martes, 5 de enero de 2016

Hacer lo que sentimos V.


Me desperté y sonreí al verla dormir a mi lado. Acaricié su pelo y ella se movió.


- No, shh… -Besé su frente.- Seguí durmiendo.



Y ella no respondió, yo reí. Me levanté y luego de pasar por el baño, fui a preparar un desayuno. Lo hice lo más completo que pude: sándwiches de jamón y queso, galletitas de varios tipos, tostadas, pochoclos, café y jugo de naranja. Tomé la bandeja y volví a mi habitación. Dejé las cosas a un lado y me senté a su lado.

- Buen día… -Susurré en su oído.- Pau… -Besé su cuello y ella sonrió.- Buen día.

Ella se despertó de golpe y me miró extrañada.

- ¿Pedro? 
-Reí.- Sí, Pedro…

Se sentó y refregó sus ojos.

- Tranquila che.
- Ay, perdón. No entendía nada.
- Te dormiste en mi casa.
- Sí, ahora me acuerdo. –Dijo acomodando su pelo.- Perdón.
- No tenes que pedir perdón, yo te pedí que te quedaras. Traje para desayunar.
- Mmm… No quiero incomodar.
- No incómodas.

Acerqué la bandeja a nosotros.

- Wow, creo que no desayuno todo eso desde antes de nacer. –Rio.-
- Podes comer lo que quieras.
- Gracias.

Pau agarró un sándwich y comenzó a comerlo. Desayunamos juntos hablando de nada en particular y cuando la bandeja quedó casi vacía, la corrí a un lado y me tiré sobre ella para llenarla de besos.

- ¿Qué haces? –Rio.-
- Te lleno de besos. ¿Está mal?
- Mmm… Acabo de levantarme.
- ¿Y?
- Soy un desastre, debo tener mal aliento.
- No, sh… -Dije besando su cuello.- Sos hermosa.
- Gracias, pero frena. En serio.

Se separó de mí y se sentó en la cama.

- ¿Por qué? 
- Porque sí. –Suspiró.-
- ¿Me das alguna razón?
- Que el cuento de hadas se termina en un ratito y ya está.
- ¿Cuento de hadas?
- Estar para mí acá es como un cuento de hadas, ya voy a volver a convertirme en calabaza.
-No pude evitar reír.- No, no se va a terminar.
- Pedro, me trajiste acá para tratar de garcharme, no pudiste… Ya está. Fin.

Yo no le dije nada, tan solo la tomé por las mejillas y la besé.

- No pienses en eso… -Volví a besarla.- Quería proponerte que pasemos el día juntos.
- ¿Haciendo? –Preguntó extrañada.-
- Lo que pinte.
- Mmm…
- Dale, por favor.
- No sé Pedro.
- Solo este día… Si la pasas mal o no queres verme más, te prometo que no te molesto más.
- No, ya está. En serio.
- Te estoy pidiendo solo un día. ¿Hoy qué tenes que hacer?
- Nada.
- ¿Y entonces?
- Mmm…
- Dale. –La besé.- Podes ir a bañarte si queres, así después hacemos algo.
- ¿De verdad?
- De verdad.

Ella estaba dudosa, pero la agarré por su abdomen y empecé a llenarla de cosquillas.

- ¡No vas a negarte!

Le dí un beso y le alcancé su bolso.

- Por si necesitas algo…

Ella sonrió, agarró su bolso y se metió en el baño. Yo fui al otro baño, también para bañarme.

-

- ¿Ya estás? –Preguntó entrando en su habitación.-
- ¿A dónde vamos a ir?
- Ni idea. ¿Por?
- No tengo más ropa.

Yo tenía el mismo jean y las mismas zapatillas, con otra remera que tenía en mi bolso.

- No vamos a ir a ningún lado en donde te sientas incómoda.
- Mmm…
- Te lo prometo. –Se acercó a mí y me dio un beso.-
- ¿Puedo ir así?
- Obvio, estás hermosa.
- No te creo.
- En serio.
- Ponele. –Reí.-

Me besó y sonreímos. Salimos de su habitación, él me tomaba por las manos y así me llevó hasta su auto.

- ¿Me decís a dónde vamos?
- ¿A dónde queres ir?
- No sé, no conozco por acá.
- ¿Al río?
- Podría ser…
- ¿Entonces sale río?
- Dale.

Pedro puso la radio y fuimos escuchando música y charlando hasta el río. Cuando llegamos, Pedro compró unos sándwiches, gaseosas y manzanas con caramelo y pochoclos.

Almorzamos sentados cerca de la orilla… Y me sentía rara, pero bien. Tiramos los restos en un tacho y Pedro me abrazó por la espalda.

- Pedro… -Dije riendo.-
- ¿Qué?
- ¿Qué se supone que estamos haciendo?
- Pasándola bien un rato. –Dijo llenando de besos mi cuello.-
- ¿Sí?
- Sí… ¿O no?
- Mmm…
- Dejate llevar un poco.
- ¿Venís?
- ¿A dónde?
- Sentate.

Nos sentamos frente a frente en un banco de allí.

- Te soy sincera, la paso muy bien con vos, pero… Yo no soy una mina común.
- ¿Qué tenes de no común?
- Muchas cosas, por empezar una doble vida.
- Me gustas así Pau.
- ¿A vos quién te gusta? ¿Paula o Roxy?
- Paula, vos sos Paula.
- No… Soy las dos.
- ¿Roxy no es Paula?
- No sé, quisiera que Roxy no exista.
- Podes hacerla desaparecer.
- ¿Cómo?
- Si te lo propones, podes hacerlo…
- Repito: ¿Cómo?
- Puedo ayudarte si queres.
- Casi ni nos conocemos.
- ¿Y? Me gustaría ayudarte.
- Ya no puedo salir de ahí.
- ¿Por qué?
- Porque una vez que entras…
- ¿Y no me dejas ayudarte a salir?
- No sé…

Suspiré y tapé mi cara con mis manos. Pedro me abrazó por el cuello e hizo que me acueste en el banco, con mi cabeza en sus piernas.

- Relajate y pensa… Pensa en que las cosas pueden mejorar.
- Lo dudo.

Sentí sus dedos comenzando a masajear mis sienes.

- Ni siquiera terminé el secundario Pedro.
- Estás a tiempo de hacerlo.
- No, ya no…
- ¿Cómo qué no? –Besó mi frente.-
- No. –Suspiré y cerré mis ojos.-
- A mí me parece que a vos te falta un poco de positividad.
- ¿Un poco nada más? –Reí.-
- Sos muy linda. ¿Sabías?

Y me besó…. Yo le sonreí y él volvió a besarme.




8 comentarios:

  1. <3 <3 aaayyyyy qqqq lindooo, HACE QUE PAULA SE DEJE LLEVAR UN POQUITO AL MENOS!

    ResponderEliminar
  2. Ahhhhiii no quiieroo q termine.... esta muy pero muy buena @peturroalfonsoo

    ResponderEliminar
  3. Ojala que en estos dos caps que quedan se deje ayudar pau

    ResponderEliminar
  4. Me encanto el capitulo!❤ pepe es muy tierno!

    ResponderEliminar
  5. CAMILA,no quiero que termine, es muy tierno!!!!

    ResponderEliminar
  6. No queda nada para que se termine! Que bueno que se este dejando querer y cuidar de a poco. Se lo merece ♡

    ResponderEliminar