“¿Hacemos algo hoy?”
“Cuando quieras avisame y hacemos algo…”
“¿Estás?”
Solo vistos celestes o peor, una respuesta que sabemos que es mentira.
-
Esos momentos en medio de la madrugada en los que necesitas hacerlo no son posibles de poner en palabras.
No se puede poner en palabras el odio que uno siente hacia si mismo cuando tiene en sus manos aquel objeto cortante que le dará un poco de placer.
“Cuando quieras avisame y hacemos algo…”
“¿Estás?”
Solo vistos celestes o peor, una respuesta que sabemos que es mentira.
-
Esos momentos en medio de la madrugada en los que necesitas hacerlo no son posibles de poner en palabras.
No se puede poner en palabras el odio que uno siente hacia si mismo cuando tiene en sus manos aquel objeto cortante que le dará un poco de placer.
Caminas hacia el baño y cerras la puerta, rogando que nadie note que
estés allí. Rogando que nadie descubra eso que vos haces. Ese es tu secreto.
Miras con una sonrisa de costado aquel objeto filoso que es tu mejor amigo. (Tu único amigo)
Lo apoyas suavemente en tu piel y en ese momento entendes por qué lo haces. Ese mejor amigo es el único capaz de aliviar al menos por un rato ese dolor que te carcome el alma.
Ese dolor superficial es capaz de ahogar el dolor infinito que tenes dentro… Por eso ese objeto filoso es tu mejor amigo.
Cada gota de sangre desagota un poco de tanto dolor.
Luego de un rato, te levantas y quizás vendas tu herida para no ensuciar nada con tu sangre.
Volves a tu habitación como si nada hubiese pasado.
“¿Cómo sostienes el alma, cuando está en el piso, recogiendo sus pedazos?
¿Cómo calmas el dolor cuando tienes heridas hasta en las heridas?
¿Cómo haces para simplemente cerrar los ojos mientras la tormenta va destruyendo todo lo que creías eterno?
¿Cómo?”
Esa noche la percibí mucho más eterna que otras, o quizás era porque esa vez sentía la angustia mucho más profunda que los días anteriores.
Intenté tranquilizarme con música pero fue en vano.
Las lágrimas (infinitas) rodaban por mis mejillas. Cada lágrima dolía, pero a la vez me desahogaba un poco.
Aún muy adentro, seguís deseando que aparezca a alguien capaz de darte un abrazo y de secar esas lágrimas.
Pero, lo sabes… Es solo una ilusión nacida para morir.
Decidí escribir en Facebook, quizás descargarme públicamente me aliviaría… Quizás no.
“Duele no importarle a nadie, duele que nadie se preocupe por vos, que nadie te escriba, que nadie te hable, que nadie te mire.
Duele sentirte menos que un número. Duele saber que sos simplemente una persona pasando por la vida de otros, y duele mucho más incluso saber que estás pasando sin dejar huella. Duele saber que al cabo de unas horas se van a olvidar de vos y van a reemplazarte.
Duele odiarse a uno mismo, duele no poder convivir ni siquiera con nuestra propia conciencia.
Duele sentirse la persona menos importante de todas. Duele ser esa que nunca buscan. Duele darte cuenta de que en realidad no le importas a nadie. Duele nunca ser la primera. Duele no ser la única en nada. Duele no servir para nada. Duele.
Duele esperar ese mensaje que nunca llega.
Duele acostumbrarse a estar sola, completamente sola.
Duele ser reemplazable.
Duele que nunca haya un abrazo cuando lo necesitas.
Duele sentir que nunca le alcanzas a nadie.
Duele sentir que todos se merecen algo mucho mejor que vos.
Es demasiado triste cuando te das cuenta de que no eras tan importante para alguien como vos creías.
Duele saber que nadie te espera.
Duele saber que ya ni siquiera esperas algo de vos mismo.
Ya no esperas nada.
Ojala existiera alguien que me demuestre el significado de la palabra siempre, pero se ve que esa persona no existe.
Duele que ningún “Voy a estar siempre” o “Te voy a querer siempre” haya sido real.
Duele que el único significado en mi vida de la palabra siempre sea el de siempre estar sola.
Realmente no entiendo como es que después de tantos años todavía no me acostumbré a esto.
Caí en lo más profundo de la oscuridad y nadie se asomó a ver si seguía con vida.”
Miras con una sonrisa de costado aquel objeto filoso que es tu mejor amigo. (Tu único amigo)
Lo apoyas suavemente en tu piel y en ese momento entendes por qué lo haces. Ese mejor amigo es el único capaz de aliviar al menos por un rato ese dolor que te carcome el alma.
Ese dolor superficial es capaz de ahogar el dolor infinito que tenes dentro… Por eso ese objeto filoso es tu mejor amigo.
Cada gota de sangre desagota un poco de tanto dolor.
Luego de un rato, te levantas y quizás vendas tu herida para no ensuciar nada con tu sangre.
Volves a tu habitación como si nada hubiese pasado.
“¿Cómo sostienes el alma, cuando está en el piso, recogiendo sus pedazos?
¿Cómo calmas el dolor cuando tienes heridas hasta en las heridas?
¿Cómo haces para simplemente cerrar los ojos mientras la tormenta va destruyendo todo lo que creías eterno?
¿Cómo?”
Esa noche la percibí mucho más eterna que otras, o quizás era porque esa vez sentía la angustia mucho más profunda que los días anteriores.
Intenté tranquilizarme con música pero fue en vano.
Las lágrimas (infinitas) rodaban por mis mejillas. Cada lágrima dolía, pero a la vez me desahogaba un poco.
Aún muy adentro, seguís deseando que aparezca a alguien capaz de darte un abrazo y de secar esas lágrimas.
Pero, lo sabes… Es solo una ilusión nacida para morir.
Decidí escribir en Facebook, quizás descargarme públicamente me aliviaría… Quizás no.
“Duele no importarle a nadie, duele que nadie se preocupe por vos, que nadie te escriba, que nadie te hable, que nadie te mire.
Duele sentirte menos que un número. Duele saber que sos simplemente una persona pasando por la vida de otros, y duele mucho más incluso saber que estás pasando sin dejar huella. Duele saber que al cabo de unas horas se van a olvidar de vos y van a reemplazarte.
Duele odiarse a uno mismo, duele no poder convivir ni siquiera con nuestra propia conciencia.
Duele sentirse la persona menos importante de todas. Duele ser esa que nunca buscan. Duele darte cuenta de que en realidad no le importas a nadie. Duele nunca ser la primera. Duele no ser la única en nada. Duele no servir para nada. Duele.
Duele esperar ese mensaje que nunca llega.
Duele acostumbrarse a estar sola, completamente sola.
Duele ser reemplazable.
Duele que nunca haya un abrazo cuando lo necesitas.
Duele sentir que nunca le alcanzas a nadie.
Duele sentir que todos se merecen algo mucho mejor que vos.
Es demasiado triste cuando te das cuenta de que no eras tan importante para alguien como vos creías.
Duele saber que nadie te espera.
Duele saber que ya ni siquiera esperas algo de vos mismo.
Ya no esperas nada.
Ojala existiera alguien que me demuestre el significado de la palabra siempre, pero se ve que esa persona no existe.
Duele que ningún “Voy a estar siempre” o “Te voy a querer siempre” haya sido real.
Duele que el único significado en mi vida de la palabra siempre sea el de siempre estar sola.
Realmente no entiendo como es que después de tantos años todavía no me acostumbré a esto.
Caí en lo más profundo de la oscuridad y nadie se asomó a ver si seguía con vida.”
- ¿Y yo? -Preguntó él.-
- No te preocupes por disimular, sé que en algún momento también vas a irte, como todos.
- No te preocupes por disimular, sé que en algún momento también vas a irte, como todos.
Genial Cami !
ResponderEliminar♥
EliminarEscribis de una forma tan linda... Esto que escribiste me pego muchísimo, no puede ser todo tan cierto. No podes describir mejor ese sentimiento de dolor y de mandar todo a la mierda. Me encanto de verdad.❤
ResponderEliminarMuchas gracias Flor, en serio ♥
Eliminarvolvi a caer en tu trampa Cami, jajaja ya m enganche mal .. @peturroalfonsoo
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