domingo, 3 de enero de 2016

Hacer lo que sentimos III.


- ¿Puedo preguntarte algo?

Asentí tímidamente.

- Noto tu mirada triste… -Dijo tomándome por el mentón.- ¿No estás bien, no?
-Suspiré.- Hace mucho tiempo no estoy bien.
- No quiero incomodarte, pero me gustaría invitarte con un café.
- Mmm…
- Es solo para estar más cómodos.
- ¿En dónde?
- En mi casa.
- ¿Vivís solo?

- Sí, tranquila.

- Está bien. –Dije dubitativa.-

- No me mires con esa carita de miedo.

-No pude evitar reír.- Casi no te conozco.
- Ya nos conocemos bastante, aunque no lo creas.
- Mmm…
- Permiso eh.

Se acercó a mí y me besó.

- Tranquila, no voy a hacerte nada malo.
- Me da un poco de miedo.
- A mí me da miedo que estés sola esperando un bondi a esta hora.
- Es la única manera que tengo de volver a mi casa.
- ¿Queres que te lleve a tu casa?
- No, acepto el café.
-Sonrió.- No te vas a arrepentir.

Me dio otro beso y arrancó el auto. Yo suspiré y cerré mis ojos. No sabía qué estaba haciendo.

Manejó muy tranquilo hasta su casa. Bajamos del auto y me dio la mano. Yo reí.

- Tranquila. –Dijo riendo.-
- Intento estarlo.

Me abrazó por los hombros y besó mi sien.

- Soy un desastre para estar en un lugar así.
- No te preocupes, sos muy hermosa.

Y creo que mis mejillas se tornaron rosa fuerte.

- ¿Entramos? –Me preguntó.-
- Dale.

Pedro abrió la puerta del hall del lujoso edificio en donde vivía y caminamos juntos hasta el ascensor.

- Wow. –Dije mirando todo como una nena.- De verdad que me da vergüenza mi facha en este lugar.
-Rio.- No te preocupes.
- Siempre supe que los hombres que van a esos lugares estaban forrados en guita, pero nunca creí que tanto.

Y él no respondió, porque el ascensor frenó. Caminamos hasta su departamento y cuando abrió la puerta creo que se me cayó la mandíbula.

- Qué lindo todo… -Dije mirando para todos lados.-
- Bueno, gracias.
- Si vieras mi casa… -Reí con un dejo de angustia.-
- Seguro sea igual de hermosa que vos. –Reí.- ¿Café o algo más fuerte?
- No sé, lo que quieras.
- Vos ponete cómoda, deja el bolso si queres… Y yo veo que preparo.
- Bueno, está bien. Gracias.

Pedro me sonrió y se fue a la cocina. Yo dejé mi bolso en el suelo y me quité mi tapado, el cual dejé sobre el bolso. Me senté tímidamente en el sillón y me miré. Mi jean gastado, mis zapatillas rotas y mi remera que bueno… También era un asco.

Claramente desentonaba en aquel lugar.

- Café con un poco de coñac. –Dijo dándome una taza.-
- Gracias. –Dije tomándola entre mis manos.-
- No es nada.

Se sentó frente a mí y yo tomé un poco.

- Está rico, necesitaba algo calentito.
- Dicen que soy muy bueno haciendo cafés.
-Reí.- Yo digo que sos medio tarado a veces.
- Hey, más respeto.
-Reí.- No sé muy bien qué hago acá.
- Estás conmigo.
- Desentono bastante con este lugar.
- Para mí no. Es más, me gusta que estés acá.
- ¿Por qué?
- Me gusta tenerte cerca.

Yo sonreí y no me escondí dentro de la taza solo porque no podía.

Tomamos el café sin hablar de nada puntual y mi celular no dejaba de vibrar.

- Perdón, eran las chicas… Tenemos un grupo en Wap y siempre avisamos cuando llegamos a nuestras casas, y como no avisé… Estaban preocupadas.
- ¿Son amigas? –Preguntó.-
- Algo así.
- ¿Algo así?
- Nos une algo feo, pero hay buena onda.
- ¿No te gusta, no?
- No, en lo más mínimo. –Suspiré.-
- ¿Y por qué lo haces?
- Necesito comer.
- ¿Nadie puede ayudarte?
- Ojala tuviera alguien que me ayude, de verdad que si hubiese encontrado una salida que no sea esta… La hubiese tomado.

Tomó mi mano y la besó.

- ¿No hay nadie con vos?
- No. –Y mis ojos se llenaron de lágrimas.- Pero, no sé si quiero hablar de esto.
- Me gustaría ayudarte. –Dijo corriendo el pelo de mi cara.-
- No me conoces Pedro.
- Me gustaría conocerte.
- ¿Para?
- Por algo no puedo dejar de pensar en vos.
- No soy un juguete al que vas a garchar y desechar, mucho menos en tu casa.
- Yo no estoy diciendo esto.
- Mmm…
- En serio. –Hizo una pausa.- No te voy a decir que no quiero, pero… De verdad me gustaría poder ayudarte.
- Nadie puede ayudarme.
- ¿Por qué?
- No importa eso.

Y cerré mis ojos con fuerza, para dejar que las lágrimas cayeran por mis mejillas.

- A mí sí me importa.
- Dale Pedro, ya está.
- ¿Qué ya está?
- Ya estoy en tu casa, no te hagas el tierno conmigo.
- No me estoy haciendo nada.
- No creo que un tipo como vos, con tanta guita y que va a cabarets pueda preocuparse por alguien como yo.
- Me parece que tenes un pre-concepto muy feo.
- No, no es un pre-concepto.
- Mmm… Es lo mismo si yo pensara de vos que solo sos una puta como vos decís.
- Pensalo, porque lo soy.
- No.
- Dale. ¿No pensas de eso?
- Lo pensaba, hasta que te conocí a vos.
- ¡Na! Basta…
-Rio.- No, es en serio.
- No entiendo.
- Yo casi siempre pedía por Luna, también con Michelle… Pero, un día el dueño me dijo que tenía a otra chica para presentarme, y menos mal que le dije que sí.
- ¿Por qué me garchaste?
- Deja de pensar así.
- Es lo que hicimos.
- Hablamos mucho después de que garchamos, eso también me gusta de vos.
- Hablamos de boludeces…
- Pero, la pasé bien. ¿Está mal?
- No, porque yo también la pasé bien.
- ¿Y por qué estás tan a la defensiva?
- Porque me siento sucia.
- Podes bañarte.
-Reí.- ¿Ves qué sos un tarado?
- Quería que te rías un poco.
- De verdad, ese trabajo me hace sentir sucia… Y después de que nos acostamos, peor.
- ¿Tan mal olor tengo?
-Volví a reír.- ¡Te hablo en serio!
- Perdón…
- De verdad, no me gusta esto.
- Me dí cuenta… El primer día que te vi.
- ¿Por qué?
- Porque lo haces con tristeza en los ojos.
- No es lindo tener que hacer esto para comer.

Y me quebré. ¡Odiaba hacerlo!

Pedro, sin pedir permiso, me abrazó… Y yo me quebré, aún peor.

- Gracias. –Le dije.-
- ¿Por qué?
- Por abrazarme.
-Besó mi mejilla.- Es un placer.
- Necesito hace muchos años que alguien me abrace así.
- Podes quedarte acá todo el tiempo del mundo Pau…

Yo suspiré y cerré mis ojos. Quería frenar el tiempo.

3 comentarios:

  1. Ame el cap,y me encanta el corto ❤

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  2. Me encanto este capitulo! Parece un corto triste.. Pero lindo!❤ me encanta como escribis

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  3. Que lindo capitulo! quiero seguir leyendo

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