miércoles, 20 de enero de 2016

Encuentros y desencuentros VII.


Había estado un rato con mis viejos y ya era tarde. Debía quedarme hasta el día siguiente y eso no me hacía demasiada gracia, más bien ninguna.

Había convencido a mis papás de que vuelvan a su casa porque no podían faltar a sus respectivos trabajos y me había quedado sola en la habitación.

No era una situación para nada agradable, sobre todo porque no sabía qué hacer con Pedro.

Me habían traído la cena y yo seguía allí, conectada a esa mierda y sintiéndome peor que nunca.

Sonó mi celular y me obligó a salir de mis pensamientos:
“¿Estás sola?”

“Sí, convencí a mis viejos de que se fueran.”

“¿Y puedo ir a hacerte compañía?”

“Mañana hay colegio.”

“No me importa mucho eh.”

“En serio…”

“En serio nada, voy a ir con vos.”

“No sé si tengo ganas de verte.”

“¿Seguís enojada?”

“Sí, perdón pero no lo puedo evitar.”

“Con más razón voy a ir, así hablamos.”

“¿Soy muy molesta si te pido que pases por mi casa y me traigas el cargador del celular?”

“Para nada, yo te lo llevo.”

“Gracias.”

“No hay nada que agradecer, llevo el cargador y un abrazo para vos.”

“Odio saber que vas a venir y me voy a desarmar.”

“Si necesitas hablar, lo vamos a hacer…”

“Te amo Pedro.”

“Y yo te amo a vos mi amor.”


Sonreí y dejé el celular. Eran las nueve y media de la noche y ya sabía que dormir esa noche iba a ser casi imposible.

Cuando entró a la habitación suspiré profundamente y dejé que me abrazara, lo necesitaba.

- Hola mi amor. –Susurró en mi oído.-
- Hola. –Dije aferrándome a él.-
- ¿Cómo estás? ¿Cómo te sentís?
- Como el orto. –Respondí con bronca.-

Pedro se separó un poco de mí y acomodó mi pelo que era un desastre.

- ¿Por qué? –Preguntó y me dio un beso.-
- Porque odio lo que me pasa y no tiene que ver con estar acá.
- Tiene que ver conmigo. ¿No?
- Sí. –Suspiré.-

Pedro se sentó a mi lado y yo tomé su mano.

- Yo te amo y eso lo sabes. –Él asintió.- Pero, lo que pasó me desilusionó demasiado y te juro que no puedo evitar el miedo, de todas las reacciones posibles que había imaginado… Nunca se me ocurrió esa. –Suspiré.- Me diste miedo y no me gusta sentir miedo cuando estoy con vos.
-Besó mi mano.- Nunca te haría nada malo.
- Me hiciste mierda.
- Lo sé y no te das una idea de lo que me arrepiento.

Cerré mis ojos y suspiré profundo.

- Quiero que me hagas dar cuenta de que no tengo que tener miedo.
- ¿Cómo?
-Lo miré.- Necesito que me cuides Pedro y no quiero que suene a reproche, es que soy tu novia y necesito sentirme protegida por vos… Y no te lo digo solo por lo que pasó, lo sabes muy bien.
- Sí. –Suspiró.- Lo sé.
- Yo te amo, pero no puedo seguir sufriendo por esto.
- Lo que menos quiero en el mundo es lastimarte.
- Entonces demostramelo.
- Perdón.
- ¿Te das cuenta que con un perdón no arreglas nada, no?
- Sí, pero en este momento es lo que me sale decirte.
- Yo prefiero que no digas nada y que me abraces.

Pedro se sentó a mi lado y me abrazó contra su pecho.

- Sé que sin vos no puedo, estoy dispuesto a seguir cambiando por vos.
-Dejé que algunas lágrimas llegaran a mis ojos.- Yo tampoco puedo sin vos, pero un día las oportunidades se van a terminar.
- Lo sé… -Besó mi cabeza.- Esto que pasó fue demasiado…
- Por eso te lo digo.
-Me abrazó más fuerte.- Quiero estar para siempre con vos.
- Yo también mi amor. –Hice una pausa.- Por eso necesito que me cuides… Así como creo que yo te cuido a vos.
- Vos me cuidas muchísimo.
- Todo lo que hago por vos no lo hago para recibir algo, lo hago porque te amo… Pero, me gustaría sentirme cuidada por vos.
- Vos cacheteame cuando me porte mal.
-Reí.- Lo hago.
-Acarició mi espalda.- Lo sé, pero seguí haciéndolo.
- Ojala algún día no tenga que cachetearte mas.
- Vas a ver que va a ser así.
- Confío en vos.
- Yo confío en que el amor que nos tenemos va a poder contra todo.
- Ojala sea así mi amor.
- Vas a ver que sí.
- No podría vivir sin estos abrazos.
- Te voy a abrazar toda la vida.
-Sonreí.- Muchas veces me dijeron que somos muy chicos como para pensar que vamos a pasar la vida juntos, pero te juro que lo siento así… A pesar de todo.
- Me encanta que nos pase lo mismo. –Besó mi frente.- Te amo más de lo que te imaginas.
- Te amo mi amor. –Le dí un beso en el brazo.-

Nos quedamos un rato en silencio, él me mimaba y era lo que necesitaba.

A pesar de todas las cagadas que se manda… Lo amo y no lo puedo evitar.

- ¿Por qué no dormís?
- Porque no quiero que te vayas.
- Pienso quedarme toda la noche con vos.
- No hace falta.
- Quiero cuidarte.
-Reí.- No me refiero a esto con que me cuides.
-Rio.- Lo sé, pero quiero quedarme con vos.
-Sonreí.- ¿Seguro?
- Sí, a parte así mañana te acompaño a tu casa.
- Bueno, gracias.
- Nada que agradecer.

Me senté y él me dio un beso.

- Dale, tenes que descansar y cuidarte… Si no era por el desmayo, no te enterabas.
- Sí, ya sé.

Pedro besó mi frente y volvió a la silla, yo me acomodé en la cama y él me tapó.

- Gracias.
- De nada mi amor. –Acarició mi pelo.- Descansa, dale.
- ¿Y vos?
- Duermo acá.
- Es incómodo.
- No importa.
- Pero…
-Me interrumpió.- Pero nada, dormí… Dale.
-Sonreí.- Te amo.
- Te amo hermosa. –Besó sentidamente mi frente y yo busqué su mano.- Descansa.

Me costó dormirme, pero sus mimos me ayudaron.

Al día siguiente, el médico me revisó y me firmó el alta. Salí con Pedro de la clínica, él me abrazaba por el costado.
Tomamos el colectivo juntos y fuimos a mi casa.

- Directo a la cama señorita.
-Reí.- ¿Ya?
- Sí, ya…
- ¿Y vos venís conmigo?
- Creo que nos merecemos dormir un rato juntos. ¿No?
-Sonreí.- Era justamente lo que quería.

Nos dimos un beso y fuimos hasta mi habitación, nos descalzamos y nos metimos en mi cama. Me abrazó contra su pecho y sonreí, sabía que estar así lo incomodaba.

- ¿Estás cómodo?
- Sí, me gusta tenerte cerquita.
-Sonreí y le dí un beso en el pecho.- Descansa que no dormiste nada.
- Vos también descansa mi amor. –Besó mi frente.-

Y al rato, nos quedamos dormidos.

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