martes, 26 de enero de 2016

No me olvides III.


La excursión de ese día eran los cuatriciclos y siempre supe que no iría, además me dolía la panza… O eso les hice creer a todos.

Mandé a llamar a un coordinador porque me sentía mal y claro que ya sabía que ese día se quedaría Pedro en el hotel, me lo había dicho aquella madrugada.

- Al fin viniste. –Dije en mi cama.-
- ¿Qué pasa? –Se acercó a mí.-
- Me duele la panza. –Dije quejándome.-
- ¿Tengo que creerte?
- Que feo eso de que no me creas eh.

Pedro se acercó a mí y se sentó en la cama, a un costado y mirándome. Tocó mi frente y me dijo.

- Fiebre no tenes.
- No, la panza te dije que me duele.
- ¿Dónde?
- Acá. –Dije tocando mi zona abdominal baja.-
- Mmm…
- ¿Qué?
- ¿Llamo al médico?
- No, quedate vos.
- Yo no puedo hacer nada.
- ¿Seguro?
- Sí…
- ¿Unos besitos?
- Pau, dale.
- Si la puerta está bien cerrada, no va a pasar nada.
- La trabé.
- ¿Y entonces?

Levanté un poco mi remera y lo miré pícara.

- Unos besitos y se me pasa. –Supliqué.-

Pedro se acercó dulcemente a mi panza y comenzó a dejar besos muy tiernos allí, yo sonreí y cerré mis ojos. Abrí un poco mis piernas y lo miré.

- Podes llegar hasta donde quieras. –Suspiré y volví a cerrar mis ojos.-
- Esto está mal.
- Te prometo que después te toca a vos.
- Mmm…
- Te morís de ganas Pedro, dale.

Sentí sus dedos clavarse en mi pantalón y deslizarlo por mis piernas, sonreí y sus dedos acariciaron suavemente mi zona íntima la cual se estaba humedeciendo.

Besó mi zona abdominal baja e inhaló profundo.

- Mmm… Oles muy bien. –Y mordió suavemente mi piel.-

Sentí su nariz acariciarme por sobre mi tanga y sentí una sensación de electricidad recorriéndome todo el cuerpo. Besó el centro de mi cuerpo y subió mis piernas para poder desnudarme.

Primero sentí sus dedos algo tímidos, pero que con el correr de los minutos tomaron velocidad y no podía evitar gemir ante sus movimientos.

- ¿Te gusta así? –Preguntó y cambió sus dedos por su lengua.-
- Me estás volviendo loca. –Dije tratando de respirar.-
- ¿Sigo?
- ¡Ni se te ocurra frenar!

Sus manos me tomaron por mi cintura, por debajo de mi remera y aumentó la velocidad de su lengua. ¡La puta madre! ¡Lo hacía increíblemente bien!

Cuando supo que no podía más, volvió a hacerlo con sus dedos y caí rendida en la cama.

- Creo que me encantas más que antes. –Dije sintiendo mi piel transpirar.-
-Rio.- ¿Sí? –Preguntó acariciando en aquella zona que ahora estaba tan sensible, muy suavemente.-
- Sí. –Lo besé.-
- Respira che.
-Rio.- No seas boludo. –Dije tocándolo yo a él ahora.-
- ¿Es mi turno?
- Si queres…
- Con todo gusto.

Yo me arrodillé a los pies de la cama y Pedro se acomodó allí. Quité sus pantalones y me tiré sobre él, besándolo y ejerciendo presión de mi zona íntima desnuda con la suya aún cubierta por el boxer. Bajé con mis dedos hasta allí y quité su bóxer.

- Apa, venimos bien. –Dije mirándolo.-
- Eso dicen. –Rio triunfador.-
- ¿Ah sí? ¿Quiénes? –Pregunté comenzando a tocarlo.-
- Todas las que tienen el placer de pasar por este cuerpo.
- ¡Cuánto ego che! –Dije acelerando mis movimientos.-

Y no respondió más, solo lo sentí gemir y sonreí, era señal de que lo que estaba haciendo, estaba bien.

Continué por algunos minutos más, hasta que cambié mis manos por mi boca.

Su cuerpo temblaba y me acosté a su lado, sin dejar de acariciarlo.

- Tranquilo hermoso. –Besé su sien.-
- ¿Cómo podes ser tan pendeja y hacerlo tan bien?
- ¿Qué es ese prejuicio? –Reí.-
- Me volaste la cabeza.
- Era la idea.

Pedro quitó mi remera y sonrió al ver mis pechos sin ningún tipo de corpiño. Las sostuvo entre sus manos y yo sonreí.

- Pareces un nene con juguete nuevo. –Le dije riendo.-
- Sh… -Me besó.- ¿Me dejas?
- Podes hacer lo que quieras.

Volvió a besarme y bajó con besos por mi cuello y mis clavículas, hasta llegar a mis pechos. Comenzó llenándolos de besos muy húmedos y suaves, luego continuó recorriéndolos con su lengua y para terminar se concentró en el lugar predilecto: mis pezones. Los humedeció con su lengua, los mordisqueó y tiró suavemente de ellos.

Cuando frenó, suspiré y lo miré.

- En mi mesita de luz hay forros. –Le dije.-
- No puedo.
- ¿Qué no podes?
- En cinco minutos tengo que estar en el comedor.
- ¿Me estás jodiendo?
- Ojala, pero no… -Dijo vistiéndose.-
- ¿Me vas a dejar así?
- No sabes cuánto me gustaría seguir, pero no puedo Pau.
- Está bien, andate.

Agarré mi ropa y fui corriendo al baño. ¿De verdad me iba a dejar así? ¡Forro!

- Perdón Pau. –Dijo del otro lado de la puerta.-
- ¡Dejame sola!
- Te juro que quiero tanto como vos.
- ¿Para qué me calentas así tarado?
- Yo estoy igual que vos. –Suspiró.-
- ¡Andate!

Pateé la puerta y comencé a vestirme.

La primera en llegar fue Luli y se sentó en mi cama, frente a mí.

- ¿Y? –Preguntó.-
- ¡Un idiota!
- ¿Por qué?
- Vino para acá, le dije que me dolía la panza y me levanté de la remera para que me dé besitos… Lo hizo, y siguió más abajo. –Suspiré.- Me volvió loca, después yo hice lo mismo con él… Y cuando quise garchar en serio, me dijo que se tenía que ir.
- ¿Me estás jodiendo?
- ¡No boluda! –Dije con bronca.-
- ¿Por qué se fue?
- Me dijo que tenía que estar en el comedor.
- Por ahí era cierto gorda.
- No sé, pero me dejó con las ganas.
- ¿La previa fue con todo incluido?
- Todo es todo. –Remarqué.-
- No seas caprichosa.
- Me dejó con las ganas, es un tarado.
- No seas caprichosa. –Repitió.- Ya lo tenes comiendo de la palma de la mano.
- Me gusta en serio y me preocupa.
- ¿Me jodes?
- No… -Suspiré.- Sí, me calienta mal… Pero también me gusta cómo es, no sé. –Me encogí de hombros.-
- Lo conoces hace unos días nada más.
- ¿Y?
- No sé gorda.
- Mejor dejame sola.
- ¿Segura?
- Sí.
- ¿No venís al boliche?
- Después veo.

- ¡Después veo las pelotas! ¡Hoy venís!

Yo reí y Luli se fue.




8 comentarios: