- Te espero en la terraza. –Dijo en mi oído y desapareció.-
¿Terraza Pedro? ¿Con este frío? ¡Uff!
Subí por el ascensor y salí a la terraza.
- ¡Hace frío acá Pedro! –Dije quejándome.-
- No vamos a pasar la noche acá, tranquila. –Me besó.-
- ¿Eso quiere decir que vamos a pasar la noche juntos?
- Salvo que te niegues.
- Mmm… No, ni loca.
Sonreímos y nos besamos. Pedro me abrazó contra su pecho y frotó mi espalda. Besó mi frente y yo cerré mis ojos.
- ¿De verdad me dejas que te regale tu última noche en Bariloche?
- No podría pasarla de mejor manera.
- ¿Se te pasó el enojo?
-Sí. –Rio.-
- Entonces veni.
Me tomó de la mano y salimos juntos rumbo a quien sabe donde, estábamos en el hotel. Bajamos por el ascensor y frenamos en el subsuelo.
- ¿Qué hay acá Pedro?
- ¿Podes tener un poco de paciencia?
-Reí.- Está bien.
Seguí caminando detrás de él, con nuestras manos unidas e ingresamos en una habitación.
- ¿Hay habitaciones acá abajo? –Pregunté riendo.-
- No voy a develarte mis secretos, solo tenes que saber que sos a la primera chica que traigo acá. -Sonreí.- Veni…
Me dirigió hacia la cama y nos arrodillamos frente a frente. Pedro sirvió dos copas de champagne y me ofreció una, luego agarró una caja de chocolates y me dio uno en la boca.
- ¿Brindamos? –Propuso.-
- ¿Por qué queres brindar?
- Porque volvamos a vernos…
- Mmm… Sí, comparto ese brindis.
Chocamos nuestras copas y cada uno tomó un sorbo.
Nos terminamos el champagne y los chocolates, mientras seguíamos allí, arrodillados frente a frente.
El lugar estaba iluminado con unas luces muy tenues y al costado derecho de la cama había una chimenea de leña, realmente era un lugar que parecía de cuentos de hadas.
Pedro me tomó por las mejillas y me besó muy dulcemente.
- Creo que vos y yo nos debemos algo. –Me dijo.-
- Ah… ¿Sí? ¿Qué cosa? –Pregunté haciéndome la tonta.-
- ¿Tengo que refrescarte la memoria?
- Mmm… Me parece que sí.
Bajó con besos por mi cara hasta instalarse en mi cuello y sentí su lengua acariciarme suavemente.
- ¿Estoy reactivando la memoria? –Preguntó y mordió mi oreja.-
- Mmm… Creo que sí.
Él cayó sobre mí y yo acomodé mis piernas para quedar recostada, me besó y yo comencé a desabrochar uno a uno los broches de su camisa, metí mi mano por sus hombros y los acaricié con mis dedos. Sus labios seguían divirtiéndose con los míos y yo me separé un poco de él.
- Me gustas de verdad. –Confesé.-
- Y vos a mí Paula.
- No quiero que sea solo una noche. –Dije mirándolo a los ojos.-
- Ahora disfrutemos de esto, pero te prometo que no va a ser la única noche.
Volvió a besarme y yo quité su camisa, dejándola a un lado. Mis dedos comenzaron a bajar y subir por su columna incansables veces, mientras su boca seguía sobre la mía y su lengua encontrándose en el camino con la mía.
Sentí sus dientes morder con fuerza mi labio inferior y me quejé, clavé mis uñas en su espalda y ahora se quejó él.
-Reí.- Hacete cargo de las consecuencias.
-Rio.- De todo lo que quieras.
Acarició los costados de mi cintura con sus dedos y comenzó a deslizar mi remera, hasta que terminó quitándola. Quise bajar mis brazos, pero no me dejó. Sostuvo mis muñecas arriba y me besó.
- ¿Qué queres? –Pregunté riendo.-
- Que disfrutes, no bajes las manos.
- Mmm…
- Te mereces que te haga sentir bien después de haberte dejado como te dejé.
- Eso ya pasó.
- Igual. ¿Me dejas?
Y era obvio que yo no me negué. Me acomodé en la cama con mis manos hacia arriba y con la punta de su nariz acarició desde mi cuello hasta mi ombligo. Yo cerré mis ojos y solo me dediqué a disfrutarlo. Subió de la misma manera y volvió a hacer el mismo recorrido con besos, luego con su lengua.
Ubicó sus manos por debajo de mi espalda, yo la arqueé un poco hasta que desabrochó mi corpiño y lo dejó junto con las prendas que ya nos habíamos quitado en el suelo. Desabrochó mi short y también me lo quitó, junto con mis sandalias.
Volvió a mi boca y me besó, esta vez más no con tanta ternura. Sus labios bajaron nuevamente por mi cuello, pasearon por mis hombros hasta que llegaron a mis pechos. Pedro los sostuvo entre sus manos y los sopló suavemente, generando que mi espalda se arquee por inercia. Sus besos los recorrieron completos y luego su lengua.
Mis labios no podían evitar sonar con suspiros cada vez más fuertes.
Cuando cambió su lengua por sus dientes sonreí, de verdad que lo hacia demasiado bien. Su mano se deslizó por mi abdomen y sus dedos me acariciaron sobre mi ropa interior.
Bajó con besos hasta allí y continuó el movimiento de sus dedos mientras recorría mis piernas con besos. Terminó de desnudarme y ahora sus besos visitaron mi zona más erógena.
Pedro buscó mis manos y las entrelazamos, las presioné con fuerza haciéndole notar que los movimientos de su boca me hacían sentir increíblemente bien.
Continuó hasta que no pude más y se recostó a mi lado, acariciándome con las puntas de sus dedos.
Giré mi cabeza y lo besé, tratando de que mi respiración se regulara.
- Estás muy linda así, toda transpirada. –Dijo besándome.-
-Reí.- No chamuyes que ya me tenes a tus pies.
- Igual, sos hermosa. –Y volvió a besarme.-
- Ahora quiero que transpires vos. –Le dije desabrochando su pantalón.-
- Mmm… ¿Sí?
- Sí. ¿No queres?
- Va a ser un placer.
Sonreímos cómplices y volvimos a besarnos. Hice que quedara acostado boca arriba y quité su jean para dejarlo en el suelo. Me senté sobre su pelvis y sus manos fueron a mis pechos, sonreí y comencé a menear mi zona íntima con la suya. Lo sentí gemir y le sonreí.
- No seas mala. –Dijo riendo.-
- Sh, se la banca.
Continué un rato más allí mientras besaba su pecho y luego, terminé de desnudarlo. Mis manos comenzaron a acariciarlo y luego, tal como lo había hecho él, cambié mis manos por mi boca para hacerlo transpirar y gemir como yo hacia algunos minutos atrás. Subí mis manos a sus hombros y clavé mis uñas, lo sentí sonreír y supe que le gustaba.
Cuando no pudo más, lo miré y le pregunté:
- ¿Dónde tenes un forro?
- En el bolsillo del pantalón.
Yo lo busqué, lo abrí y se lo puse. Necesitaba sentirlo dentro, ese hombre me volvía loca.
Se tiró sobre mí sin avisarme y me besó.
- No des más vueltas. –Supliqué.-
-Sonrió.- Paciencia señorita.
- ¡Dale nene!
Pedro rio y comenzó a hacerlo, suspiré en sus labios y sus manos buscaron las mías, entrelazamos nuestros dedos y nos apretamos el uno al otro.
Ambos gemíamos en la boca del otro, nuestros cuerpos ardían y se inundaban de placer en cada movimiento.
Sin dudas no me había equivocado en mirarlo.
siiiiiii, lindooos. jaja AL FIIIIN PEDRO jajaja .. no quiero q termine Cami... @peturroalfonsoo
ResponderEliminarNo quiero que termine... Me encanto el capitulo!! Y amo el corto
ResponderEliminarAh bueeno que capitulo eh jaja me encanto este corto. Lastima q ya termina!
ResponderEliminarOn fire!!!! Jajaja me encanto
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