dramático pero eso lo hace más atrapante. Y sin dejar de lado el amor @andypauliter

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  2. Es súper atrapante este corto! Me encanta!!

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  3. No está buena la situación en q se encuentra pau... pero tampoco puede cargar con toda la culpa a pp cuando ella acepto ser parte de dicha situación.. su problema psicológico no es responsabilidad de el... otra persona hubiera pasado por la misma situación actuando de otro modo sin afectarla asi. .. y cualquier otra problemática hubiese disparado también su depresion... lo q el hace de jugar a dos puntas esta mal pero aun asi no es responsable de su enfermedad. .. mimiroxb

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    1. No, no... Nadie le está echando la culpa a él!! Es solo la manera en la que lo siente ella, trato de contar las cosas desde el personaje, pero eso no quiere decir que sea la verdad, sino como sienten ellos.

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  4. Ahhhii Pedro su Salvador. Amo profundamente este corto @peturroalfonsoo

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