lunes, 25 de enero de 2016

No me olvides II.


Yo intentaba por todos los medios no engancharme con esa mina, pero no solo que se partía sola, sino que me buscaba todo el tiempo y yo no era de madera… Más bien, todo lo contrario.

La vi junto a sus amigas ingresar en su habitación y suspiré, al menos hasta el día siguiente estaría liberado de sus tácticas. Tenía pinta de que no iba a parar hasta conseguir lo que quería.

Ingresé en la habitación y me quedé en bóxer, me metí en la cama, me acomodé y cuando cerré mis ojos lo primero que se vino a mi mente fue su imagen.

¡La puta madre! Pensé para mis adentros. Todavía sentía su olor impregnado en mi piel. Llevé mi mano a mi cuello, sintiendo el chupón que había dejado y mi zona íntima se hizo eco de eso. Iba a ser demasiado complicado resistirse.

Me quedé dormido (sin poder quitarla de mi mente) y yo siempre era el encargado de despertar a los chicos del tercer piso… Y allí estaba Paula, en la habitación 304.

Desperté a todas las habitaciones y por último fui a la suya. No solo estaba durmiendo toda destapada, sino que lo hacia en ropa interior. ¿Tan difícil me la vas a hacer Paulita? ¡Para colmo era la única en la habitación!

- ¡Buen día! ¡Hay que levantarse! –Dije desde la puerta, sin poder quitar mi mirada de su cola.-
- Mmm… -Dijo haciéndose un bollito, dándome la espalda.-
- No, dale. No puedo entrar Paula, levantate.
- Veni, por favor.
- No me la hagas más difícil.
- Mis amigas se fueron para dejarnos solos, dale entra un ratito.
- Está el desayuno.
- ¿Y?

Yo suspiré y me fijé que nadie estuviera viendo, cerré la puerta y ella giró.

- ¿No venís?
- ¿Qué queres?
- Sabes muy bien que quiero.
- No, no sé.
- Mi beso de buenos días, por si te importa, ya me lavé los dientes.
- Vestite, dale.
- Si no me das un beso, no me visto.
- Paula, no seas chiquilina.
- ¿A vos te parece que una chiquilina espera a un hombre así? –Se sentó en la cama e hizo un rodete en su pelo.- ¿Tan mal estoy?
- Demasiado bien estás. –Dije mirando sus pechos.-
- Es un beso, no te podes negar.

Y la realidad es que negarme era imposible, me acerqué a ella y la besé, me tomó de los hombros e hizo que caiga sobre su cuerpo.

- Para, acá no, de verdad te lo digo.
- ¿Y en dónde sí?
- Me llegan a agarrar así y me quedo sin laburo.
- Está bien, tampoco quiero poner en riesgo tu trabajo. –Me besó.- Pero, prometeme que esto no queda acá.

Me puse de pie y le dí la ropa que estaba a los pies de su cama.

- Te cambias y venís a desayunar.
- ¿Puedo desayunar con vos?
- ¡Dale Paula!
- No te vas a poder negar eh.
- ¿Queres perderte la excursión?
- A vos no te quiero perder. –Mordió su labio inferior y suspiré.-
- Te espero abajo.
- ¿A mí?
- ¿A quién va a ser?

Paula me sonrió y me asomé por la puerta, al ver que no venía nadie, bajé hasta el comedor y me quedé con mis compañeros. Al rato, bajó Paula y se sentó con sus amigas, me buscó con la mirada y me sonrió pícaramente cuando me encontró.

Cuando terminaron de desayunar, debíamos ir a la excursión de ese día que era el culipatín. Pasaron todos por las tres pistas y luego, estábamos en la base esperando el micro, pero claro que nadie estaba tranquilo, habían armado una guerra de bolas de nieve. Sentí una en mi pierna y era claro que era Paula. Sonreí, porque no podía evitarlo y se la devolví.

- ¿Cómo le vas a pegar a una mujer? –Me preguntó quejándose.-
- ¡Vos empezaste!
- Para que me miraras, ni bola me diste…
- Digamos que sos más sexy en ropa interior que con ese traje. –Dije susurrando.-
-Largó una carcajada.- Este traje es horrible.
- Pero vos seguís siendo hermosa.
-Sonrió.- Me gusta escuchar eso.
- ¿Dudabas?
- No, no sé.

Caminó hacia atrás y me tiró con otra bola y eso hicimos un largo rato, olvidándonos de que alrededor nuestro había mucha más gente.

Claro que le tiraba con nieve para no tirarme sobre ella y romperle la boca de un beso.

-

Volvimos al hotel y luego de bañarnos, estábamos en la habitación. Yo ordenaba un poco las cosas de mi valija, cuando Luli se sienta en mi cama.

- ¿Y boluda?
- Lo estoy calentando hasta dejarlo en punto caramelo.
-Rio.- Sos tremenda.
- Te juro que me encanta.
- Nunca te vi así.
- Yo tampoco. –Reí.- Me siento bastante putita, pero me calienta serlo.
- Está bien boluda, si no lo haces en Bariloche. ¿Cuándo lo vas a hacer?
- Exacto.

Y en ese momento, escuchamos que nos llamaban a comer asique bajamos al comedor. Almorzamos y teníamos la tarde libre, con mis amigas decidimos ir a sacar fotos y merendar en alguna chocolatería.

Volvimos al hotel cerca de las seis de la tarde y dormí una siesta porque no podía más.

Me levanté cerca de las ocho y debíamos bajar a cenar, para luego prepararnos para la fiesta de aquella noche: la fiesta bizarra.

No lo encontré a Pedro en toda la noche y eso convirtió a la fiesta es una mierda total. Sí, así de temperamental soy.

Volví al hotel y me cambié, eran las dos de la mañana… Habíamos ido al boliche a las diez y ya me aburría allí, por eso volví. En fin, me puse un jean, zapatillas y una remera, me hice un rodete con el pelo y bajé al comedor en busca de un café… Allí estaba Pedro, sentado solo en una mesa.

- Pedro… -Sonreí.- ¿Puedo? Te prometo que no hago nada acá. –Dije bajito.- ¿Queres un café?
- Mmm… Dale.
- Quedate con este, yo me busco otro.

Fui en busca de otro café y me senté frente a él.

- ¿Por qué estás acá solo?
- Me tocaba quedarme hoy, siempre se queda uno por los chicos que se vuelven temprano, como vos.
- Ah… -Dije y tomé un poco de café.- Si molesto, me voy. Me encantas, pero de verdad que tampoco quiero que pierdas tu laburo por mí.
-Sonrió.- No, quedate Pau.
- Me dijiste Pau. –Sonreí.-
- Si te rechazo, es solo por mi laburo.
- Lo sé, no tenes que aclararlo. –Hice una pausa.- Hablemos de otra cosa.
- ¿De qué?
- Mmm… ¿Laburas de esto porque te gusta la joda? –Reí.-
- ¡Sos una tarada! –Reímos.- La verdad es que garpan bien, tengo 23 años y un laburo así, de invierno me viene bien.
- ¿Laburas solo en temporada alta?
- Sí, es mi primera vez igual.
- ¿Y no estudias?
- Hago cursos relacionados a la fotografía. ¿Vos?
- Por egresarme. –Reí.- Planeo estudiar Producción de moda.
- Tenes la pinta.
- ¿Qué queres decir con eso?
-Rio.- Nada malo, solo que muchas veces los perfiles de la gente hablan.
- Sí, es cierto.
- Si cuando sea fotógrafo famoso necesito alguien que me asesore con la ropa…

Los dos reímos y tomamos un poco de café.

- ¿Queres un chocolate? –Me preguntó.-
- Mmm… Sí, pero no está abierto esto.
-Rio.- Vos dejame a mí.

Pedro se levantó y pasó hacia la parte de atrás del mostrador donde nos daban la comida, volvió con varios chocolates en sus manos y yo reí.

- ¿Y esto no pone en riesgo tu trabajo? –Pregunté riendo.-
- Mmm… No.

Pasamos media hora más charlando, hasta que el comedor comenzó a llenarse y decidí irme a dormir. Subimos juntos y lo hice entrar a mi habitación.

- Un beso y te dejo ir tranquilo. –Supliqué.-

Pedro sonrió, me arrinconó contra una pared y me besó.

- Que descanses lindo. –Dije despeinándolo.-
- Vos también… -Dio un dulce beso en mi cuello y se fue.-

Suspiré y me dejé caer en mi cama.



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