viernes, 15 de enero de 2016

Encuentros y desencuentros I.


Otro día que me levantaba de la cama y me sentía mareada. ¡La puta madre!

Me quedé quieta hasta que se me pasara, prendí mi celular y me dirigí al baño con el uniforme del colegio. Me cambié, acomodé un poco mi pelo con una colita, me delineé y me dirigí a la cocina, tomé un té casi obligada porque no me sentía bien y comí dos galletitas: más no podía.

Me puse el buzo, agarré mi mochila y me puse los auriculares. Otro tedioso día escolar.

Caminé las cuadras que separaban mi casa del colegio. Ingresé al aula en donde estaba todo oscuro y me senté en el mismo banco de siempre, dejé la mochila en el suelo y me senté. Apoyé mis brazos en el banco y escondí mi cara en ellos. Deseaba que no prendieran esas luces jamás.

Después de algunos minutos, él se sentó a mi lado y me dio un beso en el hombro.

- Buen día, no te duermas. –Dijo riendo.-

Yo me levanté y lo miré.

- Hola.
- Hola amor. –Me dio un beso.-

Desganada volví a apoyarme en la mesa, mi mejilla sobre mis brazos para poder mirarlo.

- ¿Dormiste anoche?
-Reí.- Sí.
- ¡Entonces levantate! –Dijo haciéndome cosquillas.-

Suspiré molesta y lo paré.

- Dale nene.
- ¿Qué?
- Es muy temprano.

Y en ese momento ingresó la preceptora, quien prendió las luces y pasó lista.

Primera hora de Literatura. Quería morir.

No solo me sentía mal, sino que mi cabeza no frenaba ni aunque le pagara.

Sonó el timbre del recreo y yo ni lo noté. Estaba demasiado desconectada.

- Amor. ¿Bajamos? –Preguntó tomando mi mano.-
- Baja vos.
- Dale, veni conmigo. –Dijo abrazándome por el costado.-
- No tengo ganas.
- Dale, no nos vimos en todo el finde…
-Suspiré.- Si queres bajar, baja vos.
- ¿Estás enojada?
- No.
- ¿Segura?
- Sí. –Revoleé mis ojos.-
- ¿Y tengo que creerte?
- ¡Sí Pedro!
- Me estás diciendo Pedro…
- Te vas a perder el recreo por mi culpa.
- Yo quiero pasar el recreo con vos.
- Baja, en serio…
- Voy a comprar algo y vuelvo. ¿Te traigo algo?
- No, gracias.
- ¿Segura?
- Sí, segura.
-Me dio un beso.- Ya vengo.
- Bueno.

Pedro se fue y yo volví a esconder mi cara entre mis brazos.

No sabía qué pensar, me sentía molesta con todos. Incluso conmigo.

Estaba sola en el aula y de repente sentí que Pedro llenó de besos mi espalda, sonreí sin notarlo y me levanté, para mirarlo.

- Toma, a ver si te cambia la carita. –Dijo dándome un chocolate.-
- Gracias.
- ¿Una sonrisa?
-Reí.- Hago lo que puedo.
- ¿Segura no pasa nada?
- Segura, solo es mal humor.
- Mmm…
- ¿Mmm qué?
- Te conozco eh.
- Si me conoces, deberías saber que cuando no me pasa nada me irrita mucho que me pregunten.
- Bueno, está bien. Entendí.

Reímos y abrí el chocolate, realmente no tenía ganas de comerlo, asique lo compartí con él.

Pasaron dos horas de Historia y mi cabeza estallaba como pocas veces en la vida. ¿El profesor no se cansaba de hablar? ¿Y Pedro no se cansaba de molestarme?

Ni bien sonó el timbre del recreo, salí al baño y lavé mi cara reiteradas veces.

Cuando salí, quise bajar y Pedro me tomó de la mano, sorprendiéndome.

- ¿A dónde vas?
- Un rato afuera. –Suspiré.-
- ¿Puedo ir con vos?

Me encogí de hombros y comencé a bajar las escaleras, Pedro me siguió. Caminamos hasta el parque de la escuela y nos alejamos de todos.

Me senté contra un árbol y Pedro comenzó a besar mi cuello.

- Estamos en la escuela Pedro.
- Pero, te extraño.

Me separé de él bruscamente.

- Para en serio Pedro.
- ¿Me podes decir qué te pasa?
- ¡Nada!
- Te conozco Paula.
- ¿Me dejas sola?
- No.
- No vamos a discutir acá.
- Yo no quiero discutir.
-Suspiré.- Entones no digas ni hagas nada.
- Dale amor.
- ¿Dale qué?
- ¿Por qué sos así?
- ¿Así cómo?
- ¡Así! Te estoy preguntando qué te pasa y no me respondes.
- ¿Por qué tiene que pasarme algo?
- ¡Te conozco Paula!
- Ya me dijiste varias veces eso. ¿De verdad me conoces?
- ¿Me estás jodiendo nena?

Me levanté, enojada y tratando de no perder la estabilidad.

Comencé a caminar, sin saber muy bien qué carajo estaba haciendo y sentí que me abrazó por la espalda.

- No nos vamos a pelear por esta estupidez. –Dijo.-
- Vamos al aula mejor, ya tocó el timbre.

Pedro me besó y corrió un mechón de pelo de mi cara.

- No me gusta discutir con vos.
-Suspiré.- A mí tampoco. –Lo besé.- Dale, subamos.

Subimos al aula y nos avisaron que la próxima profesora estaba retrasada en una reunión.

Pedro me abrazó por la espalda y me dio un beso en el hombro.

- ¿Seguís enojada?
- No, ya pasó.
- ¿Segura?
- Sí.
- Estás un poco ciclotímica.
- Ya lo sé, perdón.
- No pasa nada.

Y por suerte, en ese momento se acercaron nuestros amigos.

No me animaba a hablar con él y mucho menos en la escuela.

Pasaron las dos horas que quedaban y el contraturno y por fin había terminado ese día escolar… No recordaba uno tan eterno. Ni siquiera el último primer día que había quebrado antes de entrar. En fin…

- ¿Vas a tu casa amor?
- Sí. ¿Por?
- Te quería invitar a la mía.
- Tengo que terminar el trabajo para mañana.
- Yo también. ¿Lo hacemos juntos?
-Suspiré.- Vení a la mía, pero solo un rato.
- ¿Por qué?
- Después tengo que acompañar a mi vieja al médico. –Mentí.-
- Está bien, con un ratito con vos me conformo.

Sonreí, a veces era demasiado tierno. Lo besé y comencé a caminar.

No sabía cuánto tiempo más iba a poder pilotear lo que me pasaba.




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Hola, he aquí un nuevo corto que consta de 8 capítulos. Espero que les guste y comenten! ☺

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