miércoles, 24 de febrero de 2016

Excesos II.


Me desperté y luego de notar un importante dolor de cabeza, refregué mis ojos y miré mi celular. Eran las ocho y media de la mañana de un sábado.

Suspiré al ver a Pau durmiendo tan tranquila a mi lado y al notar que tenía la piel fría, la tapé con la sábana y el acolchado. Besé su frente y salí del cuarto.

Me tomé una aspirina y me quedé un rato allí, en la cocina… Haciendo nada y pensando en todo.

Sabía que no podía seguir así. El problema era que no sabía cómo frenar, ni frenarme.

Era una adicción lo que yo tenía, no había que ser demasiado inteligente para saberlo. Era adicto al alcohol, lo tenía en frente y no me podía controlar… Y aunque no lo tuviera en frente, si lo necesitaba tampoco sabía controlarme.

De alguna manera, sentía que el alcohol tapaba todo, que me permitía mantenerme alejado de los problemas por un rato… Como si el alcohol apaciguara el dolor del abandono de mis padres.

Siempre había buscado alguna manera de hacer desaparecer ese dolor, cuando era chico lo hacía mediante el deporte, de más grande comencé a fumar y hace años que descubrí en el alcohol algo así como un paraíso… “Paraíso” que descubrí con la muerte de mi abuela, quién me crió, esa fue una herida que aún hoy, tres años después, sigue sangrando.

Con Paula nos conocimos en el último año del secundario de ambos, íbamos a escuelas distintas y nos vimos por primera vez en una fiesta de egresados. En un principio me parecía raro, por el hecho de que uno en un boliche quizás no busque nada serio, pero con el tiempo me dí cuenta de que lo que nos pasaba era en serio y sobre todo, real. Nos enamoramos y aprendimos a construir una pareja, decidimos mudarnos juntos y al poco tiempo falleció mi abuela.

(Aún hoy no entiendo como Paula soporta tanto, me da miedo que algún día se vaya)

- Buen día… -Dijo entrando a la cocina mientras acomodaba su pelo con un rodete.-
- Buen día. –Le respondí.- Bah, buen para vos. –Me encogí de hombros.-
- ¿Desayunaste?
- No, solo tomé una aspirina.
- ¿Con el estómago vacío?

Yo volví a encogerme de hombros y suspiré. Ella se acercó a mí y besó mi hombro.

- ¿Desayunamos? –Preguntó acariciando mi espalda.-
- ¿De verdad queres?
- Mmm… Sí, tengo hambre. –Rio.-
- No, no te hablo de desayunar.
- ¿Y de qué hablas?

La tomé de la mano e hice que vayamos al cuarto, yo me puse mi remera porque en el cuarto hacia frío y subí la temperatura del aire.

- No entiendo nada. –Dijo abrazando sus piernas.-
- Perdón que te traje, capaz querías desayunar y…
- Me importas más vos, comer puedo comer después.
-Suspiré.- ¿Estás segura?
- ¿De qué?
- De dejar todo lo que tiene que ver con vos en segundo plano por querer ayudarme.
- Sí, estoy segura.
- Te estoy hablando de verdad.
- Y yo también… -Tomó mi mano.-

Rasqué mi sien, nervioso y ella besó mi mano.

- No sé si esto algún día se va a terminar.
- Yo confío en vos y sé que vas a poder, no importa cuanto tiempo sea. Quiero estar al lado tuyo.
- ¿Y si no lo aguantas?
- Al menos dejame intentarlo.
- Tengo miedo.
- ¿De qué?
- De que esto te haga mal a vos.
-Negó con su cabeza.- Estar cerca tuyo no me hace mal.
- Sé que esto te hace mierda.
- Es más lo que te amo.
- Yo quiero que vos me prometas algo.
- ¿Qué?
- Que si de verdad en algún momento no lo aguantas más, me lo digas y te alejes… Sí, me va a doler, pero no me voy a enojar, de verdad que voy a entenderte.
- No pienses de esa manera.
- Necesito que me lo prometas.
- Pero amor…
- Pero nada, prometemelo.
-Suspiró.- Está bien, te lo prometo.
- Y no lo olvides.
- No, tranquilo.
- Bueno, gracias.
- ¿Esto quiere decir que vas a dejarte ayudar?
- Esto quiere decir que lo estoy pensando.
- Es un avance. –Sonrió.-
- Eso no quita que no esté muerto de miedo.
- No estás solo.
- Eso creo.
- ¡Hey! ¿Qué estoy yo? ¿Pintada al óleo?
-Reí.- Sos muy linda, muy linda conmigo.
- ¿A esta altura dudas de lo que siento por vos?
- No mi amor, para nada.
- ¿Y entonces?
- ¿Está mal que te diga que sos linda y que me sorprendes todos los días?
-Rio.- No, es más, me gusta… Me gusta mucho más este Pedro que el de anoche.
-Suspiré.- Perdón.
- Me duele que te estés haciendo mierda así.

Yo bajé mi mirada y no sabía muy bien qué decir.

- De verdad amor… Te estás haciendo mierda.
- Ya sé.
- Mirame… -Dijo tomándome por el mentón.-
- Me da vergüenza.
- ¿Conmigo? Somos novios hace años, lo único que quiero es ayudarte y amarte.
- Prefiero que vayamos a desayunar.
- Está bien, dale.

Se levantó y me ofreció su mano, yo sonreí y la tomé, me levanté y fuimos juntos a la cocina.

Preparamos el desayuno y nos sentamos en la mesa.

- ¿Podemos ir a algún lado hoy? –Preguntó.-
- ¿A dónde?
- No sé, a donde sea, pero salir, caminar, pasear un poco…
- Si queres, vamos.
- Si le vas a poner esa onda.
- Perdón, pero la verdad no tengo onda.
- ¿Y qué queres hacer?
- ¿Dormir?
- Algo que te distraiga.
- Dormir me distrae.
- Dormir es evadir.
- ¿Y distraerse no es lo mismo?

Paula se encogió de hombros y comenzó a levantar las cosas del desayuno.

- No te enojes. –Dije posando mis manos en su cintura mientras ella lavaba los platos.-
- No me enojo.
- Te conozco.
- Anda a bañarte mejor.
- No me voy a ir si estás enojada.
- No es enojo. –Dijo secando sus manos.-
- ¿Y qué es?
- No sé.

Y se fue. Yo suspiré y la seguí.

- ¿Qué pasa Pau?
- No me hagas hablar, no quiero enojarme con vos ni tratarte mal.
- No entiendo.
- Sí es enojo, pero no con vos.
- ¿Me explicas?
- Es enojo conmigo. –Dijo con los ojos llenos de lágrimas.-
- ¿Por qué?
- Porque no sé cómo mierda ayudarte. –Y noté la bronca en su voz.- No sé qué hacer, no sé cómo contenerte, qué decirte… ¡No sé nada!

Quise abrazarla, pero ella no me dejó.

- Dejame sola.
- No mi amor.
- De verdad, dejame…
- No te voy a dejar. –Y la besé.- Me ayudas mucho más de lo que crees.
- Te estaré ayudando mal entonces.
- No digas boludeces.
- Es lo que siento.
- Pero, no es así.
- ¿La verdad? No lo sé.

Sequé sus lágrimas y la besé, me dejó abrazarla y susurré en su oído:

- Te amo mi amor y de verdad que si sigo vivo, es solo por vos.
- Te amo y me duele mucho no saber cómo carajo ayudarte. –Dijo con un hilo de voz.-
- Amándome como lo haces.
- Ojala eso alcanzara.
- Alcanza.
- Seguís igual…
- Vos es todo lo que podes hacer mi amor, no te pongas en la cabeza la idea de curarme.
- Es lo que quiero hacer.
- Para eso voy a ir a algún lugar en donde me ayuden, pero vos no sos mi médica, ni mi analista… Sos mi mujer y eso es lo que quiero que seas.




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Como me gusta escribir historias llenas de oscuridad...




10 comentarios:

  1. Que lindo!! no se como haces para escribir tan bien y con estos temas jajajaj lo hacer re bien

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  2. Es tan...no se, me sentí identificada en Pau, tengo el mismo problema pero con mi papa. Genial Cami, seguí escribiendo ♡

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  3. A vos te gusta escribir este tipo de historias y a mi me encanta leerlas te juro. Sos lo mas Cami ❤

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  4. Me encanto!! Escribis muy bien cualquier tipo de conflictos.. Espero el próximo!

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